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"For ever" por Jinki Bum

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Notas del fanfic:

Espero que os guste:).

 

{Re-subido}

El amor puede acariciarnos una vez,
y durar una vida entera,
y nunca irse hasta morirnos.

Tú estás aquí, no hay nada que me asuste,
y sé que mi corazón seguirá latiendo,
estaremos siempre de esta forma,
estás a salvo en mi corazón,
y mi corazón seguirá adelante.



Las lágrimas no dejaban de caer por su rostro totalmente rojo, intentaba gritar pero su voz se había silenciado minutos atrás. El tiempo se detenía ante sus ojos y todo corría a cámara lenta. Poco a poco su vista se nublo a causa de las lágrimas, comenzó a sentirse mareado pero quería luchar por el amor de su vida.

El frío comenzaba a traspasar su ropa, todo él se sintió débil pero no podía permitirse ser débil; era una noche igual a cualquier otra, el cielo estaba oscuro a excepción de las estrellas pegadas junto a la luna.

«No…» Susurró pero su voz quedo ahogada en su garganta. No logro decir nada, antes de caer al suelo desmayado.



–Estoy enamorado –Admitió Kibum con voz queda, sin mirar a Minho.

–¿De quién? –Preguntó Minho desesperanzado.

–Es el chico más increíble del mundo. Es único, demasiado divertido y a la vez delicado. Y estoy seguro de que es el amor de mi vida.

–Oh… –Fue todo lo que logro decir Minho– Es un afortunado… porque tu igual eres único.

–Pero no sé si él sienta lo que yo. No creo que él…

–¿Por qué no le dices?

–No es fácil –Kibum negó con la cabeza– él ama a alguien más.

Minho no dijo nada, tan solo se limitó ver el rostro abatido de su mejor amigo. El corazón parecía apretarle dentro del pecho, quería salir para gritar por sí mismo que estaba enamorado de él. Pero no hizo nada, no dijo nada.

Una pequeña lágrima se escapó y recorrió la mejilla derecha de Kibum. Se sentía vulnerable, más de lo que ya era. Quería refugiarse en los brazos de su amigo, quería sentirse querido por la única persona a la que amaba de verdad.

–No llores –Susurró Minho, con su mano izquierda alzo el mentón del ex rubio, obligándole a mirarlo– seguro, hay una persona que te ama más que nadie en el mundo.

–Pero sé que no le amo. Porque no es él.

Minho suspiró con cansancio. Kibum tenía razón, él no era el misterioso chico del que se había enamorado el menor. Y seguramente nunca lo sería.

–Ven acá –Habló Minho con suavidad. Atrajo el delgado cuerpo de Kibum hacia el suyo– tal vez, podrías intentar olvidarlo, solo si estas tan seguro de que él ama a alguien más.

–Más que seguro –Respondió el mayor cerrando los ojos, disfrutando de la cercanía.

~~~~~~~~~~~

–¿La amas? –Preguntó Kibum con tristeza.

–Sí. Creo que es la indicada –Respondió Minho con poca seguridad en sus palabras.

Kibum miró a Minho con una sonrisa falsa, que seguramente el menor no notaba. Podía ver la felicidad en sus grandes ojos color avellana, brillaban con tal intensidad que en ese momento deseo ser él la razón de ese brillo.

Pero Minho no le amaba. Amaba a Sulli y, ahora, a su futura hija.

–¿Cómo se llamará? –Volvió a preguntar el mayor– la niña.

–Clarissa, me gusta el nombre. O tal vez Bummie –Lanzó una risa.

–Bummie. No, me gusta más Clarissa.

Minho sonrió al pensar en la pequeña niña que andaría por su casa. Siempre había soñado en tener hijos pero no con Sulli, sino con Kibum, pero la idea había sido desechada el día en que supo que el menor estaba enamorado de alguien más. Alguien más que no era él.

Así que se había decidido a dar todo en su nueva relación con Sulli, tan solo para olvidar el amor infinito por su mejor amigo. Y en una de las pocas noches junto a ella, la había embarazado. Y no se arrepentía, al final había sido él quien la había procreado. Pero no estaba seguro de que su relación fuera a durar para siempre.

~~~~~~~~~ 

La noche de bodas había sido un desastre.

En la fiesta había un Kibum borracho, demasiado enojado y frustrado, que estaba en la parte más alejada para llorar en paz. Su Minho se había casado con quien amaba, no con él, porque a él no le amaba.

–Mierda, Kibum ¿Qué haces en este estado? –Preguntó Minho tomando a Kibum de la muñeca– ¡¿Qué haces…?!

–¡Me desahogo! ¿Acaso no puedo? –Dijo el mayor con veneno en su voz– ¡Tengo todo el puto derecho de hacerlo!

–No, Kibum… ¡por dios mírate! ¡Estas hecho un desastre!

–Lo estoy. Pero no te importa, no te interesa…

–¡¿Qué no me interesa?! Mierda, Kibum ¡eres mi mejor amigo! ¿Qué no me importa?

–Mejor amigo… –Susurró el mayor.

–¿Qué sucede? –Volvió a preguntar Minho con suavidad.

–¡Esto sucede! ¡Que soy tu mejor amigo! ¡Que no soy más que tu estúpido mejor amigo! –Las lágrimas comenzaron a inundar sus hermosos ojos felinos– Nunca fui más que el idiota enamorado de su mejor amigo… ¡Eso sucede!

Silencio.

¿Acaso Minho había escuchado bien? No, no era posible. Kibum estaba borracho, no sabía lo que decía. No era cierto que estaba enamorado de él… porque si no él lo sabría… todo sería distinto.

–Kibum, estás borracho… no creo que sepas–

–Sé lo que digo –Respondió con enojo el mayor de ambos– Sé que te amo desde hace tiempo ¡y sé que fui un cobarde en no decirte! Sé que…

–No sabes que también me enamore de ti –Interrumpió el menor evitando llorar ahí mismo– no sabes eso.

–¿Qué? Tu solo quieres…

–No quiero nada. Bueno sí, te quiero a ti. Siempre te quise a ti…

No dijeron más. Kibum se acercó a Minho y lo besó como siempre deseo hacerlo, con suavidad, anhelo y ternura. Siempre había soñado con saborear esos labios y en ese momento cumplía su sueño.

Minho le amaba de vuelta, siempre lo había hecho.

Minutos después se alejaron de la fiesta, cosa que a Minho no le importo en absoluto. La fiesta era celebrada en una hacienda, había una zona alejada de todo donde solo había paja para alimentar a los animales. No les importa llegar hasta ahí.

Se siguieron besando, no podían dejar de sentirse el uno al otro. Se amaban y era lo único que importaba. Poco a poco fueron cayendo en la paja, Minho recostó con suavidad a Kibum, lo miró con ternura preguntándole si quería llegar más lejos.

Kibum asintió.

Besó tras besó. Caricia tras caricia. Fue la manera en la que se entregaron uno al otro, en ese momento se pertenecían. Los gemidos inundaron el lugar, el calor comenzó a subir y ellos lo único que podían sentir era todo el amor que tanto tiempo ocultaron.

–No sabes cuantas veces soñé con esto –Susurró Minho.

–Te amo, Minho. Te amo.

~~~~~~~~~~~~~~

El tiempo pasó y Minho no se separó de Sulli. Se sentía el ser más despreciable por no poder hacer feliz a la persona que más amaba en el mundo pero no podía dejar a su hija.

Pero Sulli murió al nacer Clarissa. Y Minho se sintió culpable por sentir que ahora todo sería más fácil para estar con Kibum.

–Ella es hermosa –Admitió Kibum.

–Lo es.

–Se parece a ti –Siguió el mayor con una sonrisa– Tiene tus ojos, el color de cabello… tu sonrisa.

–Y ahora, también es tu hija.

–No, su madre es Sulli y tú eres su padre. Yo no soy…

–Quiero que seas también su padre. Quiero que sea nuestra hija, por favor Kibum.

–Está bien. Clary será nuestra hija.

~~~~~~~~

Pronto recuperó la consciencia, a pesar de sentirse débil, ocupo todas sus fuerzas para levantarse del suelo. Sintió la frialdad del mismo bajo sus manos, a lo lejos pudo notar el cuerpo inmóvil de su novio.

Las imágenes de lo sucedido horas atrás regresaron a su mente. Su salida nocturna de los dos, caminaban tranquilamente tomados de las manos, nada iría mal. Tan solo eran ellos dos y la noche.

No se esperaban la llegada de un lunático.

Lo había matado. El lunático había terminado con la vida de Minho sin pensarlo. Kibum corrió, cojeando, hacia el cuerpo inerte de su novio. Su piel estaba pálida, sus ojos cerrados y sus labios secos. Parecía que durmiera.

Pero estaba muerto.

–¡Noooo! –Gritó Kibum sin evitar las lágrimas que corrieran por sus mejillas.

No podía hacer nada, Minho estaba lleno de sangre en su pecho. Si no fuera por eso, de verdad creería que dormía y que al día siguiente despertaría. Quería creer que dormía.

«Está durmiendo…» Se dijo a sí mismo. «Está durmiendo»

Kibum se acostó junto al cuerpo frío de Minho, como pudo se acurruco y cerró los ojos con la esperanza que el sueño lo invadiera. Tal vez el despertaría y Minho lo haría también.

La noche era demasiado fría, podía sentirlo pero no le importo. Quería estar junto a Minho, quería velar sus sueños. Todo su cuerpo sentía la necesidad de calor, exigía un poco de calor pero Kibum negaba la petición.

Estaba junto a Minho, era lo único que importaba.

–Están muertos los dos –Confirmo un médico mirando el cuerpo inerte de Minho y de Kibum– A uno lo apuñalaron. El otro murió de hipotermia.

Notas finales:

¿Algún comentario?, ¿no? Bueno:c.


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