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Primer Baile por Eve Kim

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Notas del fanfic:

HappyMinKeyDay

 
Cuando cierro mis ojos me veo a mi en la fiesta de graduación, hemos estado esperando tanto tiempo para que este día llegara.

 
 
 
Cuántas cosas hemos pasado juntos... cuántos recuerdos imborrables hemos construido a base de amor. Me siento un patético cursi en este instante mientras acomodo lo mejor posible el adorno de flores que lleva el bolsillo de mi saco negro; reviso mi cabello y trato de que mi apariencia sea lo más perfecta y digna posible para esta noche. Los nervios están. Siempre estuvieron, pero no puede ser algo malo cuando sé que lo que se aproxima va a ser bueno, o eso quiero imaginar. Sí, no puede haber duda. Será genial.
 
 
Sonrío viendo cada uno de mis dientes en el reflejo que me muestra el espejo. Parezco un muñeco. De esos que vienen en las tortas de casamiento -el novio-, un souvenir. Me esmeré de más en el traje, lo sé, pero no podía ser de otro modo. Si quería que todo fuera perfecto también tenía que colaborar con mi vestimenta, aunque me sintiera un poco extraño y ridículo por ello.
 
 
Estaba listo. Vestido completamente de negro -como si verdaderamente fuera a casarme-, con mis hebras oscruras algo revueltas sobre todo en la coronilla y el flequillo acomodado para un costado, dejando ver perfectamente mis ojos. Sonreí otra vez, me daba ánimos.
 
 
— ¿De verdad no planeas casarte hoy? — se burló Jonghyun. Me encontraba con él y Onew, mi otro amigo, todos preparándonos para el baile — Apuesto que Key no se irá tan así.
 
— No lo fastidies — Onew se acercó a mi y me arregló el cuello de la camisa, estaba algo desacomodado — Así esta mejor — sonrió satisfecho antes de palmearme el hombro.
 
— ¿Cómo irá Kibum? — pensé para mi mismo, pero al parecer me había exteriorizado lo suficiente para que Jong se riera de mi, como siempre.
 
— Él llevará un bonito vestido, te lo aseguro.
 
— No digas eso — pedí un poco enojado. No me gustaba que lo tratasen como una niña, aunque aveces ni yo mismo me podía contener sin recordarselo.
 
— Cómo que no, ¿te lo imaginas?
 
— Yo también me lo imagino — confesó Jinki, atiné a mirarlo confundido, él jamás solía llevarle el apunte a mi amigo — De la misma manera en que me imagino a Taemin con uno.
 
 
Ahora ambos nos echamos a reír. Jjong sólo nos tiró un manotazo sin intensiones de lastimarnos— Dejen de decir estupideces y vamos. Son pasadas las ocho y el baile comienza a las nueve. No tenemos un maldito auto para trasladarnos y encima con el colectivo tardaremos, como mínimo, cuarenta y cinco minutos. Si es que pasa a horario — recordó con molestia, salí de las risas y me torné preocupado. No podía llegar tarde, hoy no.
 
 
— No hagas caso Minho. Salgamos — asentí y nos encaminamos a la salida.
 
 
No puedo creer que ya terminamos el colegio. Que se terminaron esos días donde ambos nos sentábamos juntos y nos tomábamos de las manos por debajo de la mesa. Esos días donde nos tirábamos papelitos con frases cuando no podíamos sentarnos juntos: «te extraño» venía de tu parte, «yo más, mi vida»  te respondía con tristeza. Odiaba cuando por algún motivo debía retrasarme, siempre había alguien ocupando mi asiento a tu lado cuando lo hacía.
 
 
Me cuesta aceptar que ya no nos regañaran por besarnos en el aula durante los recesos, en los pasillos y en biblioteca cuando teniamos que realizar algún trabajo práctico. Me cuesta procesar que ya no podremos salir del colegio, ir corriendo hasta mi casa y hacerlo por horas. Enrredarnos entre mis sabanas mientras te hago el amor, te recorro con mis manos y mis besos el cuerpo entero. Ya no habrá ese toque de adrenalina en nuestras vidas, por lo menos ya no de mi parte. Ya no estará la emoción de besarte en lugares donde está estrictamente prohibido. Ya no estará el miedo y la excitación de apurarnos en acabar antes de que mi madre llegara de su trabajo. A partir de hoy seremos adultos. Nos haremos grandes y con eso dejaremos atrás un montón de cosas que nos hicieron los seres más felices sobre el planeta. No se si yo pueda madurar a tal grado, olvidar todas esas cosas.
 


 
Pero con Key a mi lado todo se puede, de eso me di cuenta hace bastante.

 

 
 
Todo el año esperando por este día. Mañanas, tardes y noches donde mi mente recreó un sinfín de posibilidades para esta noche donde no pasaríamos ni el cuarto de hora como en clases. Sólo nos veremos, nos tomaremos de las manos y bailaremos, tal vez no tan así, pero era un suponer. Pero algo que, sin duda alguna marcaría el final de una etapa y el comienzo de otra. Y no tan sólo eso, esta será mi noche, nuestra noche.
 
 


Mi bonito.

 

 
Sonrío al pensar en aquel apodo tan peculiar. Recuerdo perfectamente que hace un par de meses atrás me costaba la vida entera llamarle así sin sentirme un tarado y cursi. Un idiota enamorado según muchos de nuestros amigos. Ahora no pasaba un sólo día sin poder soportar las ganas de decírselo y si no lo hacía sentía que las ansias me ahogaban.
 
 
Saco el celular de mi bolsillo, apretó una tecla para que la pantalla se ilumine y ahí se puede ver nuestra foto juntos en el día de la graduación. Estábamos abrazados, él cargándose de mi cuello y yo aferrándole de la cintura, pegándole un poco más a mi cuerpo, ambos sonriendo. Siento mi sonrisa estúpida asomarse por las comisuras de mis labios, por milésima vez en la semana al contemplar aquella fotografía. El día de la graduación fue tan especial para ambos... para todos en realidad. Recuerdo perfectamente su carita iluminada en aquel momento donde lo llamaron para que se subiera a esa improvisación de escenario y le felicitaron por el desempeño global alcanzado. De hecho, sus notas fueron las mejores durante la cursada. Un promedio altísimo, uno que merecía un homenaje como el que le rindieron, tal vez sólo exagere. Además, también le entregaron un certificado que lo premiaba como el mejor compañero. Y cómo no serlo si de todos nosotros fue el único que tuvo una sonrisa durante estos nueve meses juntos.
 
 
— ¿Otra vez viendo la foto de la graduación? — me sonríe Jinki, pasa sus brazos por mis hombros y me sacude cariñosamente. También le sonrío, últimamente sentía que no podía dejar de hacerlo.
 
— Sí — afirmo, pasándole mi teléfono para que pudiera ver el fondo de pantalla.
 
— Ah — me devolvió el aparato — Ese chico estaba tan contento ese día, yo me estaba durmiendo en el asiento.
 
— Es que a ti no te premiaron de nada, hyung — le recordé animado, casi burlándome.
 
— Me tendrían que haber premiado por haber ido todos los santos días, pero no. Kibum también tenía que tener un certificado como "perfecta asistencia a clase"
 
— Es que él es perfecto.
 
— Aveces me irrito de tanto escuchar Kibum, Kibum y Kibum por acá y por allá, hasta cuando voy al baño oigo de él — se sulfuró Jong mientras guardaba su teléfono. Le miré con reproche, nunca iba a entender por qué aveces ellos se referían de mala manera a él, como si le tuvieran rencor.
 
— ¿Recuerdas cuando apenas empezaba con nosotros? Tu cara al verlo fue tan épica, Minho — Onew alzaba su mano y paraba el colectivo, nos subimos y nos acomodamos en los asientos dispuesto, que a decir verdad eran muchos. No viajaban demasiadas personas allí, así que me ubiqué en un asiento alejado a los de mis hyungs. Yo seguiría pensando en Kibum y ellos seguirían molestándome.
 
 
Mis pensamientos y recuerdos sobre este maravilloso año se entrelazan una vez más, ¿seguiremos estando juntos? ¿nos amaremos de la misma manera, ahora que se vienen las responsabilidades? Yo esperaba que sí, que nuestro amor se nutra y se haga más fuerte aún. Sentía que me despedía de algo importante, sin entender muy bien de qué. Saber que lo hacía con Key junto a mi me daba fuerzas, me estaba costando el madurar así.
 
 
Miré hacia un costado, la ventana abierta dejaba que el viento me pegara directo en la cara, me desacomodara el cabello y me despejara las ideas. Estaba ansioso, no sabía como sería una vez allí, como serían todos ni como sería el recibimiento. Muchas veces había visto películas románticas donde la chica y el chico hacían un baile en el centro de la pista de baile; él tomaba su cintura y ella aferraba sus brazos a su cuello mientras depositaba su mejilla en el hombro de su pareja. Bailaban al ritmo de algún lento o alguna canción del momento no tan movida como suelen salir ahora. Mis expectativas relacionaban esas escenas con lo que podría pasar esta noche. Sé que suena tonto y hasta ridículo, pero siempre que nos imaginé lo hice de esa manera: yo abrazándole por la cintura y él enrredándome el cuello con sus finos y delicados brazos.
 

 
Era un soñador, un iluso y todo lo que fuese, pero era así. Soñaba con eso.

 
 
— Minho, ya bajamos — Jjong me agarró del hombro para que le escuchase, asentí y me levanté junto a ellos. Tocamos el timbre y nos despedimos del bus. El salón se encontraba a una cuadra de donde nos bajamos, pero el barullo y la música que resonaban tan fuertes hacían parecer que lo teníamos a nada de distancia.
 
— No nos has dicho quien será tu pareja, pollo — le pinché. Y era cierto, sabía que Jjong había invitado a Taemin, su novio, y este algo molestó aceptó en acompañarle, cosa sorprendente teniendo en cuenta cuánto aborrecía las fiestas; pero de mi hyung no tenía ni idea. Nunca se lo vio con nadie en ningún lugar, siempre tan solitario.
 
— Será sorpresa y no diré más — avisó cuando vio que estaba dispuesto a preguntarle nuevamente — Vamos. 
 
 
Nos encaminamos al lugar. Pasé las palmas de mis manos por todo mi pecho, temía que el traje pudiera tener alguna arruga o algún desperfecto. No lo tenía, sólo me encontraba nervioso, ansioso y anhelante entre otras cosas.
 
 
Cuando ya estuvimos a pasos de la entrada al gran club les vimos. Estaban parados a unos pasos de la puerta. Taemin fumaba un cigarrillo sin mucha preocupación apoyado en la puerta. Llevaba el pelo recogido hacía atrás, las hebras largas le sentaban mucho mejor y ese tono gastado de aquello que solía ser un rojo sangriento le quedaba más que bien. Mi amigo se veía bien.
 
 
Con él a un lado se encontraba Park Luna, una de nuestras amigas (más conocida que otra cosa para mí). Llevaba un vestido largo con diferentes mezclas y tonalidades de celestes y destellos en todo el largo. El cabello castaño claro acomodado bien hacía atrás. También se veía bien, ahora mismo le encontraba un parecido increíble a la del cuento «la cenicienta». Jinki tomó de su mano y le besó en el dorso. Me reí sin poder evitarlo.
 
 
Y por último se encontraba él: mi precioso. Llevaba unas botas plateadas con adornos en negro, una especie de calza rosada que simulaba ser otra cosa, cosa que me molestó un poco al descubrir qué, pero prefirí ignorarlo si así nos ahorrabamos una bochornosa escena. Yendo más hacía arriba le encontré una musculosa con escote en V del mismo color que dejaba ver una parte de su delicado y níveo pecho femenino... era tan fina la prenda que fácilmente se le marcaban las caderas bajo la tela. Tenía sobre los hombros una especie de cubre-espalda y por último fijé mis ojos en su rostro. Sus orbes gatunas llevaban una prolija línea de delineador negro y sus típicos destellos de brillos en el lagrimal. Sus labios embalsamados y sus mejillas un tanto rosadas por lo que supuse era un rubor. Su cabello estaba lacio y caía como lluvia en sus lindos ojitos. Suspiré al encontrarle exageradamente hermoso. Mi amor era una princesa. Que me golpeara, que me castigara y todo lo que deseé, pero no había mejor termino para definirlo: era una princesita.
 
 
— ¿Ya terminaste de verlo? Ahora sécate la baba y entremos — espetó Jonghyun aferrando del brazo a Taemin. Le fulminé con los orbes, ¡este idiota! me enervaba cuando se hacía el gracioso, en especial si lo hacía para que Kibum se riera de mí. Y así lo hizo.
 
 


Todos entramos de la mano con nuestras parejas. Taemin de Jonghyun, Luna de Onew y Key de mí. Cuando cruzamos la puerta nos encontramos con un enorme cartel «Felicidades a los egresados '13». El perro soltó un aullido, supuse que era la emoción y no su doble faceta animal.
 
 
Al mirar hacía todos los lados vi parejas, nuestros conocidos, en realidad. Entre ellos pude reconocer a unos pares: Siwon. Él llevaba a Heechul del cuello, prácticamente lo arrastraba de acá para allá, pero el otro se dejaba hacer. Se notaba a kilómetros lo enamorado que estaba de mi hyung.
 
 
Yunho se encontraba junto a Jae como de costumbre. Aunque yo no debería ni hablar sobre ello. Ambos eran la pareja más duradera del curso. Cuando recién nos conocíamos en séptimo año ellos ya se estaban dando toques, se dejaban cartitas en sus bancos y bueno... Llevan seis años juntos, tal parece que nada pudo quebrar su amor.
 
 
Kyuhyun parecía perdido en la boca de Sungmin hyung. Estaba cerca de una de las mesas dispuestas con comidas y tragos más no parecían tener apetito de ello. El único hambre que tenía era de Sungmin. Reí al pensar en eso. Ambos eran amables y buenas personas. No conocía mucho su relación para detallarla, pero a simple vista se podía ver el amor entre ellos.


 

 
Y los demás.
 
 


— Minho — ladié el rostro al sentir la voz suave cerca de mi oído — Bailemos.
 
 

No esperé mucho ni lo dudé. Lo tomé de la cintura y no dispusimos a bailar esa música de ritmo pegadizo que sonaba, era una bastante conocida.

 

 

Baby want to take me

Baby want to take me

with you, with you.
 
 


Key siempre fue sensacional para el baile, para menear las caderas y crear un sinfín de movimientos perturbantes para las mentes sanas, y las más depravadas también; pero esta noche le tenía estrictamente prohibido enseñar sus cualidades, así que sólo se movió con sutileza. Yo lo sujetaba de las caderas y él al compás del sonido bailaba conmigo. Lo llenaba de besos, le acariciaba el rostro y lo abrazaba más hacía mí. Kibum trataba de no quejarse, pero era imposible. Había demasiada gente y el calor se estaba volviendo de a poco insoportable.
 
 
— Minho — me llamó mi bebé, acerqué mi oído así podía escucharle mejor — Te quiero tanto, te amo con mi vida entera.
 
 
Mi corazón dio un vuelco ante sus palabras tan sinceras, ante su vocecita tierna y ante su delicadeza. Le abracé más fuerte, justo de la manera que venía haciendo desde que nos pusimos a bailar. Le besé su cuello sensible, perfumado; lo apretaba con mucha más fuerza e inhalaba su aroma a frutillas, a frambuesas y todo eso que desprendía su anatomía.
 
 
— Te amo más, mucho más — me alejé un tanto, le miré los ojitos y vi un brillo en su retina. No era la emoción o tal vez sí, pero él quería llorar — No, bebé — le estrujé con más ganas, no quería ni podía verlo así, me doblaba en dos el alma, no era bueno para mi verlo llorar.
 
— Te amo tanto Minho... no quiero que esto se acabe nunca. Te amo como no te das una idea, como no imaginas.
 
 
Él se abrazaba más y enterraba el rostro en mi pecho. Le conocía tan bien que sabía que se estaba esforzando para controlarse. Estábamos viviendo un momento difícil, le comprendía tanto porque a mi me sucedía igual... tenía miedo, así como él. Me dediqué en acariciarle los cabellos sedosos con mis dedos, los ensortijaba de vez en cuando y los liberaba, le daba besitos en su coronilla y volvía a acariciarle. Levanté la mirada y vi que todos ahí se encontraban de la misma forma en la que nos encontrábamos nosotros: abrazados, bailando lentamente. Disfrutando de este último momento juntos.
 
 
No me dí cuenta cuando nuestros pasos nos llevaron hasta el centro de la pista, una luz se posicionó directo en nosotros y una canción sonó:


 
 
Cuando cierro mis ojos me veo a mi en la fiesta de graduación

hemos estado esperando tanto tiempo para que este día llegara

ahora que estamos vamos a hacerlo especial.

  
 


Con suavidad extrema le tomé su mano derecha, con la otra tomé su cintura marcada. Me miró y en cuanto entendió, sonrió. Esa canción estaba hecha para el momento.
 
 
— ¿Me concedes esta pieza, Key? — soplé contra su boquita entre abierta, pasó su brazo tras mi cuello.
 
— Sí — y como si se tratara de un vals de boda, comenzamos a bailar.
 


 
No lo puedo negar, hay muchos pensamientos en mi mente

el Dj está tocando mi canción preferida

no es ninguna chaperona... esta podría ser la noche de mis sueños.
 
 
 

No sentía los pasos de nadie más y no me aventuré a levantar mi mirada y fijarme si lo habían o no. Apoyé mi rostro en su hombro menudo, él me imitó. Ladeamos al mismo tiempo nuestras caras, nuestras respiraciones se entremezclaban en una sola. Podía sentir su aliento cálido y dulce darme directo en la boca.
 

 
Sólo si me das, me das el primer baile a mi

te lo prometo seré gentil

sé que tenemos que ir despacio.

Sólo si me das, me das el primer baile a mi

voy a celebrar cada momento

porque solo pasa una vez... una vez en la vida.
 
 


Rozó sus labios contra los míos. Me tentó a besarle como lo necesitaba, porque un día entero sin sus besos me podían costar caro. No lo aguantaba, sinceramente no entendía como fui capaz de contenerme así. Desprendió su mano de la mía y acompañó a la otra que peinaba con dedicación mis cabellos. Sus ojitos de gato estaban entrecerrados.
 
 


No podría pedir por más

estamos bailando bajo de la bola de cristal

somos los únicos en la pista.
 
 


Sonreímos a la par. La letra encajaba tan bien con nosotros. Con nuestro momento. Me sentía solo con su compañía, de verdad no había nadie más aquí para mí.
 

 
No lo puedo negar, hay muchos pensamientos en mi mente

el Dj está tocando mi canción preferida

ahora estamos solos

aquí está la oportunidad.

Sólo si me das, me das el primer baile a mi

te lo prometo seré gentil

sé que tenemos que ir despacio

Sólo si me das, me das el primer baile a mi

voy a celebrar cada momento

porque solo pasa una vez... una vez en la vida.
 
 


Me abrazó con fuerza. Ya no contuvo sus lagrimas y derramó un par. Se las sequé en el instante y tomé de su mentón, lo besé por enésima vez consecutiva.
 
 


Todos dicen que nos vemos lindos juntos

vamos a hacer de ésta noche una para recordar

sin profesores alrededor para vernos bailar tan cerca

antes de que las luces y la música se apaguen

ahora es el momento perfecto para probar tu lápiz labial.
 
 


Tomé su tierno rostro entre mis manos, admirándole callado. Con una dulzura que me rebalsaba, que se desbordaba y me ahogaba. Estaba tan enamorado, lo amaba con cada fibra de mi ser.
 
  

Vamos a hacerlo antes de que el reloj marquen las nueve.

  
 

Lo besé. Lo besé con un sentimiento que jamás había experimentado, algo que nunca sabría explicar. Uno que desconocía rotundamente... antes de conocerlo a él, porque con él aprendí de todo. Sin excepciones.

 
 
  

Sólo si me das, me das el primer baile a mi

te lo prometo seré gentil

sé que tenemos que ir despacio

Sólo si me das, me das el primer baile a mi

voy a celebrar cada momento

porque solo pasa una vez... una vez en la vida.
 
 


Cuando la canción terminó lo seguí besando, mis labios saboreaban los suyos sin apuros... a pesar de que todos nos gritaban cosas. Nada malo, palabras de apoyo. Un par de burlas y cosas que me molestaban más ignoré.
 
 
— Vamos — sin cuestionarme se dejó guiar. Salimos del salón, alejándonos un poco del humo y el olor a alcohol -que a pesar de que no se podía beber, había-. Tiré de su mano e incité a que subiera unas escaleras que nos guiaban al techo del lugar, también hizo caso sin chistar. Una vez arriba miré al cielo, estaba estrellado y la luna se encontraba en su cuarto menguante. Suspiré contento, creyendo que esto sobre pasaba los límites de la perfección, pensando que pude hacer realidad mis expectativas de "la noche de película", con la única diferencia de que no llevaba a una chica conmigo, no. Claro, él era mi princesa, pero tenía bien en claro que no era tal, él era un chico. Mi chico. Y así estaba perfecto.
 
— Mírame — pedí, tomando de sus manos, acariciando sus nudillos. Me miró escéptico. Lo acerqué a mi y lo abrace, no podía dejar de hacerlo. No quería. — Te amo.
 
— Te amo, tonto — soltó una risilla, lo separé y acaricié su pómulo derecho.
 
— ¿Me amas tanto como yo te amo a ti?
 
— Te amo mucho más que eso — afirmó. Mi corazón latió contento.
 
— Gracias por este año. Gracias por todo, Kibum.
 
— Pareciera que estas despidiéndote — soltó divertido, pero con un tono alerta en su voz.
 
— Y lo estoy haciendo — me soltó, miró mis ojos comprobando si había una alguna pizca de burla en mis facciones. No la había, era sincero — Me despido de una de las mejores etapas de mi vida.
 
— Minho... — titubeó, más yo seguí.
 
— En este tiempo me di cuenta de lo dependiente que me he vuelto de tí, de todo lo que te necesito para ser feliz. Te necesito para todo en mi vida, porque sin tí en ella... simplemente no sirvo.
 
— Minho. — su voz tembló, le apreté suavemente la mano, quería terminar de hablar, no deseaba llorar mientras intentaba articular.
 
— No temas, siempre que yo esté a tu lado estarás protegido. No sabes todo lo que eres, Kibum, lo que significas para mi... no te das una idea — negué con la cabeza, estaba a punto de llorar también. Apreté mis ojos y dejé que esas traviesas lágrimas salieran.
 
— No lo dudo, bebé —  besó mis labios amainando un poco mi pena — Mira — miró a nuestro alrededor, le imité — Esta noche es perfecta, no la arruinemos con sentimentalismos — volvió a depositar un beso en mis comisuras. Sabía que sólo lo hacía para no terminar llorando tanto como parecía necesitar, así que sólo asentí devolviendo una sonrisa en su dirección — Te amo, ¿lo sabes?
 
— Lo sé — pronuncié, besándole — Volvamos a abajo.
 
 


Volvimos con nuestro grupo. Jonghyun estaba prácticamente colgado de Taemin quien no paraba de bufar por el estado de su novio, el perro no era bueno resistiendo grados de alcohol. Onew se encontraba haciendo una improvisación de un tema en el escenario junto con Luna. Todos nuestros amigos nos preguntaron en dónde nos metimos y si ya habíamos hecho éso. Negué sin avergonzarme por ello, de igual manera tampoco di detalles más allá de lo que habíamos estado haciendo todo ese tiempo afuera.
 
 
Key estaba saltando junto a mi. La fiesta se puso más alegre y movida. Onew y Luna ahora interpretaban una canción de los años ochenta que era un bom, de esas canciones que por más que las cantas y el tiempo transcurriera marcan un hueco en la historia.
 
 
 
Never say goodbye.
 
 
 
Mis expectativas fueron superadas. Esta noche no merecía compararse con una película romántica, porque era mucho mejor.
 
 
— Te amo, Key — musité, besándolo desprevenido.
 
— Te amo — devolvió, fundiendo sus labios contra los míos.
 
 
 
Terminé el colegio, una etapa fue cerrada y un capítulo del libro ya había sido leído. Ahora sólo quedaba leer la página siguiente.

Notas finales:

Feliz día MinKey♥


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