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Soledad. por nezalxuchitl

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Notas del fanfic:

¡Advertencia! Hay alerones feos (como dice la frikipedia), o sea spoilers del final de Capitán América 2: el soldado de inverno.

Este one-hot-sad va de lo que realmente pasó a la orillita del agua luego de que cayeran juntos con la nave de SHIELD.

Notas del capitulo:

Esta canción fue la que me dio la idea de escribir el fic, permitanme sugerirles que la escuchen mientras lo leen,

https://www.youtube.com/watch?v=m5SaFpPeSmo

kiitos!

Soledad

Innocence died when they took his mind

And they tried to leave him behind

¿Quién era ese hombre?

Salto ágilmente en el aire para esquivar su golpe, dio algunos pasos más para tomar impulso y volver al ataque.

Él lo sabía, él lo conocía. En otra vida, una en la que había alegría, felicidad, diversión…  ¿en que estaba pensando? No había otras vidas, incluso esta terminaría, pronto. La nave estaba cayendo y él debía cumplir su misión… después podría descansar… sí, sería tan grato. Descansar para siempre, sin volver nunca a sentirse atormentado por los recuerdos de la otra vida.

-¡Bucky! ¡Soy yo, Steve! ¿No me reconoces?

-Tengo una misión que cumplir.

-Pues cúmplela entonces, porque no voy a defenderme. ¡No contra ti!

¿Por qué dolía tanto golpearlo?

Imágenes, fragmentos de recuerdo, como de cristal roto, venían a él, y dolían, como dolían. Era Steve. No podía matarlo.

Pero, ¿Quién era Steve?, se atormentaba mientras nadaba remolcandolo. ¿Por qué tenía recuerdos de él siendo tan delgado? Recuerdos de su nuca, y luego… los roles se invertían y era Steve quien besaba su nuca. Steve, tal como estaba ahora. Ambos tipos de fragmentos llevaban tal calidez a su corazón que no sabía que hacer con ese sentimiento.

Lo depositó en la orilla del agua. Había árboles cerca, una ruta de escape segura y cubierta. ¿Por qué entonces le daba palmaditas en la cara? ¿Por qué lamentaba haberle roto el labio?

-Bucky…

Los ojos de Steve irradiaban esa ternura, hasta su corazón. Dolía.

-No sé de quien hablas.

-Bucky eres tú, ¿no lo recuerdas?

Había temor en los ojos azules. Aunque no tanto como en su corazón.

-¡No sé de qué hablas!

Mentía. Fragmentos del cristal rompiéndose, cuando él estaba amarrado y hacían todos aquellos experimentos. Se cansó de gritar el nombre de Steve y él nunca vino.

La rabia subía por su garganta. Si estuviera en el cuartel, los médicos lo llevarían a la máquina que quitaba el dolor, por un tiempo. Pero no estaba en el cuartel. Y no iba a regresar. No iba a regresar.

-Bucky, soy yo, Steve…

¡Y una mierda! Lo abofeteo, abriéndole mas el labio, haciéndolo sangrar.

-Bucky, por favor, recuérdame…

No quería. ¡No quería! Se llevó las manos a la cabeza. Dolía tanto. El Capitán América fue a salvar a aquellos desconocidos, pero no a él. No a él.

Sintió su mano sobre su hombro. Steve lloraba. Esperaba que le doliera tanto como a él.

-Te amo…

Mentía. No era verdad. No era verdad. Si lo hubiera amado habría ido por él. Lo habría rescatado cuando hacían todas aquellas cosas con su brazo, cuando le inyectaban todas aquellas cosas por su brazo. Ahora era de metal: frío y funcional. Como su mente. Como su corazón debía ser.

Golpeó a Steve y se montó sobre él, estrangulándolo. Sentía tanta rabia. Tanto dolor.

“Siempre estaré para ti”; le había dicho sus propias palabras, en el barracón, luego de salvarlo. Las palabras que el había dicho en un sucio callejón de Brooklyn. Y entonces supo que todo había cambiado entre ellos. Steve no necesitaba más protección: era el Capitán América, y él un simple sargento. Dolió, aquella vez. Pero pudo sonreír, echarle los brazos al cuello y adaptarse a que fuera Steve quien guiara, quien dominara, quien protegiera.

-Bucky, escúchame… - él había dejado de estrangularlo y Steve le acunaba el rostro en las manos. La ternura de su toque lo hizo sentirse tan agradecido como un perro apaleado. – mírame…

Era Steve. Tan puro de corazón como siempre. Y él tenía esos oscuros sentimientos.

-Te amo.

-Te amo también.

Era verdad. Tal vez la única que le quedaba. En medio de todas sus ruinas permanecía esa radiante flor, que nunca se marchitaría.

Con lágrimas en los ojos besó a Steve. Sus labios eran tal como los recordaba. Transmitían una calidez increíble. Como sus dedos acariciando sus mejillas.

Nunca se marchitaría.

De algún modo sabía que Steve también había perdido cosas. Que no todo estaba claro para él. Pero lo que sentían el uno por el otro… dolía.

Profundizó el beso con Steve, como al principio, su lengua entrando en su boca, dominando. Y Steve movió una mano a su nuca y otra a su espalda. Estrujó la arena húmeda a los lados del rostro de Steve. Estaba fría, la sintió con la mano que aun podía sentir. La llevo a la mejilla de Steve. A su cuello. Lo amaba. ¿Pero podría perdonarlo?

Sus bocas se fundían, sus cuerpos se acercaban. La calidez del otro, tan contrastante con el frío mundo. Todo era gris a su alrededor, no solo el agua, las nubes, los edificios... Sus bocas se fundían una y otra vez y las manos encontraban caminos largamente no transitados. Pero conocer el cuerpo de tu amante es como montar en bicicleta: una vez aprendido es para siempre.

No tuvo problemas quitándole el traje del Capitán América. Pero Steve si tuvo problemas con su ropa. Siempre lo había desvestido en uniforme. Se encontró capaz de sonreír, de sentir ternura, ante este hecho.

Steve se dio cuenta y compartieron un momento dulce, como en los primeros tiempos. Y como en los primeros tiempos él se instaló entre sus piernas. Llevó su mano entre sus piernas y masajeó su erección. Más grande que antes, pero eso estaba bien. También su trasero.

-Bucky… - se arqueó Steve.

-Di mi nombre.

-Bucky.

-Dilo otra vez.

-Bucky, Bucky… - se retorcía conforme él lo tocaba por delante. Se embebió de su rostro que expresaba tanto placer. Lamió su cuello y lo hizo correrse para poder lubricar - ¡Oh Bucky! – jadeó presionándole el brazo cuando introdujo sus dedos. Había pasado tanto tiempo. –Buuucky… - lo miraba con sus ojos lánguidos.

Lo beso salvajemente y se introdujo en él. Su polla rodeada por tan increíble suavidad. La calidez que lo envolvía, también desde los brazos y piernas de Steve, en torno a él. Embistió con fuerza pero tratando de ser tierno; no quería lastimarlo, era tan debilucho…

Steve lo besaba y lo recibía. Lo dejaba tomar todo de él. Él no sería capaz de entregarse tan completamente. La mera idea lo asustaba. Amar tanto a alguien… no termina bien para ti.

-¡Steve! – acarició su mejilla.

Steve ladeó el rostro y besó sus dedos.

-Te amo.

-Lo sé. Te amo también.

Cerró los ojos y elevó el cuello concentrándose en el placer, en embestir. Steve siempre estaba para él, para él…

-Te necesito Bucky… - susurro en su oído mientras el recuperaba el aliento. – Ven conmigo.

Las imágenes seguían llegando. Más fragmentos de miedo, soledad, rencor. Steve lo había traicionado y ahora él le haría lo mismo.

Lo dejo inconsciente y se alejó de ahí. Todavía no tenía todos los fragmentos del cristal roto. Tenía que encontrarlos. Tenía que encontrarse. Sentía como que empezaba a comprender mejor. A recordar mejor.

A sentir más dolor.

 

 

Notas finales:

Si Capitán América 3: buscando a Bucky no se llama asi ni trata sobre eso, será una estafa!

 


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