Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Negocios por Naomiyaoi38

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Una idea que nació de querer un RidoXKaito con un Kaito provocadoramnte descarado *Q*

 

Editado y subido a Wattpad: 07/08/2020.

Notas del capitulo:

Los personajes de VK no me pertenecen

Dentro de aquel lujoso restaurante numerosos comensales charlaban mientras sus conversaciones eran amenizadas por la suave música del piano. Aunque durante aquella noche Rido no encontraba amena en absoluto aquella melodía.

 

Sentado en una mesa que se hallaba cerca de un inmenso y elegante acuario, en donde numerosos peces de cierto tamaño y de clases sumamente exóticas y llamativas nadaban ajenos a todo en su acuático mundo; Kuran Rido se encontraba con una expresión de creciente disgusto en su rostro.

 

Consultó su Rolex y frunció el ceño al comprobar que aquel ejecutivo de la empresa con la cual hubiese podido considerar una pequeña asociación con el fin de expandirse hacia nuevos mercados, ya llevaba diez minutos de retraso. Y aunque quizá para algunos diez minutos no significaran nada para él era diferente. Rido consideraba exasperante e indignante tan poco sentido del deber y el compromiso para con los negocios.

 

Molestia refulgió en sus ojos bicolores e intentando amainar aquel sentir bebió una copa de vino tinto, pensando que quizá ya era ya era tiempo de irse. Después de todo, a él jamás le hacían esperar.

 

Decidido, colocó la copa de vino sobre la mesa y un camarero pasó cerca de su mesa llevando consigo algunos platillos. El delicioso aroma llegó hasta él que lo único que había pedido era una copa de vino. Mas no deseaba cenar en aquel lugar donde había sido plantado por un ejecutivo sin compromiso.

 

—¿Kuran Rido?

 

Una masculina voz pronunciando su nombre le hizo alzar su rostro hacia el frente, encontrándose con un hombre joven alto; de corto cabello castaño un tanto revuelto y ojos avellanados. Además este poseía un rostro y un físico muy atractivos; características que eran resaltadas por el traje de alta costura que lucía. En verdad era un hombre muy atractivo que caía dentro de sus gustos. ¿Pero quién era?

 

— ¿Señor, Kuran Rido? Mi nombre es Takamiya Kaito — se presentó el hombre con seriedad, sin embargo sus ojos reflejaban cierta intensidad hacia él—. Vengo sustitución del señor Fujiwara. Por desgracia, el señor Fujiwara ha sufrido un imprevisto que le ha impedido asistir. Pero espero que esto no afecte su imagen de nosotros ni cambie la opinión de sus planes iniciales.

 

Rido miró al hombre de manera gélida e inquisitiva, cuestionándose si quizá debería seguir con lo planeado inicialmente. Quizá sí debería hacerlo. Y es que los beneficios que podría obtener de este negocio eran bastantes buenos.

 

—Puedo dejarlo pasar por ahora. Pero veamos lo que ustedes tienen para ofrecer... —Su tono fue altivo y arrogante, como el que siempre usaba al momento de un negocio.

 

Las comisuras de la boca de Kaito se curvaron en una media sonrisa, y sus pupilas destellaron con un interés que le resultó un tanto extraño a Rido.

 

— Oh... Pues en realidad tenemos, tengo mucho para ofrecer... —aseguró tomando asiento.

 

Al escuchar aquello, por alguna razón Rido sentió que aquel hombre estaba refiriéndose a algo más que meros tratos mercantiles. Sin embargo, decidió dejarlo pasar, concentrándose únicamente en lo que interesaba: los negocios.

 

 

 

***

 

 

 

— Entonces, creo que han sido aclarados todos los términos —dijo Kaito con la mirada fija en Rido—. Pienso que el lunes podríamos firmar definitivamente una asociación. ¿Está de acuerdo con ello?

 

—Sí. Me parece bien —respondió Rido sintiéndose satisfecho que a pesar de la impuntualidad de aquella cena lo que esperaba lograr con su negocio no se hubiese visto afectado.

 

—Me alegra escuchar eso, señor Kuran. Porque después de todo, al final todo lo que propongo siempre termina resultando muy satisfactorio —comentó ronroneando aquello último de forma sugestiva.

 

Rido enarcó una ceja y bebió de su copa mientras escrutaba a Kaito. Este nuevamente había utilizado aquel tono insinuante que venía dejando escapar en más de una ocasión durante toda la cena.

 

Sinceramente, al principio creyó que se trataba de su imaginación. Mas luego fue notando la forma en la que le miraba Kaito ocasionalmente; una mirada que no tenía nada que ver con la de un simple ejecutivo en plan de trabajo. Y en ese instante, Rido empezó a comprender que en definitiva, Kaito parecía buscar algo más que cerrar una mera asociación.

¿Pero por qué? ¿Qué buscaba exactamente?

 

Quizás era el momento de averiguarlo de una vez por todas.

 

—¿Muy satisfactorias? ¿De verdad? — inquirió Rido mientras su mirada refulgía con malicia.

 

—Por supuesto. De todo lo que me ocupo siempre termina resultando de una manera sumamente satisfactoria —contestó en un ronroneó sensual y sus labios se curvaron en una sonrisa ligeramente sugerente.

 

—¿Qué es lo que buscas realmente? —preguntó finalmente de forma directa— ¿Acaso esto tiene que ver con obtener algún tipo de beneficio extra? Porque déjame decirte, que sin importar cuánta satisfacción puedas darme, eso no te servirá de nada. Al final solo quedarás como un patético hombre. —Sonrió con sorna y su pose se tornó arrogante.

 

—No se trata de nada de eso. —A pesar de las palabras de Rido la actitud de Kaito no cambió ni un ápice —. Digamos que esto es más bien como... un anhelo no realizado, mezclado con cierta curiosidad.

 

Rido enarcó una ceja de manera interrogante ante lo cual Kaito continuó con su explicación:

 

—Siempre he escuchado hablar de Kuran Rido, el gran hombre de negocios; arrogante, seguro de sí mismo, frío y calculador para sus negocios y que siempre lora lo que se propone. Y debo admitir que siempre tuve curiosidad si todo lo que se decía sobre ti era cierto. Porque en realidad debo admitir que en materia de negocios, tú te convertiste en mi punto de referencia y modelo a seguir.

 

Rido bufó con sorna mientras intentaba asimilar todo lo que le decía Kaito. ¿Este estaba hablándole en serio?

 

—Por eso... —continuó Kaito— cuando se me presentó la oportunidad de conocer a Kuran Rido personalmente fue una oportunidad que no puede dejar pasar. Aunque, también sirvió para alimentar otra clase de curiosidad en mí.

 

—¿Cuál?

 

Una expresión ladina se reflejó en Kaito.

 

—Siempre quise saber que se sentiría que se sentiría tener sexo contigo —admitió descaradamente.

 

Rido dejó escapar una carcajada ante lo absurdo de la situación.

 

 

¿Kaito realmente le estaba proponiendo aquello? ¿Cómo era posible que la conversación estuviera tomando este rumbo? Y no se trataba de que la idea de tener sexo con alguien tan atractivo le desagradara; al contrario, era una idea sumamente tentadora. Sin embargo, el que de repente aquel joven le estuviera proponiendo aquello sin ningún algún otro trasfondo le resultaba difícil de creer.

 

—No creo que lo que digo sea algo muy difícil de pensar —comentó Kaito.

 

—Entonces, te enviaron a tratar de negocios y aparte de esto, al final has terminado ofreciéndote por un asunto de mera admiración.

 

—Sí. ¿O es que acaso la idea te desagrada aun cuando sé que lo has hecho con otros hombres y mujeres en situaciones parecidas a estas?

 

La mirada de Rido se tornó un tanto sorprendida. Aquello era cierto. ¿Pero cómo era posible que Kaito lo supiera? ¿Acaso aquel hombre le habría vigilado?

 

—¿No te preocupa que alguien se entere de esto? —inquirió Rido.

 

—Quién podría enterarse si solo estamos tú y yo. Y sinceramente, dudo mucho que tengas la intención de ir con mi jefe a decirle que uno de sus ejecutivos se te insinuó sexualmente. Así que selo debes decidir: ¿aceptas o no mi proposición? —dijo con firmeza y una intensa mirada.

 

Un hombre seguro de sí mismo y que sabía cómo obtener lo que quería. Aquello le gustaba.

 

—Parece que de una forma u otra siempre buscas obtener lo que quieres, ¿cierto?

 

—El siempre obtener lo que quiero es algo que aprendí de verte a ti.

 

Ante aquella respuesta una ladina sonrisa se formó en los labios de Rido. Aquel joven en verdad empezaba a resultar interesante. Tanto que aquella oferta por parte de este, ahora le resultaba algo totalmente imposible de rechazar.

 

 

 

***

 

 

 

Apenas Rido y Kaito traspasaron el umbral de la puerta de aquella habitación de hotel, Rido capturó de inmediato de forma demandante la boca de Kaito.

 

Cerró la puerta de golpe y sus manos asieron las caderas de este, atrayéndole hacia sí. Las manos de Kaito se colaron bajo la chaqueta de su traje y comenzaron a abrir los botones de la parte superior de su camisa.

 

Una de las manos de Kaito se introdujo dentro de su camisa abierta a medias y raspó un pezón, haciéndole estremecerse mientras este repartía besos por su mandíbula y cuello. Su agarre se tornó más fuerte sobre el hombre y jadeó cuando el hombre comenzó a moler sus caderas contra él en un acto de lasciva provocación.

 

Agarró a Kaito por los cabellos con cierta rudeza, y le obligó a mirarle, manteniendo su rostro a escasa distancia del suyo.

 

 

—¿Provocándome? —gruñó con un dejo de sorna. Sus ojos bicolores estaban cargados de lujuria cuando dieron un nuevo jalón al cabello de Kaito.

 

 

Este gimió ante el dominante gesto y sus ojos avellanados refulgieron con excitación.

 

La mirada de Rido ardió con lujuria.

 

El ver a un hombre así; en aquel estado le fascinaba.

 

—Prácticamente desde un principio lo he estado haciendo —contestó Kaito con tono quedo lleno de deseo, relamiéndose los labios de forma lasciva.

 

Rido rio y besó a Kaito, mordiendo el labio inferior de este con cierta saña y halándolo por unos segundos para después soltarlo lleno de satisfacción al ver aquel labio magullado y húmedo por su saliva.

 

—Incitas mucho... Prometes mucho... Pero el punto es: ¿llegado este momento lo puedes cumplir? ¿Todo aquello de satisfacerme? —provocó arrogante y seductor.

 

La expresión de Kaito se tornó lasciva y desafiante.

 

—La única manera de que lo sepas es demostrártelo —aseguró besándole de nuevo.

 

La boca de Kaito descendió por su mandíbula y su cuello; buscando llegar más y más abajo, y él decidió soltar su agarre sobre el cabello del hombre, dejándole actuar libremente.

 

Kaito cayó de rodillas ante Rido. Y con una sonrisa ladina acercó su rostro hacia la dureza que marcaba la incipiente erección de este bajo el pantalón. Kaito mordisqueó y lamió sobre la tela, logrando un ronco suspiro por parte de Rido y que este apoyara su espalda contra la pared.

 

Una de las manos de Kaito llegó hasta la cremallera de su pantalón y la bajó con parsimonia. Kaito introdujo su mano dentro de los bóxers, liberando un palpitante miembro que gritaba por atención.

 

Este depositó un beso sobre la cabeza del pene, provocando a Rido quien jadeó al sentir aquella serpentina lengua deslizarse sobre su glande, comenzando a juguetear mientras lamía con gula el líquido preseminal que brotaba.

 

La mirada bicolor de Rido se cernía con intensidad sobre la figura de Kaito, atento a cada movimiento de aquella cálida lengua que comenzaba a deslizarse por toda la extensión de su miembro en una erótica exhibición; en aquellos ojos avellanados que ahora estaban fijos en él; incitándole con imperiosa necesidad a hundirse profundamente en aquella boca que se ofrecía complaciente ante sí. Mas no tuvo que hacer ningún movimiento de su parte para esto, puesto que sin esperar más, Kaito tragó su pene por completo, comenzando a chupar con deleite y de forma obscena para luego retirarse hasta casi la punta y acto seguido, abarcar de nuevo la gruesa y larga erección de Rido.

 

El placer se fue extendiendo por este. Sus manos se aferraron a la cabeza de Kaito, empujándose hasta el fondo una y otra vez, controlando el dominio del acto, y este no hizo otra cosa sino aceptar cada envite; su lengua arremolinándose y jugando con puntos específicos, aumentando su placer y demostrándole a él que Kaito realmente sabía cumplir lo que prometía. Y cuando una de las manos de este se deslizó hacia sus testículos; apretándolos y rodándolos en su mano, a la vez que tomaba todo con aún más ímpetu, el orgasmo le arrasó y se vino de forma inevitable en la boca de Kaito quien aceptó cada gota de él.

 

Jadeó mientras sentía su sobre sensibilizado miembro siendo mimado por Kaito quien le liberó y limpió con su lengua los restos de esperma que yacían en la punta de su pene, para luego relamerse los labios.

 

—¿Y? ¿Lo estoy logrando? —inquirió Kaito con una ladina sonrisa dando una última chupada a su miembro.

 

Y ante aquella acción, y a pesar a pesar de haber venido recientemente, Rido  sintió el deseo comenzar a despertar de nuevo en él, al ver a aquel hombre con el traje arrugado, el cabello completamente revuelto y la corbata suelta de rodillas ante sus piernas y con los labios rojos, hinchados y húmedos por haberle chupado.

 

Aquella en verdad era una imagen sumamente erótica.

 

Quién diría que aquella era la verdadera personalidad del hombre. En verdad resultaba un delicioso descubrimiento.

 

De manera inesperada, asió a Kaito por la corbata y halándole, le obligó a levantarse. Su mano se envolvió alrededor de la cintura de este apegándole contra sí, sintiendo el duro miembro del contrario el cual palpitaba por la falta de atención bajo la tela del pantalón.

 

—Quizá... —dijo finalmente mordisqueando con cierta fuerza el cuello de Kaito, haciendo gemir a este quien ladeó su cuello buscando obtener más de aquello—. Aunque..., puede que todavía necesite un poco más de demostración. —Acarició por encima de la tela el pene de Kaito, obteniendo un nuevo gemido por parte de este y que se presionara aún más contra su mano.

 

Rido miró al hombre a los ojos, percatándose del anhelo salvaje que refulgía en estos, y sin perder tiempo, Kaito le besó de nuevo de forma hambrienta.

 

—Será un placer —dijo Kaito contra la boca de Rido mientras estiraba un mano para acariciar el pene de este el cual comenzaba a despertar nuevamente. — Después de todo, yo siempre cumplo lo que prometo... y obtengo lo que quiero.

 

Aquellas palabras obtuvieron que una sonrisa burlona se hiciera presente en Rido. Definitivamente la personalidad de aquel hombre era muy interesante.

 

Los besos y roces subieron de tono y Kaito le condujo hacia la amplia cama de la habitación, donde le tumbó de espaldas sobre esta. Y ante esto, él estuvo a punto de quejarse, mas no lo hizo al ver a Kaito comenzar a despojarse con sensualidad de todas sus prendas; dándole a Rido un erótico espectáculo que hizo pulsar su propio miembro de excitación; sobre todo, al contemplar la erguida erección de Kaito.

 

Este se percató de cómo Rido centraba su atención en su pene y una ligera expresión felina se dibujó en su rostro, y llevó una mano a su propio miembro para acariciarse provocativamente, logrando que la intensidad con la cual le veían aquellos ojos bicolores aumentara.

 

La respiración de Rido se tornó pesada.

 

Kaito le estaba enloqueciendo con su exhibición. Sin duda, quería abalanzarse sobre este, acariciar cada centímetro de aquel cuerpo, morder aquella manzana de Adán que le tentaba y poseer a aquel hombre hasta dominarle por completo. Sin embargo, a pesar de sus crecientes ansias intentó contenerse, puesto que Kaito deseaba darle esta ardiente demostración, y él quería ver todo de lo que era capaz semejante hombre. Y aunque en alguna otra situación no se hubiese contenido tanto, con Kaito había algo que le impulsaba a querer todo lo que este quisiese darle.

 

Este se acercó hacia Rido, sentándose a horcajadas sobre este, friccionando ambos miembros entre sí. Y al sentir aquel pene rozarse con el suyo sin ninguna barrena, tomó a Kaito por la parte posterior del cuello y le atrajo para besarle de forma voraz. Las manos de Kaito se las arreglaron para ir despojándole de la parte superior de su traje, y recorrieron su pecho. Y luego de un par de segundos de calientes caricias, este sacó del saco de Rido que había quedado abandonado en algún momento sobre el borde de la cama un tubo de lubricante y un preservativo los cuales se habían detenido a adquirir de camino al hotel.

 

—¿Quieres ver qué más puedo hacer? —inquirió Kaito gimiendo cuando los dientes de Rido se dedicaron a mordisquear su manzana de Adán.

 

—Muéstrame —ordenó mordiendo uno de los pezones de Kaito con cierta fuerza, obteniendo un jadeo por parte de este y haciendo que se arqueara aún más contra su boca en busca de aquella estimulación.

 

—Con gusto —Kaito lamió el contorno de la oreja de Rido, separándose de él y rodando a un lado de su cuerpo para tenderse de espaldas sobre la cama y separando ampliamente las rodillas.

Kaito usó el lubricante para esparcirlo entre sus dedos y acto seguido, llevó estos entre sus nalgas para tantear su entrada.

 

Rido se incorporó para no perder detalle de lo que hacía el hombre.

 

Observó atentamente cómo este introducía dos dedos dentro de sí y cómo aquel rosado agujero parecía aceptarlos con ansias. Kaito se estimuló a sí mismo, arqueándose y gimiendo ante su propio toque. Y cuando Rido vio como un tercer dedo desaparecía dentro de Kaito, supo que ya no podía soportar más.

 

Sacó los dedos del interior de Kaito y se abalanzó sobre este para besarle.

 

—Parece que te gustó —dijo Kaito mordisqueando su boca y acariciando la palpitante erección de Rido.

 

—¿Acaso lo dudas? Pero, en estos momentos, hay algo que me gustaría más... Y es follarte.

 

—Uhm. Por supuesto que lo harás. Pero a mi manera...

 

Rido no comprendió bien a qué se refería exactamente Kaito hasta que este le tumbo de espaldas sobre la cama, subiéndose a horcajadas sobre él y colocándole el condón a Rido.

 

—Siempre quise saber qué se sentiría cabalgar a Kuran Rido. —Un deseo salvaje revoloteaba en la mirada de Kaito mientras con su lubricada mano masturbaba a Rido. Y seguidamente, Kaito plantó sus pies sobre la cama y levantó un poco sus caderas para luego dejarse caer sin miramientos sobre el pene de Rido.

 

Rido profirió un jadeo ahogado al verse envuelto por el calor del interior de Kaito y unas uñas que arañaban su pecho. Fijó sus ojos en el hombre, viendo el claro placer en aquel rostro de cuando este comenzó a cabalgarle de una forma que le encloqueció.

 

Kaito usaba su pene para follarse a sí mismo de una forma que ninguno de sus anteriores amantes había hecho. Y es que Rido siempre tenía el control, pero este hombre era diferente. Kaito controlaba la situación y usaba a Rido para su propia satisfacción.

 

Y aquel pensamiento solo sirvió para que el fuego dentro de él se acrecentara. Sus manos se apoderaron de las caderas de Kaito para ayudarle a convertir el ritmo de las penetraciones en uno frenético.

 

El húmedo golpeteo de sus cuerpos y sus jadeos y gemidos inundaron la habitación. Rido miró a Kaito cuyo cuerpo y rostro yacían perlados por el sudor mientras rebotaba una y otra vez sobre él. Y al ver el miembro de Kaito hinchado rebotando ante sí con cada movimiento, entonces lo tomó.

 

Rido le acarició hasta que acompañada de un prolongado gemido; la cálida y abundante eyaculación de Kaito cubrió su mano, sintiendo al mismo tiempo cómo el interior de Kaito se contraía aún más sobre su pene, llevándole al límite. Rido clavó sus manos en las caderas de Kaito y embistiéndole un par de veces más se vio arrasado por un nuevo orgasmo.

 

Kaito se dejó caer jadeante sobre su pecho el miembro él aún permanecía dentro de aquel cuerpo.

 

El hombre levantó su mirada hacia Rido cuando este salió de su interior para deshacerse luego del usado preservativo. Y tras unos instantes de silencio, los dedos de Kaito delinearon sus labios.

 

—¿Y entonces? ¿Cumplí con lo que prometí o acaso hará falta repetirlo? — inquirió Kaito con maliciosa diversión.

 

Los labios de Rido se curvaron en una media sonrisa. Definitivamente aquel hombre le gustaba.

 

—Mejor de lo que esperaba. Pero sinceramente, no me quejaría si esta noche hiciéramos un par de repeticiones más.

 

Asió a Kaito por la parte posterior del cuello, atrayendo su rostro hacia sí y volviendo a probar aquellos adictivos labios.

 

Adictivo.

 

Por alguna razón parecía que una adicción era lo que había resultado este hombre. Y por ello durante el resto de la noche descubriría qué tan adictivo podía ser Kaito.

 

 

 

***

 

 

Revitalizado por el baño, Rido salió de la ducha de la habitación del hotel con una toalla atada a sus caderas. Su cabello se encontraba húmedo y por su torso pequeñas gotitas de agua se deslizaban.

 

Con otra pequeña toalla que tenía en su mano se secó el cabello mientras observaba la vacía estancia. Y posteriormente procedió a buscar su ropa mientras sus pensamientos se encontraban perdidos en lo que había ocurrido la noche anterior.

 

Cuando él se despertó aquella mañana, Kaito ya se había marchado. Aunque, ¿qué esperaba?

 

El hombre no tendría que estar allí puesto que aquello solo había sido una noche de sexo. Esto era lo que le había ofrecido Kaito y él lo había aceptado. Mas entonces, ¿por qué la imagen de Kaito permanecía dentro en su cabeza? ¿Por qué no podía dejar de pensar en su cuerpo, sus gemidos y aquellos ojos avellanados?

 

En verdad era algo molesto.

 

Él jamás pensaba mucho en un amante. Las relaciones para él solo se trataban de sexo. Sin embargo, nunca había conocido alguien como Kaito. Aunque no tenía caso seguir pensando en semejantes tonterías de aquí al día siguiente todo quedaría olvidado. Aquello solo serían un par de recuerdos de una buena sesión de sexo. Y por ello, con estos pensamientos decidió dar todo el asunto por cerrado.

 

 

 

***

 

 

 

Sentado en su amplia y moderna oficina, Rido revisaba algunos documentos, intentando mantenerse absorto en su trabajo. Porque recientemente para su molestia, si no mantenía su mente ocupada con asuntos de esta índole, su mente terminaba volviendo a pensar en una solo cosa: un hombre de cabellos castaños y ojos avellanados.

 

—Takamiya Kaito...

 

¿Kaito?

 

Rido creyó escuchar que pronunciaban aquel nombre, y levantó su mirada hacia un hombre maduro de cabellos oscuros que se encontraba de pie frente a su escritorio. Aquel era uno de sus ejecutivos.

 

—¿Dijo... Kaito? —preguntó.

 

—Sí. Al parecer es quien sustituirá definitivamente al señor Fujiwara, y será con quien cerraremos por completo el acuerdo.

 

Algo se removió dentro de él al escuchar aquello y recordar que en unos veinticinco minutos aquel negocio debería quedar sellado. Esto quería decir que le vería de nuevo. Mas qué le importaba a él. No debería hacerlo. Aquel hombre solo estaba viniendo allí a causa de negocios, nada más ni nada menos. Y esto era en lo único que debería pensar. Sin embargo, y de forma exasperante, la imagen de Kaito no abandonaba su cabeza.

 

 

 

***

 

 

 

—Es un placer volver a verle, señor Kuran —saludó con formalidad Kaito apenas se encontró con Rido dentro del salón de la junta de negocios.

 

La mirada de Kaito Kaito reflejó durante un fugaz segundo un dejo del reconocimiento de los recuerdos de aquella noche al contemplarle. Sin embargo, aquello desapareció al instante, y durante el resto de la junta se dedicó a actuar de manera totalmente profesional.

 

Y Rido le imitó. ¿Por qué habría de ser de otra forma? No tenía razón para seguir pensando tanto en un hombre solo por el sexo de una noche, sin importar cuán increíble hubiese sido.

 

Él solo debería olvidar todo aquello. Pero a pesar de ello,parecía que esto no era tan sencillo. Y cuando el negocio estuvo cerrado y todos los demás ejecutivos abandonaron la estancia y vio cómo Kaito se despidió tan fría y se dispuso a marcharse, Rido no pudo cumplir nada de esto.

 

Para cuando se dio cuenta, tenía a Kaito presionado de pie contra la puerta; la fuerte y cálida espalda de este chocando contra su pecho y su mano en el pomo de la puerta impidiéndole la salida.

 

Kaito giró el rostro, mirándole con un dejo de desconcierto.

 

—¿Qué...?

 

—¿Tienes algo que hacer esta noche? —inquirió en un tono oscuramente seductor. No comprendía qué le había impulsado a preguntar esto, lo único que sabía era que tenía una imperiosa necesidad de volver a tener a aquel hombre.

 

La expresión de Kaito cambió. Sus ojos refulgieron y una sonrisa ladina se hizo presente en su rostro.

 

—Quizá. Depende de lo que tengas para ofrecerme —respondió presionando con descaro su trasero contra la entrepierna de Rido.

 

Y ante aquella acción el control abandonó a Rido. Este giró a Kaito, aprisionándole contra la puerta y le besó saqueando su boca sin compasión. Mordió con cierta saña el labio inferior de Kaito a la vez que le agarraba por los cabellos, y este gimió ante la ruda acción.

 

Al parecer al hombre le gustaba que le trataran de aquella manera.

 

Y aquel descubrimiento le hizo abandonar la boca de Kaito y verle con una expresión altiva y llena de lujuria.

 

—Acepta y te lo mostraré... —susurró contra la boca de Kaito y su en los cabellos de este se hizo más fuerte, aunque en vez de quejarse esto solo hizo volver a gemir al hombre.

 

—Supongo que si Kuran Rido me lo pide entonces debo aceptar, ¿no es así? —cuestionó con un dejo de burla arqueándose contra Rido y regresando a besarle y gimiendo de satisfacción.

 

La verdad era que cuando Kaito le hizo aquella proposición a Rido, lo vio solamente como la única oportunidad de estar con el hombre con el cual llevaba fantaseando tanto. Y aunque al proponer aquello creyó que aquella sería una única noche, él decidió tomar lo que el hombre al cual venía anhelando desde hacía tanto quisiese ofrecerle. Pero ahora, en aquellos instantes con Rido correspondiendo su pasión con crecientes ansias, Kaito comenzaba a pensar que quizás al final podría obtener algo más que solo una noche de sexo.

 

Por su parte, Rido tomó aquel beso como una especie de implícita respuesta afirmativa. Y a pesar de que no sabía exactamente qué tenía ese hombre que le resultaba tan atrayente, quizás a partir de ahora tendría tiempo para descubrirlo. Y por ello quizás el comenzar a desear poseer por completo a un hombre como Takamiya Kaito, no estaba tan mal.

 

 

Notas finales:

Adoré escribir esto *-*

 

Sayonara


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).