-Todos están invitados a asistir al paseo que se llevará a cabo en una de las mansiones más importantes en toda Inglaterra y nos referimos a la ¡mansión Phantomhive!
-Hey Ciel, vamos a ir ¿verdad?
-No tengo interés y lo sabes Shawn –dije restándole importancia y devolviendo mi vista a un viejo libro que había encontrado en la biblioteca-
-¡No seas aguafiestas, apuesto que será un gran paseo!
-¡Ya dije que no!
¡Demonios! Me dije, mi grito había hecho que todos pusieran su mirada en mí.
-¿Tiene algún problema joven Richmond? –el profesor se dirigió automáticamente a mí-
-No profesor, siento haber interrumpido -¡Tch! Odio cuando esto pasa-
Después de que por culpa del tonto de Shawn me llamarán la atención, las clases terminaron y como todos los días me dirigía a la biblioteca hasta que Lizzy interrumpió mi camino.
-¡Cieeeeeel!
-Lizzy, ¿a qué se debe tanta emoción? –Procure sonar interesado-
-¿Acaso no estás emocionado por el viaje escolar? –preguntó muy entusiasmada (como siempre)-
-La verdad es que yo…
- ¡Ya tengo todo planeado, los trajes, el almuerzo y donde nos reuniremos…
Como era de costumbre nunca escuchaba, así que deje que terminará de hablar.
Finalmente y después de media hora de hablar con ella había logrado que mis ganas de ir a la biblioteca se fueran muy lejos, así que regrese al salón donde se dan las clases de arte. Me gustaba mucho pintar pero no recuerdo porque lo había dejado de hacer.
Eran las cinco cuando el cielo comenzó a nublarse y yo seguía con el pincel en mano; a estas horas ya no queda nadie más que el señor de la limpieza y el guardia… ninguno de ellos sabía que yo me encontraba ahí. Con algo de apuro comencé a guardar todo el material, cerré ventanas y salí al pasillo principal. El sol iluminaba todo el edificio, era un atardecer que merecía cada segundo de alguien que le prestara atención.
“-Ciel cariño, tus pinturas son lo más hermoso que haya visto”
¿Eh? La voz de una mujer había irrumpido mi mente, podía sentir como golpeaba dentro, resonaba una y otra vez hasta que mi vista se nublo y lo último que recuerdo es la silueta de un hombre en traje negro.
-¡CIEL! –Era la voz de mi madre- Por fin has despertado, de no haber sido por el señor que hace la limpieza, seguirías tirado en la escuela –unas lágrimas se asomaban en sus verdes ojos.
-¿Qué me sucedió? –pregunte con una voz que ni yo mismo escuchaba bien.
-El doctor dijo que tu asma había regresado.
-No, madre. Estoy preguntando qué sucedió en la escuela.
-El señor que te trajo dijo que te había visto en el pasillo, estabas pálido como si algo te hubiera asustado, después te desmayaste.
La verdad no lograba recordar, lo único que recordaba era la silueta.
-Ciel, ¿Hay algo que me quieras decir? –mi madre sonaba bastante preocupada, tenía que decir algo muy bueno para que no sospechara.
-Es solo que…
-Que pequeño, solo dime.
-No quiero que preocuparlos con mi enfermedad, es todo.
-Oh querido, no tienes que pensar en eso. Deja que tu padre y yo veamos la manera en como sobrellevarlo. –me abrazo cálidamente, pero podía notar el nerviosismo en sus frágiles manos.
-Por cierto, este fin de semana tendremos un viaje a la mansión Phantomhive, nos quedaremos en un hotel cerca pero no….
-Eso es muy bueno Ciel, tienes la oportunidad perfecta para distraerte de todo y recuperarte un poco ¿no lo crees?
Al ver su cara, esos ojos brillantes, no pude decirle que no me apetecía ir.
-Sí, lo es.
-Bien, es mejor que descanses, mañana discutiré con tu padre lo de tu viaje, buenas noches hijo –Me dio un beso en la frente y salió de mi habitación. Yo me sumergí en un sueño donde el hombre de traje negro me señalaba una puerta.
El día del viaje llegó y para suerte mía, los asientos fueron asignados y yo me quede con los dos, porque mi compañero no había podido llegar. Saque mis viejos y grandes audífonos y comencé a escuchar esa música que tanto me relajaba…Chopin, Beethoven, Liszt, Mozart; mis ojos se perdían en el paisaje de nubes grises que cubría el cielo ese día, me sentía en paz, podía sentir como poco a poco me quedaba dormido.
-Joven amo, el carruaje lo espera, sus padres están esperándolo por igual.
-Ya lo sé Sebastian, enseguida bajo.
-Como ordene. Por cierto –un hombre de traje negro dio la vuelta- su corbata esta desarreglada…
-No me toques Sebastian…
-¿Sebastian? Jajaja Ciel al parecer el viaje te afecto un poco –Shawn se sentó a lado de mí- ¿Sabías que la mansión fue una de las más importantes en el siglo XIX?
-No y tampoco es de mi interés Shawn, ahora dame permiso y busca tu equipaje, los profesores nos están llamando.
La mansión Phantomhive, era claramente enorme y vieja algo que podía pintar sin mayor dificultad. Aunque mirándola mejor tenía algo que llamaba la atención, no sabía con exactitud que podía ser pero estando dentro tal vez lo entendería. Caminamos hacía las puertas de entrada y al instante dos trabajadoras nos dieron la bienvenida.
No lograba entender por qué al momento de tal cosa mi mente se transportó a otro tiempo.