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Entrelazados por Naomiyaoi38

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Notas del fanfic:

Ok~ He aquí un fic cuya idea tenía casi un año rondándome en la cabeza y no me decidía si escribirla o no puesto que es una idea que nació de leer tanto sobre parejas sobrenaturales, y sinceramente no sabía si escribir esto o no porque sinceramente a mí parecer el temita está quizá trillado. Pero~... después me dije: Ya qué carajos. Yo quiero un KXZ así *u*. Así que finalmente me animé a escribir esto, el cual originalmente iba a ser un one-shot, pero me iba a quedar tan jodidamente largo que pos se convirtió en algo que le calculó tres partes. Uhm sí, tres partes *repasa la idea mentalmente*. En mi cabeza ya está todo. Y que además esta historia tendrá un TakumaXIchiru y un RidoXKaito extras que publicaré como one-shot separado en algún~ momento.

Otra cosa antes de que lean esta historia: aquí ya no hay vampiros sino demonios, porque era lo que me convenían para ciertas circunstancias. Además, yo quería unas escenas de acción medio gore y necesitaba demonios x'D. Ahora sí, mucho bla bla bla. Disfruten su lectura :3

Notas del capitulo:

Los personajes de VK no me pertenecen.

Historia publicada simultáneamente en wattpad.

Las copas de los árboles eran mecidas dulcemente por la suave brisa. El sol brillaba en lo alto del azulino cielo, sus rayos cayendo sobre el hermoso jardín, y sobre la estructura de la Academia Cross; una academia, la cual durante sus casi doscientos años de existencia tenía como objetivo el educar y entrenar a jóvenes demonios, pertenecientes a los clanes más ricos y poderosos de todo el país.

Sentado al lado de un amplio ventanal, en uno de los salones, Kuran Kaname observaba con semblante sereno hacia el exterior, divisando un trío de pequeñas y coloridas avecillas que surcaban el jardín, perdiéndose entre los árboles. Kaname desvío su mirada hacia el salón, observando como todos los alumnos se hallaban absortos en sus propias conversaciones, aprovechándose de la ausencia de profesor en esos instantes. Prestó especial atención a sus amigos: en el otro extremo del aula se encontraban Shiki, Rima y su mejor amigo Takuma; en la parte posterior del salón Kain aprovechaba la ausencia de profesor para tener a su primo y pareja Aidou sentado en su regazo y besarlo un poco, un poco más cerca, miró a Seiren y María (1), esta última veía con sumo interés y anhelo a Seiren, buscando entablar conversación con ésta y llamar su atención de alguna forma. Por último, miró de reojo a su hermana al centro del salón, ésta se encontraba conversando con su novia Yori (2), mirándola con amor. Al ver esto último Kaname apartó la mirada, volviendo a fijar su vista hacia el exterior.

En algunas ocasiones, al ver a su hermana de esa manera, una extraña sensación de vacío se agitaba en su interior. Porque a pesar de todo, en el fondo de sí, no podía negar que él también quería tener un sentimiento así hacia alguien. Suspiró. Por desgracia sus últimas relaciones no habían durado mucho, a la final siempre terminaba sintiendo que le faltaba algo. Razón por la cual, desde un tiempo para acá había dejado de intentar tener ese tipo de relaciones, centrándose por ahora, exclusivamente en su educación y entrenamiento para convertirse en un digno sucesor del clan Kuran.

— Todos silencio — una voz masculina irrumpió en el ligero bullicio de la estancia, con un tono frío y autoritario.

Kaname giró el rostro al umbral de la puerta, viendo como al salón entraba el dueño de aquella voz: Touga Yagari, uno de sus profesores, especialista en tácticas de combate y lucha cuerpo a cuerpo. Un hombre de cabello azabache, contextura fuerte, poseedor de un parche en su ojo derecho (ojo el cual se decía había perdido en un sanguinario combate con un poderoso demonio hace más de cien años) mientras que su ojo izquierdo era de un oscuro tono azulino, el cual miraba a todos en ese instante con cierta dureza.

Ante la entrada de Yagari, todos los alumnos callaron inmediatamente, acomodándose en sus lugares correctamente, en especial Aidou, quien bajó como una flecha del regazo de su primo.

— Director — dijo Yagari hacia la entrada, y enseguida, un hombre de cabellos rubio paja, largo a la altura de un poco más abajo de su espalda, tez blanca y ojos pardos cubiertos por unos finos anteojos, entró a la estancia. Éste era el director de la academia: Cross Kaien. Un hombre del cual corrían ciertos rumores sobre que éste y el profesor Yagari eran amantes desde hace años. Aunque hasta el momento nadie había podido comprobar si esto era realmente cierto.

— ¿Cómo están, jóvenes? — habló Cross en un tono un tanto alegre y con una expresión casi infantil, una expresión la cual ya no le sorprendía ni le resultaba tan extraña como la primera vez que le vio. Actualmente ya se había acostumbrado a la peculiar personalidad que presentaba el director Cross en algunas ocasiones, casi bipolar, además del hecho de ahora parecerle tan normal ver al hombre aquel delantal rosa que usaba en algunas ocasiones. Pero a pesar de la personalidad de Cross, él sabía que no había dejarse engañar por esto, puesto que Cross Kaien era uno de los demonios más fuertes y antiguos, tan antiguos que nadie conocía a ciencia cierta su verdadera edad.

» — Les interrumpo para hacerles un anuncio — continuó Cross —. Como saben, durante este último año se ha estado llevando a cabo diversas reuniones con el fin de buscar opciones para mejorar las relaciones entre demonios, cazadores y humanos. Por eso, en base a esto, y bajo ciertas circunstancias, se ha decidido adelantar el paso de intentar integrar las diversas las distintas especies para promover su convivencia. Y, como recordarán, desde hace unas semanas estábamos esperando la llegada de un joven cazador, el cual será el primero en comenzar a convivir con nosotros por lo que resta de curso. Y en este instante me alegra hacerles saber que hoy finalmente este joven ha llegado y se integrará a nosotros.

Ante las palabras de Cross el aula estalló en murmullos.

— Silencio — espetó Yagari con severidad y los alumnos se mantuvieron callados.

Cross carraspeó ligeramente, para después mirar hacia el umbral de la puerta. — Zero-kun, entra, por favor.

Cierta curiosidad latió dentro de Kaname por saber cómo sería ese cazador. Pero, cuando el joven entró, su curiosidad dio paso a una ligera sorpresa interna.

La mirada borgoña de Kaname no pudo evitar cernirse con cierta intensidad sobre el recién llegado. Piel pálida, cabellos plateados cual rayos de luna y unas atrayentes y exóticas pupilas de tonalidad amatista, las cuales en esos instantes, contemplaban a todos con cierta frialdad.

«¿Es él? Es... hermoso...»

Kaname debía admitir que ese joven era realmente atractivo. Parecía poseer cierto aire fríamente salvaje, lo cual sólo lo hacía más cautivante.

Algo se removió con fuerte interés al contemplar a ese chico, y a pesar de sus pensamientos anteriores, un dejo de desconcierto le inundó ante esto. ¿Tiempo que nadie despertara tan fuerte su interés y ahora un simple cazador lo hacía? No, sólo estaba admitiendo que era hermoso, nada más. Además, por cómo comenzaba a fruncirse el ceño de ese chico, y la forma en la cual miraba a todos, se notaba que lo último que le podría interesad a ese joven era recibir esa clase de atención por parte de alguien allí, más que eso, siquiera parecía estar nada feliz de encontrarse en ese lugar.

— Él es Kiryuu Zero — le presentó Cross —. Será su compañero por lo que resta de curso. Espero que sea tratado adecuadamente. Uhm, Zero- kun, ¿por qué no te sientas por allí? — dijo señalándole a Zero el único asiento disponible en esos instantes: uno detrás de Kaname.

Zero asintió, y sin emitir ningún comentario caminó hacia el sitio señalado, obteniendo a su paso miradas de curiosidad e interés, especialmente de parte de las chicas, llegando finalmente al lado de Kaname para ir a ocupar el asiento tras éste. Pero, en ese instante, un aroma sumamente exquisito y embriagador le golpeó: una mezcla de crítico con un dejo de dulce, más un toque de violetas blancas. Aquella fragancia envió una descarga eléctrica a todos sus sentidos y el interior de su ser. Era embriagante... Era atrayente... Era excitante.

¿Por qué aquel simple cazador empezaba a despertar en él la imperiosa necesidad de tomarle entre sus brazos e inhalar de cerca más de esa fragancia, de acariciar esa pálida piel, de tenerle por completo para él? ¿Qué estaba pasando?

«¿Será acaso posible que...?»

Kaname jamás había sentido una atracción tan fuerte hacia alguien y de manera así de inesperada, mas había escuchado y leído sobre lo que podría significar. Cuando un demonio conocía a alguien, y este alguien causaba todo esto en el demonio, haciéndole tener el urgente deseo de poseerle, sólo significaba una cosa: esa persona era su pareja.

Una sensación de fuerte anhelo hacia Zero se acrecentó en Kaname. A pesar de la larga vida de un demonio, no todos tenían la fortuna de encontrar a su verdadera pareja. Pero, ¿un cazador? ¿Podría ser cierto?

Los ojos de Kaname se encontraron con los de Zero, viendo como en el fondo de aquellas pupilas amatistas cierta confusión y sorpresa revoloteaban, como si al estar tan cerca de Kaname hubiera sentido algo extraño y desconocido. ¿Entonces era cierto, Zero también lo había sentido?

Zero al darse cuenta de que se había quedado mirando a Kaname apartó la vista bruscamente, y su ceño se frunció profundamente mientras procedía a sentarse en el asiento ubicados detrás de Kaname.

Una tenue sonrisa se dibujó en los labios de Kaname. Zero definitivamente era su pareja, la atracción y el instinto le decían que esto era innegable. Por eso, desde ese momento de algo tenía la certeza: no le importaba que Zero no fuera un demonio sino un cazador, pero de una forma u otra, antes de que finalizara la semana su pareja le pertenecería por completo, y esa actitud por parte de Zero sólo haría las cosas más deliciosamente interesantes.

 

 

***

 

 

 

Durante el resto de las clases, Kaname no dejó de observar de manera disimulada a Zero. Éste, por su parte, las veces que se percató de las miradas de Kaname, pareció sentirse algo incómodo y nervioso, sin contar la manera fulminante con la cual miraba a Kaname. Pero estas miradas por parte de Zero no desanimó a Kaname de mirarle, al contrario, aquella actitud sólo hizo que le gustara más, pareciendo no importarle cuando las miradas de Zero subieron a una clasificación "asesina".

Cuando finalmente la última clase terminó, y todos se disponían a abandonar el aula, el director Cross volvió aparecer, pidiéndoles a Zero y Kaname que se quedaran. Aquello extraño un poco a Kaname, mas eso significaba estar más tiempo cerca de Zero, así que se quedó allí gustoso.

— Kaname-kun — le dijo Cross —. Como sabes, Zero acaba de llegar, por lo cual aún no conoce la academia correctamente, ni siquiera la habitación que le asignamos, debido a que decidimos que primero aquí. Por eso, te quería pedir que por algunos días tú fueras el encargado de mostrarle la academia y el funcionamiento a Zero. Aunque por ahora lo principal sería que le llevaras a su dormitorio, el cual compartirá con Takuma. Espero estés de acuerdo con esto, Kaname-kun.

Una tenue sonrisa se dibujó en los labios de Kaname.

— Por supuesto que sí Cross-san. Para mí será todo un placer.

— Excelente — el rostro de Cross se tornó sonriente y animado —. Espero tú tampoco tengas ningún problema con esto, Zero-kun — habló mirando a Zero.

Zero enarcó una ceja. — No — musitó con cierto desgano, como si en realidad aquella idea no le agradara en nada aunque no lo dijera.

Cross no pareció darse cuenta de la forma en la que dijo Zero aquello, o quizá ignoró esto deliberadamente, manteniéndose igual de animado.

— Entonces todo perfecto. Además, estoy seguro de que a la final ustedes dos podrán llevarse muy bien — sentenció Cross sonriente, y ante estas palabras un gruñido casi imperceptible brotó de la garganta de Zero.

Obviamente Zero no pensaba lo mismo que Cross, pero Kaname tenía la certeza de que a la final más que bien, terminarían compenetrándose muy profundamente.

 

 

***

 

 

— Es por aquí — le indicó Kaname a Zero, haciendo un ademán con su mano para señalarle el pasillo por donde se encontraba el dormitorio de Zero.

Kaname caminaba delante de Zero, guiándole. Éste le seguía desde cierta distancia, puesto que a Zero el estar cerca de Kaname, le hacía sentir algo extraño dentro de él. No lograba definir qué era exactamente eso que se removía en su centro desde el primer instante en el cual estuvo tan cercano a ese demonio. Pero no le gustaba esa sensación. Más aún, no le gustaban los demonios. No le gustaba estar allí.

Detestaba el hecho que debido a que él era considerado como uno de los mejores jóvenes cazadores, le escogieran para ser uno de los primeros en este intercambio para mejorar las relaciones entre razas. ¿Por qué a pesar de todo no pudieron escoger a su hermano Ichiru, si éste a diferencia de él, se le daba mejor el relacionarse?

La sola idea de saber que desde ese momento estaría en ese lugar creaba una agria sensación dentro de él. ¿Es que acaso no podían entender que él jamás podría soportar a los demonios, les odiaba, sin importarle el siglo de relativa paz que llevaban las especies? Esto era así desde que hace unos seis años un demonio kriken (3) asesinó a sus padres e hirió gravemente a su hermano gemelo. Mas ahora se encontraba en una academia repleta de demonios, con la obligación de convivir con éstos. Qué maldita ironía.

Zero fijó su vista en Kaname, observando aquellas hebras castañas ligeramente onduladas que se mecían ocasionalmente al ritmo de su caminar, en la forma de aquella espalda la cual se marcaba bajo ese uniforme blanco. Y más abajo, en la curva de ese trasero... «¡¿Qué demonios?!» ¿En qué momento había comenzado a fijarse en el trasero de ese demonio? ¿Por qué lo hizo?

Apartó rápidamente su mirada de esa zona del cuerpo de Kaname, y al hacerlo, se encontró con que Kaname se había detenido, girando su rostro hacia él, percatándose claramente de lo que él había estado viendo.

Sin poder evitarlo, sus mejillas enrojecieron de vergüenza.

— ¿Veías algo interesante? — inquirió Kaname en un suave ronroneo girando su cuerpo completamente hacia él, con una tenue y sensual sonrisa adornando sus labios.

— ¡No! — gruñó mirándole con molestia, sintiendo su rostro todavía arder, caminando con presurosas zancadas hacia el frente, buscando alejarse de ese ser tan molesto, y el cual ocasionaba esas cosas en él.

— ¿Adónde vas? Tu dormitorio es aquí — escuchó decir a Kaname con un ligero dejo de burla a sus espaldas.

Zero se giró, una mueca de profundo hastío plasmándose en su rostro, encontrándose con la mirada borgoña de Kaname, y aquélla sonrisa aún dibujada en esos cincelados labios, el cual le señalaba una puerta.

Zero caminó hacia la puerta, disponiéndose a entrar y alejarse de ese castaño.

— ¿No dices ni siquiera gracias? — preguntó Kaname tras él.

Zero se giró exasperado con una expresión fulminante en su rostro, mascullando un "gracias" entre dientes. Pero, Zero jamás se esperó que al girarse, Kaname le empujara sorpresiva y rápidamente contra la pared, apresándole entre ésta y Kaname.

Zero abrió la boca para insultarle y protestar ante aquella inesperada y para él desconcertante acción, mas, en el instante en que lo hizo, cualquier protesta murió acallada por los labios de Kaname reclamando los de él.

Kaname percibía la tensión del cuerpo de Zero, y veía cómo las pupilas de éste se encontraban desmesurablementes abiertas por la sorpresa.

Zero pareció reaccionar ante lo hecho por Kaname, intentando darle un puñetazo a éste, pero Kaname intuyó aquel movimiento y fue más rápido, deteniéndole, apresando con sus manos las muñecas de Zero y presionándolas contra la pared.

Kaname admitía que quizá había sido algo impulsivo, más teniendo en cuenta que él no se caracterizaba por ser alguien así. Mas, en esos instantes la cercanía de Zero despertaba en él un supremo magnetismo que le atraía cual animal desbocado hacia Zero, el aroma que desprendía éste inundaba sus fosas nasales embriagándole profundamente.

Kaname era consciente de que Zero en esos momentos no comprendía el porqué de su acción, pero él no pudo resistir el impulso de probar aquellos labios, y ahora, al hacerlo, el deseo de poseer a Zero quemaba cada célula de su ser.

Zero intentó insultar de nuevo a Kaname a pesar de tener los labios de éste fuertemente presionados contra los suyos. Mas, esto fue una ventaja para Kaname, puesto que éste aprovechó eso para atreverse a deslizar su lengua al interior de la boca de Zero, acariciando con su lengua la de éste, incitándola pecaminosamente. Y, en el instante en el cual Zero gimió, cerrando los ojos, dejándose llevar por el ósculo, algo vibró dentro de Kaname, al estar seguro de que a pesar de qué Zero no comprendía exactamente qué era todo esto, la inevitable atracción de ser pareja iba sobreponiéndose a cualquier resistencia. Y ese último pensamiento le complació en demasía, tomando absoluta posesión de la boca de Zero con creciente pasión, explorando y saboreando aquella boca, su lengua entrelazada en una feroz danza con la contraria, besándole hambrientamente, hasta que finalmente abandonó esos labios, quedando a escasos centímetros del rostro de Zero, tan cercanos que podía sentir la agitada respiración de éste contra su propia rostro.

Las pupilas de Kaname se deleitaron de la imagen de Zero en esos instantes: sus mejillas teñidas de un tenue carmín y aquellos hermosos ojos amatistas completamente aturdidos por un fuerte deseo.

— Sabes delicioso... — ronroneó deslizando su lengua por el labio inferior de Zero, y justo en ese momento Zero pareció reaccionar nuevamente, logrando zafar sus muñecas del agarre de Kaname, el cual se había aflojado, y empujándole bruscamente lejos de él.

— ¡¿Qué mierda te pasa?! — le gritó, su expresión tornándose molesta en demasía.

Kaname contempló a Zero, sus pupilas borgoñas mirándole con suma intensidad a la vez que una tenue sonrisa ladina se dibujaba en sus labios.

— Pronto lo sabrás — aseguró en un tono seductor con un dejo de diversión, para acto seguido, darse la vuelta y alejarse con serena parsimonia de allí.

Zero observaba como aquel maldito demonio se alejaba sin darle si quiera una explicación decente ante semejante osadía. ¡El muy maldito le había besado! ¿Cómo osó hacer algo así? Además, ¡¿por qué lo había hecho?!

Bufó dándole un manotazo a la pared. Se sentía desconcertado, molesto y... ¿Qué fue eso que sintió en el instante en el cual esos labios tocaron los suyos devorándolos con suma intensidad, hasta hacerle inclusive corresponder aquel ósculo mientras que una creciente electricidad recorría su ser?... Se sentía confundido...

Gruñó mascullando maldiciones en contra de Kaname. La próxima vez que viera a ese demonio y se acercara a él de esa forma, iba a golpearle, o alejarse lo más posible de éste sin importarle lo que dijera ese director Cross, especialmente debido a que por alguna razón comenzaba tener el presentimiento de que estar cerca de Kaname era peligroso, más cuando desde el primer instante en el cual estuvo cerca de ésta, algo se agitó con creciente fuerza dentro de él. Definitivamente no quería estar tan cerca de ese dominio, no quería ni siquiera tratar con tan viles criaturas, y menos, dado lo sucedido, con Kaname. Pero para su desgracia, estaría por largo tiempo rodeado por completo de demonios.

Suspiró con frustración. Realmente odiaba ese lugar, mas por sobre todo, desde ese momento, odiaba a Kuran Kaname.

 

 

 

 

 

 

 

 (1) ¿Saben? Es una lástima que el gusto por ellas como pareja sea prácticamente inexistente. Son tan lindas *-*

(2) Por alguna razón de un tiempo para acá he venido pensando en mucho yuri de ellas..., mas creo que nunca escribiré nada de ellas porque Yuuki me cae tan mal que simplemente no puedo xD.

(3) Demonio cuya apariencia física es una mezcla entre un ser insectoide con ciertos tentáculos cual calamar deforme. Poseedor de una hilera de afilados y muy numerosos dientes. Es un ser violentamente irracional, extremadamente fuerte y difícil de matar, el cual se alimenta y fortalece en gran parte, del sufrimiento y miedo de sus víctimas hasta la última instancia.

 

Notas finales:

Críticas, opiniones, tomatazos... se recibe todo

Sayonara


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