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¡Hagamos una tregua y di que me amas! por koru-chan

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– ¡Pido paz! Mierda, Ruki, por favor ya no doy más… – alcé uno de mis cejas manteniendo a aquel Rubio bajo mi cuerpo inmovilizado con ambas manos sobre su cabeza, luchaba para que lo soltase. Lo había vencido en un estúpido jueguito de luchas donde yo tenía todas las de perder, pero andaba medio pasadito de copas, punto a mi favor y cuerpo derribado en el suelo. Cogí sus mejillas  apretándolas para formar un piquito mientras él negaba con su cabeza para que lo dejase.

– Me tienen harto tus putas “reuniones” con esas zorras y tus amiguitos. – lo miré furioso, estaba más que molesto. Noche tras noche tenía que sopórtalo, si bien compartíamos casa, él no tenía ningún derecho a realizar fiestecitas cada ¡día! Todo tenía un límite y el mío esta rebasado hace mucho.

– La casa queda hecha mierda o tú llegas hecho mierda como ¡hoy…! – lo miré soltándolo de mi agarre, pero hablándole desafiante por lo que me miraba con el ceño fruncido y con la respiración agitada por todo el esfuerzo que hicimos discutiendo y forcejeando.

– ¡¿ERES MI ESPOSA?! Es mi vida, hago la  mierda que quiera… – arrastró las palabras. En un brusco movimiento me tiró al suelo mientras se intentaba levantar con torpeza.

– Atente a las consecuencias. – hablé mordaz yéndome al segundo piso donde estaba mi pequeña habitación.

 

Al día siguiente, luego de terminar de estudiar y ordenar todo para el siguiente día, me dirigí hacia la cocina, estaba extrañado que aquella tarde, que era común, los “amiguitos” del idiota de Reita no estuvieran merodeando. Escuché unos toquecitos en la puerta y rodee los ojos. – Me apresuré a los hechos. – dije en susurro haciéndome el tonto para no abrir la puta puerta que no dejaba de ser azotada por algún neandertal.

– ¿Por qué mierda no abres? – me miró reflejando odio en sus ojos, más yo no le contesté mirándolo desafiante dirigiéndome hacia el refrigerador para sacar alimentos varios, pero para mi sorpresa sólo encontré alcohol.

– ¡Donde dejaste mi comida! – le grité desde mi posición buscando desesperado los víveres que había comprado hace poco.

– Oh ¿qué pasa ahora? – cerró la puerta mirándome desentendido mientras sus amigos se paseaban como si fuera su casa en busca de vasos para llevar a la sala, ignorando por completo aquella pequeña pelea que manteníamos, tal vez se habían acostumbrado a ello casi siempre los recibíamos de esa forma.

– No puedo creer que seas tan infantil para hacer una estupidez como esa. – me acerqué hacia su persona empujándole levemente para que alejara su estúpida sonrisa y me hablara enserio.

– Hacer… ¿qué? – me miró con “inocencia” viendo como lo volvía  empujar esta vez con fuerza desestabilizándolo un poco, bueno, algo así. Me tomó entre sus brazos mientras forcejeaba desesperado por lo repentino de su agarre.

– ¡Ah! Que me sueltes, hijo de pu…. Ah… – me adhirió a la pared de la cocina cerca de un mueble aprisionando mis brazos sobre la cabeza. Vi que abría unos estantes con una de sus manos libres, revolvió algunas cosas para sacar lo que con tanto esmero le pedía, bufé molesto viendo como dejaba todo sobre la superficie para luego sentir su mirada debajo de su entrecejo fruncido.

–  Deja tu escándalo de de maricona sufrida por una vez en tu mierda de vida. – me escupió serio muy cerca de mi cara, demasiado cerca tanto así que me hizo sonrojar cuando posé mi mirada en sus labio. Bufé molesto conmigo mismo por dejarme llevar así, se supone que lo odiaba, ¡que nos odiábamos! Como me ponía de esa manera al tenerlo cerca. Me zafé de su agarre y lo empujé tomando mis cosas para llevarlo a donde jamás debieron salir; la nevera.

– ¡¿Por qué tomas mis cosas sin mi permiso?! – caminé dándole la espalda gritándole molesto.

– ¿Por qué no te dejas de armar escando? Tus porquerías me quitaban espacio. Habló normalmente. – Escuché las carcajadas de los presentes, quienes estaba en su mundo y poco le importaba si nos matábamos.

– Espacio… si claro, para que metieras tus putas botellas de cerveza. Mira que vas a llevar un día y ¡Ups! mágicamente habrán desaparecido. – grité viendo como se acercaba a sus amigos que estaban bastante entonaditos y alegres.

– ¿A sí? Vas hacer algo arriesgado en tu vida de niño delicado y ¿te las vas a beber?, si fuera por eso aceptaría, así dejarías de quejarte por todo, te divertirías y tal vez descubríamos a un nuevo Taka-chan, uno menos aburrido y aguafiestas. – los chicos a su alrededor se carcajeaban bebiendo una y otra vez mientras hacían bromas hacia mi personas haciéndome enojar cada vez más.

– No soy aburrido. – dije entre dientes.

– Te falta sexo, entonces – gritó otro siendo secuenciado por Reita quien explotó riéndose divertido.

– Tengo una vida sexual activa y sana. – dije con las mejillas rojas. Ya era parte de su maldito juego. – No como ustedes que se lo meten a lo que se mueva, quien sabe qué clase de enfermedad tienen. – los miré con asco sintiéndome victorioso, pero poco duró mi jubilo; puto Reita.

– Mmh… que mentiroso, llevamos viviendo juntos seis meses y nunca ha traído a nadie a la casa, para mí que es virgen y un muy mal mentiroso. – las risas se escucharon, posiblemente, hasta el primer piso, y eso que nosotros estábamos en el sexto. Mi cara no daba más de roja.

– ¡Ya basta! – me envalentoné dirigiéndome al living donde estaban la mayoría, tomé una botella de vidrio, a medio vaciar de un color marrón claro, y me la bebí de una, sentándome en el piso alfombrado al igual que los demás. Sentí como un calorcito me impregnaba desde el esófago extendiéndose hasta el estomago irrigándose hacia todo mi cuerpo; golpeándome, acalorándome, sofocándome de forma inmediata, mala idea tomarme esa botella tan rápido.

– No soy ningún aburrido… – me sequé los labios con violencia mirando con el ceño fruncido a Akira, quien me observaba sorprendido bebiendo una lata de cerveza que estaba anteriormente posada en una mesita de centro. Abrió otra y me la tendió, la recibí y continué bebiendo. Rápidamente  comencé a inmiscuirme en ese ambiente, donde por mi falta de aguante iba cayendo rápidamente, ya después de la segunda lata todo me daba vueltas pero por fuera me mantenía estoico, sabía que el idiota de Akira me miraba desde cerca.

– ¡Oye! Que linda tu blusa… – sentía que arrastraba las palabras como idiota, pero no podía parar de hablar o de reírme de estupideces. – ¿Tú crees Ruki-san? – la muchacha se acercó más a mi expulsando el humo de su cigarrillo.

– Si, le encantan esas mariconadas siempre llega con ropa nueva que parece de chica. – otra vez tenía que  escuchar su puta voz. Me paré de donde me encontraba, tomando una botella que  tenía a medio beber, la  tercera, con esta me estaba yendo con calma, me costaba mantenerme derecho con todo lo que ya había ingerido. Caí de rodilla frente al rubio que me hacia la existencia imposible.

– Para tu información no me visto como chica, sólo compro cosas que están a la moda, cosa que tú no estás enterado, te vistes como mendigo. – le escupí afirmándome de una de sus piernas.

– Si como digas. ¿Te sientes un poco mal? – preguntó burlesco al ver que cerraba los ojos intentando enfocara bien mi mirada.

– Estoy bien deja de molestar… – me levanté dispuesto a largarme de ahí. Necesitaba despejarme un poco, me sentía muy extraño, nunca había bebido de esta forma, estaba muy mareado y tenía mucho calor.

Bajé el cierre de un polerón negro que andaba trayendo mientras caminaba en dirección al baño, con un paso bastante torpe lo que provocó que tropezara. – estas hecho mierda. – escuché una carcajadita de el rubio ese, que por desgracia había terminado en su pecho, alcé mi vista molesto, percibiendo con gran intensidad el aroma de su perfume, no recordaba que fuera tan embriagante…

Hice caso omiso a sus palabras, estaba como ido al sentir su calor atreves de su camisa blanca emanado hacia mis mejillas como un delicioso golpecito haciendo estas más sonrojadas.

– Estoy algo mareado… – levanté la vista sintiendo como posaba sus manos en mi cintura con suma delicadeza.

 – No sabes beber, niñita… – esbozó una sonrisita, ¿dulce? Ok estaba mal pero le terminé sonriendo como autómata, a pesar que seguía molestando, esta vez por mi poco aguante, no lo sentía así, era extraño, definitivamente el alcohol en la sangre hacía estragos.

Me llevó hasta la cocina, mientras se despedía de algunos chicos, los cuales poco a poco dejaban la casa. Me senté en frente del desayunador desparramándome en la mesa, cerraba los ojos y era peor la sensación de vaivén en mi cabeza. Escuché como Reita preparaba y movía algunas cosas, hasta que un olor producido por la cafeína me invadió.

– Ten bebe esto y no lloriquees que está  amargo. –Dijo sentándose a un lado mío con otra taza para él mientras escuchábamos como los demás de despedían con un hasta “mañana” dirigido a Reita.

– Ves que no soy aburrido. – dije como un niño pequeño bebiendo aquel maldito café amargo.

– Si lo que tú digas, ahora te falta solucionar tu otro problema… – dentro de toda mi borrachera pude ver cómo me miraba lascivo. Fruncí el entrecejo apartando mi mirada de sus ojos burlescos. – Ambos sabemos que eres virgen… – cambió su tono a uno ronroneante y sensual al hablarme cerca de mi oído, lo que hizo que me sobresaltara girando mi rostro con rapidez sorprendido por su actuar, caso error, nuestros labios se rosaron una milésima de segundos, en ese escaso lapso pude percibir lo suave y adictivo que se sintió aquel gesto.

Lo observé atontado, él sólo  bebía el contenido de su taza, ¿acaso me había imaginado aquel pequeño roce de nuestros labios? Era más que lógico, después de todo lo que había tomado aquella nada usual noche…

– Tu silencio te delata…– habló con su peculiar tonito burlesco.

– Si lo soy o no, no te incumbe… – lo miré avergonzado.

–  ¿Y eso? Eres guapo, digo para no encontrara a nadie que te tire y te deje feliz… no creo que sea muy difícil. – acarició la taza con sus labios mostrando una sonrisa como si se hubiera imaginada todo, antes de beberse el contenido de esta para volverla a posar sobre la mesa de cerámica.

– Me largo…– no me iba a quedar para que me insultase, pero como a un seguía mareado me terminé cayendo en medio de la cocina.

– Eres un desastre. – se burló. – A ver… – me ayudó a  girarme  tomándome en vilo. Enredé mis brazos en su cuellos para acomodar ambas piernas en sus caderas sintiendo como acariciaba a mi  trasero adrede para molestarme.

– Descarado… deja de abusar de mi... – levanté mi cabeza  mirándolo con somnolencia, pero aun así quité sus manos de aquella parte pegándole un golpecito. – Quita…– sonrió.

Sus labios cuando se estiraban en una sonrisa se veían hermosos, claro comúnmente lo vea reír, pero sarcásticamente, lo que no era una sonrisa “linda” esta se me antojaba hasta tierna, me quedé serio prendado en su cara atreviéndome a pasar el dorso de mi mano por su mejilla izquierda.

Al llegar al pequeño segundo piso en el cual apenas estaba mi habitación justo al frente de la escalerita, Akira bajó una de mis piernas seguida de la otra, quedé en puntillas mirándolo, aun mantenía mi manos en su mejilla, la cual se fue deslizando hasta acariciar sus labios, tragué seco, estaba deseoso de sentir de nuevo el rosar de sus labios con los míos, pero me resigné, estaba borracho seguro luego nos arrepentiríamos, sobre todo yo...

 Suspiré bajando la cabeza mientras deslizaba mi mano hasta posarla en su pecho para luego alejarla de su persona. – B-buenas noches… – hablé en voz baja volviendo a fijar mi mirada en aquellos ojos pardos.

Me di media vuelta dudoso por lo que había pasado, por lo que se había formado, aquel ambiente cargado de una chispa que jamás pensé que se podía formas entre nosotros dos, siendo tan diferentes.

Me toqué la cabeza, todo me daba vueltas hasta que sentí que me agarraba de la muñeca girándome con brusquedad. El corazón se me disparó cuando me tomó con agresividad de mi mentón uniendo nuestros labios en un masaje torque que poco a poco se fue convirtiendo en uno acalorado y sofocante. Abrí mi boca dejándome a su merced sintiendo como con maestría recorría mi húmeda y caliente cavidad en busca de mi lengua haciéndolas chocar de manera delirante. Me recostó sobre mi cama sin apartar nuestras bocas de su ardua tarea sintiendo como mi piel se erizaba al sentir nuestros cuerpos rosarse con descaro.

Jadee en medio del beso sintiendo como sus habilidosas manos se colaban bajo mi ropa tocando con sutileza mi piel provocando que en cada caricia ardiera desmesuramente. Akira alzo su cabeza mirándome detenidamente bajo la penumbra de la noche, nuestras respiraciones agitadas se entrelazaban gustosas.

Suspiré percibiendo sus húmedos besos pasearse por mi vientre y pecho, cerré los ojos entre abriendo mis labios, me escanciaba el oxigeno producto de múltiples sensaciones que recibía en una de mis tetillas, la humedad de su lengua y la brusquedad se sus dientes me estaba enloqueciendo…

 

 

Sentí aun el gusto del alcohol que había consumido la noche anterior en mi boca, nada a agradable, junto a un hermoso dolor muscular y una jaqueca que me partía el cráneo. – ¡Mierda! – me senté de golpe maldiciendo internamente por ello. Miré a mi alrededor, a un estaba vestido, me había quedado dormido sobre las mantas, llevaba la ropa mal puesta y no tenía idea de cómo había llegado vivo a mi habitación.

Como pude y lloriqueando bajé las escaleras. Busqué en todos los muebles una vendita pastilla que me quitara todo los males.

– ¿Que buscas…? – me sobre salté.

– Algo para el dolor de cabeza. – dije sin prestarle atención al rubio que estaba a firmado del marco de la puerta de su habitación.

– Mmh. –

– Yo había dejado una caja de analgésicos aquí, ¿la tomaste? – continuaba buscando con desespero.

– Uh ¿esta? –  levantó una cajita roja con blanco mirándola como si no supiera para que sirviera su contenido.

– Maldito seas, ¡la tenia todo este rato! – me molesté por su actitud de mierda, ¿no veía que me moría del dolor? Me acerqué a él con el ceño fruncido y sin ánimos de dialogar me abalancé sobre su persona parándome de puntillas cuando vi como alzaba la cajita y  la agitaba sobre su cabeza.

– ¡No seas infantil! – le gritoneaba harto. Sentí que con su mano libre me tomaba de la cadera aproximándome hacia su cuerpo haciéndome sonrojar al instante al recordar de golpe lo vivido la noche anterior, sólo que no recordaba en que había terminado… tenia en mente los besos y… ¿qué había pasado después?, ¿lo hicimos? Se supone que debe dolor allá atrás, ¿no?

– Pídelo de buena manera. – él muy desgraciado habló susurrándome sobre mis labios, los cuales rosaba intencionalmente. Cuando se iba a separar  enredé mis brazos en su cuello atrayéndolo hacia mi rostro, acaricié su labio inferior con mi dedo pulgar aproximándome a estos para besarlos, mi cara ardía, jamás me había atrevido a hacer algo así, pero Akira me ponía idiota, no sabía que iba a salir después de todos esto, pero me estaba correspondiendo aquel improvisado gesto…

Tomó mi cintura con ambas manos sin dejar de masajear nuestros labios, atrayéndome hacía una pared en la cual me incrustó de manera bruta. Posó sus manos entre mi cuello y barbilla tomando, así él el control del beso.

Alzó levemente mi mentón abriendo con este gesto mi boca para introducir gustoso su lengua juguetona y cálida. – mmh…– gemí en medio del beso cuando pasó una de sus manos bajo mis prendas acariciando mi piel, paseándose por mi vientre hasta llegara a mi pecho entreteniéndose con una de mis tetillas haciendo que mi piel se erizada con cada sutil toque. Con desespero corté el beso nos quedamos unos minutos mirándonos intentando normalizar nuestras respiraciones jadeantes.

– Pásame las putas pastillas… – hablé entrecortado con las mejillas rojas. Este las tomó del mueble de la cocina y me las tendió sin decir nada.

Extrañamente el dolor de cabeza ya había cesado, lo único que ahora no cesaba era el frenético latir de mi corazón.

 

 

Notas finales:

 Como te dije c: te dedico mi oneshot  Lizuka por tu cumple, que a pesar que te había felicitado te quería dedicar un fico ._. aunque esté feo D:

Espero que te guste, sino dime, igual te querré :3

 

 

Años que no me pasaba por acá (/OoO)/

nunca tanto asi, pero pasó tiempo de mi ultimo oneshot c:

y acá me tienen, con esto nuevito que por mi puto descuido ya me tiene estresada, porque cerré la vantanita justo antes de publicar c:el premio a la mas wena me lo gano yo xD

en fin dados los descargos pertinentes a... mi u.uU

continuo...

como iba diciendo, espero que les haya parecido interesante, a lo sumo digerible el capi, y ahora les toca a ustedes, merece conti?

si bien no lo alargaré como un fic, lo terminaria y dejaria redondito con el proximo cap, que cabe destacar que habrá cofcoflemoncof u.u

bueno sino me dará depre porque no me tomaron encuenta xD

y me moriré(? e.e

yap

las quiero muchote, gracias por leerme

nos vemos pront! (asdfghjklñ mini troleo a Ruki♥ c:)

 


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