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I Want You To Love Me por Mellark

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Notas del fanfic:

HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA~

Ésto es para todos los que aman el MinKey y ésta vez estoy muy feliz por participar activamente en alguna actividad del grupo ^u^

Besos:*

Notas del capitulo:

No esperen lemon hard xD

Enjoy it~

Las manos de Minho subieron lentamente por el abdomen plano y blanco del mayor, mientras su boca se prensaba completamente del cuello del mismo, dejándole varias marcas rojizas que serían difíciles de cubrir pero que, sinceramente, en ése momento le importaban un reverendo pepino.

El rubio tenía sus preciosos ojos cerrados mientras Minho se daba un banquete con su cuerpo menudo y delicado. Sus piernas estaban ligeramente abiertas, atrapadas entre las kilométricas del castaño. Los brazos de Kibum, cerrados en torno al cuello fuerte y largo de Choi, temblaban con cada nueva marca en su propio cuello.

Dos horas antes, habían estado en un concierto en Singapur, e inesperadamente, Minho se había acercado a él, flores en mano y orejas de reno en la cabeza, y le había cantado un trozo de "Will You Marry Me?". Sus piernas habían temblado en el momento en que las fans empezaron a gritar y conforme Minho se acercaba más, él negaba repetidamente con la cabeza, cerrándose ante la posibilidad de que, más allá del fanservice, el alto sintiera algo por él.

Por supuesto que él consideraba que Minho era atractivo, y sentía atracción por él. Por sus enormes y risueños ojos, por ésos hoyuelos que repentinamente se le marcaban en sus mejillas, por ésa boca gruesa e insinuante que le provocaba unas ganas inmensas de besarlo hasta que le dolieran los labios. Pero, de éso a estar enamorado de él, nada. O éso era lo que se repetía.

Terminado el concierto, los cinco se habían subido en la van. Jinki de copiloto, Jonghyun y Taemin juntos y ellos dos hasta el final, juntos como siempre.

—Hyung, ¿cuánto tiempo crees que tarden en subir nuestro momento MinKey?—le preguntó Minho en el oído, sobresaltándolo y casi haciendo que se atragantara con su jugo.

—No pienso que se hayan agradado mucho. Sabes que prefieren el 2Min y el JongKey—sonrió, apenado.

Taemin se volteó en su asiento y se recargó en el pecho de Jonghyun.

—Pero, hyung, tú sabes que ésas parejas no son reales. Jonghyun y Jinki hyung están juntos y yo estoy saliendo con Sulli. Ésas couples son una fantasía en las cabezas de las fans.

Key quiso lanzarle algo a su baby, pero se contuvo y sonrío.

—Lo sé, Taem. Pero ellas no. Y piensan que ésas dos parejas son completamente reales y que no hay nada más allá de ellas.

Jonghyun volteó también y miró a Key.

—Pero si el MinKey también es popular. Sobre todo aquí en Singapur, estoy seguro que no tardarán mucho en subirlo a la red para que todas las shippers fangirleen sobre ello—volvió a acomodarse en su lugar y empujó a Taemin—No seas ensimoso, maknae.

Taemin le enseñó la lengua y se recargó en la ventana.

—Sulli es más cómoda que tú, tonto hyung.

Dando por terminada la conversación, Key se recargó en su asiento y comenzó a cabecear, hasta que Minho lo envolvió con su brazo, poniéndolo contra su pecho para dejarlo cómodo.

—Podías haberme dicho que tenías sueño, Kibum—dijo en su cara, medio oculta por la oscuridad de la noche—No tienes que sentir pena porque te pedí que te casaras conmigo, y no me respondiste.

El mayor se sonrojó enormemente y volteó su cara hacia el frente, sin querer ver al castaño.

—¿Ves?—Key sintió cómo la voz de Minho retumbaba en su gran y amplio pecho cuando hablaba—No me respondas, sé que no estás interesado en mí de ésa manera.

Kibum se volteó rápidamente y se alejó del cuerpo de Minho.

—Por favor, Minho—dijo con los ojos muy abiertos—Estoy cansado, no tengo humor para las bromas ahora.

Minho frunció el ceño y tomó de las muñecas a Key.

—¿Quién dice que bromeo?

Sin previo aviso, y mucho menos, autorización, estrelló su sólida boca contra el delicado y pequeño corazón rosa que era la boquita de Kibum. Su mano derecha jaló insistentemente el cabello del rubio hasta que logró que le diera paso a su tórrida lengua, que tenía unas ganas tremendas de profanar la cavidad del mayor.


Tratando de no hacer ruido y mantener callado a Key, lo empujó sobre su espalda y se echó sobre él, bajando la mano que tenía en su cabellera hasta su cintura delgada que siempre le había tentado a tocarle y apretarle a su antojo.

Kibum intentó no corresponder, pero cuando sintió la lengua de Minho en su boca, se volvió un irresponsable y enredó sus dedos en el cabello del otro, jalándolo, estrujándolo y disfrutándolo como quería.

Minho ardía en deseos por morder y marcar con ganas el cuerpo de su hyung, pero saberse en riesgo de que sus compañeros de grupo lo descubrieran, lo apaciguaba un poco. Por otro lado, Key temblaba de pies a cabeza bajo el peso del menor mientras su mente trataba de maquinar alguna razón para estar metido en tremenda situación.

Los dedos de Minho bajaron desde la cabeza del rubio hasta sus omóplatos y lo acariciaron con delicadeza, totalmente contraria a el beso que compartían. Kibum sentía en alma cada nueva caricia y cada nuevo enlace de su boca con la contraria. Sus párpados estaban cerrados y él sólo quería ver el rostro ardiente de Minho mientras lo besaba con fuerza. Abrió los ojos y lo enc ontró de la misma manera, viéndolo directamente mientras sus bocas se fundían perfectamente.

De un momento a otro, Minho se sentó y Kibum, sin querer alejarse de su calor, se subió sobre él, sin conocer las consecuencias de su cuerpo sobre el ajeno hasta que sintió algo sólido presionando las mejillas de su trasero. Se alejó por primera vez del menor y lo miró con ojos enormes, haciéndole la pregunta en silencio. El castaño simplemente se rió y se encogió de hombros mientras se acercaba al cuello del rubio.

—¿Cómo querías que no se despertara si me estás besando tan bien?—jadeó con voz baja en el oído perforado del mayor.

Kibum se sonrojó y Minho pensó que jamás se habá visto más hermoso. Los labios rojos y engrosados por los besos ardientes, los ojos perdidos en deseo por él, las mejillas en un rosa inocente y el cabello despeinado por sus dedos. Era la imagen más deliciosa que había presenciado en su vida.

Tomó de la cintura a Key y acarició sus costados con las yemas de los dedos, mirando hacia arriba para verlo a los ojos y no perder la conexión que había empezado cuando se besaron tan apasionadamente. El mayor tembló de nuevo cuando Minho se enfrascó de nuevo en su cuello, lamiéndolo como a un dulce y besándolo eróticamente cerca de su lóbulo, probablemente adivinado que era un punto sensible en el cuerpo del otro.

Justo cuando empezó a desabrochar el cuello de la camisa que traía Key, la van se detuvo, las luces se encendieron, el rubio saltó de su regazo y bajó corriendo del móvil, volando casi literalmente hacia el departamento.

Minho exhaló exageradamente mientras se bajaba del auto y seguía a sus compañeros hacia el interior del inmueble.

—Eres idiota, ¿verdad?—dijo Taemin—Aparte de avergonzarlo hoy en el show, todavía tienes que tratar de tragártelo en el asiento trasero, ¿tienes algo dentro de tu cabeza o sólo hay aire?

El mayor bufó y comenzó a subir las escaleras, pero Jonghyun le jaló del brazo.

—¿Qué?—gruñó.

—No lastimes a Kibum—dijo con voz decidida—Es un chico sensible a pesar de ésa imagen dura y todopoderosa que muestra. Bajo ésas capas de maquillaje, hay un muchacho muy delicado que merece que lo traten como si fuera de cristal, porque es muy frágil.

Minho bufó de nuevo y se soltó del brazo del vocalista, subió las escaleras y se dirigió al cuarto que Key y Jinki compartían, encontrando a los dos, enfrascados en una conversación algo acalorada.

—Estoy bien—dijo Key, sonriendo tan falsamente que ni él mismo se creería ése gesto—Sólo fue algo pasajero, hyung. Prometo que no volverá a pasar.

Jinki lo miró con la ceja alzada y después miró a Minho.

—Te pido que no lo hagas arrepentirse de lo que vayan a llegar a hacer.

Sin dejar espacio a malas interpretaciones, se fue de la habitación, cerrando él mismo la puerta y colocando el candado.

Key miró a Minho y se removió en la cama, dejándole un espacio al más joven. Minho se subió a la cama y le sonrió, tomándole delicadamente la mano.

—Hola—dijo.

—Hola.

—¿Cómo est...

—Déjate de estupideces y dí algo de una vez.

Por éso le gustaba Kibum, no titubeaba al decir lo que quería y cómo lo quería. Suspiró y le soltó la mano.

—Quiero que me quieras.

Kibum no se esperaba una respuesta así y soltó una risotada.

—¿Quieres que me acueste contigo?

Minho frunció el ceño y negó con decisión.

—Quiero que me quieras—repitió—Que me quieras contigo, lejos de ti, a besos, a mordidas, suavemente o salvaje, pero que me quieras.

Key lo miró como si de pronto le hubieran salido otro par de ojos y tres orejas.

—¿Qué es lo que quieres?

Minho suspiró frustrado y tomó la nuca de Key, diciendo en sus labios :

—Ésto.

Por segunda vez, la boca de Kibum fue presa por los labios gruesos del castaño, que no desperdició tiempo en tomar la cara del mayor para manejarlo a su gusto. Con el tiempo que pasó besándolo, fue inclinándose hacia el frente y recostando al chico rubio sobre la cama, llevando, ésta vez sin miedo interrupciones, las manos hacia sus botones y desabrochándolos en el acto, sin dudas y a lo seguro. Kibum jadeó por la repentina acción.

Los dedos largos del castaño se adentraron en la camisa rota de Kibum que movió su cuerpo en una onda y terminó friccionándose contra el cuerpo ajeno. Minho gruñó dentro de la boca rosa del mayor e introdujo otra vez la lengua que mareó a Key minutos antes.

—Espera—soltó Key, alejándose de Minho—¿Tienes...—dejó la frase al aire y el menor alzó una ceja.

—Tengo, ¿qué?

Key se sonrojó.

—Ya sabes...—miró hacia otro lado—Condón.

El alto encendió un foco en su cabeza y se pateó mentalmente. Claro, ¡qué estúpido era! Siempre se lo repetían en el colegio y él no entendía, ¡preservativos antes del sexo! Rebuscó en sus pantalones, pero éso fue para hacerse el tonto. No tenía y jamás había tenido en su poder un condón.

—Kibum, yo...—suspiró—No tengo condón.

Key abrió mucho los ojos.

—Yo tampoco.

Minho se mordió el labio, éso no era lo que quería decir.

—Quiero que decir que no tengo uno porque jamás he estado con alguien... de ésta forma.

El silencio llenó la habitación y se prolongó hasta que Key sonrió y besó delicadamente la boca del menor.

—Yo tampoco.

Y ahora, mientras las ropas volaban y se perdían en algún rincón oscuro (o no tanto), Kibum se decía a sí mismo que jamás se arrepentiría por no haber tenido relaciones con alguien antes de hacerlo con Minho. Ambos eran inexpertos, torpes incluso, pero se estaban transmitiendo todo el amor que acababan de descubrir que tenían albergado en sus corazones.

Minho presionó su miembro entre los glúteos blancos del más bajo y perfiló la entrada con precisión, tomando fuertemente la mano de quien esperaba se convirtiera en su novio más adelante.

—¿Listo?—Kibum asintió—Trataré de ser suave.

Antes de que el rubio volviera a asentir, adentró su ancho glande y Key dejó salir un par o dos de lágrimas saladas, por las que Minho se sentía tan culpable que le dolía. Kibum notó ésto y le apretó la mano, instándolo a continuar.

—Tranquilo, se supone que duele, ¿no?—soltó entre lágrimas chocantes—Continua, Minho.

El castaño empujó un poco más y sintió su piel rozando de nuevo los muslos interiores de Key, que jadeó ésta vez, en lugar de quejarse. Sus caderas se impulsaron con fuerza una última vez y su pelvis quedó completamente pegada a la del mayor.

—¡Minho!

Sonrió y sujetó con cada mano una de las piernas de Key.

—¿Sí?

Kibum se estremecía al no sentir ningún movimiento de ésa humanidad dentro de él.

—M-muévete, ahora.

Minho se inclinó y lo besó ligeramente.

—Como usted ordene.

Bajó su boca hasta el pecho de Kibum y se prensó de un pezón rosa. Justo cuando el mayor le gritó que era un pervertido, comenzó a moverse dentro de él, haciéndolo callar para dar paso a sus gemidos bajos y algunos grititos extremadamente agudos. La garganta del mayor iba a terminar irritada pero no le importaba mientras siguieran sintiendo ése rico entrar y salir. Las rodillas del castaño estaba rojizas por la constante fricción contra la sábana y simplemente optó por recargarse totalmente sobre el rubio y moverse lenta y pausadamente.


Con el pasar del tiempo, echó su cabeza hacia atrás y sintió como el interior del más bajo se hacía más apretado, casi asfixiando su pene y llevándolo a la gloria. Por su mente pasaban todos los momentos en los que imaginó que Kibum lo rechazaba y los mandó al diablo, concentrándose en el rostro sonrojado y fruncido del mismo.

—Kibum—le llamó—Mírame a los ojos.

El rubio lo buscó con la mirada.

—D-dime.

—Dí que me quieres.

Salió por completo de Key y lo miró expectante.

—Te quiero—suspiró Kibum, empujándose hacia el frente y consiguiendo que el glande entrara de nuevo.

Minho sonrió y acarició el pene del mayor.

—Ahora dilo como si lo sintieras de verdad.

Kibum cerró los ojos, encontró en su mente todas las veces que Minho había sido bueno con él, cuando lloraba, cuando se reía con él, cuando lo halagaba y simplemente cuando sonreía como el estúpido que era. Rodeó el cuello de Minho, aún sin abrir los ojos y subió su torso hacia la cara del chico.

—Te amo.

Minho palpó en la oración toda la verdad con la que era dicha y se introdujo de nuevo, mientras besaba con real amor los labios de ése rubio que le encantaba. Sus estocadas aumentaron de fuerza y Kibum ya no podía corresponder el beso, así que simplemente tocaba con su lengua la ajena mientras gemía arqueando su espalda.

Finalmente, como es la ley, terminaron. No en perfecta sincronía, pero sí en perfecto amor.
Kibum, sudando terriblemente, empujó a Minho de su cuerpo y lo llevó junto a la ventana, encerrando su cintura con los brazos y pegando su mejilla al torso desnudo del castaño.

—¿Sabes que te quiero aún antes de que te lo dijera?—miró hacia arriba, a sus ojos—La primera vez que te ví, pensé que eras hermoso. Un hermoso mestizo moreno de enormes ojos hechizantes. Cuando te conocí y vi que debíamos de sacarte las palabras casi a golpes, me sentí mucho más atraído por ti.

Minho lo observaba sin decir nada, con una simplona sonrisa en su cara pequeña.

—Y con el paso del tiempo, noté que eras mucho más de lo que la gente piensa—le besó el abdomen—Incluso que lo que yo pensaba.

El castaño recargó su barbilla en la cabeza del rubio.

—Te amo.

Kibum sonrió y besó la piel caramelo.

—Ya sabes que también lo hago.

Notas finales:

Mi experiencia en lemon se está yendo al caño :c

Prometo subir uno bien hard la otra semana nwn

Besos y Happy MinKey Day!~


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