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Electric Heart por Mellark

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Notas del fanfic:

I'm back, bitches xD *nunca se fue, sólo quería decir éso lol*

Espero que ésto les guste muchito, es casi inspirado en la realidad(?)

Bueno, en mi retorcida realidad lol 

Enjoy it a lot~ 

PD. Está dedicado a mi hermoso Kibumcito

PORTADA 

Notas del capitulo:

Ámenme:c 

Kibum golpeaba la paleta de la banca de madera con su lápiz mientras movía insistentemente el pie derecho. La vista fija en el pizarrón y la mente en el chico sentado frente a él.

Su nombre era Choi Minho. Era alto, el mejor de la clase, asquerosamente millonario, atractivo y la persona más egocéntrica sobre el planeta. Tenía los ojos grandes y redondos, la boca cincelada en rosa, una mandíbula deliciosamente marcada y la voz más ronca y sensual que jamás había oído.

Pero éso no era lo peor.

El muy maldito sabía cómo era y lo que ocasionaba en las demás personas : chicos y grandes, hombres y mujeres, compañeros y profesores. Todos admitían que, de tener la oportunidad, no rechazarían un buen beso del moreno.

E incluso éso no era lo peor.

Lo peor era que Kibum también deseaba un beso, y muchas cosas más, de ése maldito, arrogante y creído muchacho. Soñaba despierto con colarse en su mente, aunque jamás lo admitiría en voz alta, mucho menos ante el menor, que tenía el ego del tamaño de su propio cuerpo.

—Joven Kim, ¿puede decirme qué hizo Dmitri Mendeléiev?

Maldijo en voz baja y miró hacia los lados. Todo su grupo lo mirada, algunos esperando a que equivocara, otros tratando de decirle la respuesta y los muchos con total desinterés. Se mordió insistentemente los labios mientras miraba al profesor Cho, que lo observaba expectante y con la ceja alzada.

—Eh, ¿descubrió la masa atómica?

Los penetrantes ojos del profesor lo barrieron y se posaron en la persona frente a él.

—Minho, ¿puedes decirle a la clase lo que hizo Mendeléiev?

Después de tomarse el tiempo para ver cómo sus compañeros rodaban los ojos al saberse a punto de escuchar otro de los enormes discursos sabelotodos que daba cada vez que los profesores le pedían responder una pregunta, contestó, con una brillante sonrisa.

—Clasificó los elementos químicos por el valor creciente de sus masas atómicas y los agrupó en filas y columnas de forma que todos los elementos de una misma columna presentaran un comportamiento semejante.

Insultos susurrados en la parte trasera del salón, fueron la ovación que el muchacho recibió por su respuesta.

—¡Silencio o aplicaré un reporte grupal!—vociferó Cho, para después mirar con una sonrisa a Minho—Me alegra saber que hay alguien que si presta atención a mis clases.

Kibum se enfurruñó en su silla y miró rabioso la nuca de su compañero mientras controlaba sus inmensas ganas de patearlo por ser tan cerebrito y sabihondo.

—Que me mires fijamente no hará que seas un poco más listo, Kibum—dijo sin voltear a verlo.

El rubio arrugó la nariz y se cruzó de brazos, volteando hacia otro lado, tratando en vano de hacer parecer que no le tomaba importancia a las palabras del alto.

—Que te hagas el sabelotodo frente a los profesores no hará que te metan a sus camas—soltó, intentando no sonar celoso ni enfadado.

Aunque la realidad era que ardía de celos al ver como varios docentes miraban lascivos al moreno, no lo iba a admitir ni muerto.

Minho soltó una carcajada musical y se volteó en su silla, mirando a los ojos al mayor y haciéndolo perderse en sus hermosas orbes.

—¿No será que eres tú el que quiere entrar en mi cama?

Kibum se puso rojo. No fue un sonrojo, ni siquiera se puso rosa. Estaba rojo como un tomate maduro con insolación. Hasta las orejas. Sus labios de fruncieron mientras trataba de calmar el tono de su piel.

—Imbécil.—masculló—Ni siquiera eres atractivo.

Minho lo tomó de la barbilla mientras abría y cerraba sus preciosos ojos, acalorando más al rubio.

—Tu boca dice éso—le pasó el pulgar por el labio inferior, que era más grueso que el superior—Pero tus acciones me dicen otra cosa.

Soltó la cara del chico y volvió a su posición, riéndose como un maníaco mientras el profesor se despedía de la clase.

Kibum decía por todos lados que Choi era una idiota, y uno bien grande. Pero, en sueños y hablando con su mejor amigo Jonghyun, Kibum se desvivía por una sonrisa del alto.

La clase de Civismo llegó pronto, sorpendiéndolos a todos con que, durante ése bloque, tendrían que cuidar a un bebé de juguete por parejas. Enseguida pensó en su amiga Amber, pero la muy graciosa ya se había emparejado con alguien más. Se levantó corriendo para alcanzar a Krystal Jung, la cara del Instituto, pero ya estaba con un muchacho delgado y de cabellos largos, Taemin se llamaba.

Frustrado al no conseguir una pareja, y ver cómo disminuía la cantidad de chicas a la par que sus posibilidades de quedar solo aumentaban, miraba preocupado a todos lados, buscando alguna chica sola. ¡Quien fuera!

La profesora Hwang notó que ya se habían acabado las chicas y, viendo la desesperación de Kibum, lo tomó del brazo y lo llevó hacia el frente del aula, justo delante del pizarrón.

—Muy bien, chicos. Al parecer, ya no quedan más chicas libres. Así que tendrán que haber parejas de chico y chico.—soltó el brazo del rubio—¿Alguien quiere tomar a Kibum?

El muchacho esperó que Jonghyun levantara el brazo, pero el muy estúpido se hacía el desentendido mientras hablaba con Lee Eunsook, su pareja para el trabajo.

Estaba resignado a quedarse solo, justo cuando Minho levantó la mano.

—Yo, profesora.—sonrió de lado mientras miraba a Key—Con gusto tomaré a Kibum.

¿Por qué estaba sintiendo un escalofrío recorriéndolo de arriba a abajo? ¿Acaso le había tomado otro sentido a las palabras de Choi? Sacudió la cabeza, tratando de disipar sus pensamientos y sentó en la silla conjunta a la de Minho.

—Yo quiero una niña—sentenció, con voz segura.

Minho río.

—No me importaría tener una niña—dijo y Kibum sonrió—Aunque, preferiría más el proceso de tener un bebé... sin tener uno.

Y le guiñó el ojo.

¿Estaba coqueteando con él? ¿Choi Minho estaba coqueteando con Kim Kibum? ¿Acaso se le había aflojado un tornillo? Key hizo una mueca y fulminó con la mirada al alto.

—Déjate de bromas, Choi—gruñó—Ésto es enserio. Además, Min sólo tiene bebés niñas y ella me prestará al muñeco.

Minho hizo un puchero.

—Entonces, ¿no haremos uno nosotros?

Idiota, tal y como siempre. Kibum se levantó de su lugar y salió del salón, justo cuando sonó el timbre del descanso. Se dirigió al baño pero encontró que éste estaba cerrado por limpieza, así que caminó hacia el que estaba en el otro extremo del lugar. Cuando por fin llegó, se metió en un cubículo y se sentó, agarrándose la cabeza con las manos. ¿Por qué había sentido toques eléctricos cuando Minho le tomó de la barbilla en Química? ¿Acaso él también había perdido un tornillo?

Sus pensamientos fueron interrumpidos por dos personas que entraban al baño, así que recogió sus piernas y se las abrazó, queriendo que no lo notaran.

—¿Puedes ir a mi casa hoy?—dijo la primera voz, en un susurro.

—No lo creo, tengo que hacer el trabajo de Civismo, ya viste con quién me tocó—bufó el segundo muchacho.

Kibum trató de no prestar atención, podría ser cualquier persona.

—Vamos, Minho—soltó melosamente el primer chico, hablando un poco más alto y acercándose al otro—Quiero que me expliques de nuevo.

Había un doble sentido en las palabras del muchacho y Key lo percibió enseguida, además del nombre. ¿Sería otro Minho? No. Tenía que ser Choi. Pero, ¿quién estaba con él?

—No, hyung. Lo que pasó la otra vez fue para probar y lo sabes. No me gustas de ésa forma. Sabes quién me gusta.

El otro chico bufó.

—Si, ya lo sé. Key, Key, Key. Te juro que si no fuera mi amigo estaría muy enojado, en verdad me gustó mucho cómo movías el culo para mí.

Minho le dió un golpe en el brazo al otro, por lo que Kibum pudo oír.

—No digas guarradas, hyung.

El hyung se cruzó de brazos y se recargó en el lavabo.

—Es la verdad, lo sabes bien. Mueves muy bien el culo cuando te la estoy metie...

—Que te calles, alguien puede escuchar.

El otro muchacho rió melodiosamente y Key casi puso reconocer la carcajada. Casi.

—Ya, no te esponjes, cerebrito. Igual, si quieres repetir, llámame. Con gusto dejo que me expliques de nuevo como dar una buena mamada. Sobre todo por ésa boca tan rica que tienes.

—¡Que te calles!

Más carcajadas del otro chico.

—Ya, ya. Me voy, te veo en clase, Ho.

La puerta se abrió y se volvió a cerrar, llevándose consigo al muchacho parlanchín.

Kibum trató de almacenar toda la información recaba. Primero, Minho se estaba acostando con alguien; segundo, era el pasivo y tercero, al parecer, gustaba de él.

Sus mejillas se colorearon y bajó una pierna al piso, tratando de ser silencioso, pero falló al pisar y Minho notó su presencia.

—¿Quién está ahí?—gruñó el alto.

—Mierda—masculló Key, bajando la otra pierna.

—¿Quién eres y por qué oyes conversaciones ajenas, idiota?

Nadie iba a llamarle idiota, mucho menos el idiota más grande sobre la faz de la Tierra. Abrió la puerta y encaró al menor, que lo miraba desde arriba con los ojos muy abiertos.

—¿A quién llamas idiota? ¿Acaso no te has visto en un espejo, bruto?

Minho apenas y parpadeaba.

—Kibum...

El rubio rodó los ojos.

—Si, idiota. ¿Quién más iba a ser? ¿Ga In?—resopló y se acomodó el pelo—No sé con quién carajos estabas hablando, pero no deberías ir ventilando tus preferencias sexuales tan fácil. Cualquiera pudo haber estado dentro de ése cubículo. Tienes suerte que haya sido yo.

Minho se mordió el labio.

—Escucha. Yo...

Kibum lo detuvo.

—A mí no me des explicaciones, no las pedí. Simplemente ten cuidado con lo que haces y con quién lo haces, puedes salir muy perjudicado.

Minho lo miraba con ojos angustiados y no decía otra palabra.

—Di algo por favor, Minho. Siento como si fuera un idiota hablándole a la pared.

El alto suspiró y tomó de la muñeca al mayor, que lo miró con ojos cautelosos.

—Lo siento—dijo Minho.

—¿Por qué?

—Por ésto.

Su otra mano se dirigió a la cintura delgada y absolutamente perfecta del rubio, atrayéndolo hacia sí y separándole los labios cerrados con la húmeda lengua.

Kibum tenía los ojos bien abiertos mientras Minho trataba de colarse en su boca para tomarlo a su antojo. ¿Estaba soñando de nuevo? ¿Era otra de ésas fantasías donde Minho lo besaba hasta dejarlo sin respiración y después lo tomaba rudamente contra una pared? No pareció tan lejos de la realidad cuando Minho lo empujó hacia el cubículo y lo cerró de nuevo.

De un momento a otro, Key estaba empotrado en la puerta del cubículo de baño y Minho metía una de sus enormes manos por debajo de su camisa escolar, tocando la suave piel clara del muchacho que en ése momento tenía a su total merced.

Kibum correspondía torpemente al beso y sentía que la cabeza le daba vueltas cada vez que el menor tocaba su piel. Minho terminó por deshacerse de la camisa del uniforme y la colgó en la perilla de la puerta, sin dejar de atender el delgado y hermoso cuerpo del rubio.

El mayor ya daba vuelta a sus caderas cuando Minho empezó a bajar de su boca a su cuello. Sus piernas temblaban y sentía que iba a caerse por la tremenda excitación que le recorría entero. Minho dejó besos en la clavícula marcada de Kibum y mordió justo sobre su garganta, en la manzana de Adán, mandando electricidad por la espina dorsal del muchacho.

Minho continuó bajando hasta que llegó a los pectorales nada definidos de Kibum, que se removió, muy acalorado, cuando empezó a recorrer su pecho con la lengua, probando todo su sudor salado. Marcó círculos húmedos alrededor de las tetillas rosas y escuchó cómo Key soltaba suspiros y continuaba moviendo sus tremendas caderas.

—Me gusta tu pecho—dijo Minho, hablando por primera vez desde que se besaron—Es... agradable.

Key suspiró y bajó la diestra hasta la barbilla del moreno, levantándole el rostro a su altura y hablando casi en sus labios.

—No hables. Sólo actúa, no quiero arrepentimientos.

Entonces él lo besó. Sus labios encajaban tan perfectamente y se movían en tanta sincronía que Kibum pensó que estaban hecho el uno para el otro. Se reprendió poco después, golpeándose mentalmente por ser tan idiota y disfrutando el bien merecido momento que estaba viviendo.

Minho había desabrochado el cinturón y el primer botón del pantalón de Key, tocando su cintura desnuda directamente, repasando los huesos de la cadera con la punta de los dedos y haciéndole estremecer.

Kibum tenía las piernas en torno a la cadera del menor y se friccionaba continuamente con él, calentando más sus cuerpos que parecía que empezarían a soltar vapor. El alto se alejó de la boca, ahora roja, del rubio y recorrió su cuerpo con la mirada.

Sus ojos felinos estaban entrecerrados mientras suspiraba endiosado. Su zurda torturaba su pezón izquierdo mientras que la diestra estaba en el cuello de Minho, enredando sus dedos entre las hebras oscuras del cabello de su nuca.

Sus mejillas estaban coloreadas casi artísticamente, dándole el tono exacto que le encantaba al moreno. Su boca deliciosa estaba colorada, paciendo un corazón rojo y sangriento. Su labio inferior estaba apresado por su colmillo superior derecho, siendo víctima de la endiablada pasión que lo consumía.

Su clavícula tenía algunas marcas rojas, producto de la boca gruesa y activa de Minho. Sus brazos temblaban mientras se tocaba el pecho y jugueteaba con los rizos del cabello del alto.

Minho bajó más la mirada y encontró el bulto sobresaliente en la ingle del mayor. Éso debía de estar punzando y él no quería que Kibum se quejara. Bajó el pantalón del chico hasta donde termina el trasero, junto con su ropa interior.

Mmm, el trasero de Kibum, ya después se tomaría el tiempo para apreciarlo.

Se medio arrodilló y puso las piernas largas y torneadas de Key en sus hombros morenos y fuertes, dejando su sexo al alcance de su boca ruda. Kibum estaba ansioso, demasiado. Sus piernas temblaban y su miembro se coloreaba cada vez más, haciéndole notar a Minho su creciente deseo.

Minho quería jugar con Kibum, oh, deseaba jugar con su paciencia. Así que acercó sólo un poco su boca y exhaló por la nariz, echándole el aire caliente de sus pulmones casi en la punta. Key se removió y miró hacia abajo, con el ceño fruncido.

—¿Qué pasa?—preguntó acongojado.

El moreno sonrió de lado y se acercó más al pene del mayor, suspirando a propósito para enceder más la piel del rubio.

—No sé qué quieres que haga.

Kibum enseguida pensó que Minho no podía ser tan hijo de puta. Pero luego recordó que era Choi Minho y maldijo para sus adentros el estar enamorado de él.

—Claro que lo sabes, imbécil—demandó.

Minho negó como un niño convencido de la existencia del hada de los dientes.

—No lo sé, Kibummie—dijo.

Key se mordió el labio de nuevo, ya no seductoramente, sino preoucupado.

—Por favor, Minho—rogó—Sabes lo que quiero.

Minho ensanchó su sonrisa y negó con la cabeza, de nuevo.

—No, no lo sé. Dímelo.

El rubio se sonrojó más.

—¿Enserio vas a hacer que lo diga, Minho?—el aludido asintió, sonriente y triunfante—De acuerdo.

Suspiró y cerró los ojos, avergonzándose por lo que estaba por decir.

—Tómame en tu boca, Minho. Chupa mi sexo tan fuerte con tus ricos labios que me corra nada más de recordarlo.

No hubo necesidad de decir nada más.

Minho abrió su gruesa boca y atrapó el glande, succionando con determinación pero sin mucha fuerza, como con un popote. Su boca comenzó a tomar más porción del miembro de su mayor, y cuando estuvo con los labios pegados al pubis rasurado de Key, comenzó a subir y a bajar la boca.

Kibum se deshizo en jadeos y pequeños gritos que hicieron que Minho pusiera su mano sobre la boca del rubio, callándolo un poco y recordándole que seguían en la escuela. Minho succionaba más rápido el miembro de Key y comenzaba a sentir el principio del goteo que avecinaba la próxima descarga del mayor.

Key se tocaba como loco. Los pezones, se jalaba el cabello, se apretaba los costados, vuelto un completo salvaje. Minho aseguró el cuerpo de Kibum tomándolo de las blancas nalgas y apretándolas, aprovechando la situación. A su opinión, tenía los glúteos más suculentos del mundo. Incluso Jennifer Lopez los envidiaría si los llegara a conocer.

Sus dedos agarraban fuertemente las pálidas gemelas y prometían dejar alguna marca en ellas, pero por el momento no le interesaban los moretes. Su boca ya estaba completamente lista para recibir el semen del mayor.

Sintió el pre-seminal y enseguida, llevó una de la manos de Kibum hasta la base del pene, apretando la mano del rubio con la suya para instarlo a que se masturbara desde ahí, haciéndose eyacular más rápido.

Kibum acató la orden y movió su mano un poco, aumentando el ritmo que tenía Minho con la boca y, pronto, la boca deliciosa y gruesa del menor, estuvo llena del blanco espesor de Key.

Minho bajó las piernas de Key de sus hombros y se levantó, mirando a la cara al rubio, antes de besarlo y compartirle su fuerte sabor.

—Rico—dijo en sus labios—Me gusta cómo sabe.

Key se sonrojó y tomó su camisa, mientras que se subía el bóxer y el pantalón escolar, vistiéndose apresuradamente.

—¿No vas a hablar?

Kibum lo ignoró, colocándose la camisa y preocupándose por abrochar bien los botones, hasta que la mano grande y morena de Choi se atravesó en sus planes.

Lo miró, fulminante.

—¿Qué?

—Vaya, creí que no ibas a hablarme—recargó su mano en la pared, junto a la cabeza rubia—No es como si te hubiera violado, ¿sabes? Parecías estar disfrutándolo mucho.

Key estaba rojo, muy rojo y miró hacia el suelo.

—Ya lo sé, no soy idiota—trató de verlo a los ojos—Sólo que es raro.

—¿Qué es raro?—gruñó Minho.

—Todo ésto. El que tú... y yo...

—Fue un encuentro sexual, Key. Dí las cosas como son. No tuvimos sexo, simplemente nos acariciamos y tocamos un poco, te la chupé, te masturbaste y me tragué tu semen, nada fuera de éso.

Kibum bajó la vista de nuevo.

—No lo digas tan vulgarmente. Se oye grosero.

—¿Qué quieres que diga? ¿Que te hice el amor?—se mofó y Kibum lo miró a los ojos, molesto—No, éso no pasó.

El rubio le dió un golpe en la mano y se terminó de abrochar los botones, dispuesto a salir del cubículo. Abrió la puerta y se miró en el espejo. Sonrojado, con las tetillas paradas, incluso bajo la camisa, el pantalón mal puesto, el cabello enredado. Parecía que hubiera tenído una buena sesión de sexo. Pero no, éso no iba a pasar. Jamás haría el amor con Minho, nunca dormiría haciendo cucharita con él ni despertaría entre sus brazos.

Fue sólo una mamada, una deliciosa y genial mamada.

—¿A dónde vas?—dijo Minho, jalándolo del brazo—Aún no termino contigo.

Kibum apretó los dientes.

—Ya basta—soltó Key—Dejémoslo así. No tiene porqué volver a ocurrir. Fue sólo...—se mordió la lengua—Una mamada y ya.

Minho gruñó y lo empujó contra el lavabo.

—No—protestó—Yo no quiero que lo dejemos así. Quiero que vuelva a pasar. Quiero darte más "mamadas y ya". Quiero que me beses frente a todos. Que pueda comerte la boca con todo el derecho. Meterte la lengua sin preocuparme por el qué dirán—Key se abochornó—Ver tu carita sonrojada cuando oyes todas las sinvergüenzadas que te digo. Lamer tu pecho como si fuera una paleta dulce. Hacerte el amor siempre que quiera y despertar en tu cama, con las piernas enredadas bajo las sábanas. Quiero estar contigo, Kibum.

Estúpido, idiota, hijo de puta. Minho era mil cosas y más, pero Key notó en ése instante que ése bastardo egocéntrico frío, lo adoraba, ahora y siempre.

Se puso de puntas y lo besó con sinceridad.

—Te quiero—soltó en su boca gruesa—Te quiero mucho, Choi.

Minho sonrió contra la boca de Key antes de volver a dejarle un rico y calientito beso.

—También te quiero, Key. Como no te imaginas.

Sonrieron y Kibum se abrazó del pecho del moreno.

—¿Éso significa que sí vas a dejarme hacerte un hijo?

—Minho.

Notas finales:

Está corto, lo terminé en menos de dos horas ;-;

Pero denle amor porque es lo que hay lol

Besos y los leo al rato en BDM <3


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