Donghae peino su negro y lacio cabello esa fría mañana de agosto, era uno de los inviernos más fríos que nuestro protagonista lograba recordar. Rodeó su cuello con una enorme bufanda roja y cubrió su cabeza con un gorro de lana, del mismo color que su obscuro cabello. Tomó su abrigo, también de color negro y se dispuso a salir de su departamento para dirigirse hacía la universidad.
Hoy comenzaría su curso de fisiología, de la carrera que estudiaba, medicina. Siempre había estado interesado en las carreras humanistas; tanto así que había cursado un año de psicología, aunque esta no había logrado interesarle, por lo que abandono esa carrera y comenzó a estudiar medicina. Ésta si, realmente le había interesado; conocer las partes del cuerpo humano, la causa de todo lo que uno hacía día a día, estudiar la forma en que el corazón latía, o incluso todos los componentes del aparato cardiovascular; maravillaba al chico de una forma inexplicable.
Para su suerte esa mañana, el metro no se hallaba repleto de gente como en otras ocasiones. Por lo que pudo sentarse cómodamente, diviso a su alrededor. Una madre con tres niños pequeños, un hombre vestido de traje que llevaba en sus manos un maletín, dos chicas con uniformes escolares las cuales de seguro habían salteado sus clases sin permiso de sus padres para ir a algún lugar ya que a esa hora los estudiantes ya debían estar en sus clases. Su mirada se detuvo en un chico que parecía de su misma edad, lo escaneo de arriba abajo sintiéndose un robot que analizaba gente. Llevaba su cabello colorado con un tinte rubio, que realmente le favorecía. Sus mechones se veían despeinados casualmente, mientras que su anatomía física le hallaba cubierta por un sweater grisaseo con dibujos de pequeños copos de nieve rojos. Combinado con un pantalón verde oliva y unos zapatos negros. Lo que llamó la atención de Donghae, claros además de el atractivo rostro de aquel chico, fue que éste llevaba una roja bufanda en su cuello, demasiado parecida a la suya; tanto que podrían ser incluso la misma. Que buen gusto. Pensó para si mismo.
Continuo observando a aquel muchacho, quien nunca le dedico una mirada y se sorprendió a si mismo sintiéndose apenado por tener que bajar en la siguiente estación y quizá no encontrarse nunca más con el encantador chico. Aunque fue mayor su sorpresa al notar que el extraño se bajase en su misma estación y se encontrara caminando hacía el mismo rumbo que él. Debe ser un estudiante también! se dijo a sí mismo Donghae, y no se había equivocado en esto último.
Entro a su respectiva sala, la clase casi comenzaba, por lo que se dispuso a buscar rápidamente un asiento, advirtió que el mismo chico se encontraba allí solo sentado, no tuvo que pensarlo dos veces para colocarse a su lado.
-Hola.expreso nerviosamente Donghae.
-Hola.-respondió secamente, y la clase de fisonomía comenzó.
Debido al interés de ambos en aprender lo que el profesor explicaba, ninguno volvió a dirigirle la palabra al otro. Casi para el final de la clase, Donghae miró de reojo hacía su compañero, su mandíbula era bien definida, mientras que su piel lucía blanca y perfecta como la de un bebé. Sus manos, aún tomando nota de algo dicho anteriormente por el educador, eran delicadas, con unas uñas bonitas y cuidadas. Quien se encontraba observandolas, sintió el impulso de acariciarlas. Para comprobar si eran tan suaves como se las divisaba. Razono jueguetonamente en sus pensamientos.
-Mi nombre es Donghae.susurro
-Eunhyuk.-le dijo una vez más secamente y sin siquiera girarse a verlo.
Debe ser tímido. Debe ser callado. Es temprano, quizá tiene sueño aún. Considero Donghae, mientras que el pensamiento: no le agradas. Se escondía tras estas suposiciones.
Donghae se encontraba desnudo sobre su cama, con Eunhyuk en las mismas condiciones, éste último jugaba con el miembro del morocho, paseaba sus dedos de arriba abajo, acariciaba sus testículos, haciéndolo exitar. Hasta que por fin lo metió dentro de su boca; lo chupaba y relamía como un niño pequeño a una enorme paleta, una salada y erecta paleta...
-Que salvaje eres, pequeña puta.-le decía Hae con una sonrisa dibujada en sus labios.
-Cállate imbécil.-le respondió mientras alejaba su boca del miembro y con un dedo acariciaba la punta del mismo.-Penetrame de una puta vez.-ordenó
-Mmm, estamos golosos hoy.-le dijo riéndose.-Si tan apurado estas, pasame rápido el lubricante! Eunhyuk gruño revoleandole el lubricante.
-Rápido.-sentensió
Donghae largo una risita, y sentándose sobre si mismo, le beso fogosamente, mordiendo esos gruesos labios.
-Ponmelo tú.-Le dijo aún contra sus labios.
-Bien.-respondió Eunhyuk aún sin dejar de besarlo, mientras sus manos tomaban el frasco que contenía el lubricante, y lo esparcía sobre todo su pene, el cual se encontraba extremadamente erecto debido a las chupadas y los besos que había recibido anteriormente por parte del rubio. Se sentó sobre éste, para que lo penetrase.
Donghae despertó acalorado a pesar del clima frío. Observó la hora que su celular marcaba, en tan solo quince minutos su alarma sonaría haciendo que tuviera que levantarse. Sonrío para si. Vaya, buen sueño. Se dijo a si mismo con una sonrisa de lado en su boca. Relamió sus labios aún recordando esos gruesos labios succionando su miembro. Se levantó de un salto de su cama, y se encerró en el baño. Un nuevo día comienza. Se dijo positivamente a sí mismo.
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