70 horas.
70 horas desde que no estás aquí.
Mírame. Hace casi tres días sin ti y mírame, ya no puedo respirar.
Tenías razón. No soy infalible ni tengo todas las respuestas. En mi tablero de ajedrez hay una pieza que no puedo controlar: Tú. No puedo engañarte, sabes cuando estoy siendo hipócrita, sabes muy bien cuando utilizo a los demás para mis fines. A ti no. Porque es imposible que me dejes hacerlo.
No soy el rey, tú no eres uno de mis peones. Por el contrario, eres tú el rey a quién debo proteger. Mis piezas, mi juego, es decir, mi vida, gira en torno a ti. Que tonto he sido para dejarte partir.
70 horas que no sé nada de ti. Te marchaste porque yo te lo pedí. Tomaste tu propio orgullo y amor, los metiste en tus bolsillos y cruzaste la puerta. En medio de esta habitación oscura y solitaria, parece que he despertado de un sueño. Y la realidad duele, pesa, porque parece que nunca has estado en ella.
En este momento, sólo necesito saber que no fue una ilusión, que estuviste aquí compartiendo mi lecho, regalándome tus besos, sanando mis heridas con tu amor. No necesito de ti más que un “Alguna vez fuimos…” Dímelo y después, si quieres, mantenme alejado.
70 horas quisiera regresar en el reloj, justo ahí, antes de perder tu confianza. Entonces te definiría a detalle lo que quiero decir cuando te digo “Te amo, Zero”. Sé que no hay mucho tiempo para compartir todo nuestro pasado, me basta con lo que sé de ti, y te diré todo lo quieras saber de mi. Me llevaré de tu mente cada duda.
Quiero que sepas que lo que tenía contigo, es lo único que tengo. Nada más importante, nada tan indispensable. Tú eres luz, tú me salvas, le das color a mi pequeño y torcido mundo. Tu amor es divino para mí.
70 horas y necesito recuperarte. ¿Dónde estás? ¿Tu corazón se ha alejado de mí esas 70 horas? ¿Tengo que cruzar el mar para alcanzarlo y traértelo de vuelta? ¿A dónde tengo que ir? Iré. 70 horas agonizando, 70 horas para traerte de vuelta. Escúchame, entiéndeme, perdóname. Y entonces, abrázame, bésame, quiéreme una vez más. No te fallaré más.
A tu lado, todo, todo es maravilloso, hasta el Sol que tanto odio. Y mi destino leído por ti se lee diferente. Pinta mejor.
Dime que sí, e iré por ti. Dime que 70 horas no pueden borrar años de amor. Dime que sí, que me perdonas. Dime de nuevo que soy un idiota, amor, no estás equivocado. Dime que sí, dilo por mí, para que pueda continuar.
Llena mi mente de palabras, mi cuerpo de cardenales, no me importa demasiado. Sólo quiero poder abrazarte, aun cuando tú quieras alejarme. Niégame tu cariño, y yo te perseguiré hasta obtenerlo de nuevo.
¿No fue así antes? ¿No te perseguí hasta obtener un “sí”? No puedo rendirme, porque incluso si dices que “No” Seguiré completamente enamorado de ti.
70 horas es todo lo que puedo soportar estar sin ti. 70 horas y caigo en la desesperación.