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Shanghai Dream por Kites in the sky

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Notas del fanfic:

Hola, hace mucho que no subo nada, pero me pareció bueno comenzar con algo que me está carcomiendo la cabeza de hace tiempo xD. Espero les guste y me dejen sus reviews para mejorar.

Salió del estudio de fotografía, el mismo que lo tiene atrapado desde hace años, el mismo que lo harta con su constante demanda de tiempo igual dinero. Caminó pensando en lo acartonada que era su vida, en lo superficial y falsa que con el tiempo se había ido tornando. Se ajustó la mochila donde llevaba su cámara y comenzó a caminar para el lado de su casa, cuesta arriba. Vivía y trabajaba en un barrio tranquilo y alejado de la locura de la ciudad, tradicional y antiguo algo que le calmaba las ideas. A veces quizás dentro de la soledad de aquellas callejuelas el efecto podría ser el contrario, dejando que el atisbo de nostalgia suburbano aumentara su ansiedad frente al silencio. Cuando comenzó a trabajar en el estudio de fotografía, se mudó inmediatamente a aquel hogar que luego se fue transformando en el lugar que menos deseaba estar.

 En menos de lo que había pensado se encontró en el porsche de su casa, ahogado de la corrida. Desesperado por un dejo de aire se frotó los ojos preguntándose cómo había terminado así. 

¿Así cómo?

Pues, naturalizando, claro. Naturalizando esta porquería en la que te has metido, Luhan, claro. Mira que hacer todo este circo, ¿para qué? No sé. No es normal. Quieres que sea normal, pero desde el día uno que no lo es. Hace tiempo que lo sabes, que lo sientes. Nunca quisiste que fuera así. Incluso te das el lujo de mentir. Exagerado te dicen, exagerado y llorica. Demasiado sentimental. Por supuesto, claro que sí. 

Esto Somos.

Dentro de la cabeza de Luhan, un mar de ideas estrellaba contra la costa de su racionalidad. Ser racional. Se había jactado toda la vida de eso, de ser racional, de ser pensador, de calcular. Escondiéndose para sus adentros, Luhan calculaba. Los medía en silencio con una precisión que no tenía consigo mismo. Ahora sabía. Ahora, mirando las escaleras sucias de esa casa que ya no reconocía, tomando el valor que siempre soñaba tener. En ese momento supo que lo que vivía no tenía ni color ni sabor. Una angustia subió por su garganta, mordiendo su labio, esperó. Debatió consigo mismo dentro de sus entrañas mientras sacaba la cajetilla de cigarrillos que estaba en el bolsillo de su chaqueta. A escondidas, claro, fumaba. A escondidas, por supuesto, lloraba. Cuando les daba la espalda y llorando mordía las sábanas para que los suspiros no lo delataran. Observando el invierno empañar la ventana soñaba con salir corriendo en el medio de la noche, lejos de aquella zona de confort imaginaria. Aquel confort iluso de una vida rara y un trabajo mediocre. Tan joven, tan vacío, hueco como una nuez vieja, su alma se había simplemente desprendido de la cáscara una noche de borrachera, cuando los vio de nuevo juntos y su pecho se cerró ante la imagen que se alzaba delante de sus ojos. Había sido distinto, esa noche no pudo unirse.

Desde entonces le reclamaban. Le  reclamaban porque ambos lo amaban, lo deseaban. Deseaban su piel suave y tersa y su cabello caramelo pegado a su frente por el sudor de una noche increíble, de esas que hacía mucho no pasaban, porque estaba “cansado” o “con mucho trabajo”. Él era el que faltaba para que fuera perfecto.

Prendió un cigarrillo sentado debajo de un árbol, dejando que el aire dentro de su cuerpo se viciara y le proporcionara una anestesia barata y ficticia. Mordiendo sus uñas en un gesto inconsciente, aguardó. 

El aroma de la comida de Yixing se sentía hasta abajo y lo abrazó la remembranza de un hogar tibio y dulce al cual no pertenecía. Seguro lo estaba esperando para que cenaran… los tres juntos. Enterró su cara en las manos y despeinando sus cabellos deseó desde el interior de su rabia poder gritar. Más de una vez imaginaba gritándoles cuánto los odiaba, cuan horrible se había tornado todo. Se preguntaba si alguno se sentía igual, pero jamás podría preguntarles. Se veían felices, demasiado felices. Parecía que el juego que jugaban era perfecto, y quizás en algún momento lo había sido para él, pero ya no. Ya no más. Se asfixió en sus pensamientos de nuevo y salió caminando en sentido opuesto del que había venido para esconderse de Sehun cuando llegara. No quería verlo a los ojos, esos ojos que lo habían enamorado, ahora brillaban por alguien más. Antes había espacio para los dos, pero ya no.

-Ya no más- se encontró sentenciando con mejillas húmedas. Harto y dolido, pateando el anhelo hecho añicos por el suelo a cada paso que daba, cada paso que lo alejaba de ellos. Tiró la colilla y apresuró la marcha. Esa noche su plato se enfriaría en la mesa.

Notas finales:

¿Que les va pareciendo? Espero que me dejen sus comentarios. Saludos!!!


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