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En la oscuridad del Bosque por InfernalxAikyo

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Notas del fanfic:

Bueno ... comencé un nuevo fic aunque aún no termino Ángel Guardían, mi segundo. Trataré de avanzar rápidamente con este... espero que les guste n_n

en síntesis es la historia de la caperucita roja...version yaoi :D

Gracias por su atención

Notas del capitulo:


Espero que les gustee :D Dejen sus reviews n_n 





-Nunca…pero nunca te alejes del sendero marcado en el bosque-
Repetían los carmines labios de mi madre cada vez que tenía que dirigirme a la casa de mi abuela, que vivía atravesando lo más oscuro de los frondosos árboles, bajo una pequeña colina a kilómetros de mi aldea.

Los bosques en Francia son muy comunes, pero ninguno es tan oscuro y tan extenso como el forêt des Landes de Gascogne. El bosque más grande de todo el occidente.

Vivo en un pequeño pueblo que apenas tiene unos doscientos aldeanos y bajando…últimamente hemos sido víctimas de una cadena de asesinatos en serie, cada luna llena alguien desaparece. Ancianos han asegurado haber visto a un gran lobo rondar los alrededores cada vez que alguien es secuestrado y los rumores corren rápido, ahora todo el mundo cree que una gran bestia se está encargando de devastar a nuestra comunidad.

Pero yo no creo nada de eso…

Aún así soy el más interesado en resolver toda esta seguidilla de crímenes…Para que me entendáis tengo que retroceder un poco atrás.

Todo empezó hace diez años junto a mi mejor amigo, Soul Mond. Un chico de una hermosa cabellera larga color negro, siempre amarrada con un listón rojo. Amaba su cabello y la pequeña cinta que le sujetaba, amaba su color, el color rojo sangre. Sus ojos también me encantaban, eran grandes y verdes como las hojas de los frondosos árboles que nos rodeaban.

Todos los días salíamos a jugar al bosque, por esos años era un lugar pacífico y perfecto para divertirnos.

- Tus ojos son como el cielo…- Repetía cada vez que cansados de tanto correr entre los árboles nos tomábamos un respiro y nos recostábamos sobre la pradera verde justo en la rivera de un caudaloso río.

- Cada vez que miro su azul…- Comenzaba haciendo que yo me sonrojara – Encuentro paz en mi alma…-

- ¡Tu eres el ángel que me tranquiliza, Sasha!- Decía mientras cuidadosamente pasaba mis cabellos rojizos entre sus dedos delgados y suaves. Luego una cálida sonrisa escapaba de su boca.

Amaba la sonrisa de Soul, amaba sus caricias y amaba cuando se quedaba hipnotizado mirando dentro de mis ojos. Pero nada de eso me pertenece ahora, todo desapareció, una noche de luna llena.

Simplemente esa noche se fue, no escuchamos nada, no sentimos nada. Lo único que encontré de él fue la cinta roja que sujetaba su cabello tirada en el suelo, hoy la atesoro y la llevo amarrada en mi muñeca. Habitantes del pueblo dicen que lo que se llevo a Soul fue el malvado lobo que desde esa noche comenzó a atacar la aldea cada luna llena, mi mejor amigo fue su primera víctima.

Es por eso que llegaré hasta el fondo de esto, hasta encontrar a eso que se llevo a Soul de mi lado… Y no descansare hasta acabarlo con mis propias manos.

- ¡Hey! ¡Sasha!- El rostro preocupado de mi madre me hacía volver a la realidad.

- ¿Me has oído?- Negué con la cabeza.

- No te alejes del sendero…Hoy es luna llena- Bajé la mirada hasta el piso, triste.

- Hijo…- Comenzó mientras se ponía de pie y tomaba algo de color rojo que estaba sobre la mesa, luego volvía a mi lado y se sentaba junto a mí.

- Sé que hoy se cumplen diez años de la muerte de Soul…- Dijo intentando acariciar mi cabello.

- ¡Él no está muerto!- Interrumpí bruscamente mientras fruncía el ceño. Sé que es extraño, pero de alguna forma siento que Soul aún está vivo. Quizás solo escapó del pueblo, quizás eso que ataca por las noches lo tiene secuestrado. Después de diez años sigo sin creer que este muerto.

Mi madre bajo la mirada, sus ojos comenzaban a tornarse acuosos, las lágrimas amenazaban con brotar desde sus hermosos ojos azules.

- Devuélvemelo…- Musitó apenas mientras comenzaba a sollozar.

- ¡Devuélveme al Sasha de hace diez años!- Exclamó mientras las lágrimas corrían por sus mejillas sin parar.

Es verdad, desde que Soul se fue ya no era el mismo. Apenas recordaba lo que era sonreír y hace muchísimo tiempo que no me sentía feliz. La vida sin Mond se había vuelto aburrida y vacía, nada tenía sentido sin él. Compasivo abracé a mi madre e intente calmarla.

- Está bien madre…Perdóname- Ella también había sufrido mucho con la desaparición de Soul, desde que él se fue yo también lo hice, debía comprenderla un poco. Nos quedamos así, abrazados por un par de minutos, hasta que lentamente sus lágrimas dejaron de salir y sus sollozos se silenciaron. Otra vez levantaba la cabeza para sonreírme.

- Esta bien…- Dijo mientras con su delantal blanco secaba el resto de lágrimas en su rostro –Ahora ve donde tu abuela…está enferma y necesito que le lleves la medicina- Yo asentí con la cabeza mientras me levantaba y me preparaba para irme.

El viaje era largo y peligroso, sobre todo hoy que había luna llena. Tomé un par de dagas que siempre llevaba conmigo para defensa personal y me puse las botas de cuero.

- ¡Espera un poco!- Exclamó como si hubiese recordado algo. En ese momento estiró sus brazos hacía mí, mostrándome lo que había estado llevando en las manos y lo desplegó delante de mí. Era una capa con capucha color rojo oscuro, escarlata como la sangre.

- Te hice una caperuza…te protegerá del frío y la lluvia- Dijo mientras cuidadosamente la ponía sobre mí. Cubría toda mi cabeza y me obstaculizaba un poco la vista, pero era muy gruesa y me abrigaría bien del frío invernal, llegaba casi hasta mis tobillos.

- ¡Y tiene el color de tu cabello!- Exclamó feliz como si estuviese orgullosa por su trabajo. Sonreí levemente, pero ella no logró verlo.

Ya estaba fuera de la casa, mi madre se despedía de mí en el umbral de la puerta. Estaba preocupada, pero confiaba en mí. Ya había hecho este viaje miles de veces ¿En qué podía fallar?

La lluvia era intensa y el frió congelaba las hojas de los árboles hasta que estas caían al suelo, quebrándose. La noche estaba oscura pero la luna resplandecía majestuosa en lo más alto del cielo, brillaba blanca y pura como en ninguna otra noche. Me quedé pasmado mirando el satélite un par de minutos, pero un ruido me hizo despertar.

Ya había avanzado más de la mitad del camino, en la oscuridad del bosque solo la luz lunar iluminaba levemente el sendero. Este lugar era la guarida justa para bandidos, coyotes y lobos salvajes. Tomé una de las dagas que llevaba sujeta a una de mis piernas y me preparé para saltar sobre lo primero que viera. Pero no vi absolutamente nada.

Solo un aullido fuerte, desgarrador y más salvaje que el de cualquier otra bestia se escuchó a escasos metros de mí. Giré la cabeza, allí justo en frente de mí se alzaba una silueta grande, poco más de dos metros, corpulento y de brazos fuertes. Parecía humano pero su respiración era como la de un animal, no logré ver su rostro, apenas veía su figura entre los árboles de hojas oscuras. Jamás me había aterrado tanto, los vellos de mis brazos se erizaron y mi piel se electrizó y sin que pudiera evitarlo mis piernas comenzaron a temblar.

Había tenido que luchar con animales y con hombres, pero jamás con algo como esto ¡Ni siquiera sabía que era exactamente! ¿Acaso era la bestia de la que todos hablaban en la aldea?

Lo escuchaba gruñir y rechinar los dientes, como si estuviese muriendo de ganas por saltar sobre mí y devorarme por completo. Yo estaba quieto, esperando que lo hiciera.

Avanzó rápidamente hacia mí, no fui capaz de mover la daga que llevaba conmigo, solo atiné a cubrir mi rostro con ambos brazos, se detuvo. Sentí su cuerpo pesado levemente sobre mí mientras me olfateaba. Pude verle más claramente. Lo que estaba frente a mí era algo de lo que jamás había oído. Claramente era un lobo, pero no cualquier lobo.

Este andaba erguido.

Su boca y su nariz se acercaron a mi cuello, creí que iba a matarme. Su rostro estaba muy cerca del mío, dirigió una de sus manos hacía mí y con sus garras quitó la capucha que cubría mi cara y cortó un trozo de mi cabello. Yo sentía su respirar sobre mí, aterrorizándome.

Curioso pero con cuidado pasó su nariz por mis manos, mis brazos y mis hombros. Cuando nuevamente llegó a mi cuello sentí como su lengua húmeda pasaba sobre mí, haciéndome estremecer en un escalofrío que me hizo temblar de pies a cabeza. Me estaba probando. Pávido intenté retroceder y dí un par de pasos hacia atrás, pero tropecé y caí al suelo.

Antes de que quisiera levantarme él ya estaba sobre mí. De pronto, el recuerdo de Soul acudió a mí.

¡Esto fue lo que se llevó a Soul!

Sin pensarlo mucho, me armé de valor y empuñe una de mis armas y le apuñalé una pierna, él reaccionó rápido y se apartó.

- ¡Qué hiciste con Soul Mond!- Exclamé furioso dispuesto a luchar. Todo el miedo ya había desaparecido, lo único que quería era acabar con esta bestia.

Nuevamente, intenté llegar hasta él y herirlo de nuevo, pero sus movimientos eran sumamente rápidos y no dejaba si quiera que lo tocase, evitando mis ataques con soltura y destreza.

- ¡Vamos bestia! ¡Pelea!- El no me atacaba, solo me evitaba. Había practicado durante diez años solo para este momento ¿Cómo es que estaba fallando tanto? Yo era el más rápido de toda la aldea y aún así…

De pronto saltó sobre mí y me apresó contra un árbol, su fuerza era como la de veinte hombres al mismo tiempo. No me mordió ni gruño, solo quedó allí, frente a mí mirándome fijamente, como si quisiese decirme algo.

No podría ganar contra él…desistí y tiré el arma al piso. Cuando lo hice él también me soltó y casi sin poder darme cuenta en un salto de más de tres metros se alejó, escapado entre las copas de los árboles.

No le seguí, no podía vencerlo, al menos por ahora. Me sentí decepcionado, todos los años de práctica no habían servido para nada. Había descubierto a la bestia que se había llevado a mi amigo pero no pude hacer nada contra ella.

Me aliste nuevamente y triste emprendí de nuevo mi camino.

Un nuevo aullido a lo lejos rompió el silencio del ahora nuevamente tranquilo bosque. Pero este era distinto, era un aullido triste, casi como si estuviese llorando. Lleno de desconsuelo y aflicción, un bramido que me entristeció de sobremanera. El aullido sabía a ahogo y desesperación, sabía a decepción, sabía a las caricias de mi amigo, sabía a su recuerdo, a lo mucho que le extrañaba.

Ese aullido me recordaba a Soul.


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