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One-Shots "Volverás A Mí" por UsamiSaori

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Notas del fanfic:

ADVERTENCIA:


Este FF no es nada más que una colección de One-shots que están completa o parcialmente relacionados con mi anterior fanfic "Volverás A Mí". Así que si lo leerán, les recomendaría que leyeran primeramente el ff, para que puedan comprender mejor lo que ocurre. Los One-shots serán en tiempos distintos, tal vez incluso antes, en medio, o después de los hechos ocurridos en el ff. Los "capítulos" no tienen porqué tener un seguimiento entre sí, por eso son one-shots. Todo lo que será contados, son meras anécdotas cortas que, o se me ocurrieron después del fanfic o que quise escribir en él pero que por algún motivo, no pude hacerlo.

 

Los personajes de Junjou Romantica y Sekaiichi Hatsukoi no me pertenecen, son obra, gracia y propiedad de Shungiku Nakamura. Los personajes originales son de mi autoría.

Notas del capitulo:

Creo que no tengo mucho que decir más que lo ya dicho en las notas del FF lol ¡Hoy es oficialmente el cumpleaños de Hotaru! Para aquellos que hayan leído Volverás A Mí, sabrán que el 5 de Mayo es la fecha de nacimiento de Hattori Hotaru, uno de los personajes del FF. Así que este capítulo es nada más para festejarlo. Puede que cuando lo lean ya no sea su cumpleaños, pero nunca está demás conmemorarlo ;) También es en recordatorio del cumpleaños de Kotetsu, que fue el pasado 2 de abril.

Aquí una ficha técnica, que he hecho para sentirme más profesional lol.

Feliz cumpleaños.

Personajes: Hattori (Usami) Toshiro, Hattori Tomoya, Hattori Hotaru, Usami Kotetsu. Mención de Usami (Takahashi) Misaki, Usami Hanaki, Miyagi Unmei y familia, Ayase.

Resumen: Debido a su trabajo, Toshiro no puede asistir a la fiesta de cumpleaños de Tetsu, pero promete llevarle un regalo pronto. En cambio, pasan los días y llega el cumpleaños de Hotaru, lo que lleva a Shirou a pensar en algo que beneficiaría a todos.

Cantidad de Palabras: 2324.

Nota de la Autora:

            Este One-Shot es relatado casi exactamente cinco años después del matrimonio de Toshiro y Hotaru, lo que quiere decir que Tomoya tiene dos años, Kotetsu ya volvió con Unmei y que la pareja vive de forma completamente independiente. Una vez aclarado esto, ¡Disfruten! :)

Feliz Cumpleaños.

            —Waawaa… —murmuraba el pequeño Tomoya, caminando torpemente por la sala.

            Ese día era nada más y nada menos que el dos de abril; día en el cual Kotetsu cumplía veintitrés años. Kotetsu era su hermano menor, así que lo más normal sería ir a visitarlo y tal vez darle un regalo… pero no. Toshiro estaba confinado en su hogar, tratando por todos los medios terminar con la novela que debía entregar en dos semanas. Aún faltaban unos quince capítulos y él no podía continuar escribiendo; tenía el mayor bloqueo de la historia y estaba seguro de que no podría estrujar más sus sesos para intentar continuar. Tal vez podría escaparse un momento para saludar a su hermano y…

            Sonó el celular. Atendió al instante sin observar quién llamaba.

            —¡HAI, es Toshiro-sensei, estoy trabajando así que no hay motivos para…! —exclamó, golpeando las teclas de la PC con una mano, como si escribiera. Tomoya lo miró desde el suelo y confundido, jaló suavemente de los pantalones de su padre.

            —¿… preocuparse? Habla Hattori Hotaru, de Marukawa Shoten —informó el del otro lado, sonando divertido por la forma en la que su esposo había contestado.

            —Ah… Taru, ¿Cómo estás? ¿Va bien el trabajo? ¿Pasa algo? —nervioso, comenzó a acariciar los cabellos de su hijo, que lo miraba con los labios entreabiertos, expectante por alguna razón.

            —Estoy bien, gracias. El trabajo iría mejor si alguien se apresurara un poco —lo imaginó enarcando las cejas con insinuación y eso lo hizo sonrojar de vergüenza—. Nada en realidad, cielo, sólo llamaba para asegurarme de que estabas trabajando y que no planeabas huir —comentó. En respuesta, Toshiro miró alrededor buscando cámaras de seguridad que estuvieran delatándolo—. ¿Shirou?

            —¿Eh? ¿Yo, huir? ¿De qué hablas, Taru? —rió falsamente, haciendo mucho ruido al escribir letras al azar para desviar su atención.

            —¿Papi? —inquirió Tomoya, levantando una mano hacia el teléfono y con la otra, dando palmaditas a la rodilla del mayor.

            Se hizo el silencio. Eso quería decir que una vez más, Hotaru lo había atrapado con las manos en la masa y simplemente estaba tratando de hallar la forma más suave de regañarlo. Esa era una de las muchas ventajas de estar casado con él; Hotaru después de la boda hizo todo lo posible para no gritarle y siempre hablarle lo más dulce y sutilmente posible, lo cual era casi un logro con el carácter del mayor. Sin embargo, de vez en cuando dolía mucho más ser hablado con dulzura.

            —Cielo, entiendo que tengas un bloqueo y que además sea el cumpleaños de tu hermano, pero todo el mundo espera tu novela y si no la entregamos a tiempo como hace cuatro meses, estaremos en problemas. Lo entiendes, ¿No? —murmuró. Por su tono, Shirou se daba cuenta de que había bajado la voz para que nadie en el departamento de literatura lo oyera—. No quiero privarte de cosas así, pero es muy importante, lo siento mucho.

            —Yo… no importa, Taru. No pasa nada. Haré todo lo posible.

            —Lo siento. Llámale a tu hermano y yo me disculparé con él por no ir a verlo, ¿Vale? —subió de nuevo el volumen, hablando con un poco menos de tristeza en la voz—. ¿Cómo está Touya[1]?

            Al mencionar a su hijo, Toshiro bajó la mirada al menor, que seguía parado en el suelo, a su lado, con rostro preocupado y una mano en la rodilla de su padre. Colocó el teléfono entre un hombro y su oído para tener los brazos libres para cargar al niño; una vez sentado en sus piernas, Tomoya se mostró mucho menos preocupado y más contento. Activó la opción para que el audio de la llamada sonara en altavoz y siguió hablando como si la conversación no hubiera tenido pausa.

            —Está muy bien, ¿Verdad, Tomoya-chan? Dile hola a papá —acercó el teléfono a su hijo y sonrió al hacerlo,  pues el bebé era una dulzura cuando intentaba hablar.

            —¡Otou-san! Papi raro, Tomoya triste papi —dijo el niño provocando un gesto de sorpresa en el menor de sus padres—. Kumachuu… fresa.

            Tomoya rió mientras aplaudía con emoción.

            —Hola, hijo. ¿Toshiro está raro y te sientes triste por eso? Ya veo… debe ser mi culpa —en su oficina, Hotaru cerró los ojos y se recostó en el espaldero de su silla, pensativo. Por el último comentario, rió—. Sí, Touya, te llevaré kumachuu de fresa cuando vuelva del trabajo.

            —¡Hotaru! —le regañó Toshiro.

            —¿Qué? Son sólo kumachuus…

            —No me refería a eso… tú no tienes la culpa de nada.

            —¡Kuuumaaachuus! —gritó el menor, levantando las manitos en el aire.

            —Shirou…

            —Mira, yo elegí esta profesión y tienes razón, debo comprometerme con esto y no intentar hacerlo a medias. Tú, la editorial y la imprenta hacen mucho por mí, así que es correcto que yo me esfuerce —sentenció. En su regazo, el bebé seguía murmurando sobre los pasteles que su padre le traería—. Así que no te preocupes, por favor, terminaré mi trabajo, por los dos.

            Hotaru suspiró. Y qué suspiro.

            —Es que solo… —intentó decir, pero una voz le interrumpió desde el fondo.

            —¡Hotaru! ¡Llevas más de diez minutos al teléfono! ¿Seguro que sólo llamas para confirmar cómo va el trabajo de Toshiro-sensei? —interrogó su superior. No recordaba su nombre, pero sabía (pues lo había conocido en una fiesta) que era muy molesto y mandón—. Ya sabes cómo va la política de Marukawa con las llamadas personales, ¿No?

            Sí, Ayase, lo sé. Es una llamada de trabajo, Toshiro-sensei prometió terminar a tiempo —respondió con molestia. Shirou sabía por su voz que Taru estaba realmente cabreado—. Lo lamento, cielo, debo colgar.

            —Está bien, no quiero que tu jefe te asesine. Que te vaya bien, te amo.

            —No lo hará, te lo aseguro. También te amo. Y a Touya también, te amo hijo —susurró con la voz cargada de ternura.

            —¡Suki! —contestó Tomoya.

            Tras una risa, Hotaru colgó. Toshiro borró todas las letras sin sentido que escribió del documento y sus ojos se fijaron nuevamente en el aparato telefónico; debía llamar para felicitar a Kotetsu o seguramente, Misaki se pondría triste al pensar que a él tal vez ya no le importaba. Tomó el celular y marcó a la casa Usami, pues Kotetsu seguía sin teléfono después de que Miyagi se lo hubiera todo; esperaba ser atendido rápidamente para volver al trabajo. Después de todo había “prometido” terminarlo pronto.

            —¿Diga? Familia Usami —respondió una voz que sonaba tan aburrida que casi comenzó a reírse por ello. Era obviamente su hermano—. Si busca a Kotetsu, él no se…

            Como todos los años, Kotetsu ya estaba hasta la médula de las llamadas para felicitarlo, así que su estrategia consistía en hacer de cuenta que él no había contestado y decir que no estaba en la casa o algo parecido.

            —Soy tu hermano, alcornoque —le advirtió, para finalmente comenzar a reírse—. Otanjoubi omedeto, Tetsu.

            —Ah, arigatou, aniki. ¿Cómo están? ¿Vendrán a cenar hoy? Misaki ha estado hablando mucho de esta cena y…

            Sintió una punzada en el techo.

            —Lo siento, Tetsu, pero tengo mucho trabajo y no podré ir. Realmente quería ir, pero no puedo… —le interrumpió, avergonzado—. Te llevaré tu regalo en cuanto pueda, pero por favor perdóname.

            —No te preocupes, aniki, yo lo entiendo. En cualquier caso, papá iba a invitar a los Miyagi y yo… pues…

            —¿Temías que me pusiera pesado con tu novio? —adivinó, enarcando una ceja. Estaba clarísimo que Shirou y Taru no soportaban a Unmei.

            —Bueno… sí, eso creo.

            —Tranquilo, no haría algo así en tu cumpleaños. En fin, tengo que irme, que disfruten la cena y pásala bien, ¿Vale?

            —Vale, saludos a nii-san y a Tomoya.

            —Gracias, te quiero, feliz cumpleaños de nuevo.

            —Y yo a ti, aniki —y colgó.

            Y todo hubiera estado perfectamente bien, si es que Kotetsu no hubiera hablado como si estuviera tan decepcionado.

 

            Un mes y dos días después, Toshiro se encontraba libre por el momento, pues el trabajo anterior fue entregado a tiempo y el argumento de su siguiente trabajo ya estaba entregado. A causa de todo aquello, se hallaba de compras, pues al día siguiente sería el cumpleaños de su esposo; iba de la mano con Tomoya, buscando algo adecuado para el mayor, cuando recordó cierto detalle.

            —¡Diablos! Aún no le he regalado nada a Tetsu… —exclamó deteniéndose en un cruce. Tomoya, con su cabello rubio despeinado pues acababa de rascarse la cabeza, levantó la mirada para verle con reproche—. ¿Qué podría ser…?

            —Kumachuu —se quejó el rubio inflando las mejillas. Justo se dirigían a comprar Kumachuus cuando recordó que aún le debía regalo a su hermano.

            El castaño observó a su hijo, avergonzado.

            —Gomene, Tomoya, pero tengo que comprarle un regalo a tu tío —se justificó, acuclillándose a su altura.

            —¿Hana? —inquirió ilusionado. Tomoya no diferenciaba entre la palabra “tío” y “tía”, por lo que tendía a confundirse. Tenía cierto apego hacia la muchacha.

            —No, tu tí-o. Tío. Tetsu, hijo —corrigió, peinándole los cabellos con la mano. Tomoya alargó el gesto—. Sé que el tío Tetsu no te agrada mucho[2], pero fue su cumpleaños y es mi hermanito.

            Tomoya permaneció en silencio; Toshiro lo tomó como que ya no diría ninguna palabra, pero que no estaba contento. Acomodando las cosas que hacía comprado (por sobre todo víveres), cargó al bebé rubio en brazos para seguir caminando por las tiendas. Comprarle un regalo a Hotaru fue fácil, pues lo conocía muy bien y además, sabía lo que el mayor quería/necesitaba. En cambio, el regalo de Tetsu no fue tarea fácil. Hacía casi cinco años desde que no vivía con él y desconocía sus nuevos gustos o necesidades.

            Entonces lo vio, expuesto en una vitrina, y supo que eso era lo que necesitaba.

 

            Al día siguiente, Toshiro esperó a que Hotaru se fuera al trabajo para levantarse; tuvo que fingir por una hora entera que seguía dormido hasta que se marchó. Una vez solo en la casa con el bebé, se dispuso a decorar lo más pulcramente el comedor como pudo (pues era bastante torpe con las manualidades). Hotaru llegaría a las seis. Había invitado a su hermano para la misma hora, así que cuando terminó su decoración, fue a retirar el pastel que había encargado, envolvió los regalos lo mejor que pudo y bañó y vistió a Tomoya.

            El resto de la tarde lo utilizó para comenzar con el manuscrito nuevo, a pesar de que tenía bastante tiempo para hacerlo. Jugó con su hijo por algunos minutos cuando se había quedado sin ideas y estuvo tan absorto en ello, que el sonido de la llave del cerrojo de la puerta siendo girado lo sobresaltó. Cinco con cincuenta y cuatro minutos. Hotaru había llegado. Corrió hacia la puerta y nada más ingresó, saltó a sus brazos. Era algo como una costumbre que en días especiales se besaran de esa forma… acalorada fuera de la habitación.

            —Feliz cumpleaños, Taru —murmuró Shirou entre sus labios.

            El mayor no respondió, sólo siguió besándolo mientras se quitaba la corbata, la lanzaba al suelo, se sacaba los anteojos que llevaba y levantaba a Toshiro por la cintura. Por más que el muchacho quisiera continuar con aquel acto, debía pararlo, pues tenía planes y también, Tetsu llegaría en cualquier momento. Así que se separó de él torpemente y se soltó de su agarre, tomó la corbata y la usó como venda para tapar los ojos de su esposo.

            —Usami Toshiro, no pensarás abandonarme luego de eso, ¿No? —preguntó el de ojos celestes, levemente decepcionado.

            —Eso mismo haré. Ya tendremos tiempo para hacer el amor más tarde, ahora camina, cumpleañero —lo guió por la sala, hasta el comedor, y lo sentó frente a una cajita alargada de color celeste—. ¡No te quites la corbata de los ojos hasta que te lo pida!

            —Vale, mamá —asintió entre risas.

            Aprovechó para subir a Tomoya en su sillita de bebé (el menor hacía completo silencio, pues quería sorprender a su padre). Cuando el timbre sonó, besó la frente del niño y corrió hacia la entrada; una vez Tetsu dentro, sin dar ninguna explicación, lo vendó y lo llevó a sentarse en la mesa junto a Hotaru. Sacó el pastel del refrigerador (de chocolate y fresas), encendió dos velas, se colocó al lado de Hotaru y les pidió que se quitaran las vendas (Taru se colocó los anteojos de nuevo), al verlo, ambos quedaron asombrados.

            —¡Otanjoubi omedeto, Taru, Tetsu! —exclamó con júbilo. Tomoya le flanqueó con algo como “Tanjobi medito, tou-chan, ji-san”, que a pesar de estar mal dicho, fue tierno, al menos.

            —Pero si mi cumpleaños… —replicó Tetsu, sin comprender.

            —Lo sabe, pero apuesto a que quería compensártelo —aclaró Hotaru, leyendo las intensiones de su marido—. Gracias por esto, cielo, eres muy dulce.

            —¡No ha sido nada! ¡Abran sus regalos, por favor!

            El regalo de Hotaru era un reloj de plata que fue bien recibido, ya que el suyo se había roto unos días atrás. Kotetsu no pudo creer que su hermano haya recordado un detalle tan antiguo; su regalo era un teléfono móvil nuevo, llevaba usando uno casi obsoleto y antiguo, gracias a que Unmei había roto el suyo y llevaba meses quejándose sin ser escuchado por Misaki y Akihiko. Después de los abrazos, comieron el pastel mientras todos, incluso Tomoya, a sus maneras pensaban en que eran afortunados de tener una familia así. Sin importar los tropiezos y demás, Hotaru y Toshiro eran como sus mejores amigos y hermanos, o que Tetsu de vez en cuando ignoraba. Tomoya comenzaba a notar que su tío no era tan malo y la pareja, simplemente no podía pedir nada mejor que aquel momento en familia.

Notas finales:

[1] Hotaru llama a Tomoya “Touya”, pues no encontró un apodo bonito para su nombre.


[2] A Tomoya no le agrada Tetsu porque este no le tiene paciencia y con frecuencia, Tetsu lo regaña. Lo quiere, pero prefiere otras compañías más simpáticas y menos aburridas.


Este es el primer one-shot de esta pequeña colección, que espero que todos los que la lean puedan disfrutar >w< esta idea salió porque me quedaron muchas ideas y la verdad pensaba en escribir muchos one-shots y dejarlos por ahí para que lo descargaran en PDF pero me lo pensé y no me gustó tanto la idea lol así que... bueno, disfrútenlo, por favor >w<


También hice un dibujo sobre este capítulo, quería pintarlo en la computadora, pero cuando me he dado cuenta, ya era el cinco de mayo y quería subirlo para el cumpleaños de Hotaru lol así que disculpen que esté a lápiz y que sea un fiasco xD


http://i284.photobucket.com/albums/ll30/Yuiroxanne/ShirouTaruTetsuyTouya_zps49dfe609.jpeg


Glosario:


Hai: Sí.


Otou-san: Papá.


Kumachuu: En junjou romantica, se presentan como unos pastelitos rellenos con forma de oso (si mal no recuerdo).


Suki: Te quiero.


Otanjoubi omedeto: Feliz cumpleaños.


Arigatou: Gracias.


Aniki: Hermano mayor.


Gomene: Lo siento.


Ja ne~


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