Pasaban apenas dos horas después de la media noche, no se escuchaba ningún sonido aparte del canto de los grillos y del silbido del aire al pasar entre algunos árboles que se encontraban en el camino. Ninguna figura podía apreciarse en aquella solitaria carretera por la que casi no circulaban automóviles debido a la hora.
De pronto, de entre las sombras de lo árboles, aparecieron dos siluetas que de no haber sido por el sonido de sus voces, hubiera pasado desapercibida por la tranquila y estrellada noche que se presentaba en aquél lugar.
-¡Zeeerooo…!-se escuchó decir en tono de reproche-¡Estoy harto de caminar! Llevamos días enteros haciéndolo y pareciera que no tienes intenciones de dejar de hacerlo. Estoy seguro de que no tienes idea de a donde ir ni de donde estamos-Kaname se cruzó de brazos e hizo un pequeño puchero intentando reflejar su molestia y cansancio mientras seguí caminando.
-Cada vez estás más sensible ¿Verdad cariño?-le respondió Zero negando con la cabeza y con una sonrisa divertida-Tampoco está siendo fácil para mi y entiendo que en tus condiciones es aún más complicado, pero quiero asegurarme de que no haya quedado rastro de nuestro paradero y que podamos llegar a un lugar seguro para nosotros y nuestro pequeño-espero que su amante lo alcanzara, le sonrió y acarició su vientre.
-Pero esto es demasiado, sólo descansamos unas cuantas horas al día y el resto seguimos el camino-lo miró con molestia-Creí que esto sería más sencillo y que tardaríamos, menos en encontrar el lugar adecuado. No sé ni porqué acepté seguir tu locura, no puedo creer que me hayas convencido de hacerlo. Eres un idiota y yo más por hacerte caso.
-Tampoco es para tanto, dijiste que confiarías en mi y es lo único que tienes que hacer. Estoy seguro de que pronto llegaremos al lugar perfecto y todo lo que te dije antes de partir se hará realidad. Además no quiero que te estreses, sabes tan bien como yo que eso puede dañar al bebé.
-Claro…-soltó sin más el castaño-Si se trata de algo que hago yo daño al bebé y tengo que dejarlo, pero tu puedes tenerme caminando durante semanas enteras y eso no es ningún problema. ¡Maldigo el día en que te conocí! Desde ese momento no he tenido más que problemas y cada uno es peor al anterior-sintió un dolor en el vientre que le impidió caminar durante unos minutos.
-¿Estás bien?-el peliplateado corrió hacia él y lo sostuvo para que no cayera-¿Necesitas que tomemos un descanso o algo así? ¿Quieres comer algo? Haré lo que sea, sólo dímelo y por más difícil que parezca encontraré la manera de conseguirlo pero por favor no me asustes y dime que te pasa-miró hacia todos lados en busca de ayuda en caso de que fuera necesaria.
-¡Maldición Zero! Cálmate…-inhaló profundamente intentando reponerse-Ya sabes que siempre que comenzamos a pelar el pequeño se asusta y comienza a moverse de manea brusca hasta que vuelve a sentirse seguro-se tomó del vientre y lo acarició con dulzura-Tranquilo bebé, todo está bien… Ya sabes que tu padre siempre me hace enojar pero no hay razón para preocuparse.
-Perdón cariño…-el cazador se acercó a él y se puso a la altura de su vientre-A veces olvido lo sensible que es papá y digo cosas que sé que lo van a molestar-le sonrió dulcemente y acarició su vientre-Les prometí que cuidaría de ustedes y que todo estaría bien así que no tienes de que preocuparte… Pronto todo quedará solucionado.
El vampiro abrazó a su amante y le sonrió, por más que intentara ocultarlo no podía negar que esta es una de las mejores cosas que le habían pasado pues, pese a todas las dificultades que habían pasado y las que faltaban, experimentaba muchísimos momentos de felicidad al lado de las dos personas a las que más amaba: su hijo y su amante.
Mientras ellos continuaban en ese momento tan especial, la carretera fue ligeramente iluminada por la luz proveniente de un automóvil que se acercaba hacia donde ellos estaban. Dirigieron su mirada hacia aquella presencia ya que mantenían las sospechas de que alguien pudo seguirlos y descubrir donde estaban. El auto frenó, la ventanilla del conductor descendió y de ella salió una voz.
-Disculpen que me acerque de esta manera pero me preguntaba si se encuentran bien. ¿Necesitan ayuda? No es muy conveniente pasar por aquí a estas horas…-la voz no recibió respuesta; le ventanilla se cerró y poco después se abrió la puerta, de ella bajó una silueta que no alcanzaban a distinguir-¿A dónde van? Si me lo permiten puedo llevarlos a su destino, no tengo ningún problema con ello.
-Buscamos el pueblo más cercano, Zero se levantó y tomó la mano su amante-Le agradeceríamos mucho si pudiera levarnos, únicamente si no causamos ninguna molestia.
-También me dirijo hacia allá y no representa mayor problema para mi-les dedicó una cálida sonrisa-Pueden guardar su equipaje en la cajuela para que vayan más cómodos-abrió la cajuela y ayudó a Zero a subir sus cosas-Suban por favor, no sean tímidos.
El par aceptó la invitación y se acomodó dentro del vehículo, Kaname con un poco de dificultad porque, aunque su dolor había cesado, su condición complicaba algunas actividades. Una vez que todos estuvieron dentro, la conductora encendió una pequeña luz al interior dejando ver su imagen.
-Disculpen mis modales, olvidé presentarme-la chica volteó a verlos, su cabello era oscuro y parecía alborotado, además de tener unos grandes y hermosos ojos verde esmeralda que hacían una bella combinación con su clara piel y sus finas facciones-Mi nombre es Akane, es un placer conocerlos-les dedicó una amable sonrisa.
-El gusto es nuestro-el peliplateado correspondió su sonrisa-Yo soy Zero y él es Kaname-el castaño respondió con una sonrisa de compromiso-Y no hay nada que disculpar, por el contrario, somos nosotros los que le pedimos que nos disculpe por las molestias.
-En verdad no es molestia, todos necesitamos ayuda de vez en cuando y es grandioso que alguien nos la ofrezca. Y por favor no me hablen de “usted” que no es necesario, pueden llamarme por mi nombre con toda confianza, siéntanse libres de hacerlo-de nuevo cuenta la chica sonrió y dirigió su vista al frente para seguir con el recorrido.
Mientras tanto Kaname se mantuvo serio sin decir una sola palabra, mirando por la ventanilla hacia la solitaria carretera por la que viajaban pensando qué estaría pasando en aquél lugar del que partió con su amante desde hacia unas cuantas semanas y las consecuencias que su escape pudo traer, además de la duda que rondaba su mente apenas pudo ver la imagen de la chica con la que ahora viajaban.
Por su parte, el cazador pensaba que sería lo primero que haría una vez que llegaran a la ciudad; evidentemente necesitaría buscar un lugar donde quedarse junto con su amante y después buscar un empleo para mantener a la familia que iba a comenzar. Miles de escenarios pasaban por su mente imaginando a detalle como sería su vida de ahora en adelante.
Después de más de una hora de silencio y largo trayecto, la conductor del vehículo tomó la palabra pus habían llegado a la ciudad y consideraba que lo más conveniente era que los llevara directamente al lugar en el que pasarían la noche.
-En verdad me disculpo por la intromisión pero me sentiría más tranquila si los dejo en un lugar seguro. Se nota que ustedes no son de por aquí y en esas condiciones es fácil perderse… Además es muy tarde y resulta peligroso estar en un lugar que no conocen. Permítanme llevarlos a donde sea que vayan.
-Bueno…-Zero titubeó-A decir verdad no tenemos un lugar definido. Pensábamos hospedarnos en algún lugar mientras nos acostumbramos. Si conoces algún lugar te agradeceríamos que nos llevaras, con eso sería suficiente-continuó un poco avergonzado pues sentía que le causaban molestias.
-En ese caso pueden quedarse en mi casa-respondió Akane de manera amable-Durante el tiempo que necesiten vivirán conmigo y no se nieguen por favor, lo hago con gusto, así que no hay de que preocuparse. Además es muy tarde, quédense por lo menos hoy y si quieren podemos hablarlo mañana-la ojiverde continuó conduciendo hasta su casa; tras preguntar si no tenía inconveniente en compartir habitación y confirmar las sospechas de que ambos eran amantes les indicó donde dormirían y les pidió que consideraran su sugerencia para quedarse.
Les deseo que descansaran y se dirigió a su habitación. Kaname se sentó en una esquina de la cama mirando con detenimiento a su amante que se deshacía de las prendas que llevaba puestas preparándose para dormir. Al terminar se recostó en la cama, besó dulcemente a su amante y le deseo buenas noches.
-¿Este no es otro truco tuyo cierto?-cuestionó el castaño aún sentado en la esquina de la cama-Casualmente cuando más desesperados estamos aparece una chica de cabello oscuro y ojos verdes que quiere ayudarnos… No sé porqué pero su imagen se me hace familiar-agregó con ironía.
-Entiendo a que te refieres pero no la conozco. A mi también me sorprendió-el peliplateado se acercó a él-Créeme, no tengo nada que ver en esto. Además, es sólo por esta noche, si quieres mañana después de agradecer lo que hizo por nosotros nos vamos. Por ahora durmamos, debes estar cansado-lo abrazó obligándolo a acostarse-Duerme bien cariño-lo besó en la mejilla-Igual tu pequeño, aún faltan muchas cosas…-acarició con dulzura el vientre de su amante.
-¡Idiota! Todo quieres solucionarlo con un beso y un abrazo-reprochó el vampiro dejándose consentirse por aquél suave contacto-No entiendo como logar convencerme de seguir tus tonterías… Algún día podré negarme-abrazó su vientre por sobre las manos del cazador y cerró los ojos intentando dormir.