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Us por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Como dice el resumen esta es una serie de drabbles. De casualidad encontré este blog y decidí tomar una tabla, la cual fue: Tabla Lemon. Los créditos de la tabla son del blog, yo sólo he escrito esto.


Son dos partes, la segunda la estaré actualizando dentro de unos días. 


  1. Labios.


 


Si había algo que Choi Minho ama era, sin duda, los labios de Kibum.


 


Era malditamente perfectos y eran suyos y de nadie más. Minho amaba la sensación de esos acorazonados labios contra su boca. La forma en que sonreían contra su hombro, cuando mordía su piel.


 


Pero tal vez, era cuando ellos estaban en pleno acto sexual, que Minho amaba un poco más esos labios.


 


—Minho. —Su nombre escapa, mientras se mueve dentro de él, más rápido, más profundo. Ama ver como esos labios se entreabren y muestran sus perfectos dientes.


 


Los ojos de Kibum brillan y se abren cuando Minho da contra el punto correcto. Las manos de Kibum presionan su espalda y le siente arañar un poco. Lo ama.


 


Minho besa entonces sus labios favoritos y los muerde. La mejor sensación es tener apresado los perfectos labios de Kibum. Son deliciosos, dulces, suaves, perfectos.


 


Es entonces cuando se mueve otra vez, más profundo, mientras una de sus manos recorre el vientre de Kibum. Y Kibum grita, el sonido inundando la habitación.


 


Minho lo siente, está cerca, Kibum también lo está. Kibum jadea, mientras su nombre escapa otra vez de sus labios y entonces se corre, manchando su mano. Minho sonríe, mientras el orgasmo lo atrapa.


 


Y sucede, su parte favorita. Kibum muerde sus labios, los apresa contra sus dientes y es imagen más sexy que ha visto en toda su maldita vida. Kibum lo mira, con los ojos entrecerrados, disfrutando de su orgasmo y muerde más fuerte sus labios. Minho cree que se ha excitado de nuevo.


 


—Minho. —Comienza, mientras deja escapar sus labios. —Eso fue maravilloso.


 


Asiente, porque lo fue y no puede esperar hacerlo otra vez.


 


 


 



  1. Mordaza.


 


A Kibum no le gusta. Lo odia podría decirse. Pero es una de las cosas favoritas de Minho, es una de sus manías.


 


A Minho le gusta verlo con una mordaza. Le encanta, diría él.


 


Lo ve desde el borde de la cama. Sus labios están apresados por sus dientes y su cuerpo desnudo se alza magníficamente. Kibum ama verlo desnudo.


 


Su pie juega con la excitación de Minho y le siente estremecerse. Le escucha jadear cuando su pie pasea sobre su abdomen. Ama la manera en que sus abdominales se contraen cuando juega un poco más.


 


Quiere hablar. Quiere decirle lo perfecto que se ve de esa manera. Quiere saborear su piel, su excitación. Quiere tocar y decirle lo mucho que ama esos momentos. Pero recuerda que no puede. La mordaza está ahí, impidiéndole todo.


 


—Sé que no te gusta. —Le escucha decir. —Pero, Kibum, no sabes lo malditamente bien que te ves así.


 


Una sonrisa pinta los labios de Minho. Se inclina y apresa sus manos por sobre su cabeza. A Minho le gusta sentirse dominante, lo sabe, le encanta verlo temblar contra él. Minho respira contra su oído y Kibum se retuerce.


 


—¿Debería tomar una foto?—Pregunta, jugando con su oído. —Dios, Kibum, no sabes lo perfecto que te ves te esta manera.


 


Una de las manos viaja hacia sus piernas, tocan distraídamente, haciéndolo temblar otra vez. Kibum quiere gritar cuando los dedos de Minho juegan en su entrada. El sonido lo abandona, no emite nada de sus labios. Y Minho ríe cuando se da cuenta de eso.


 


—Acostúmbrate, bebé. —Minho muerde su barbilla, bajando poco a poco hasta sus pezones. —La noche apenas comienza.


 


Kibum lo sabe, pero no le importa. No si esa mirada devoradora de Minho adorna sus ojos siempre.


 


 



  1. Esencia.


 


A Minho le gusta la manera en que sus cuerpos se encuentran. La realidad en que ese momento son uno solo.  


 


Los besos son lentos y delicados. Son más suaves y más románticos. Sus caricias son más significativas y las sonrisas en sus labios son más alegres.


 


Sus ojos se encuentran y sonríen, mientras sus labios se unen de nuevo. Es en ese momento que Minho ve lo diferentes que son. Lo son, decide, pero son el complemento perfecto del otro.


 


Es la esencia de Kibum lo que ama. Es la manera en que Kibum es diferente con él y nadie más. Son esas sonrisas que solo son suyas y esos besos de los que sólo él es el dueño.


 


—Te amo. —Suspira, cerca de sus labios. Sus respiraciones mezclándose suavemente. Kibum sonríe, sus uña clavándose en su espalda.


 


—Te amo, también. —Kibum susurra, atrayendo sus labios para otro beso.


 


Es ahí cuando el grito de Kibum se pierde, cuando las palabras pierden su camino. Y es también ahí cuando Minho cree que Kibum es la persona de su vida.


 


 


 



  1. Sangre.


 


A Kibum le gusta de alguna manera retorcida.


 


Cuando Minho está debajo, jadeando y pidiendo por más, a Kibum le gusta morderle los labios. Calla sus gemidos, y suspira contra sus labios.


 


Es mágico y hermoso al mismo tiempo.


 


A Kibum le encanta morder la esponjosa boca de Minho, pero tal vez lo que más le gusta es hacerle sangrar. A Kibum le gusta morder, más fuerte, más sucio y cuando las pequeñas y casi imperceptibles gotas de sangre bañan los labios de Minho, Kibum se excita aún más.


 


Es extraño, pero le gusta. Ama besarlo también, mezclando el sabor metálico con el dulce de sus labios.


 


Minho sabe que le gusta y es por eso que muerde sus labios también. Decide que son la pareja más extraña, pero no importa.


 


No cuando Minho entra en él. No cuando sus labios se encuentran a cada momento. Si es Minho el dueño y compañero de sus locuras, Kibum está más que feliz con eso.


 


 


 



  1. Ojos cerrados.


 


Es mejor, decide. Kibum piensa que con los ojos cerrados puede sentir todo de una forma mejor y más excitante.


 


No sabe dónde Minho tocará y eso es lo que lo hace aún mejor.


 


—Minho. —Suspira su nombre, abriendo los labios levemente.


 


Siente a Minho sonreír contra su estómago y lucha fuertemente para mantener los ojos cerrados. Siente entonces los dedos de Minho, juegan por sus piernas, se pasean libremente.


 


Minho susurra su nombre contra su pierna, Kibum grita en ese momento. Siente su lengua jugando con su ombligo, y Kibum se arquea.


 


Lucha de nuevo contra sus ojos cerrados. Los dedos de Minho ahora están en sus pezones, torturándolo, jugando con su paciencia.


 


Jadea otra vez su nombre, y una vez más y otra más. Sus dedos pican por tocar a Minho, pero se queda quieto, sintiendo y deseando más.


 


Es la lengua lo que siente después. Grita y se retuerce, Minho juega con su lengua en su excitación y es la cosa más maravillosa del mundo.


 


—Abre los ojos, Kibum. —Niega con la cabeza, tomando el cabello de Minho y guiándolo de nuevo hacia esa parte mágica.


 


—No, es mejor así.


 


Minho ríe, Kibum jadea. Y no abre los ojos, es mejor imaginarse el rostro de Minho. Es más excitante con los ojos cerrados.


 


 


 



  1. “Hasta el fondo”


 


Minho ríe cuando lo recuerda. Él puede tener treinta años ahora, pero recuerda la primera vez que estuvo con Kibum en un modo más íntimo, como si fuera ayer.


 


Kibum y él era unos adolescentes cuando sucedió y Minho quiere repetir esa experiencia de nuevo.


 


Eran jóvenes y la ropa había desaparecido rápidamente. Sus besos fueron torpes y sus piernas se enredaron con todo. Kibum era el chico más hermoso y cuando Minho lo vio desnudo, creyó que era la perfección en persona.


 


Fue entonces cuando las palabras llegaron. Kibum había pronunciado un “Hasta el fondo” cuando Minho se posicionó sobre él. 


 


Ríe cuando la recuerda y aunque las palabras habían sido torpes a Minho en ese momento le gustó.


 


Entonces cuando ve a Kibum bañándose, Minho lo recuerda. Camina hacia él y lo abraza por la espalda. Escucha Kibum suspirar y Minho aprovecha para restregar su excitación contra su trasero. Él ama el trasero de Kibum. Oh, sí, es perfecto.


 


—¿Hasta el fondo, Bum?—Pregunta, tentando a Kibum, moviéndose contra él. Kibum ríe, pero asiente.


 


—Hasta el fondo. —Dice, y es justo lo que Minho hace.


 


 


 



  1. Sudor.


 


Kibum odia sudar, él lo odia en verdad. Pero hay algo que no puede cambiar y tampoco quiere.


 


A Kibum le gusta ver a Minho sudar. Lo ama más cuando sus cuerpos se encuentran en un beso. Minho acaba de llegar del gimnasio, su cuerpo bañando en sudor y Kibum cree que es la cosa más excitante del mundo entero.


 


Sus besos son desesperados, mientras sus pasos los llevan a la habitación. La ropa de Minho desparece primero, su ropa lo hace después.


 


Minho sonríe cuando lo tira en la cama. El cuerpo de Minho está sobre él, sus bocas encontrándose y sus manos viajando en cada parte del cuerpo ajeno.


 


—No me molestaría ser recibido de esta manera siempre. —Minho dice, atrapando entre sus dientes sus labios. Kibum le muerde después la quijada, sus manos viajando hasta la hombría de Minho.


 


—Entonces no te duches después del gimnasio. —Murmura, dejando a Minho debajo de él esta vez. —Me excita verte sudado.


 


Minho abre la boca, pero Kibum piensa que no es el momento de hablar. Recorre el abdomen de Minho con su lengua y lo escucha jadear.


 


Su boca encuentra el miembro de Minho y lo escucha gritar y Kibum decide que ese es el único sonido que quiere escuchar el resto de la noche.


 


 


 



  1. Saliva.


 


Hay algo que a Minho le encanta hacer, Kibum lo sabe también.


 


A Minho le gusta llevar los dedos a la boca de Kibum. Le gusta sentir su lengua moverse entre sus dedos y la saliva correr por sus dedos. Es algo extraño, pero a Minho le excita la manera en que la boca de Kibum atrapa sus dedos.


 


Su excitación crece cuando su lengua se mueve entre ellos. Los ojos de Kibum brillan, le gusta también.


 


Pero hay algo que Minho ama también, y es la forma en que un fino hilo de saliva escapa de la acorazonada boca de su novio, y eso lo vuelve loco.


 


Se pierde aún más y se excita también, cuando sus dedos abandonan la boca de Kibum y bajan hasta su entrada. Kibum cierra los ojos y el disfruta de esa sensación.


 


Lo escucha jadear y lo ve arquearse y Minho cree que es la imagen más excitante y perfecta.


 


 


 



  1. Lubricante.


 


Es frío. A Kibum no le gusta la sensación del lubricante contra su piel.


 


Esta vez es frio, y lo hace temblar y no de la manera que él espera. Sin embargo, sonríe cuando su mirada encuentra la de Minho.


 


Los dedos de Minho se sienten bien después de unos momentos, la mirada cariñosa y preocupada que le da segundos después hace que todo valga la pena.


 


Kibum jadea, cuando los dedos de Minho bordean su entrada, es lento y cariñoso y se pregunta cómo es que ese acto puede tener un lado romántico. Tal vez es porque es Minho y porque lo ama tanto que confía en él plenamente.


 


Respira más rápido e irregular cuando los dedos de Minho entran un poco más profundo. Minho lo gira en la cama y Kibum recuesta la mitad de su cuerpo, mientras alza el trasero.


 


Minho besa la parte baja de su espalda y le repite lo mucho que lo ama, mientras sus dedos entran y salen de él.


 


Los dedos de Minho hacen figuras extrañas contra sus caderas y cuando el momento llega, a Kibum ya no le incomoda que Minho usara el lubricante en él. No si después puede sentir la hombría de Minho muy dentro de él.


 


 


 



  1. Mordida.


 


Minho no puede evitarlo, tampoco quiere hacerlo.


 


El cuerpo de Kibum está hecho para él, para su disfrute para sus labios y sobre todo para sus dientes.


 


Comienza primero con sus labios. Minho muerde suavemente ahí, dejando la marca de sus dientes en el labio inferior. Sigue con su barbilla, en verdad no sabe por qué ama morder justo ahí, pero lo hace siempre.


 


Sus cuerpos desnudos se encuentran en una magnifica fricción, y es después de eso que la mordida en el cuello de Kibum llega. Su piel es perfecta para dejar marcas y mordidas y después de haber succionado su cuello, Minho pasea su lengua de un lado a otro.


 


Es magnífico ver esa marca en su piel, lo es cuando Kibum sonríe y atrae su cuerpo en un beso demandante. Lo siguiente son sus pezones, Minho ama sentirlos contra su lengua y morder suavemente ahí. Admira su creación segundos después, admira la forma en que se han tornado de un color diferente.


 


Su lengua entonces recorre su abdomen, juega con su ombligo y muerde una de sus partes favoritas: el hueso de su cadera. Lo escucha jadear, cuando su pierna golpea su hombría.


 


Minho muerde un poco más fuerte, y el jadeo se convierte en un grito. Sonríe contra su piel y serpentea su lengua de nuevo por su ombligo. Minho lo tortura cuando decide pasar la lengua por la excitación de Kibum. Se arquea y Minho presiona sus dedos en su cadera, bajándolo hacia la cama de nuevo.


 


Muerde suavemente en las piernas y deja marcas en colores fuertes en ellas.


 


—Minho. —Kibum gime su nombre y a él le encanta.


 


Muerde de nuevo en las piernas y regresa a sus labios otra vez, para empezar de nuevo. Oh, sí, no se cansa de morder a Kibum nunca.


 

Notas finales:

Para los que leen Just A Little Favor, aviso que este sábado no hay actualización. Me voy de viaje mañana temprano, y justo debería estar durmiendo, pero encontré esto en mis archivos y decidí subirlo hoy.


¡Nos leemos pronto! 


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