—¿Me veo bien?
Nicholas James se forzó a sonreír mientras veía a Daniel dar media vuelta y abrir los brazos para que le echara un vistazo completo a su vestimenta.
Suspirando, Nick miró con atención a su amigo y se juró mentalmente que de ninguna jodida manera le diría lo bien que se veía en ese esmoquin negro.
—Te ves ridículo —casi se carcajeó al recibir una mirada fulminante como reprimenda. ¿Cuántas veces le iba a preguntar Daniel por su aspecto? —Te ves decente, hombre, ya deja tu maldito cabello en paz, ¿quieres?
Daniel sonrió, pero aquella sonrisa no le llegó a los ojos.
—Gracias, supongo que son los nervios.
Nicholas sabía que algo malo pasaba por la mente de Danny. Quería preguntar qué era lo que lo mortificaba tanto, pero se mordió la lengua. Suficiente tenía con sus problemas, así que soportar los de Daniel estaba completamente fuera de discusión.
—Todo saldrá bien —murmuró, sintiendo el corazón en la garganta al recordar que Daniel se estaba preparando para casarse con Mia, su mejor amiga.
Sí, tal vez todo saldría bien para todos, menos para él.
Dios, ¿qué debería hacer? ¿Impedir la boda y raptar al amor de su vida para que no se casara y le destruyera el corazón? No, imposible, había de por medio una pequeña vida inocente creciendo en el vientre de Mia. ¿Cómo podría hacerle algo tan cruel como separar a sus padres?
Pensó en Mia y miró a Daniel, reprochándoles mentalmente por haber sido tan estúpidos y dejarse llevar por la pasión cuando estaban borrachos y no pensaban con claridad.
Cerró los ojos y trató de contener las lágrimas. Joder, pero todo esto tenía que pasar, ¿no? Tal vez era su castigo por estar secretamente enamorado de una persona que jamás le correspondería.
—Lo siento.
Nick parpadeó varias veces, frunciendo el ceño.
—¿Por qué?
—Por hacerte esto, Nicholas.
¿Qué?
—¿De qué estás hablando, hombre? ¿Qué me has hecho?
Los ojos de Daniel estaban llenos de tristeza y angustia. Nicholas tragó saliva y de pronto sintió que las paredes se encogían. ¿Acaso Daniel estaba enterado de sus sentimientos?
—Lo sé, Nick —habló Daniel, como si pudiera leerle la mente.
Nicholas se dejó caer en el sillón más cercano a él y aflojó su corbata. Cristo, esto simplemente no podía estar pasando.
—Oye… —continuó Danny, pero se detuvo cuando le hizo un gesto con la mano para que se callara.
—Basta, ¿quieres? No hablemos de esto. Mia y tú se van a casar y yo soy el mejor amigo que está feliz de que esto suceda.
—Nick…
—Cállate, Daniel, no quiero escucharlo.
Se puso de pie y fue hacia la puerta sin mirar atrás, sintiendo que no lograba conseguir que suficiente aire llegara a sus pulmones. Caminó como alma que lleva el diablo hacia el baño y se encerró. Las lágrimas que tan furiosamente estuvo conteniendo todo este tiempo salieron fácilmente y Nicholas se odió y odió a todos. A la sociedad, a sus padres, a Mia por saber la verdad y aún así haberlo traicionado…
Pero sobretodo, odió a Daniel por ser un error y aparecer de la nada y hacerse su amigo…
Lo odió porque, por culpa de él, estaría destinado a ser el mejor amigo de la esposa del amor de su vida.