Los dos dueños de mi corazón.
Capítulo 1: Después del límite.
Los transeúntes caminaban a paso rápido por las calles de la cuidad evitando la lluvia que caía impetuosa sobre sus cabeza, algunos más preparados sacaban de sus bolsos pequeños paraguas que eran desplegados sobre sus cabezas y les protegía de aquel aguacero para seguir caminando.
Yochino Chiaki observaba como todos movían sus pies por las baldosas de las calles, le agradaría decir que el mismo escapaba de la lluvia, pero la única realidad es que se encontraba mirando todo desde la comodidad de su piso por un gran ventanal que poseía el departamento.
Las fecha limites habían pasado hace poco y no había salido de su casa hace más de dos semanas, pues se había esforzado para entregar su manuscrito a tiempo, cosa que nuevamente no consiguió y al final tuvo que pedir perdón ante su amigo de infancia y actualmente amante “Tori”.
Suspiro algo cansado, no había hecho las compras desde hace mucho y aquel que se ocupaba de mantenerle vivo, últimamente se encontraba hasta más ocupado que él, dio un medio giro y comenzó a caminar hasta su cocina pero no encontró nada, algunos yogures vencidos así como una leche y un par de cecinas que ni siquiera había probado, en el fondo de su refrigerador se encontraban unas frutas en mal estado, Al intentar agarrarlas sintió sus dedos hundirse en la fina piel de aquel tomate, quito la mano y cerro el congelador.
-Ahhh moo… Soy un completo desastre-Suspiro el pelimarron inflando luego sus mofletes-Pero no quiero ir de compras-Se dijo a sí mismo.
Finalmente decidió tomar una ducha rápida, se colocó su pijama y se recostó, El hecho de no tener nada le había quitado el apetito, cosa que le resulto bastante conveniente.
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Había salido de la editorial, la lluvia era impetuosa y caía con fuerza sobre su paraguas ya desplegado, caminaba casi por inercia, había pasado 3 días sin dormir más de un par de horas, todo debido a su querida pareja, quien nuevamente había entregado el manuscrito fuera de tiempo.
Y aun así allí se encontraba después de una hora, en la puerta de SU departamento, saco las llaves y abrió la puerta, llevaba una bolsa con vegetales en la mano, la cual dejo sobre la mesa, junto a otras de sus pertenencias.
-¿Yoshino?-pregunto pasando aquel pasillo sin encontrarle en ninguna de las habitaciones-¿Se habrá acostado, tan temprano? o tal vez salió-Se dijo a sí mismo, pero al abrir aquella puerta sus dudas fueron disipadas, pues en la esquina de aquella inmensa cama, encogido bajo las gruesas sabanas se encontraba el amor de su vida.
-Hummm…-Chiaki se movió a causa del ruido hecho en su puerta, se encontraba medio dormido, pero aun así visualizo la silueta de su Tori en el marco de la puerta-¿Tori? ¿Qué haces aquí tan tarde?-pregunto tallando uno de sus ojos.
-tú te has acostado muy temprano, Yoshino, apenas son las 10 de la noche-corrigió su amigo- ¿Al menos comité algo?-Pregunto acercándose al chico de cabellos marrones y grandes ojos azules, tomo el rostro del ya mencionado y beso sus labios con dulzura.
Chiaki recibió el beso con vergüenza, su rostro acalorado y las mejillas hermosamente teñidas de un suave color rojo.
-no pude comer nada, no tenía nada para cocinar-dijo el más pequeño en respuesta a la pregunta hecha anteriormente.
Allí se desato, su amigo siempre era un irresponsable y ya no recordaba cuantas veces le había dicho las mimas palabras, los mismo sermones y las mismas respuestas de su parte…”Tori, estas exagerando” “me recuperare ahora que pasaron las fechas límites” o “con tanto trabajo siempre olvido que hay que comer”.
-Eres un irresponsable ¿Qué harás si vuelves a colapsar? La última vez estuviste casi una semana en la cama, y apenas podías moverte ¿Es que te gusta estar enfermo?-Pregunto mirando aquellos ojos azules, pero con notable enfado prosiguió regañando-No lo puedo creer, siempre es lo mismo Yoshino, nunca puedes cuidar de tu salud, tu vida es realmente un desastre, no tienes ningún orden en todo esto.
Pero contrario a las respuestas que siempre recibía de parte de su amigo, vio como este bajaba la cabeza sin decir nada como si el regaño realmente le hubiese dolido aun peor de pronto comenzó a oír los suaves sollozos de Chiaki, ver como de desprendían pequeñas lagrimas desde esos ojitos azules que tanto amaba logro partirle el corazón.
-Gom..men..e-Decía entre hipos el pequeño- Yo..Nnn…o Quier..-Y entonces fue callado por los hábiles labios del mayor.
-Lo siento, no debí regañarte así-Se disculpó con su ángel, regalando algo que solo Yoshino podía ver, aquellas sonrisas sinceras y amables solo eran para su pequeño, le tomo la mano y volvió a dirigirse a el-¿Quieres venir a la cocina? Hare una cena deliciosa para ti.
Yoshino quien aún soltaba pequeñas y más tranquilas lagrimas observo el rostro de su amante y asintió, aquella era una escena bastante rara que ni el mismo había logrado comprender, solo sintió las inmensas ganas de llorar en cuanto su mejor amigo comenzó a regañarlo y entonces nada, ya se encontraba camino a la cocina, sentado en la mesa esperando que Hatori le diera algo de comer.
-Itadakimas-Susurro con las manos juntas, pero luego de probar bocado todo había vuelto a la normalidad, hablaban amenamente acerca del manuscrito, esta vez se había superado y el último tomo estaba vendiendo bastantes ejemplares, por lo cual era felicitado.
La comida estuvo muy buena pero apenas había llegado a la mitad cuando comenzó a sentir unas fuertes nauseas, alejo los palillos junto al pequeño platillo de su vista, he intento continuar la conversación que solo duro un par de minutos.
-Perdón-Susurro tapándose la boca.
Hatori no lo entendió muy bien, solo vio a Chiaki pararse y salir corriendo en dirección al baño, pero al oír los lastimeros sonidos de su amigo vomitando fue que se levantó de la silla he imitando la actitud de su pareja corrió hasta el baño.
La imagen que se encontró le dio un vuelvo al corazón, Yoshino pálido y débil, temblando sobre la taza de baño, algunas lágrimas escapaban de sus ojos, respiraba irregularmente, Hatori dio un paso y entonces vio como otra vez su pequeños se agarraba al W.C y comenzaba a vomitar dolorosamente, a estas alturas solo escapaba un líquido amarillo de olor repugnante.
¡Yoshino!-exclamo asustado, y se inclinó junto a él, abrazo el débil cuerpo, y sintió como si fueran suyas cada una de las arcadas, tras unos minutos acabo todo-Espera aquí-le dijo, y luego fue en busca de un paño húmedo y tibio, el cual utilizo para limpiar el rostro de Chiaki.
gracias-susurro apenas audible.
-No te preocupes, ¿te sientes mejor?-pregunto.
-Sí, ya me siento mejor, seguro es por tantos días sin haber comido nada, lo siento-Volvió a decir y siendo ayudado por su amigo se recostó en aquella enorme cama.
-Descansa un par de días, mañana vendré a verte-le dijo al pelimarron quien estaba a punto de caer dormido, pero tomo una de sus muñecas y le detuvo.
-duerme conmigo esta noche-imploro con sus orbes azules.
Hatori sonrió y luego se recostó junto a él.
Aquella noche paso tranquila para el más pequeño, quien durmió feliz junto al calor del cuerpo de su amante, quien por el contrario se encontraba bastante preocupado por su pareja, tanto así que no quería dejarle solo a la mañana siguiente…