Mi nombre es Takahashi Asaki. Actualmente, vivo en Japón y tengo pareja. Soy feliz. Pero antes de eso, mucho antes de llegar a Japón... realmente pensé que la felicidad no existía.
Capítulo 1- La promesa del décimo cumpleaños
-¡Oniichan, oniichan! -decía el pequeño Asaki de siete años, agarrando la mano de su hermano mayor, Takahiro- ¡Yo también quiero estar arriba!
-Está bien. -dice el hermano, riendo un poco, mientras agarra a Asaki con un brazo, ya que en el otro tenía a Misaki. Ambos eran bajitos y pesaban poco por su edad, por lo que era fácil llevarlos así.
-Asaki, ¿quieres jugar? -le pregunta Misaki sonriendo.
-¿A qué?
-A “a ver si Niichan adivina esto”. -dice, y al acto los dos ríen, el juego consistía en que ellos pensaban una palabra y Takahiro tenía que adivinarla. Les encantaba ese juego, porque tenían toda la atención de su hermano.
-¡Si! ¡Juguemos a ese! -responde Asaki, riendo.
-Está bien, juguemos, pero antes hay que lavarse las manos para comer, ¿si?
-¡Vaaaaale! -dicen los dos, y cuando Takahiro los dejó en el suelo, fueron corriendo al baño donde tras subirse en un taburete grande que usaban los dos para llegar al lavamanos se pusieron a jugar con el agua, salpicándose mientras reían.
-¡Misaki, Asaki, no está bien jugar con el agua! -dijo la mamá mientras pasaba al lado del baño, riendo un poco por la energía de los niños- La comida ya casi está lista y papá y yo tenemos que deciros algo importante, así que no tardéis mucho.
Haciendo ambos un puchero, dejaron de salpicarse con agua y se lavaron las manos con jabón (eso si, al agarrar el jabón también jugaron con este y de alguna manera terminaron con jabón en el cabello, eso es todo un misterio).
Finalmente, un rato después, estaban todos sentados en la mesa comiendo. Los padres estaban algo serios, Takahiro parecía algo triste, mientras que los gemelos reían y se pasaban entre ellos la comida que le gustaba a uno que no le gustaba al otro.
-Niños... papá y mamá tienen que deciros algo importante. -los avisa Takahiro, y ellos dos se callan y los miran, notando por primera vez en todo el rato que sus papás estaban más serios que nunca.
-Asaki, Misaki, conseguimos una beca especial de estudios... sólo para uno.
-¿Una beca especial de estudios? -pregunta Misaki inclinando la cabeza hacia un lado.
-¿Sólo para uno? -pregunta también Asaki, haciendo el mismo gesto que Misaki.
-Si... es decir... sólo uno de vosotros tendrá estudios avanzados en América.
-¡Nooooo! ¡No quiero, no quiero, no quiero! ¡No quiero que Asaki se vaya!
-¡Misaki! Es una gran oportunidad, tendrá estudios avanzados, ¡y además en América! ¡No hay nada mejor que eso!
-¡Pero no quiero que Asaki se vaya!
-Misaki... -Asaki mira a su hermano- Es una gran oportunidad, como ya ha dicho mamá... y no será por mucho tiempo. -le sonríe mientras le caen lágrimas- Te prometo que cuando cumplamos diez años, estaremos juntos. Te lo prometo, Misaki.
-¿Seguro? -pregunta Misaki llorando, mientras alza la mano mostrando el meñique- ¿Promesa de meñique?
-Te lo prometo. -asiente Asaki, mientras enlaza su meñique con el de Misaki y hacen la pequeña e infantil cancioncilla de la promesa. Así lo prometieron. El día de su décimo cumpleaños, tenían que estar juntos...
-¡Welcome to America! -le dijo una mujer en cuanto bajó del avión- ¿Huh? ¿What happens?
Asaki miró a la mujer con ojos llorosos y confundidos. Él no sabía inglés... y no le gustaba la mujer...
-¿Asaki? -lo llamó la mujer, la cual ella miró con curiosidad y luego le habló en japonés- ¿Todavía no sabes inglés?
Corrió a esconderse tras el equipaje, pero ella lo tomó como un acto de timidez, rió y le tiró de los mofletes en un gesto que parecía intentar ser de ternura, pero la verdad fue molesto e incluso le dolió un poco.
Asaki la miró con desagrado, era algo gorda, fea y tenía un tono de voz chillón que le desagradaba. En definitiva, quería huir de ella, pero esa era la persona que tenía que guiarlo a su nueva casa... a un internado.
-¡Niños, este pequeño vivirá con vosotros a partir de hoy! -dijo la mujer cuando llegaron a un edificio grande, como de cinco pisos, de paredes descoloridas y patio delantero lleno de malas hierbas. Ellos lo miraron sin sonreír, era como si les faltara energía para eso... aunque una niña se le acercó haciendo un esfuerzo, tras recibir una mala mirada de la mujer (aunque Asaki no vio la mirada) y le sonrió presentándose:
-Ho-hola, soy Emily... -se presentó la niña, era más o menos de la edad de Asaki, y tenía un físico parecido a él. Asaki no pudo evitar fijarse en que llevaba una tirita en el brazo, como si le hubieran sacado sangre, pero la miró a los ojos haciéndole una pequeña sonrisa y siendo cortés se presentó, diciendo sólo su nombre.
Los días viviendo en ese internado comenzaron...
-Dos semanas después-
-¡Asaaaakiiii!
El castaño se sobresaltó y miró con una sonrisa hacia la niña que venía corriendo hacia él. Emily, la cual ahora era una amiga inseparable suya por la que sentía un gran afecto. Seguramente, si hubieran sido mayores, ella podría haber sido su primer amor.
-¡Emily! -dice cuando ella llega delante de él, pero no tiene tiempo a decir más porque ella sigue corriendo agarrándole la mano, obligándolo a seguirla- ¿Q-qué...?
-¡Tenemos que salir de aquí ahora! -decía ella, corriendo- Oí algo terrible... ¡nos podrían pasar cosas malas si nos quedamos más tiempo en este lugar!
...comenzaron, como el inicio de una pesadilla.
CONTINUARÁ...