Viernes 10 de julio 1998….
(Narrado por Henry)
Nervioso y feliz por pasar mis vacaciones de veranos con mis amigos Hillary, Nicole y Liev, aunque sea una semana, olvidarnos de las tareas y los regaños de los maestros del internado ST. Giles International.
Pensé que mi papá Dylan no me iba a dar permiso, porque lo dudaba ya que son demasiados gastos y por la cafetería que tiene con mis abuelitos no ganan el dinero suficiente, por eso hice todo lo posible en conseguir una beca para entrar en ese internado y más que me apoyó Heather la esposa de mi papá a quien quiero como una mamá, una gran mujer que llegó a la vida de nosotros, después de lo que le hizo mi mamá biológica a mi papá, pero eso es otra historia.
Gracias a mi amiga Nicole –pelo castaño, ojos verdes, tez morena y blanca a la vez-- pude venir a estas vacaciones, la quiero como una hermana más, ya que tengo dos hermanitas quienes adoró, siempre cuando voy de vacaciones salgo con ellas, pero esta vez no podré estar, ando en Carolina del Norte y llegamos a Ocracoke Island.
Henry ya llegamos al hotel, dice Nicole.
En el taxi, bajando Liev y Hillary atónitos –el primero pelo castaño, ojos miel y con braguets, mientras la menor es rubia y ojos azules-- al ver que llegaron al hotel Blackbeard’s Lodge, cierren las bocas jejejejeje, les digo a mis amigos.
Nicole le da su propina al taxista, agradeciéndole.
Todavía no me lo puedo creer en venir aquí, ya que había visto esta isla en revistas de mi mamá Heather, creo que estas vacaciones serán inolvidables.
Bueno hay que ir a recepción, para pedir nuestra suite que reservó mi papá, dice Nicole.
Lo repito de nuevo, no debiste molestado en traernos, le digo.
Ya quedamos, acuérdate que es por tu cumpleaños Henry, cumples 15 años y debes tener unas vacaciones inolvidables, y me quita mi libro, que andaba leyendo en el viaje, me dice Nicole abrazandome.
Bueno amigos hay que apurarnos, para poder entrar al agua, dice Liev.
Hay que tomarnos muchas fotos, para imprimir dice Hillary.
Síiiiiiiiii, para que pueda poner en el cuarto de mis hermanitas Lisa y Sherry, como me gustaría que estuvieran aquí para hacer castillos de arena a la orilla de la playa, digo.
Caminamos rumbo a la recepción, donde nos sorprendió los gritos arrogantes de un joven que estaba de espaldas, alto y de pelo castaño, “como es posible que no nos guardó la suite que reservamos desde un mes antes, cuando venimos cada año aquí, acaso no sabe quién es mi papa”, ---regañando al recepcionista---.
Dos jóvenes altos también con pelo castaño, y buen semblante, se acercaron al joven molesto, diciéndole que podrían ir a otro hotel y quedarse ahí.
Nooooooo, Ian y Bryce, nos quedamos aquí, hasta que nos den el suite que reserve con tiempo y pague, reprocha el muchacho que seguía de espalda.
Mmmmmm Nicole yo creo que vamos a otro lugar, le digo a mi amiga, no me gustaba ese pleito, tenía un gran temor.
Nicole terminando de mandar un mensaje en su celular, alzando la mirada, ay dios mío no puede ser que esté aquí el hijo del político Robert Anderson, señala.
Acaso lo conoces, le pregunto.
Claro, su familia es la más importante de Estados Unidos, por lo que me ha dicho su papá, y aquí está su hijo junior, que nada más se la pasa paseando, dice Nicole al jalarme, acercándose a la recepción, pidiendo con permiso.
Sin querer pise el pie del joven que estaba de espaldas, quien voltea furioso y alza su mirada, cuando ahí vi esos ojos verdes penetrantes que me dejó helado y sentí un gran escalofrío.
El joven molesto me reprocha, acaso estas ciego, y con todo y lentes no te fijas que me pisaste, pues cuanto aumento tiene tontito.
Es….te….yo….. dis…..cul….pe….. no…. Era… mi… in…ten…ción, --tartaumudeé, me puse bien nervioso, y era la primera vez, no entendía el por qué---.
Al reaccionar veo que Nicole estaba hablando con el recepcionista con familiaridad, mira Brian necesito que compren esta lista y lo lleven a la suite sin falta.
El joven molesto voltea al ver que nosotros teníamos su suite, y de nuevo me mira a verme y me jalonea, qué si acaso me acosté con el dueño del hotel, para que le quitáramos su suite.
Quedé helado, queriendo que me cayerá mucho hielo en la cabeza, no entendía esa insinuación, acaso piensa que con hacer eso, le quitamos esa suite.
Uno de sus amigos del joven, le dice que ahí viene el dueño, para ver que aunque sea le den una habitación.
Noooooo Ian, no permitiré que nos den cualquier habitación, yo quiero esa suite que reserve a tiempo, la cual no me quieren dar, reprocha el joven.
Buenas tardes señor Christian Anderson, que es lo que pasa aquí, dice el dueño del joven.
En ese momento ya supe cómo se llamaba ese joven de esa mirada, por lo que según mi amiga, su familia es muy conocida y respetada en Estados Unidos, su papá que es un político, y yo de ahí para saber ni enterado.
En eso el joven llamado Christian le reprocha, lo que sucede, John, que venimos a quedar varios días y nos enteramos que se lo dan a estos “babys de biberones”, mirándome molesto a mí y a mi amiga Nicole.
El dueño abriendo el libro de las reservaciones, al buscar su nombre le dice que no hay equivocación, la suite reservada si es de la señorita Nicole Bowen con sus tres amigos, por lo que su suite señor Christian si está pero en la planta baja, pero ahorita no la pueden ocupar, ya que no se ha ido la familia que está ahí, por lo que tendrán que esperar media hora.
Christian apenado voltea a ver al recepcionista y le dice que porque no dijo eso desde un principio.
Nicole terminando de firmar lo del suite, me dice cuando no los Anderson, así son, reprochan y luego como si nada piden perdón, debes de tener cuidado a acercarte a ese tipo de personas. Cuando escuche esas palabras de mi amiga, supe que debí hacerla caso desde hace momento.
John, que así se llama el dueño del hotel, le preguntó a mi amiga Nicole, en cómo estaba su familia, y su mamá, si le habían dado de alta.
Nicole desviando la mirada le dice que ella todavía sigue en el hospital. Ahí le agarre la mano a mi mejor amiga, porque sabía muy bien que su mamá de ella tenía una enfermedad terminal que le diagnosticaron hace tres años, la vieron varios doctores, pero decían lo mismo, y se lo que se siente al perder un ser querido, porque mi mamá murió para mí, desde el momento que me dejó con mi papá.
Christian les dice a sus amigos en ir a pasear a la Isla, mientras desocupan la suite, y otra vez sin darse cuenta, pero ahora él, me pisa el pie, ahí alce mi mirada y vi esa mirada de él, que de nuevo me puso nervioso, y se fue sin mirarme.
Bueno Brian, por favor lleva las maletas de la señorita Bowen y de sus amigos a la suite que también se encuentra en la planta baja, y por favor está al pendiente cuando la familia se vaya, para que lo ocupen el señor Anderson con sus amigos, no podemos tener ningún problema con él, señala John.
Liev riéndose le dice que porque tanta benevolencia a ese muchacho presumido y arrogante, luego en como trató mal a su empleado.
Por lo que John contestó que no quiere tener ningún problema con el senador Robert Anderson, quien ha apoyado mucho a esta Isla, si se entera del relajo, es capaz que le cierren el hotel.
Entonces no tenía ninguna suite, cuestiona Nicole.
Así es, pero a lo bueno la familia Chyun ya se va, por lo que daremos esa suite, por favor no se debe enterar de ese relajo, dice John preocupado.
Por lo que respondí y sonreí, no te preocupes, nosotros no diremos nada.
(Narrado por Christian)
Mi amigo Ian tenía el control, manejaba el Jeep que rentamos al llegar a la Isla, por lo que para hacer tiempo, decidimos en pasear un rato, pero no se me quitaba de la mente, la mirada de ese niño puberto que me piso en el hotel, que estaba muy insignificante vestido con una playera gris y pantalones, cuando estábamos en un lugar paradisiaco y esos lentes que tenía puestos, como para romperlos, y ver esos ojos que me sorprendieron. Pero que estoy diciendo si a mí me gusta las mujeres, no los hombres ni niños.
Bryce me cuestiona si hay algún bar para venir en la noche y conocer guapas chicas, por lo que me pellizca, porque no lo escuche.
Queeeee pasa le digo.
Christian hablando desde marte, reacciona acaso no me escuchaste, me dice Bryce.
Ah si te escuche, le comentó.
Pues parece que no, no me digas que te gustó la adolescente que estaba en la recepción, porque no creó que su amigo marciano te haya interesado, me dice Bryce riéndose.
Para nada, porque se te ocurre en decir esas cosas, acaso se te olvida que ando con Hannah, le comentó.
Ahora si te acuerdas de ella, eh picarón, que ni le has hablado para avisarle que llegamos bien a la Isla, señala Ian.
No creo que esté ahorita en casa, más al rato le hablare, eh así que tranquilos amigos, que venimos para relajarnos y no pensar lo que dejamos en casa, comenté.
Tienes razón brother, por lo que estás vacaciones de verano deben ser inolvidables y divertirnos, que es lo que nos hace falta, que ya salimos de la universidad, dice Bryce.
Tengo en mente un juego que no puede faltar y que debemos de llevar a cabo, aquí en la Isla, que deje marca, dice Ian, al estacionarse.
Ay Dios, que es lo que se te vino en mente, porque cuando se te ocurre algo, no te podemos detener, señala Bryce.
Ahorita nos sortearemos quién enamorará aquí a alguien de la Isla, es decir tendrá su amor de verano, y si no lo logra tendrá que pagar dos mil dólares, propone Ian.
Aja, y si esa persona lo logra, que obtiene a cambios, le pregunte.