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Al estilo de Shakespeare [HunHan] por Laura Carreon

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Notas del fanfic:

Aquí traigo un mini proyecto HunHan, qué es mi ultimate OTP

Nada me pertenece, libros y citas pertenecen a sus autores, sólo los he mencionado aquí y nada más. 

Y sé que un SeHun es un poco convencional, pero quería probar algo nuevo y aquí está *-* 

 

Notas del capitulo:

Esta es la primera parte del Two Shot; lamento si hay faltas de ortografía, lo he revisado antes D:

Esta historia es completamente mía, está prohibido publicarla en otro sitio sin mi permiso. No al plagio :c

¡Disfruten! 

La primera vez que LuHan lo vio, tenía ocho años y ambos jugaban en la estación de trenes, él recién se había mudado a Corea con sus padres y estaba muy emocionado por conocer su nueva casa. Se quedó quieto frente a una de las bancas de madera  de la estación esperando a su padre para arreglar unas cosas mientras sostenía fuertemente la mano de su madre. El niño estaba sentado en el suelo jugando con un cochecito azul y haciendo ruiditos como si estuviese encendido.

Adorable, pensó LuHan al verlo.

Era casi navidad por lo que estaba haciendo algo de frío y el viento le golpeaba el rostro helándole los músculos faciales; quería llegar pronto a casa y beber chocolate caliente hecho por su madre.

—Tu nariz está muy roja, hyung. —exclamó el niño a su lado poniéndose de pie; era mucho más pequeño que él y tenía el cabello oscuro y lacio, como en forma de hongo.

LuHan se talló la nariz con el dorso de su mano, avergonzado y le miró con el ceño fruncido.

— ¡SeHun, tenemos que irnos, cariño! —escuchó que una mujer gritaba y el niño salió corriendo dejando su cochecito en el suelo sin darle importancia, corriendo hacia su madre.

Su nombre era SeHun.

 

+

 

La segunda vez que LuHan lo vio fue en vacaciones de verano, cuando tenía diez años. Sus padres habían decidido ir a Busan con unos parientes a pasar unas semanas ahí; LuHan no los recordaba mucho pero le hacía ilusión ver a sus primos y jugar con ellos. Estaba de pie frente al tren que permanecía quieto, y de la nada un niño saltó hacia el exterior y cayó sobre sus rodillas echándose a llorar al ver los raspones que se había causado pues estaba usando bermudas.

— ¿Estás bien? —preguntó LuHan preocupado mientras se arrodillaba frente al niño; éste rápidamente se limpió las lágrimas con sus manitas y negó.

—Me ha salido sangre, es mucha… hyung, me voy a desangrar—exclamó el pequeño con miedo. LuHan río un poco ante la ocurrencia del menor y sacó su pañuelo del bolsillo y lo usó para limpiar la sangre que salía de sus heridas y dándole un beso en la mejilla le pidió que fuese con su madre para que le curara pronto y no se infectara.

— ¡Gracias, hyung! —exclamó el niño—¿Cómo te llamas?                  

—LuHan, ¿Y tú?

—Oh SeHun.

El niño se fue corriendo agitando su mano, despidiéndose y se reunión con su madre mientras salían de la estación. LuHan subió el tren hacia Busan cinco minutos después.

+

 

La tercera vez que LuHan lo vio, fue en una excursión de la escuela. LuHan se había reunido con su grupo de amigos; YiFan, YiXing y MinSeok. Tenía trece años y dominaba perfectamente el coreano, además de que se había encontrado con YiFan y YiXing que también venían de China, su vida era más simple de ese modo. Nunca había hecho muchos amigos pero estaba conforme. Habían ido a un zoológico y tenían que tomar fotografías de los animales que más le gustaban; LuHan arrastró a sus amigos hasta donde se encontraban los leones y asombrado comenzó a sacarles fotografía tras fotografía. Al darse la vuelta chocó con alguien que iba pasando por ahí, hablando animadamente sobre los leones.

LuHan lo miró antes de que siguiese su camino y se alejara de él. Ese chico era SeHun.

 

+

 

LuHan tiene dieciocho años cuando se da cuenta de que SeHun ha entrado como estudiante de primer año en su instituto. Lo ve caminar cerca de las canchas de deportes sujetando su mochila sobre sus hombros y vistiendo ese uniforme azul marino con negro que también usaba él. SeHun lucía casi igual que la última vez que lo había visto, con ese cabello en forma de hongo y color chocolate que resaltaba su pálida piel. Aunque estaba más alto y  su ceo fruncido le hacía verse muy serio. LuHan lo siguió con la mirada hasta que el otro llegó al pasillo y se  metió en el edificio.

Suspiró y se acomodó de nuevo sobre la mesa donde se suponía que debía estar comiendo el almuerzo.

— ¿Qué tanto estabas mirando? —cuestionó Yixing que trataba de meterse a la boca un pedazo de pollo que parecía más  grande que su boca.

—A nadie. Me pareció ver a alguien conocido—mencionó haciendo un ademán.

— ¿Victoria? Escuché por ahí que le gustas mucho, quizá deberías hablar con ella sobre una cita o algo así—habló YiFan, o Kris, como le gustaba que le llamaran.

LuHan negó con la cabeza mientras terminaba su almuerzo, pensando a donde pudo haber ido SeHun.

                             

+

 

LuHan tiene diecinueve años y está a punto de graduarse para ir a la universidad. Él aún no ha podido acercarse a SeHun en un año entero y cada vez se siente más ansioso. Escuchó a unas chicas hablando sobre SeHun y lo atractivo que era, tiene miedo de que alguien más se le adelante y le arrebate a su niño. No puede permitirlo.

Esa mañana a la hora del almuerzo no puede  dejar de mirarle; siempre tan serio y apacible, como un niño pequeño en la mesa con sus padres observándole atentamente. Muchas chicas miran a SeHun y cuchichean, él no parece prestarles atención. LuHan ha comenzado a atacar salvajemente a sus albóndigas con el tenedor; no quiere que nadie mire a SeHun, nadie además de él.

SeHun sigue con ese libro en las manos, inmerso como si el jodido mundo no existiera.

— ¿Oh SeHun? —la voz de MinSeok lo trae de nuevo a la realidad y le mira parpadeando nerviosamente. El mayor sonríe divertido— ¿Es él a quien siempre estás mirando, Lu?

Kris y Yixing giran la cabeza en dirección al estudiante de segundo año y fruncen el ceño.  LuHan no sabe si sentirse mal por no habérselos dicho antes o si sentirse  avergonzando porque han descubierto que a él le gusta un chico, no porque sus amigos sean homofóbicos, por el contrario, si no  porque él jamás había hablando sobre su sexualidad con nadie.

—Escuché que es un tío muy raro, casi no habla con nadie y siempre se la pasa en la biblioteca devorando libros. Es una rata de biblioteca —mencionó Kris.

— ¡No es raro! —le defendió LuHan, que ahora tenía el cabello rubio.

Yixing alzó una ceja.

—Yo sé quién es. JunMyeon habló de él unas veces; es el alumno que tiene mejores calificaciones en literatura, nunca nadie había logrado tener la calificación más alta en esa asignatura en todos los exámenes. —dijo el chico del hoyuelo; a LuHan no le sorprendió eso. Yixing y JunMyeon llevaban saliendo un año entero y básicamente así era como su amigo se enteraba de muchas cosas que ocurrían en el instituto, ya que Kim JunMyeon era el presidente del consejo estudiantil y tenía acceso a todos los expedientes del alumnado.

—Pues ya ves, es una rata de biblioteca. Está en la clase de Tao; ese tío que practica Wushu. Los he visto hablar algunas veces, raros… —murmuró Kris aún sin mostrar interés en la conversación.

— ¿Qué dices? ¡Si a ti te gusta Tao! —exclamó MinSeok divertido, pero Kris le metió un codazo farfullando por lo bajo, molesto.

— ¿Pueden parar un momento? —gritó Yixing y después miró a LuHan. — ¿Entonces te gusta SeHun? ¿Un tío de segundo?

LuHan terminó contándole a sus amigos como fue que conoció a SeHun y todas aquellas veces en que se encontraron. Eso parecía más bien una mala versión de un drama de televisión pero no  se detuvo y aunque esperaba burlas y quejas; sus amigos terminaron por aceptar que le gustase el tío más raro de todo el instituto.

SeHun era el estudiante más conocido en segundo año. No porque fuese popular o algo así, si no porque todos creían que era raro. Oh SeHun sólo hablaba de libros; el tiempo que no estaba estudiando o haciendo tareas, era tiempo en el que se dedicaba a leer. Sólo tenías unos cuantos amigos además de Tao y era muy callado; muchos afirmaban que jamás lo habían escuchado hablar desde que empezó la escuela. LuHan no sentía decepción, si no expectación. SeHun era un misterio; nadie sabía mucho de él, LuHan quería conocerlo… quizá algo más. Las siguientes semanas fue un poco exagerado en todos los sentidos. Tuvo que buscar  a Byun BaekHyun y Park ChanYeol, la pareja feliz y demostrativa del segundo año,  que eran muy amigos de SeHun según había escuchado por ahí. Les hizo la simple pregunta de qué era lo que más le gustaba a SeHun, y ellos le dieron una respuesta muy simple: Oscar Wilde y William Shakespeare.

LuHan creyó que se trataba de  algunos integrantes de bandas musicales. Aunque eran unos nombres muy raros y tuvo que ir con sus amigos para que le resolvieran la incógnita.

— ¿LuHan, tú eres tonto? —habló MinSeok mientras terminaba de guardar sus cosas en la mochila, las clases habían terminado por hoy. —Wilde y Shakespeare con grandes escritores y novelistas de época inglesa. ¿Nunca escuchaste de Romeo y Julieta? ¡Es de William Shakespeare!

El rubio arrugó la nariz.

—No me culpes a mí. Nunca he leído un libro que no sea de la escuela—debatió el chico.

—Tú nunca has leído un libro completo, ni siquiera uno de la escuela, ciervo mentiroso. —aclaró Yixing mientras los cuatro amigos salían del aula de clases.

—Vale, lo acepto. Pero… si eso le gusta a SeHun, entonces leeré esos libros y tendremos algo de qué hablar ¿no?

—Eso es muy estúpido. Sólo dile que te gusta, ya sabes, lo que hacen las personas normales.

— ¡No seas así, Kris!                         

 

+

 

A pesar de las quejas de sus amigos, LuHan se decidió por comenzar  a seguir a SeHun después de clases. El menor siempre iba a la biblioteca, cogía un libro y se sentaba a leer en la mesa del fondo donde no había más personas rondando. LuHan revisaba la lista de libros que él había tomado todos los días, durante una semana. Era un chico muy callado, no parecía percatarse del exterior si no era algo estrictamente necesario. LuHan adoraba verlo cuando leía, parecía tan pacifico y dulce; sus ojos brillaban cada que daba vuelta a la página e incluso hacía expresiones de sorpresa, enojo o cosas así, completamente inmerso en lo que estaba leyendo.

LuHan quería golpearse la cabeza contra la pared después de haber revisado la lista de libros que SeHun había estado leyendo esa semana; libros que él no conocía, que eran extensos y tenían muchas cosas que él no entendía. ¿Qué sabía él del retrato de Dorian Gray? ¿Quién era ese Dorian? ¿Quién era Julieta y quienes los Capuleto? ¿Qué coño era Hamlet? ¿Macbeth? ¿La divina comedia? ¿Un mundo feliz de Aldous Huxley?

¡LuHan no tenía ni puñetera idea de que era lo que SeHun leía!

SeHun se iba de la escuela cerca de dos horas después del termino de clases, tomaba el autobús y se metía a casa; no salía hasta el día siguiente, así que LuHan suponía que se ponía a leer más de lo que ya había leído.

Le había preguntado a JunMyeon algunas cosas; pero no había mucho que decir. Era hijo único, vivía con sus padres y sus calificaciones eran excelentes; LuHan con suerte iba a conseguir graduarse ese año.

El día en que finalmente tomó valor para hablar con su anhelado SeHun las manos le sudaban y su corazón latía más fuerte que de costumbre. ¿Por qué un crío le ponía tan nervioso? ¡Él era el mayor, joder!

Se había aprendido de memoria unas frases de varios libros que había revisado para poder decir algo coherente mientras hablasen; así que se sintió emocionado cuando notó que SeHun estaba en el jardín sentado en una banca bajo un árbol que daba muchísima sombra y sostenía en sus manos el libro del Retrato de  Dorian Gray. Nerviosamente se acercó y se paró detrás de él observando la parte que estaba leyendo y sonrió rodeando la banca para dejarse caer sobre ella; sobresaltando a SeHun quien obviamente no esperaba compañía.

— ¡Ahh, Dorian Gray! Ese libro me encanta —exclamó LuHan con júbilo logrando que SeHun frunciera el ceño por la repentina interrupción. —Me recuerda a esa frases:”La ventaja de las emociones es que nos llevan por el mal camino y la ventaja de la ciencia es que no es excepcional”

—De hecho—habló SeHun, LuHan sintió que las rodillas le temblaban. ¿A caso ahí comenzaría su conversación? ¡Habría retroalimentación! ¡Lo has hecho bien, LuHan! —La frase correcta es: “La ventaja de las emociones es que nos llevan por el mal camino y la ventaja de la ciencia es que no es emocional”, la has dicho mal.

Auch.

LuHan soltó una risita nerviosa y se encogió en su sitio. Había sido corregido por un niñato tres años más joven que él. ¿Qué tan bajo habría llegado? Él no sabía de libros, ni siquiera le gustaban, y su determinación por agradarle a ese chico le había hecho quedar en ridículo. Debió haber leído muchas veces más antes de animarse.

—Ah… lo sé. Sólo estaba un poco confundido: he leído tantos libros… a veces mezclo un poco las cosas. —dijo con firmeza, aunque SeHun seguía mirándole con desconfianza como si no se fiara de él.

— ¿Tú has leído libros antes? —preguntó el menor, frunciendo el ceño. Incluso aquel gesto le hacía lucir adorable; LuHan se derretía por dentro. —Te conozco; Xiao LuHan, eres el peor promedio en literatura que ha tenido la escuela. ¿Quién saca un cero en un examen, señor “he leído tantos libros”?

— ¿Qué estás diciendo, tú mocoso? ¡Yo no leo para sacar una calificación si no por amor al arte! —gritó un tanto intimidado.

Al menos SeHun sabía quién era, eso era bueno ¿no?

—Si amaras el arte, sacarías una buena calificación en un examen. Tengo que ir a clases. —SeHun se puso de pie y cerrando su libro se alejó hacia el edificio sin mirar atrás.

LuHan se desparramó sobre la banca, abatido. SeHun no tenía una personalidad chispeante y alegre como él se imaginaba. Aún así le gustaba mucho, muchísimo. Después de unos minutos se puso de pie y se dirigió a su propia aula de clases.

Tuvo que soportar las burlas de sus amigos toda esa semana por sólo haberse equivocado con una mala en esa estúpida frase y por haber sido corregido por un chico más joven que él.

¿Por qué era tan difícil leerse un libro? No lograba entender nada de lo que leía y las frases que elegía se las aprendía de memoria para recitarlas frente a SeHun aunque no entendiese el significado de éstas. Quizá él era muy tonto, quizá SeHun era  muy inteligente.

Sólo sabía que lo iba a lograr. Conseguiría a SeHun, no importaba cuanto tiempo tomara, lo haría. No se daría por vencido.

 

+

 

Era mitad de año y cada vez estaba más cerca de graduarse. Eso no le preocuparía tanto si supiera donde vivía SeHun, porque eso significaba que probablemente dejaría de verlo y las oportunidades para encontrarse en el futuro le asustaban; ¿Y si no se encontraban más como había ocurrido cuando era niños? ¿Y si SeHun desaparecía para siempre de su vida?

Le aterraba enormemente.

— ¿Aún sigues con esa idea de leer muchos libros para que SeHun salte a tus brazos sin pensárselo dos veces? —quiso saber Kris con cierto tono burlón, observando cómo su amigo había sacado una réplica de La Divina Comedia de la biblioteca y no le quitaba los ojos de encima.

— ¿Qué crees que quiera decir la frase: “"Vuestra fama es como la flor, que tan pronto brota, muere, y la marchita el mismo sol que la hizo nacer de la tierra ingrata”? —le respondió arrugando la nariz.

 

— ¿Qué sentido tiene que te aprendas de memoria esas frases si no sabes lo que quieren decir? En serio, LuHan, esto es ridículo. —se quejó MinSeok que no dejaba de mirar su teléfono móvil; seguramente enviándose textos con ese alumno de tercero, Kim JongDae, con el que se había estado viendo desde hace  poco, y el que aparentemente era su novio, pero que no habían hablando sobre si lo eran o no, simplemente se gustaban.

 

—Él se burló de mí. Voy a demostrarle que si puedo leer muchos libros y ser tan fanático como él. —objetó.

 

—Pero no lo eres…

 

— ¡Pero puedo serlo! ¿Vale? Puedo hacerlo.—gritó totalmente convencido.

 

Los siguientes días practicó mucho, aprendiendo frases que le parecían que ‘sonaban’ bastante bonitas e interesantes y leía en sus tiempos libres después de acabar sus tareas. No lo iba a admitir pero le había tomado cierto gusto a la lectura; historias como El Principito (qué de paso era el libro favorito de SeHun) o Un mundo feliz, eran bastante entretenidas y te hacían pensar mucho.

 

Se dejó caer en su habitación mientras Yixing se apoderaba de su ordenador y se ponía a hablar con JunMyeon por Facebook; Kris estaba enviándole mensajes a alguien y aunque nadie preguntaba y él no lo decía, sabían que era Tao. MinSeok se sentó frente a él con las piernas cruzadas y soltó un suspiro.

 

—Vale… ¿Una frase de Wilde? ¿Sabes una, Lu? —preguntó el mayor.

El rubio arrugó la nariz y entrecerró los ojos, pensativo. Según había investigado a SeHun le gustaban mucho las frases de Oscar Wilde porque estaban “llenas de razón” y le parecían bastante elocuentes, palabra que LuHan no conocía y jamás había escuchado; que obviamente tuvo que buscar en el diccionario al volver a casa.

—“No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo” —recitó con una sonrisa para  el asombro de sus amigos que no podían creer lo que escuchaban.

—Vaya, te has aprendido una frase tan larga… ¡Lo has hecho bien, Lu! ¿Ya te ha gustado leer, eh?

—Lo cierto es—asintió—, que en realidad muchos de esos libros que lee SeHun son entretenidos y me he encontrado a mí mismo leyéndolos por mi cuenta. Creo que comienzo a creer porque le gustan tanto.

 

+

 

LuHan estaba emocionado, durante ese mes había estado leyendo y sorprendiéndose mucho sobre las cosas interesantes que había encontrado; no sólo en lo clásico, pues a SeHun le gustaba la ficción contemporánea como Harry Potter, Los Juegos del Hambre o Las Crónicas de Narnia. Se había encontrado a sí mismo leyendo Crónicas Vampíricas de L.J Smith, libros que según BaekHyun, a SeHun le habían regalado desde niño y le fascinaban.

Cuando vio a SeHun entrar en la biblioteca un viernes al medio día, él se olvidó de la  clase de Química que tenía y corrió detrás de él. El menor tomó Sueño de una noche de verano y LuHan tomó Orgullo y Prejuicio y se sentó frente a él.

SeHun le miró un momento y ladeó la cabeza, parecía sorprendido.

— ¿Orgullo y Prejuicio de Jane Austen? —habló SeHun—Hyung, debo decir que me sorprendes, creí que te darías por vencido hace mucho.

LuHan parpadeó.

— ¿Disculpa?                       

—No soy tonto—murmuró, aunque su tono sonaba divertido, su rostro seguía inexpresivo como siempre. —Puedo tener dieciséis pero no soy ignorante ni tonto, LuHan. Estás haciendo esto para agradarme, y ciertamente no lo entiendo. ¿Por qué quieres agradarme tú a mí? En unos meses serás un egresado, irás a la universidad y vivirás tu vida de adulto lejos de aquí. Yo seguiré estudiando, siendo “el raro” de la escuela y lo único que me quedará son mis libros. Somos personas diferentes, no encajamos. Creí que te darías cuenta y lo dejarías, pero ya veo que eres más perseverante de lo que imaginaba.

—Pues ya sabes, como Shakespeare dijo una vez: “Cuando las sensualidad nos somete, perdemos el titulo de humanos” —murmuró esbozando una pequeña sonrisa, escondiendo el rostro tras las páginas del libro de Jane Austen.

— ¿Qué sabes tú de Shakespeare? —se mofó SeHun.

—Ahora gracias a ti, sé mucho más de lo que habría imaginado. Descubrí que me gustan los libros, casi tanto como tú, pero me gustan. —declaró.

Juró haber visto como SeHun se sonrojaba ante sus palabras y casi estuvo a punto de perder los estribos y besarlo de una vez por todas como venía deseando desde hace mucho tiempo atrás.

 

+

 

No supo cómo, pero quebró un poco las barreras que SeHun había impuesto entre ambos y el menor permitió que le acompañase a casa después de clases esa semana. No hablaban mucho, porque SeHun prefería el silencio, pero a LuHan no le molestaba. Adoraba verlo, con esa expresión seria y gruñona que parecía que tenía; luciendo tan hermoso e irresistible como su una luz desde el cielo le iluminara y los ángeles cantaran ante su presencia.

LuHan estaba seguro de que SeHun se daba cuenta de que lo estaba mirando, pero ninguno hablaba al respecto. Para el mayor era suficiente estar cerca de su pequeño ángel, SeHunnie como le llamaba. Aunque no frente a él, pero si frente a sus amigos. El castaño era una persona tan quisquillosa y exigente, como un niño pequeño. Incluso seguía siendo más bajito que el propio LuHan, no era porque estuviese completamente enamorado de SeHun, pero sentía que juntos encajaban, como las dos piezas faltantes de un rompecabezas que se amoldan perfectamente cuando se les pone juntas.

Cada día que pasaba era una bomba de tiempo; se acercaba el final del año escolar, lo que significaba su graduación, lo que quería decir que no vería más a su ángel de hebras castañas. Le atormentaba, sobre todo por la cercanía que habían presentado gracias a  Wilde y Shakespeare. LuHan pasaba más tiempo detrás de SeHun que con sus amigos; aunque a ellos tampoco les importara.

LuHan comenzaba a hacer sus infalibles movimientos con SeHun; le tomaba de la mano, un roce de dedos, una caricia en la espalda o en la mejilla, aunque el menor lo alejara de un manotazo o algunas veces terminara sonrojado por las acciones atrevidas e “inapropiadas” de su hyung. No importaba si él después hacía un berrinche, LuHan seguía sonriendo como un idiota. Al menos sabía que causaba una reacción en su pequeño, era suficiente para él.

Todo parecía ir perfecto hasta que escuchó por los pasillos a unas chicas hablando; y el nombre “Oh SeHun” en la misma oración que “Kim JongIn” y casi se  desmaya del susto.

Kim JongIn, el ‘conquistador’ de la escuela; un alumno de segundo año, de piel morena, atractivo y excelente bailarín, uno de los más populares en toda la escuela.

No es que a LuHan le gustasen los chismes ni nada por el estilo, pero aquello lo desconcertó. ¿Por qué los mencionaban a ambos en la misma oración si él jamás los había visto juntos? Ni siquiera sabía que se conocían. Luciendo nervioso y sintiéndose completamente paranoico, caminó disimuladamente detrás del grupo de chicas que los habían mencionado, y cuando llegó al jardín miró hacia todos lados, con el corazón latiéndole con fuerza.

Oh, no. Ahí estaba SeHun. Con JongIn.

El menor se encontraba en su banca de siempre; con un libro en las manos, y JongIn frente a él, con esa pose de “soy el mejor y lo sabes” sin dejar de sonreírle; como si le gustase lo que miraba.

Y parecía que le gustaba mucho.

LuHan estuvo a punto de ir tras él, pero se congeló al escuchar a las chicas de nuevo: Oh no. JongIn tenía una nueva presa a cazar. SeHun era su nueva presa. Oh no. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. 

Mañana mismo trataré de subir la segunda parte que ya está comenzada, depende de sus opiniones :3

¡Saludos y mucho amor!<3


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