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La Mascara del Doncel por ShadowNoSleep

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Notas del fanfic:

Espero que les guste, dejen comentarios y sugerencias.

Notas del capitulo:

Que los disfruten.

Quizás esta historia empiece como muchas otras, con el famoso y típico “había una vez”. Sin embargo, es justo decir que efectivamente, había una vez en una aldea llena de poder e injusticia y un joven quien cambio el curso de la historia.

Yo era ese joven.

No salve a una princesa, pero si salve la vida de la persona que más amaba, y posteriormente, salve la vida de muchas generaciones que estaban destinadas a la sumisión por parte de lo que se decía ser “la ley”.

Varones, Donceles, Doncellas… Todos al final somos lo mismo, escondidos detrás de una máscara de algo que no habíamos decidido ser, simplemente nacimos con “aquello” que nos marcaba de por vida.

Mi historia pretende demostrar cómo el poder del hombre lleva a la guerra, el odio, la sumisión, el dolor, la muerte, la mentira, la verdad y finalmente la justicia.

Y para no aburrirlos más, esta es mi vida.

Uzumaki Deidara.

Minato Namikaze, había sido un espléndido guerrero, el mejor ANBU de toda su generación, a una corta edad dominaba perfectamente el taijutsu entre otras técnicas que lo hacían sobresalir sobre todos los demás. Al ser el hombre más cotizado por la aldea las mujeres le sobraban, por lo cual, decidió casarse con la que él consideraba le daría un mejor prospecto, analizo sus cualidades ninja, sus rasgos femeninos y su actitud femenina. Fue entonces cuando ni corto, ni perezoso, decidió de manera agria y poco caballerosa decirle a Uchiha Mikoto que se casara con él.

Al ser una de las mujeres de un clan tan poderoso como lo era el Uchiha, una mujer de facciones y hermosas, con porte y elegancia, respondió como toda una dama.

“Piérdete”

Minato después se enteró que ella estaba comprometida de nacimiento con otro miembro Uchiha, su rival, su némesis, su mejor amigo…Fugaku Uchiha.

Al ver frustrado su plan “a” recurrió  a su plan “b”. Si la loca pelirroja, Kushina Uzumaki.

Fue así como sin más preámbulos, ambas parejas se casaron, ambas  tuvieron destinos diferentes y  nunca se volvieron a ver después de largos años. Mikoto le dio a Fugaku dos hermosos varones, a los que llamaron Itachi y Sasuke. El primero era el mayor, quien siguió el camino de su padre y se enlisto a la guerra, donde fue reconocido por habilidad excepcionales. Por otro lado, Sasuke, el menor, termino su servicio de guerra y decidió preocuparse por su aldea que por andar produciendo conflictos, creía firmemente en la paz.

Pero en la otra familia, las cosas habían sido distintas. Kushina dio a luz a un varón y a un doncel. Deidara, el mayor que era un varón que se había enlistado a la guerra por órdenes de su padre. Y Naruto, un joven doncel que llevaba su educación en casa, donde su madre lo cuidaba y protegía con mucho amor y dedicación, después de todo, era su único hijo doncel, y el menor.

Poco imaginaba el origen de los problemas, seria aquel chiquillo revoltoso, Naruto Uzumaki, y el pequeño hijo de los Uchiha, Sasuke.

-¡Mamá!-Naruto gritaba a su madre, quien ya llevaba tiempo buscándola, el joven traía su kimono de verano, color naranja con unos toques azul, que hacían juego con sus hermosos ojos, un listón morado y coqueto que lo definía claramente como su estadía en la juventud-¡mamá!

-¡Ya te oí chiquillo!-su madre cargaba un cesto de ropa limpia hacia la casa, iba a prisa por saber que sería el nuevo capricho de su hijo-¿Qué sucede Naruto?-pregunto una vez que llego junto a él, quien estaba parado en el marco de la puerta corrediza que daba al patio.

-Mami, hoy viene mi hermano después de mucho tiempo ¿Puedo salir a cortar unas flores para decorar la mesa?

-Hijo-rio levemente por los pensamientos que su hijo tenía-Tu hermano ya tiene veinte años, además él no es un doncel, y recuerda que no le gustan las flores…-tomo la cara de su hijo al ver el semblante de tristeza que se le avecinaba-Pero si quieres ponerlo contento, ve y corta hasta el fondo del jardín fresas y un poco de hojas de yerba buena, seguro que debe de llegar muy cansado después de su viaje y querrá tomar un baño que lo relaje.

-Pero mama, ¿le dirás que yo las corte?-pregunto con inocencia el joven, esperando la respuesta de su madre, que solo sonrió y acaricio los cabellos de su hijo.

-Claro que si, además, él sabe cuánto lo quieres.

Y con esas palabras, se fue junto con una pequeña canasta, hacia el fondo del jardín, donde recolectaría lo dicho por su madre.

XxX

-Demonios, me he perdido, este mapa dice que debí haber llegado hace más de una hora, y nomás no encuentro la manera de salir de este bosque.

Entre plantas y árboles, el joven Uchiha Sasuke, buscaba la forma de llegar a su aldea vecina, debió presentarse hace más de una hora en una ceremonia de apertura, y el y su caballo, estaban más perdidos que nunca.

-Estúpido hermano, eso es lo que pasa cuando evades tus responsabilidades de príncipe y me mandas a mí a cubrirte-siguió galopando en busca de un camino que le dijera que ya estaba próximo a llegar a su destino. Llevaba una ropa sencilla, un pantalón de seda negro ajustado y una camisa de terciopelo color blanco de manga larga y una capa color roja.

Siguió su camino en direcciones que no conocía, cuando una luz amarilla lo encandilo y perdió el control de su caballo, cayendo al piso.

-¡Oh! ¡Pobre joven!-Naruto quien ya iba de regreso a su casa, tiro la canasta y corrió hasta el joven que había caído-¿Estas bien? ¡Oye! Despierta…-le golpeaba la mejilla levemente intentando reanimarlo, pero al parecer el golpe de la caída fue grande que le provoco un desmayo.

Sasuke estaba inconsciente y solo escuchaba la voz melodiosa de un joven que se preocupaba por él, sin embargo no podía moverse, intento abrir sus ojos, al principio su vista fue nublada, pero al abrirlos en su totalidad…

Sus ojos negros no podían mentirle, no creía que la caída de aquel caballo hubiera sido tan grande para provocarle la muerte y llegar directamente al cielo para ser recibido por un hermoso ángel de ojos azules, tenía unos pómulos sonrojados y unos labios…que simplemente eran carnosos a la vista de cualquier hombre, sin duda, estaba muerto y había ido a parar al lugar más bello.

-¡Oye! Dime algo, dime que al menos puedes hablar o que si sientes, dime que no te lastimas…bueno…  ¡al menos di algo!-grito el rubio desesperado al no saber qué hacer.

-Cásate conmigo-susurro aquel azabache tomando las mejillas de “su” ángel.

Naruto solo quedo en shock, ahora el que se desmayaría, sería el.

XxX

-¿Qué te sucede hermano? Has estado callado toda la cena, raro en ti, pues aun no aprendes los modales de un verdadero doncel-ese el que hablaba, era Deidara, un joven delgado pero lo poco que tenía lo ejercitaba.

-¿Ehm?...Oh, nada hermano, es solo que lo he estado pensando y quizás tengas razón y deba ya comportarme como lo que soy: un doncel.

Deidara se extrañó ante el comportamiento de su hermano, pues aunque era sumiso siempre estaba reprochando en la mesa algo, bueno, o por lo menos él tenía esa idea sobre su hermano, ya que nunca estaba en casa, había regresado de una guerra en la cual salió victorioso y gracias a ello la paz había llegado y ya no se vería forzado a salir de su casa, quizás a si, tendría tiempo para hacerse una familia propia.

Naruto había estado callado toda la tarde por la propuesta sentimental de aquel joven, es cierto, le había gustado mucho, pero ciertamente el solo tenía dieciséis años y el varón aquel ya tenía más de los veinte años. Pero no podía dejar de pensar en él, lo había cautivado, se sentía enamorado.

En ambas casas, estaba por llevarse una conversación idéntica, por parte de ambos hijos menores.

-Papa, Mama, tengo algo que decirles-dijo finalmente Naruto.

-Hoy conocí a un joven-Decía Sasuke en la cena familiar, mientras se paraba de pie para hacer su gran anunciamiento.

-¿De quién se trata, hijo?-Pregunto la hermosa y cariñosa madre Kushina.

-Lo conocí cuando fui a recortar hojas  en un jardín-

-¿Qué hacías en un jardín?-pregunto Fugaku molesto, pensando que su hijo podría haberse metido en problemas.

-Yo lo mande a recortar unas yerbas y unas fresas para preparar el un baño relajante para nuestro hijo-Señalo Kushina.

-¡Itachi! ¿No puedes hacer tus propias responsabilidades? ¡Tú eres el príncipe, debiste haber ido tú! No tu hermano-Fugaku estaba molesto por la poca disposición de su hijo.

-Yo no le pedí nada a mi hermano, ni si quiera lo veo, menos lo voy a pedir a que me prepare un baño estúpido-Deidara se defendía ante los gritos de su padre.

-Fugaku, amor, deja que nuestro hijo nos diga lo que tiene que decirnos, quizás, sea información importante sobre la aldea vecina.

-¡Gracias madre! Por lo menos tu si me tienes respeto-Naruto agradecía a su madre que fuera la única que notara su presencia.

-Lo que sucede es que conocí a un joven hermoso. Por lo que hable con él, proviene de una buena familia…

-Me propuso matrimonio….y acepte, le dije que aceptaba, y prometió traer una carta pidiendo formalmente ante ti padre, que aceptaras que fuera mi esposo.

-¡¿Qué hiciste que!?-Toda la familia Uchiha le grito al menor, en busca de una explicación racional que lo llevara a una buena explicación de la actuación de su hijo.

-¿Estás loco? O simplemente andas de broma, ni si quiera sabes nada de ese prometido tuyo-cuestiono Deidara quien estaba furioso ante la estupidez que su hermano estaba cometiendo.

-Se su nombre padre, su nombre es Uzumaki Naruto.

-Uchiha Sasuke-pronuncio con seguridad Naruto.

Y fue en ese instante que las caras de ambos padres de familia cambiaron, siendo así, la cosa cambiaba completamente.

-¡Ah! Pero que coincidencia-ambos hombres desde su casa reían ante la situación y se despreocupaban menos.

-Claro que te puedes casar pequeño Naruto, bueno claro, hay ciertas condiciones pero si lo que quieres es unir tu vida a un Uchiha, lo tendrás.

-¿Qué condiciones son padre?-pregunto Sasuke con cierta desconfianza, pues la mirada de su padre le decía que las cosas no saldrían como el esperaba.

-Tu hermano Itachi debe de casarse primero, y ahora que has mencionado que mi mejor amigo de mi juventud tiene un doncel, lo casare con él, después, tú podrías encontrar a otra pareja y casarte.

-¿Qué?.. ¿De dónde han sacado una norma tan estúpida como esa?-los ojos del menor se veía nublados ante lo dicho de su padre.

-Lo que escuchaste, hasta donde sé, Fugaku tiene otro hijo mayor aparte de Sasuke Uchiha, y como las tradiciones implican que el primer hijo varón debe de casarse, es lo que se hará, pronto Deidara escogerá una esposa o un doncel, pero eso no perjudica que tú te puedas casar con el mayor de los Uchiha, así que, en unos días partirás al reino de tu “prometido” -Minato sonreía con mucho interés, el solo veía el lado de la conveniencia familiar.

-Pero…yo me he enamorado del hermano menor…ni si quiera conozco al hermano mayor…-Naruto empezaba a derramar pequeñas lágrimas.

-Tampoco conoces al hermano menor, así que no llores como niña y sigue comiendo-Deidara le prestaba ya el mínimo de atención, no tenía nada de fabuloso una boda arreglada, era más interesante ver el agua caer.

-¡Te recuerdo que soy casi una niña! ¡Tengo ambos genes! ¡Por eso soy un maldito doncel!

-Guarda tu vocabulario pequeño joven, y más vale que te resignes a que te casaras quieras o no con ese Uchiha.

Naruto simplemente se mordió el labio inferior para dejar de derramar lágrimas. Como siempre se hacia la voluntad de su padre, su madre no podía hacer nada más que bajar la cabeza en silencio y su hermano no comprendería jamás el dolor que era ser manipulado desde el nacimiento hasta el día de tu muerte.

-Si padre-Y con estas palabras el joven rubio se retiró de la mesa sin perder sus modales-Buenas noches familia-Aquellas últimas palabras las remarco lo más que pudo. Quería hacerles ver lo infeliz que iba a ser.

Y así pasaron unos cuantos días, ambas familias mediante cartas se habían puesto de acuerdo con el matrimonio de sus hijos. El menor de los Uchiha pronto se enteró de la misma noticia que su joven amado y a pesar de las insistencias, berrinches y amenazas no pudo convencer al patriarca de su familia.  Su madre era una mujer inteligente y muy comprensible, pero con el paso de los años se había vuelto voluble a la voluntad de su esposo, por lo cual ella no podía tomar decisiones, y sus hijos eran manipulados según al antojo de Fugaku.

-Mañana viene tu prometido Itachi-El padre de familia hablaba en la mesa donde solamente se encontraban los padres e Itachi-Quiero que muestres respeto y le hagas sentir cómodo, después de todo ni si quiera se conocen a sí que yo creo que una charla no les vendría mal, a si no se sentirán incomodos cuando se presente su noche de bodas.

-Si padre-Itachi simplemente se levantó de la mesa, no le había agradado del todo la idea del matrimonio, pero al final era algo con lo que debía de cumplir-Si me disculpan tengo que atender otros asuntos con unos clanes y después debo ir a entrenar, con su permiso-se retiró dándole a su madre un beso y a su padre apenas y le hizo una leve reverencia.

Sasuke había pasado los últimos días en su habitación meditando y trazando un plan para llevarse a su amado lejos de ahí o para tratar de impedir esa boda, no sabía exactamente como le iba a hacer para evitar todo aquello, lo que si sabía es que no dejaría que su hermano y su gran amor contrajeran nupcias frente a sus narices.

Mientras tanto en la familia de los Namikaze el rubio menor se miraba en un espejo, con la mirada vacía y perdida, portaba un hermoso kimono blanco que le quedaba un poco largo, la cinta de su cintura era de un color rojo ardiente, sin duda el rubio se miraba hermoso.

-Te miras precioso, hijo-su madre lo contemplaba, le hacía unos últimos arreglos a su atuendo-para la siguiente semana ya estarás usando  este hermoso kimono, te miraras hermoso, estoy segura que tu prometido caerá de amor a ti apenas te vea-Kushina intentaba animar a su hijo con elogios, pero este no salía de sus pensamientos-Mañana conocerás a tu prometido, según escuche es un joven muy guapo y varonil, todas las chicas y donceles del reino quieren estar a su lado…dime, ¿no te pone feliz ser el gran afortunado?

-Madre, te amo con todo mi corazón, y por qué te amo tanto no te voy a responder a esa pregunta, porque sinceramente es lo más estúpido que ha podido salir de tus labios-Naruto ni si quiera si inmuto en verla, Kushina simplemente bajo la mirada, su hijo tenía razón.

-¡Madre! La cena no está aún, tengo hambre-Deidara entraba al cuarto, venía muy sucio, con un traje de entrenamiento-Espero que no tardes en hacer la cena porque tengo sueño y quiero descansar.

-¡Deidara!-su madre se acercaba a el molesto-Mira nada más como tienes tú ropa… ¡y mírate! Estas todo sucio… ¡y apestas!

-Mamá yo no soy ningún doncelito que anda perfumado y bien vestidito, soy todo un varón.

-¡Pero mira nada más con lo que sales!-Kushina refunfuño y mejor salió de la habitación dejando a sus dos hijos solos, prepararía la cena para que su familia no estuviera más molesta de lo que ya estaba.

Mientras tanto Deidara apenas había visualizado a su hermano, no pudo evitar arrojar una risita al verlo, se miraba simplemente chistoso, pues arrastraba gran parte del kimono al ser demasiado bajito.

-No entiendo por qué insisten en ponerse tales cosas, se ven raros, si yo fuera un doncel, utilizaría algo cómodo que me permitiera caminar.

-Es una tradición familiar, no eres doncel, no lo comprendes-

-Agradezco no serlo, estoy feliz como soy-Deidara había visto la actitud de su hermano estos días, y si bien no le afectaba a él tampoco podía hacerse de la vista gorda e ignorar lo que le pasaba a su hermano, después de todo era su único hermano, y verle sufrir le partía el corazón aunque jamás lo iba admitir-¿Por qué es tan importante para ti casarte con el Uchiha menor? Digo, francamente no le veo el problema, según se, ambos son ricos, de pelo negro, ojos negros…son lo mismo-Deidara se acercaba a su hermano para poder verle mejor.

-Como se nota que no te has enamorado aun…-Naruto miraba a su hermano mientras le explicaba-Yo estoy enamorado de Sasuke, y solo de él.

-¿Y qué tiene de malo Itachi? Ni si quiera lo conoces, y al otro Uchiha apenas y lo conoces un poco.

-Ni si quiera conozco a Itachi, ni si quiera sé si me agradara, pero sabes, he comprendido en estos días que es lo que realmente me molesta de todo esto, y eres tu-Deidara se sobresaltó al escuchar aquellas palabras prevenir de tu hermano, en definitiva esta nueva noticia le estaba cambiando mucho.

-¿Cómo es que yo impido tu felicidad?

-Tu eres varón y yo un doncel, tu siempre tendrás todo que quieras y yo nunca lo tendré, jamás podre montar a caballo y tu jamás tendrás que caminar con unas zapatillas que te sangren los pies.

-Pero jamás estarás en las guerras, jamás vas a carecer de dinero o comida, jamás se te dejara solo, eres un doncel, y las mujeres y donceles son la prioridad de muchos.

-Pero no la tuya, ni si quiera como tu hermano, nunca sabrás lo que va a ser despertar alado de un hombre que no conoces pero que tienes que entregarle tu cuerpo las veces que a él se le plazca y darle los hijos que a él le venga en gana, en cambio tú escogerás a la doncella que más hermosa te parezca te casaras y serás feliz porque a ti nadie te impuso algo que no querías.

-Si lo dices así, si suena medio desalentador pero vamos que también la pasaras bien, tú gozaras de muchos privilegios, yo tendré que trabajar para poder mantener a mi familia.

-Hubiera preferido mil veces ser alguien pobre…pero humilde y de buen corazón y pasar el resto de mis días con Sasuke aunque este fuera el más pobre del universo, pero saber que al anochecer la persona con la dormiría seria con él y que al despertar seria él lo primero que viera.

-Bueno hermano, simplemente debes de aceptar el destino que te toco, además podrás verlo, digo serán cuñados pero al menos lo veras.

-Hermano como se nota que tienes ni idea de lo que estoy sufriendo, pero está bien, tu cerebro está bien masculinizado por lo que entiendo tu comportamiento, pero solo para que lo entiendas mejor-se acercó levemente a él, lo tomo de su hombro y lo obligo a ponerse a su altura-En una semana un hombre al que no conozco abusara sexualmente de mí y yo no hare nada, simplemente me resignare a ver como ese hombre se lleva mi virginidad y mi dignidad, mientras tu gozas una rica cena de mi madre, mi padre no podrá estar más feliz y mi madre compartirá esa felicidad con el-le dejo de apretar el hombro y camino hasta la puerta-Con permiso hermano.

Deidara no se sorprendió de la historia de un doncel, pero si le sorprendió la dureza en las palabras de su hermano, pues este nunca hablaba con informalidades y no utilizaba malas palabras. Aquella conversación le había dejado pensando durante el atardecer, e incluso en la cena con su familia estaba distraído y algo distante, apenas y removía la comida de su plato.

 

Pensó que desde que era pequeños su padre se había encargado de mantenerlos por separado,  un cuarto para su gran orgullo: El, el varón de la familia, el que le brindaría honor. Y en otro, su doncel, su pequeño hijo menor al que solo podría prestarle la atención necesaria el día en que entregaría a su hijo al altar.

Sin embargo, el desde que tenía memoria recuerda que siempre quiso jugar con su hermano, y debes en cuando, las veces en que su padre partía por razones de causa mayor, él se metía con su pequeño hermano a jugar. Al ser un varón y un doncel los roles se invertían en veces con respecto a los juegos, mientras que a Deidara le gustaba jugar a los piratas a Naruto le gustaba jugar con muñecas de trapo. Deidara siempre jugaba a regañadientes, pero al final del dia los momentos que compartía con su hermano eran los más sagrados para él.

Pronto aquellos días de juego para ambos hermanos se acabaron, cuando el patriarca de su familia los separo en definitiva y obligo a su hijo mayor a tomar entrenamiento intensivo y a su hijo menor lo mando a tomar clases de modales. Dos cosas completamente diferentes, y así, las veces en que ambos hermanos se miraban era contadas.

Con la llegada de Deidara, Naruto y el compartirían más tiempo, de no ser por la intromisión de Sasuke a la vida de su hermano menor nada de lo siguiente estaría por ocurrir. No entendía del todo los sentimientos que su hermano profesaba por un hombre al que apenas y conocía. Pero el corazón de una doncella y un doncel era un misterio, era un laberinto sin salida, un mar profundo, no entendía las acciones de ellos. El suponía que los sentimientos de ellos eran más fuertes que los de un varón por lo que reaccionaban tan sensibles a las situaciones comprometedoras. En cambio, un varón como él hubiera aceptado su destino, para ellos los sentimientos en un compromiso era algo que estaba demás, si se querían era ganancia y si no, de todos modos no le importaba.

Sus pensamientos habían sido tan largos y profundos que en ningún momento se percató que su familia ya había abandonado la mesa, su padre se había encerrado en su despacho donde seguramente organizaría los últimos detalles del viaje que mañana realizaría su hijo en compañía de dos guardias, él y sus padres llegarían dos días después por otras causas.

Su madre terminaba de fregar la loza, siempre tarareando una canción, una canción que seguramente ella había inventado, tenía un aspecto melancólico e imaginaba que esa melodía era producto de las circunstancias en las que se encontraba su hijo menor.

Y hablando de este último, su hermano había pasado a retirarse hacia ya algún tiempo, lo más probable era que se encontrara en su habitación. Se dispuso a pararse de la mesa y se guio a la habitación de su pequeño hermano, le daría una bendición antes de dormir y un beso, después de todo, era su hermano.

Camino por toda la gran casa hasta el lugar de los aposentos de su hermano, se disponía a abrir la puerta sin permiso. Pero unos susurros tristes le detuvieron.

Eran las lágrimas de su hermano, lloraba en su cuarto en silencio, seguramente tumbado en su cama, mañana por la tarde habrá conocido a su prometido con el que uniría su vida por siempre y estaría condenado a servirle.

Pudo escuchar un  “¿Por qué?” seguido de otras frases que no pudo distinguir. Fue en ese momento que realmente entendió el sufrir de su hermano, ya no era solo un berrinche, en verdad lloraba por su libertad. Se tumbó en la puerta y se deslizo hasta caer al piso. Se permitió a si mismo derramar unas cuantas lagrimas por lo que sus oídos tenían que escuchar. La persona que más amaba estaba detrás de esa puerta con el corazón hecho pedazos y la vida yéndosele en segundos.

¿Pero que podía hacer él? El solo era el hijo mayor del hombre quien dirigía a toda esta familia, no podía ir contra la voluntad de su padre. No podía simplemente interponerse en asuntos que ciertamente no eran de su incumbencia.

Se levantó del piso dispuesto a irse a su cuarto, derrotado, pues no había manera de librar a su hermano del sufrimiento eterno. No había manera en que él, pudiese salvarlo.

-¿Y si…?

Una idea muy descabellada curso en su cabeza, una idea que le helo la sangre entera, jamás podría hacer aquello, no... No podría…

Fue en ese momento que los gritos de su hermano llorando inundaron la casa, obviamente el menor ya empezaba a hacer sus actos de que se negaba rotundamente, sin embargo la estrategia de su padre era fácil y sencilla: Lo ignoraría.

 

Su padre no podría haber sido más cruel y su madre más sumisa, la idea que había cursado en su mente hacia unos momentos comenzaba a hacerse sólida, y fue en ese momento que lo decidió, salvaría a su hermano de la condena en que le había tocado vivir. Salvaría a su hermano de la infelicidad a costa de la suya y quizás de su vida entera.

Cuando ya todos se disponían a dormir, cuando su madre logro calmar a Naruto y logro dormirlo, cuando ella se metía a su cuarto a descansar a lado de su padre altanero quien ya se encontraba lo suficientemente inconsciente como para escuchar un murmullo, su madre apago las luces y se dispuso a dormir, ya cuando las almas de esa casa dormían con tranquilidad, fue en ese momento en que El, sin hacer ruido, llevo a cabo su plan.

Se metió a ducharse, tomo un baño diferente en esta ocasión, pues envés de bañarse con aceites varoniles, tomo jabones que desprendían un singular olor femenino, y tallo todo su cuerpo con este, hasta que el olor se impregnara completamente en él, sus cabellos rubios los envolvió en el olor de las rosas y las fresas. Mientras esto sucedía, tomo una de sus navajas de su equipo de entrenamiento, con ella depilo sus piernas, axilas, su vientre y parte de área púbica. Nunca había tenido pelo en el pecho y jamás  había brotado barba en rostro por lo cual no se quitó el pelo de esas áreas, pero si al final de su baño, se acercó a un espejo, donde con cuidado se depilo su ceja, el arrancar el pelo de área le dolía, pero era fundamental que lo hiciese. Al final corto un poco su cabello, solo para darle una forma, lo cortó en leves capas y se hizo de un mecho que cubrirá su ojo izquierdo, sin duda había quedado de una manera femenina. Finalmente, tomo un poco de crema que había en un tarro y la unto por todo su cuerpo, para asegurar que en el solo desprendía fragancias de un doncel.

Se envolvió en una toalla y camino hasta la habitación de su hermano, sin hacer mucho ruido se adentró y lo miro dormir, su rostro le señalo que en efecto había estado llorando, se acercó a él y le dio un cálido beso en su mejilla.

-Te quiero hermano menor-Dicho esto, se apartó de él y camino hasta el gran closet, abrió las dos puertas de madera, y ahí lo vio. El kimono que su hermano usaría el dia de su boda. Lo tomo y sin dudarlo ni chistear.

Se lo puso.

Si, ese era su plan, se haría pasar por su hermano, él sabía que no era un doncel, que jamás podría darle un hijo al que sería el esposo de su hermano, sabía de antemano que en algún momento se darían cuenta, pero el alegaría que era estéril, a si su hermano podría casarse con el hombre que quisiese. Sabía que si era descubierto podría condenar a él y a su familia a la muerte por traición.  Pero él no era un tonto, ya se las ingeniaría para que nunca se dieran cuenta de la verdad.

Un doncel era reconocido por un tatuaje que se les hacía de al momento de nacimiento, era fácil reconocer al doncel cuando nacía, pues de su piel brotaba un lunar característico en forma de luna en la parte trasera de su cuello.

Obviamente él no tenía esa marca, por ello, con tinta que el utilizaba en sus batallas, se marcó como pudo aquella luna, no sabía si había quedado perfecta, pero al mirarse en un espejo, noto que la luna era visible, al mojarla con agua y jabón esta no desaparecía, esa tinta era lo suficientemente fuerte como para lograr ser borrada.

En medio de todo ese trance, él ya había quedado listo, tenía aquel kimono blanco puesto, su cabello lo recogió en media coleta y se puso una peineta que robo del alhajero de su hermano. Se miró a sí mismo y no estaba satisfecho con su aspecto. Y era porque faltaba el toque final.

Hurgo del cuarto de su madre una bolsa donde tenía pinturas, apenas y se puso un poco de polvo en su cara, sus pestañas las maquillo y pudo notar hasta ese dia que tenía unos pestañas demasiado largas para ser de un varón, delineo sus ojos para que sobresaliera el color de estos. Finalmente tomo un poco de brillo que coloco en sus labios. Ya había quedado listo. Incluso, tomo unas zapatillas un tanto elevadas. Se miró en el espejo y realmente comprobó la transformación que había hecho en él. Se miraba, diferente.

Salió del cuarto de su hermano, le hecho un último vistazo, y al verle corroboro que lo que hacía, era lo correcto.

Sin hacer ruido bajo hacia la puerta principal y salió de esta sin siquiera levantar sospechas, afuera los guardias que transportarían a su hermano hacia el reino de los Uchiha le esperaban, ellos no tenían idea de cómo era Naruto a sí que simplemente intuyeron que Deidara lo era.

-¿No se despedirá de sus padres? Joven Doncel…-pregunto uno de los guardias.

Deidara no sabía cómo era que un doncel debía de contestar, se había olvidado de aquello, así que simplemente contesto como él quisiese que le contestase una doncella o doncel.

-No, ya lo he hecho con anterioridad esta noche, no les quiero despertar solo para que me vean partir, ellos deben guardar energías necesarias para poder partir en unos días a mi casorio-Quizás hablo más de la cuenta, pero con ello los guardias ya no molestarían. Y en efecto, los guardias no molestaron más, ayudaron al doncel a subirse al carruaje donde seria trasportado, y partieron rumbo a donde los Uchiha vivían.

 

Continuara…

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado, si quieren que continue, por favor, haganlo saber.


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