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Un deseo bajo la lluvia. por kya nya

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Notas del fanfic:

¡Hola! Ya tengo un buen tiempo que no paso por aquí, aunque no creo que me recuerden. Normalmente publicaba cosas sobre Jrock, pero hoy, a favor de las KaiSoo shippers, me rebelé, sí, me proclamo fan de EXO y KaiSoo shipper.

Hace algunas semanas, ¿meses, tal vez? Le prometí a Lesly -escritora que ya algunas conocerán- que escribiría algo sobre esta OTP especialmente para ella, quien decidió género y toda la cosa.

Pequeña, sé que me tardé horrores, aunque ya sabes las razones aparte de que tenía varias ideas en mente, no me decidía por una, y cuando la escogí, se colaban otras. Pero pude fraccionarlas, espero que te guste.

Notas del capitulo:

Nunca había escrito sobre KPop, está un poco... ¿Largo? Así que espero que les guste =)

Un chico de tez morena, ensimismado en sus pensamientos, miraba aparentemente a través de la ventana de la biblioteca. Las lluvias torrenciales ya habían comenzado y ese día el cielo no quería dar tregua, sin embargo no parecía importarle, pues él también estaba ahí, ¿cómo lo sabía? Simplemente… Ya lo conocía.

 

- ¡Jongin, que te estoy hablando! –bufaban a su lado.

 

Junto a su mejor amigo se dirigían hacia la salida de la universidad cuando la lluvia los sorprendió a mitad del campus. Ya enfadados de que el agua no parara de caer, optaron por aprovechar y adelantar algunas tareas que debían entregar al día siguiente, aunque el único que lo hacía en realidad era Baekhyun, pues Jongin parecía más interesado en cualquier otra cosa menos en su amigo, que ya tenía un buen rato llamándole.

 

- ¡Eh!, ¿qué pasa? -preguntó volviendo en sí.

- Te decía que mis padres han venido por nosotros, debemos irnos -le decía a la par que guardaba sus cosas.

 

Sin embargo a esto, Jongin tenía otros planes que incluían a cierta persona dueña de sus pensamientos desde hacía ya un tiempo, misma que debía estar algunas mesas más hacia el fondo, en la parte más solitaria de la biblioteca. Sí bien sólo eran compañeros de clase, el moreno prefería conocerlo "más a fondo", y fue cuando una idea genial -según él- cruzó por su mente.

 

- ¿Sabes qué Baekhyun?, creo que me quedaré a terminar un trabajo que debo entregar la próxima semana, no me gustaría retrasarlo.

- ¿Estás seguro? Parece que la lluvia no parará en un buen rato, a mis padres no les da problema dejarte en casa.

- Descuida, en serio, terminaré esto y volveré a casa, no te preocupes -le sonrió para tranquilizarlo.

- Está bien, si es así, entonces nos vemos mañana.

- Vale, salúdame a tu novio de metro ochenta y cinco por favor -le dijo bajo mientras se despedía con la mano, más el otro no le contestó, y con una seña se despidió.

 

Mientras observaba como su mejor amigo abandonaba el inmueble, pensaba en ese chico que, aunque no lo tenía loco, sí le sacaba más de un suspiro al verlo caminando por los pasillos de la escuela. El sólo pensar en su estatura baja, su cabello castaño, sus grandes y encantadores ojos escondidos detrás de esas gafas, le producía una sensación reconfortante en el estómago.

 

Con una gran decisión y un peso de nerviosismo instalado en sus hombros, se paró dispuesto a buscar al chico de sus pensamientos y dar rienda suelta a su tan "magnífico plan", el cual consistía básicamente en pedirle ayuda -que no necesitaba- para una tarea -que no existía-, algo bastante irónico, pues resultaba que tanto él como Kyungsoo eran el típico estudiante promedio que todo profesor desearía tener. Sin embargo en personalidad eran muy distintos, mientras Jongin solía ser un tanto extrovertido, Kyungsoo parecía más un ratón de biblioteca, motivo por el cuál, no tenía muchos amigos. En realidad, no los tenía.

 

Y lo vio justo ahí, sentado en la mesa del fondo que daba directamente al enorme ventanal de la biblioteca, desde donde se podía apreciar el chubasco. Fue precisamente la imagen que se encontró, la que lo dejó petrificado a medio camino, y se quedó ahí observándole. El chico esta vez no estaba haciendo rápidas anotaciones o leyendo algún libro, sino que se encontraba mirando embelesado el caer del agua, y lo que era mejor, sus gafas se encontraban dispuestas sobre la mesa y podía grabar con mayor exactitud el brillo de sus ojos y el perfil de su rostro. No cabía duda, el chico era guapo, muy guapo.

 

Pero como todo lo bueno en algún momento debe terminar, Jongin se vio tristemente obligado a interrumpir en su preciosa expresión y... En lo que sea que estuviera mirando. No podía perder la oportunidad, y menos ahora que estaba tan cerca.

 

- ¡Hyung! -dijo acercándose animado, a lo cual el otro dio un pequeño respingo, asustado buscó sus gafas para de nuevo cubrir sus ojos y cerró de forma abrupta un cuaderno azul bajo sus manos, cosa que llamó la atención del moreno.

- ¿S-Sí? -preguntó con un furioso sonrojo y notorio nerviosismo, mismo que hizo sonreír al otro.

- Quiero pedirte ayuda para... Una tarea...

- ¿Qué tarea? ¿No puedes hacerla por tí mismo? -sí, Kyungsoo estaba bien enterado de la inteligencia del moreno... Y también tenía su genio.

- Ehhh... -y ahora, ¿qué decía?- Ah, sí, pero me gustaría tener un poco de tu ayuda, ya sabes, para terminarla más rápido.

- Ugh... Bien, supongo que puedo ayudarte, ¿de qué materia es? -preguntó con la mirada baja.

 

Atrapado. Así fue como se sintió Jongin después de esa incómoda cuestión. Y es que en realidad no era una pregunta indebida, pero estando en su lugar, en ese sitio, en ese momento, frente al chico que le robaba suspiros, era lo peor, lo último que deseaba responder. ¿Por qué? Simple, el muy idiota olvidó por completo que son compañeros, no sólo de clase, sino de la carrera, por lo que a cualquier "tarea" que inventara, el bajo reaccionaría de dos maneras: O la desmentiría a toda costa, o se pondría completamente histérico al no recordarla, y sentir la necesidad de hacerla. En la que estaba a punto de meterse.

 

- Uhhh, es... Es de cálculo -y no lo pensó, bueno, al menos no en la materia, pero sí en el profesor que peor le caía y el que más le odiaba por... Por ser Jongin, sí, eso.

- El de cálculo nunca deja tarea -¡rayos!

- Bueno, pero a mí me encomendó una tarea especial -respondió orgulloso de su respuesta.

- ¿Desde cuándo te dejan tareas especiales? -preguntó manteniendo la mirada baja, jugando nervioso con sus manos, pues a pesar de ser tan introvertido, el chico era suspicaz.

- Ehhh... Pues... -el otro lo interrumpió mirándolo por primera vez.

- No hay tal tarea, ¿cierto? -su mirada seria y desafiante provocó que Jongin se olvidara de su estupidez y contestara de la misma forma.

- La habrá, te veo mañana -y sin más emprendió camino hacia fuera del campus y de ahí a casa.

 

Caminaba bajo la ya ligera llovizna, pensando en la que terminó por meterse. Esas tareas especiales, sólo se "ganaban" bajo un castigo que manchaba un historial de notas perfecto. Al menos esperaba que valiera la pena. Esperaba que de verdad Kyungsoo fuera lo suficientemente bueno para él como para llegar a tal extremo.

 

*****

 

Y después del día anterior en la biblioteca, y su pequeñísima pero nada agradable metida de pata, ahora trataba de pensar e idear algo para conseguir un buen regaño del profesor de cálculo. Y es que aunque el odio entre ambos era mutuo, el profesor siempre trataba de ignorarlo cuando alguna estupidez se le ocurría, y lo hacía por el simple hecho de no crearse problemas. Pero esta vez estaba dispuesto a superar la paciencia del profesor. Todo por él.

Y la clase ya llevaba aproximadamente veinte minutos, y nada que se le ocurría algo, tenía que actuar ya sino quería perder la oportunidad de tener algo interesante con el bajito. El día anterior, lejos de tratar de conquistarlo se había dedicado a decir tonterías sólo por llamar la atención del chico que se encontraba en el banco de al frente, haciendo anotaciones en… ¿El cuaderno azul? Pero ahora si lo miraba detenidamente, Kyungsoo tampoco prestaba atención a la clase, sólo veía a su mano moverse sutilmente sobre la hoja de la libreta, como si estuviera dibujando.

 

- Ahora chicos, resuelvan los ejercicios sobre cálculo lógico, están en la página sesenta y siete, usen las reglas de sustitución –hablaba el profesor, Jongin no vio mejor momento para actuar entonces.

- Yo usaré las reglas de separación –habló fuerte mientras miraba al profesor, todas las miradas dentro de esas cuatro paredes se volvieron hacia él.

- Pero yo he pedido que usen las reglas de sustitución Señor Kim –refutó.

- ¿Qué hay de malo en utilizar las reglas de separación? –preguntó sonriendo con ironía y el profesor suspiró.

- Que el trabajo es doble, si usas las reglas de separación deberás hacer esquemas de inferencia, y… -sólo un poco más.

- Me gustan los esquemas de inferencia –lo interrumpió sonriendo en todo su esplendor, el profesor arrugó el entrecejo y habló.

- Muy bien, si tanto le gustan los esquemas de inferencia Señor Kim, para la siguiente clase quiero esos problemas resueltos bajo el esquema, con tablas tautológicas y una exposición COMPLETA, sobre el lenguaje de cálculo lógico –y lo obtuvo- Y ahora si no le molesta, continuaré con mi clase –y sin esperar respuesta, se giró haciendo anotaciones en la pizarra.

 

No perdió el tiempo y giro su mirada hacia Kyungsoo, quien miraba hacia él, pero su mirada lucía perdida y sorprendida detrás de esos cristales, además de que un pequeño rubor se ajustaba en sus pómulos, provocando que se viera de lo más adorable.

 

Cuando el más bajo se percató de la mirada del moreno, rápidamente se giró sobre su asiento y cerró la libreta azul para posteriormente guardarla con cautela, como si temiera que esta cayera al suelo y Jongin descubriera todo aquello que escondía.

 

Ya había perdido la cuenta de todas las veces que se perdía en su esbelta figura mientras lo veía ir y venir entre los estantes de la enorme biblioteca, había perdido la cuenta de todas las horas en vela que pasó pensando en él y sus expresiones serias, había perdido la cuenta del tiempo que llevaba detrás de él. El lapso que llevaba estudiando contabilidad, era el mismo que tenía conociéndole. Ya había salido antes con otros chicos, pero sus relaciones siempre eran espontáneas, siempre surgían de la nada, y a veces con el tipo de personas que no quería cerca. Pero con el mayor esta vez no quería que fuera sólo un cariño especial, no quería que fuera espontáneo.

 

La primera vez que cruzaron palabra, fue que comenzó a interesarse en él. Fue durante el segundo semestre de la carrera, tenían que hacer un trabajo en binas, y Kyungsoo le había pedido verse en la biblioteca. Fue también el día en que conoció el potencial intelectual del bajo.

 

Siempre le llamó la atención el hecho de que cada que lo veía, en cualquier parte del plantel, estaba sólo a la compañía de un libro. Pero no fue sino hasta cuarto semestre, cuando se dio cuenta de que en muchas ocasiones, los libros fueron sustituidos por ese cuaderno de color azul. Así como también notó que cada que estaba cerca, Kyungsoo cerraba el cuaderno y lo protegía, como si fueran a quitárselo.

 

Kyungsoo por su parte, atesoraba y cuidaba con su vida esa pequeña libreta por una simple razón… Era lo único que lo unía a Jongin.

 

*****

 

- ¡Kyungsoo hyung! –gritó mientras corría para alcanzar al mayor, quien iba distraído por el pasillo.

- ¡A-Ah! Jongin –se puso nervioso al momento que el otro lo alcanzó- ¿Necesitas algo? –preguntó desviando su mirada.

- Sí, ¿recuerdas que me ayudarías con mi tarea de cálculo? –le dijo mientras inclinaba un poco la cabeza para ver detrás de los redondos cristales.

- Y-Ya te lo dije, el profesor de cálculo no… -fue interrumpido por el moreno, quien le tendió una hoja con tres actividades escritas.

- Te dije que conseguiría una tarea especial, necesitaré ayuda –lo asaltó mirándole a los ojos.

 

Sin más que decir, el mayor emprendió camino hacia la biblioteca, deseando discretamente que el moreno le siguiera sin decir palabra.

 

- ¿No te aburres de estar siempre en la biblioteca? –rompió el silencio el menor.

- ¿Tú no te aburres de tu amigo filósofo? –indagó sin mirar atrás.

- ¿Conoces a Baekhyun? –preguntó con interés.

- Es el novio de mi primo, Park Chanyeol, debes conocerlo, ¿no es así? –le preguntó mientras abría la puerta de la biblioteca para dirigirse a la abandonada mesa de siempre.

 

Una vez ahí, se instalaron cómodamente, sacaron el material necesario y tomaron asiento. Estuvieron callados un buen rato, sin mover las manos, con la mirada puesta en sus respectivos libros, hasta que se dieron cuenta de que no había necesidad de ayudarse con sus deberes y soltaron una tímida risa, comenzando así con sus pendientes, dando pasó también al inicio de un fuerte chubasco. Sin embargo, Kyungsoo tenía una duda que quería resolver por mera curiosidad y tal vez un poco de emoción.

 

- ¿Por qué hiciste eso antes? –preguntó el mayor, escrutando al otro.

- ¿El qué? –regresó la pregunta metido en su cuaderno a cuadros.

- Eso, actuar como idiota con el profesor Chong.

- ¿Actuar como id…? ¡Oye! –le dijo ofuscado mirándolo.

- ¿Por qué lo hiciste? ¿Qué ganabas con ello? ¿Acaso no te das cuenta de la marca roja que tendrá tu historial?

- Quería pasar más tiempo contigo –le dijo mirándole a los ojos- Sólo eso, si para poder tener un poco de atención de tu parte necesito actuar como idiota, lo haré las veces que sean necesarias –ante tan inesperada y abrupta confesión, Kyungsoo bajó la mirada nervioso y se paró comenzando a guardar sus pertenencias, acción que alertó al menor de su error- ¡Espera, no quería incomodarte! En serio lo siento, sólo olvida que lo dije, ¿está bien? –más el mayor no le prestó atención.

- Debo irme –seguía en lo suyo con las manos temblorosas.

- ¡Hyung! ¡Kyungsoo! –fue hasta él, y tomándolo de los hombros, lo sentó de vuelta- Perdóname por incomodarte, yo sólo… No puedo mentirte –agachó la mirada a la par que dejaba sus hombros libres- Hoy, a las siete y treinta, en Myeongdong, ven conmigo a la exposición, ¿sí? –le preguntó esta vez mirándole directo.

- T-Tengo que irme –cogió sus cosas- ¡A-Adiós! –se alejó presuroso del moreno rumbo a la puerta y con quitasol en mano.

 

El menor, quien veía como el otro se alejaba, regresó su vista hacia la mesa para sentarse en la silla que ocupaba el bajito, dándose cuenta de que había olvidado algo… Su más preciado tesoro. Tomó sus cosas, e imitó al mayor, esperando que no rechazara su invitación.

 

*****

 

Ya hacía rato que había llegado a casa. Estaba sentado en su cama, con el cuaderno azul en manos y tratando con todo su ser de no abrirlo. Tenía mucha curiosidad por saber qué era lo que tenía aquel cuaderno que tan protegido había sido en su presencia. Debía saberlo, necesitaba saberlo. Frustrado lo dejó en la mesa de noche, cogiendo su cabello con desesperación y mirando fervientemente su reciente punto de atención.

 

No pasaría nada si lo abría y echaba un vistazo, ¿no? Sólo lo abriría, ojearía unas cuantas páginas y listo, lo volvería a cerrar, lo metería a su mochila postal para entregárselo al mayor. Es todo, no comenzaría la tercera guerra mundial, ni haría erupción un volcán. Así que sin ton ni son, lo cogió, y con especial cuidado lo abrió.

 

Qué equivocado estaba al pensar que no pasaría nada. Su mente había hecho erupción y la guerra entre sus pensamientos de repente lo mareó. Jamás se imaginó que su rostro estaría trazado en aquellas hojas marrones. Perfiles suyos, perfectos, en varias posiciones; trazos con lápiz, tinta, y al parecer algunos marcadores. Cada dibujo hecho tenía una pequeña inscripción, a lo mucho tres líneas ocupaba, pero hubo uno que le llamó la atención.

 

Se veía a sí mismo con la mirada perdida, sentado en una silla y con la vista hacia la ventana, mirando como pequeñas gotas se reflejaban en el cristal. Reconoció la escena al instante y como no, si había sido apenas ayer cuando se encontraba en esa misma posición mientras su mejor amigo hacía sus deberes. Y sin ser excepción, también tenía una pequeña inscripción:

 

“Hoy después de que te marcharas, te vi a través de la ventana, inclinaste tu cara hacia el cielo y dejaste que el agua la empapara. Si tuviera que pedir un deseo ahora… Desearía, un beso bajo la lluvia.”

 

- Por favor, que el día siga igual de lluvioso toda la tarde –se dijo a sí mismo mientras se calmaba y encaminaba al baño para tomar una ducha.

 

*****

 

Aún con la lluvia azotando en las casi desiertas calles, llegó antes de la hora que le había dicho al bajo, eran las siete y catorce cuando ya se encontraba a las afueras del, recientemente inaugurado, museo de arte callejero. Estaba parado, espalda recargada en la pared y mirando de vez en cuando de lado a lado. Asía su mochila con nerviosismo, tentando por sobre la tela de la misma, el cuaderno que tanto estupor le había causado. ¿Debía decirle que vio aquello que tanto escondía? Y si lo hacía, ¿qué reacción esperaba del otro? Al menos intentaba ser positivo, pues ya tenía la seguridad de gustarle al bajito.

 

*****

 

El reloj marcaba ya las siete con cincuenta y cuatro minutos. Después de los diez minutos de tardanza se dijo que era normal, más al transcurrir otros doce minutos más, se resignó, pues el otro no podía ser tan impuntual, ¿no?

 

Se giró dispuesto a volver a casa con el corazón doliendo y un atisbo de tristeza en la mirada, cuando sintió como alguien jalaba su muñeca haciéndole detener el paso. No hubo necesidad de voltear para darse cuenta de quién se trataba, y en realidad tampoco tenía ganas de hacerlo, de alguna forma se sentía herido.

 

- ¿Ya te ibas? –preguntó con voz baja.

- No, ¡cómo se te ocurre! –se giró a mirarlo- Sólo iba por un ramo de flores, quería recibirte como todo un caballero –respondió notoriamente dolido e irónico.

- Yo… Lo siento –agachó la cabeza- P-Pero, después de lo que… Bueno, de lo que dijiste en la biblioteca…

- Lo dije en serio, quería visitar la galería contigo…

- ¿P-Podemos entrar aún? –dijo mirando nervioso al alto, quien sólo se giró para abrir la puerta del museo y dejarlo entrar primero.

 

*****

 

Si bien para la mayoría de los artistas el arte callejero no era arte en sí, Jongin no compartía su mismo pensamiento. No estaba muy relacionado a las extravagantes figuras, y exóticos colores que se encontraba por las calles de Seúl, sin embargo para él, el arte callejero era incluso más expresivo que el arte tradicional, y era algo que simplemente le encantaba. Y así de mucho le gustaba, como para querer compartirlo con Kyungsoo, quien iba mirando embelesado cada uno de los murales acondicionados.

 

Llevaban ya más de treinta minutos caminando, echando un ojo por aquí y mirando por allá, cuando fuerte estallido provocado por la lluvia, los dejó en penumbras. Un apagón. Oscuridad que Jongin agradeció eternamente, pues gracias a ello ahora tenía a un Kyungsoo asustado y totalmente aferrado a su pecho y él, como buen samaritano, no desaprovecharía el momento, al tiro lo abrazó casi con la misma intensidad, notando como el cuerpo del otro temblaba casi imperceptiblemente.

 

- Tranquilo, ¿quieres ir afuera? Tal vez en la calle haya un poco de luz –el otro sólo asintió contra su pecho. Lo tomó de la mano entrelazando sus dedos, y lo llevo a la entrada del lugar, quedando bajo la pequeña carpa de la entrada para no mojarse.

- Lo siento, me da pánico la oscuridad –le dijo intentando soltarse sin lograrlo.

- Descuida, lo noté –le dijo reforzando el agarre de sus manos, y acariciando el dorso de la contraria- ¿Sabes? Los vi.

- ¿El qué? –preguntó mirándolo sonrojado.

- Tus dibujos –sacando la libreta azul de su mochila ante la mirada sorprendida del contrario- Son muy buenos…

- ¡Ehh! T-Tu… ¡Ohh, p-puedo explicarlo!

- No necesito explicaciones –y sin más, cogió con sus manos la cara del bajito, acercándolo a su rostro sin titubear, besándolo.

 

El beso era lento, tímido por parte del bajito y cuidadoso por parte del moreno. Quería disfrutar sus labios, acariciar aquellos rojizos pedacitos de piel que tanto le llamaban a saborear y sentir como ambas bocas calzaban a la perfección. Jongin mantenía su agarre, delicado, acariciando sutilmente las mejillas del mayor, deleitándose con la suavidad de su piel y la calidez que emanaba de ella.

 

- ¿Desde cuándo? –preguntó el moreno- Dime, ¿desde cuándo te gusto?

- Y-Yo… Ugh… -hablaba con la cabeza gacha- Desde tiempo antes de que Baekhyun y Chanyeol comenzaron a salir –lo miró- Baekhyun solía hablar de ti. Eso hacía encelar a hyung –caminó fuera de la pequeña carpa, hacia la lluvia y levantó el rostro hacia el oscuro cielo- Hablaba tantas cosas maravillosas de ti, que terminé por enamorarme del chico que mi mente creaba cuando lo escuchaba.

- ¿T-Te enamoraste de mí sin saber quién era? –preguntó sorprendido, el otro soltó una pequeña risa.

- No tonto, era una metáfora –se giró hacia él, quien se aproximaba con lentitud- Siempre fuimos compañeros, ¿recuerdas? –el moreno, que ahora se encontraba frente a él, se quedó callado un momento, dándose cuenta de su estupidez.  Kyungsoo cansado del pequeño silencio, decidió romperlo- ¿Y tú Kim Jongin? ¿Desde cuándo gustas de mí?

- No lo sé –se acercó más tomándolo por la cintura- No recuerdo cuándo fue la primera vez que suspiré por ti.

 

Y sin perder más tiempo, lo besó. Esta vez con más confianza por parte de ambos, con más seguridad de saberse correspondidos. Kyungsoo suspirando en momentos, feliz y Jongin… Jongin dándose cuenta de que era la primera vez que cumplía un deseo bajo la lluvia.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, ustedes juzgarán =)


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