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Como si fuera fácil por Marieene

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Notas del fanfic:

Free! No lo pude evitar y escribi esto. Espero les guste. 

Ademas he visto que hay una gran aceptacion por este trio que tanto me gusta. 

Notas del capitulo:

Primer capitulo de este nuevo proyecto. Espero lo disfruten y les guste. Y ya que estoy, quiero aclarar algo: La pareja final aun no la tengo decidida, y se que me va a costar horrores decidirme xD. Así que quisiera saber para ustedes que pareja es mejor: ¿Haru x Mako o Rin x Mako?. Me gustaría que ustedes decidieran. De lo contrario me veré obligada a improvisar >8D 


Eso es todo. 

Capítulo I


 


Como cada viernes después de clases los integrantes del Club de natación Iwatobi se reunieron para trabajar su fortalecimiento y velocidad bajo el estricto programa de entrenamiento que la Presidenta Gou les había preparado con entusiasmo. Era duro y cansador, pero los resultados se notaban con cada día que pasaban y sus estilos de nado se perfeccionaban con rapidez. Y aunque debían trabajar por mucho tiempo, el equipo se sentía con ánimos. Pronto la hora marco el punto de partida, y uno a uno comenzaron a salir de la piscina una vez la Presidenta dio por terminado el día. 


Haruka Nanase era el único que permanecía flotando tranquilamente en la superficie del agua observando con interés aparente el cielo, que poco a poco  comenzaba a teñirse de diversos colores, anunciando el atardecer. No parecía tener intenciones de salir, hasta que una voz serena y suave llamo su atención al pronunciar su nombre. Sabía perfectamente quien era y también sabía lo que le diría, así que antes de que el otro dijera algo, se sumergió y resurgió cerca del borde, donde lo esperaba su sonriente amigo. Éste le tendió la mano, la cual agarró y de esta forma, siendo jalado, salió por fin de la piscina. 


– Vamos a cambiarnos Haru. Los demás ya están listos para irse. –Y tendiéndole una toalla comenzó a caminar a paso lento, esperando que su amigo de cabellos negros lo alcanzara pronto. Y una vez que así lo hizo sonrió con alegría. – Recién acaba de llegar Rin. Creo que tenía que hablar sobre algo con Gou. Tal vez su Club nos invite a un entrenamiento en conjunto. Si es así, podremos nadar con él pronto. –Y entusiasmado por la idea, ingresó a los vestidores, aunque no fue seguido por Haru hasta las duchas. Cuando salió, se encontró con su mejor amigo ya preparado para irse. – ¿Haru, no te vas a bañar? –El aludido solo negó. –Ok, espérame un segundo, ya estoy casi listo. –Y llegando al estante donde sus pertenencias estaban, agarró la ropa que se encontraba pulcramente doblada. Al hacerlo un pequeño papel blanco cayó al suelo. Con curiosidad miró al piso mientras se colocaba los pantalones de gimnasia, y luego de colocarse la remera, se inclinó y agarró el papel. De un lado era completamente blanco, pero cuando lo giró se topó con dos palabras que lo dejaron completamente atónito. 


“Me gustas” 


Confundido y sorprendido, guardó el pequeño papel en el bolsillo y poniéndose su chaqueta, agarró su mochila y salió al exterior, donde Haru lo estaba esperando. Miró a su alrededor y no vio a nadie mas. 


– Nagisa y Rei acaban de irse. –Dijo monótonamente y comenzó a caminar en dirección a su casa sin mirar hacia atrás. Makoto le dio alcance en pocos segundos y ambos caminaron a la par. –Rin se fue con Gou. Te dejó saludos. –El castaño miró el perfil de su mejor amigo con ternura y luego hacia atrás, esperando ver a los hermanos, pero no había rastros de ellos. Así que se concentró en su camino. El camino fue calmadamente silencioso como habitualmente lo era y muy pronto llegaron al primer destino; La casa Nanase. – ¿Quieres entrar? Prepararé algo para comer. –No esperó respuesta, simplemente ingresó y dejó su mochila sobre una mesa que había en la entrada. Lo mismo hizo el castaño, siguiendo hasta la cocina a su amigo de ojos azules. Comieron y charlaron sobre cosas sin sentido como siempre hacían. Cuando el cielo ya estaba completamente oscuro, Makoto saca su celular del bolsillo y comprueba la hora. Ya era tarde, debía irse. Pero algo llamo su atención, y no era nada mas ni nada menos que aquel pequeño trozo de papel que había encontrado entre sus pertenencias anteriormente y que ahora volvía a caer al suelo al sacar su teléfono. Por un segundo se sintió acosado por el papel y por aquellas palabras. Era una ridiculez, pero eso lo puso nervioso. – ¿Te sucede algo, Makoto? –Preguntó el anfitrión, sacando un gran suspiro y un salto del más alto, ante la supresa que recibió al escucharlo. Se había quedado tontamente mirando el papel en el suelo y no había notado la presencia de su amigo. 


– No es nada. –Dijo consiente, mientras se agachaba para recoger por segunda vez la nota. –Ya es hora de irme. ¿Mañana te paso a buscar y hacemos algo? –Ya que era sábado, tal vez podían pasar el día en el parque o en el mar si el día lo ameritaba. Haru asintió y lo acompañó hasta la puerta, pero al poner un pie fuera, el castaño se giró y encaró a su amigo, quedando cara a cara. Sus ojos se encontraron y por largos segundos se mantuvieron firmes. Por primera vez en mucho tiempo Makoto mostraba un semblante serio, nervioso y confundido. Pero ahora la duda comenzaba a molestarle y prefería aclarar las cosas con su mejor amigo y seguir viviendo, sin tener pensamientos sobre Haru y la nota. Tal vez solo había sido una broma de Nagisa. No creía que Haru sintiera algo por el mas que amistad…– Haru, ¿Yo te gusto? – pero aun así las palabras escaparon de su boca, y no supo si lo que sintió fue alivio o miedo al pronunciarlas. Sus miradas seguían estables en el lugar. Entonces el más bajo, luego de meditarlo, dio un paso hacia adelante. 


– Si. –Fue la simple y corta respuesta del de ojos azules, haciendo a Makoto retroceder y mirar con sumo asombro a su amigo. ¿Acaso había escuchado bien? ¿Entonces Haru había sido el de la nota?...No sabia que decir ni que hacer. Simplemente se quedó de piedra en el lugar, siendo fuertemente observado por el más bajo. A éste le brillaban los ojos, pero tampoco decía o hacia algo. Incomodo, Makoto se removió y apartó la vista. 


– Debo irme…Mañana nos vemos. –Y escapando de la incomoda situación, salió despedido hacia su propia casa. Era la primera vez que no sabia como reaccionar ante Haru, ni que decir, ni que hacer…y era la primera vez que experimentaba incomodidad. Estaba tan tenso que parecía un robot al caminar. Respiró profundamente e intentó tranquilizarse. Estaba tan distraído que un susto enorme se pegó al chocar de cara con alguien. –Lo siento. –Se disculpó agarrándose del pecho, entre los nervios y el repentino susto sentía que su corazón saldría de su lugar en cualquier momento. Al elevar la mirada se topó con una cara familiar. – ¡Rin! –Éste lo estaba mirando con un ojo cerrado y una pequeña mueca de dolor. Silenciosamente el recién nombrado señalo con su dedo índice hacia el suelo, y el castaño, al mirar hacia abajo dejó escapar otra disculpa. No se había dado cuenta pero estaba pisándole el pie a su amigo. Inmediatamente se aparto riendo. 


– Ibas con la cabeza en otro mundo, ¿Acaso no escuchaste cuando te llamé? –Preguntó con una ceja elevada y los brazos cruzados. 


– Lo siento Rin, estaba pensando en algo y no te vi. –Ante aquellas palabras, los ojos del pelirrojo destellaron interés y ansiedad. Hacia dos cuadras que lo había visto venir, así que lo esperó. Sabia a la perfección que ese era el camino hacia su casa. –Por cierto, ¿que haces por aquí? –Preguntó mirando con tranquilidad a su amigo y despejando su mente.


– Te estaba esperando. Hoy no tuvimos tiempo de hablar contigo. – Respondió con suma tranquilidad metiendo las manos en los bolsillos, y dándose el lujo de moverlas ahí dentro con nerviosismo. – Hoy fui a verte. –Confesó sin dejar de mirar a su amigo castaño.    


– ¿Ah? Yo pensé que habías ido a hablar con tu hermana. –El otro chasqueó la lengua y negó una vez con la cabeza. Makoto se sintió confundido y alagado, aunque mas lo primero que lo segundo. Eran muy pocas las veces que Rin tenia tiempo de ir al Club, porque él mismo estaba entrenando en el suyo. Así que sonrió con transparencia tomando aquel comentario con inocencia. 


– ¿A dónde estabas? –Indagó el de ojos carmesí, dando un paso hacia adelante. Curioso y celoso de la probable respuesta. 


– Estaba en lo de Haru. –Respondió con suma normalidad. No era ningún secreto, aunque se puso nervioso al recordar lo que habían hablado al final con su mejor amigo. Suspiró al sentirse un cobarde al haber escapado ante la confesión de éste. Pero le fue imposible asimilarlo en su cerebro y fue la única reacción que pudo formular, pues había quedado en blanco totalmente. Rin volvió a elevar su ceja al notar como su amigo volvía a perderse en sus pensamientos. Eso no le gustó…no le gustó para nada. Y los celos comenzaron a hervirle la sangre. Haru…Haru…siempre Haru. La mente de Makoto se veía perdida cada vez que ese nombre salía a flote. Además Rin notó algo distinto en los ojos verdes de su amigo, algo que parecía inquietar al castaño…y eso le gustó aun menos. 


– ¡Makoto! –Dio en voz alta, casi como en un grito. El aludido salto en el lugar y lo observó con ojos sorprendidos ante el abrupto tono de voz de su amigo. De pronto contempló como éste comenzaba a acercarse con rapidez. Su espacio personal fue invadido y pronto tenia cara a cara al de cabellos rojizos. Estaba tan cerca que podía sentir el respirar acelerado del contrario sobre su rostro. Las manos de Rin aprisionaron como garras la parte alta de sus brazos y lo empujaron hacia una pared cercana. El cuerpo de Rin se pegó al suyo y descaradamente una de las rodillas se metió entre sus piernas, de esta forma el de cabellos rojos aplicó una pequeña presión sobre su entrepierna. Su asombro estaba al máximo y su confusión no lo dejaba pensar con caridad.   


– ¿Qué haces Rin? –Instintivamente apoyó sus manos temblorosas de los nervios sobre el pecho de su amigo y comenzó a empujar para que se alejara. La pierna de Rin lo ponía incomodo, sin mencionar que su rostro estaba demasiado cerca y comenzaba a creer que se acercaba cada vez mas. –De…ten…– No podía terminar la palabra, la pierna de Rin comenzó a hacer movimientos de frotación. Su rostro se ladeó hacia el costado y sus ojos se cerraron. Su rostro estaba enrojecido y sus manos perdían fuerza con cada segundo que pasaba. Y aquella imagen de Makoto le pareció demacrado bella a Rin, que hacia lo posible por contenerse. Con calma, una de sus manos agarró la barbilla del castaño y lentamente lo hizo mirarlo. Pero éste se negaba a abrir los ojos. 


– Me gustas. –Fueron las palabras que de la boca de Rin salieron con pura sinceridad y sentimiento. Fue al escucharlo cuando Makoto abrió los ojos y se topó con la fogosa mirada de quien lo tenía aprisionado contra la pared. Otra vez aquellas palabras. Como en la nota. Su mente solo pudo contemplar la posibilidad de haber cometido un error…no había sido Haru el que le había escrito esa nota. ¡Sino que evidentemente había sido Rin! La pierna apretó con un poco mas de fuerza su miembro y el rostro de Rin se movió más hacia adelante, hasta que ambas narices se tocaron. – ¡Me gustas! –Repitió con más euforia y ante los grandes ojos verdes de Makoto, Rin cerró los suyos y terminó por hacer desaparecer la distancia que habría entre los labios de ambos. Besó con pasión contenida y con seguridad. Era lo que deseaba…los labios de Makoto habían sido siempre una tentación para él y al fin los tenia entre los suyos. Ante la impresión del castaño que no sabia como reaccionar, la lengua de Rin aprovechó e ingresó sin permiso, saboreando la belleza de aquella boca cálida y húmeda. Con tanta intensidad lo beso, que al separarse un hilillo de saliva los seguía uniendo. –Siempre- –Fue la siguiente palabra del de cabellos rojos, contemplando el bello rostro avergonzado y confundido de su amigo. Los ojos verdes en ningún momento se habían cerrado, pues jamás se había esperado que pasara algo semejante. Había tenido demasiadas emociones incontrolables por un solo día. Y tal y como había pasado con Haruka, el castaño solo atinó a salir corriendo, desasiéndose de la prisión con un empujón que Rin no había previsto. Había estado tan emocionado y excitado al tener a Makoto entre sus brazos, entre sus labios, que no había contemplado en lo que el castaño podía pensar o en como podía reaccionar. Y se maldijo por haber sido tan impulsivo y directo. Tranquilizándose, caminó a paso lento hacia su propia casa, mirando una ultima vez por donde Makoto se había ido.          


Y Makoto corrió como alma que lleva el diablo hasta llegar a destino. Antes de entrar intentó regularizar su respiración y su acelerado corazón suspirando bocanadas de aire. Una vez mas tranquilo miró hacia el cielo estrellado y pensó en lo que le había pasado ese día. No podía comprender nada. Su mente era un revoltijo de pensamientos sin sentido. Para cuando se acostó, comprendió que no podría dormir en toda la noche. Y así fue.  

Notas finales:

Ok, desde ya muchas gracias por leer. ¿Que opinan? ^^

¿Vale la pena que siga este fic? (-apenada-) 

Nos vemos. Bye bye!

                             Marieene


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