Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Alone With You por Marieene

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Muy buenas a todos. 


Primero que nada, aclaro bien, es un fic Kisumi Shigino x Makoto Tachiana: Osea KisuMako: osea Mako UKE.


Aunque vale la posibilidad de que sean Sukes los dos xD


Segundo: Si por ahi a este humilde fic lo leen lectores/as de "Como si fuera facil"...debo arrodillarme y pedriles mil disculpas >.< prometo que lo actualizare pronto. 


Ahora si, sin nada mas que aclarar. Espero que disfruten de esta adorable pareja n//n


Marieene

Notas del capitulo:

Uf, debo aclarar que estoy nerviosa y ansiosa


¿les gutara esta pareja?


¿les gustara la historia?


Dios, espero que si.


 


 

Capitulo I


 


El joven castaño miró una vez más a través de la ventana de su alcoba y pudo distinguir con dificultad algunas estrellas brillantes en el cielo oscuro. Era difícil poder verlas con claridad en algunas oportunidades por la gran contaminación lumínica que cada vez predominaba más, pero esa noche sin luna, las estrellas se hicieron visibles ante sus verdes ojos. Y las contempló por largo rato, suspirando con pesadez al recordar fragmentos sueltos y mesclados de su vida antes de estar en aquel lugar. Ahora estaba en una nueva etapa, una en donde debía seguir adelante aunque le doliera en el alma tener que dejar a las personas que amaba atrás.


Volvió a suspirar con la mirada angustiada sin despegar sus ojos del cielo. Había decidido estudiaría en una Universidad alejada de su pueblo, alejada de su familia y alejada de sus amigos. Los extrañaba, a todos. Sus padres, sus pequeños y cariñosos hermanos, sus amigos y el club de natación. Pero le dolía en el corazón extrañar especialmente a Haruka. Su mejor amigo. No era capaz de sentir ninguna especia de negatividad y rechazo por aquel joven de cabellos oscuros y ojos profundamente azules, aunque quisiera, no podía dejar de pensarlo con cariño y afecto. Era doloroso no poder odiar a la persona que había destrozado su podre corazón, sus esperanzas e incluso su amistad. Tal vez así era mejor…las cosas pasaron y no cambiarían aunque lo deseara mil veces. No había tenido oportunidad de despedirse de su íntimo amigo, y al poco tiempo se enteró que éste se había marchado con Rin demasiado lejos, allí donde no podía alcanzarlo. Pero sufrió aún mas cuando comprendió que la decisión de irse por parte de Haru no había sido tomada únicamente por haber encontrado un sueño sino que por sus sentimientos hacia Rin. Lo sabia…lo sabía perfectamente. Haruka se sentía atraído por el de cabellos rojos y mirada retadora. Y Rin siempre había estado enamorado de su mejor amigo. Siempre lo supo… Como también supo desde hace tiempo que él mismo sentía algo más fuerte que cariño por Haru. Lo quería…Había aprendido a vivir tras una mascara que ocultara su sufrimiento y su corazón destrozado. Y no temía aceptar esos sentimientos


Pero ya no lo tenía a su lado, habían pasado casi toda la vida juntos y ahora sentía que le faltaba una parte. Su apéndice. Se lo habían arrancado de la peor manera posible…


Otro suspiro corto pero acompañado por una pequeña humedad en sus ojos.


Ahora ya era tarde, Haru ya no estaba y no volvería a su lado. Esa noche, se quedó más tiempo de lo habitual de pie junto a la ventana… sintiéndose más solo que nunca. Pero debía seguir adelante, por eso estaba en ese edificio, en esa ciudad desconocida y alejados de todos sus seres queridos.


***


Cuando salió del campus noto que los nubarrones que había visto al entrar se habían transformado en una potente tormenta y que llovía fuertemente. A diferencia de antes, cuidadoso y preparado para todo, esa vez no había llevado paraguas para refugiarse de la inclemencia climática. Aun así decidió no darle importancia y caminó bajo la lluvia sintiendo como ésta refrescaba su rostro y poco a poco su cuerpo. No era propio de él actuar así, pero últimamente no se sentía él mismo, tantos cambios en su vida provocaron un cambio en si mismo.


Se giró y sonrió amablemente elevando una mano en respuesta a un grito por parte de un compañero de clases que lo despedía con entusiasmo. Pero no era su autentica sonrisa, ésta ya no existía en su nueva vida, se había olvidado incluso de cómo era. Luego siguió caminando y alejándose cada vez más del gran edificio. Era un largo camino hasta su departamento, pero hoy no tenia ganas de tomar el autobús. Simplemente caminó distraídamente por la ciudad sin pensar en nada en particular, solo en dar un paso tras otro.


Tras unos cuarenta minutos de andar sin pausa, llegó al edificio donde vivía, subió las escaleras y entonces se pudo refugiar de la lluvia. Al estar en el pasillo se topó con la figura de alguien que golpeaba a su puerta. Extrañado al tener visitas y pensando que tal vez era alguien que se había confundido de dirección, se acercó, pero antes de que pudiera alcanzarlo o decir algo, esa persona se giró al escuchar sus pasos y al verlo sonrió con profunda alegría e inmediatamente Makoto lo reconoció. El muchacho soltó el pesado bolso que había estado agarrando firmemente y corrió los pocos metros que los separaban para rodearlo con sus brazos y abrasarlo con fuerza.


– ¡¡Makoto!! –Lo nombro con entusiasmo. –Por un momento pensé que había anotado mal la dirección, hace como media hora que te estoy esperando. ¡No sabia que hacer! Pero aquí estas. –Le explicaba el joven sin soltarlo y consiguiendo sacar una pequeña risa del castaño, no solo por la actitud de su amigo, que al principio lo había desconcertado, sino que los cabellos de éste comenzaban a hacerle cosquillas en su rostro. Al sentir un apretón más fuerte, el de ojos verdes correspondió al abrazo dándole unas palmaditas en la espalda.


–Kisumi. Que alegría verte. –Dijo sonriendo con amabilidad mientras se separaban un poco.


– ¡Estas empapado! –Destacó al contemplarlo con ojos brillosos y algo preocupado, después de todo comenzaba a hacer frio y podía ser victima de un resfrió.


–Oh, lo siento, te he mojado toda la ropa. –Se disculpó Makoto con una sonrisa, sintiéndose apenado por su condición y por haber estropeado la ropa de su amigo que se notaban considerablemente húmedas.


–No te preocupes. –Le contesto quitándole importancia y haciendo un ademan con la mano. – ¿Estabas en la Uni? –Pregunto curioso.


–Si. –Contesto con simpleza. –Mejor entremos, ¿quieres tomar algo? –Ofreció cortésmente mientras revolvía en su bolsillo en busca de la llave. Y sonrió al ver como el otro asentía con la cabeza y respondía alegremente que le encantaría algo caliente. Se adelantó hacia la puerta y la abrió, notando de reojo el gran bolso que acompañaba a su amigo pero no dijo nada al respecto, simplemente se apartó de la entrada y lo invitó a pasar.


–Así que aquí vives. Es muy agradable, todo tan ordenado y limpio, propio de ti. –Rió el joven de ojos violetas al tiempo que observaba cada rincón de la sala y arrastraba el bolso hacia adentro con algo de esfuerzo. Makoto se apresuró a ayudarlo, algo confundido y sin entender realmente que hacia Kisumi allí. Una vez adentro y la puerta cerrada, el joven sonriente se tomo la libertad de sentarse en un sofá que había y suspiró con cansancio. El castaño solo sonrió y caminó hacia la cocina.


–Preparare té. –Y desapareció del living-comedor. En el tiempo que Makoto demoró calentando el agua y preparando las tazas, Kisumi recorrió todo con sus ojos, no había mucho, un juego de living, en el cual el estaba sentado, una mesa pequeña con dos sillas, un estante repleto de libros y otras cosas, un escritorio ordenado y un gran ventanal que daba a un pequeño balcón. Eso era todo. Y le pareció acogedor, caliente y agradablemente simple.


–Listo. –Makoto regresó con dos tazas en la mano, y en ambas el vapor del agua caliente se elevaba grácilmente. Los depositó en la mesa y cada uno se sentó en las únicas sillas que había. El castaño dudo en preguntar la razón de la visita inesperada de su amigo, pero al final desistió. Y tras una pausa silenciosa e intercambios cortos de mirada, Kisumi fijo sus ojos en los verdes del castaño.


–Hace un tiempo había pensado en venir a visitarte. Ya sabes, después de tantos años nos volvimos a ver. Fue una linda casualidad y quien diría que terminarías siendo profesor de mi pequeño hermano. –Dijo con alegría, pero luego bajo la vista. –Nunca me cansaré de agradecerte por haber ayudado a Hayato a superar su miedo por el agua. Miedo que yo le provoque.


–Fue todo un placer para mí enseñarle a nadar, no debes agradecerme nada. –Dijo con una clara sonrisa, elevando repentinamente el ánimo a su amigo, quien volvió a recuperar su entusiasmo.


–Un día me cruce con tus amigos… Nagisa y Rei. –Continuó relatando. –Y les pregunte por ti. Así fue como me enteré que estabas acá y obviamente ellos me dieron tu dirección. –Concluyó sonrientemente. –Así que aquí estoy. –Rio. Algunas de las preguntas fueron respondidas, pero aun así para Makoto había algo que su amigo no le estaba diciendo, aun así sonrió. –Además… –El castaño volvió a concentrarse en Kisumi, quien nuevamente parecía apagado y dudando como continuar la frase. –… Me gustaría empezar a estudiar en la Universidad a la que asistes. ¿Me podaras ayudar?


–Claro. Mañana podríamos ir temprano así te hago un recorrido por el campus y te presento a la adorable secretaria. –Rio Makoto. –Ella te dará los formularios y los requisitos para que puedas inscribirte. –Kisimu sonrió agradecido.


– ¡Gracias! –Luego de terminar sus respectivas infusiones, Makoto levanto las tazas y las llevó a la cocina, cuando volvió se encontró a su amigo nuevamente sentado en el sofá, pensativo y perdido en sus pensamientos. Al verlo se sobresalto y se puso de pie, algo nervioso. Makoto solo sonrió y se imagino lo que tanto le costaba preguntarle. –Podría… ¿Podría quedarme a dormir aquí?... La verdad es que no tengo a donde ir.


–Has de cuenta que estas en tu casa, Kisumi. –A este último se le ilumino el rostro y de un salto se abalanzó hacia Makoto para abrasarlo y esconder su rostro sin dejar de repetir la palabra gracias. El castaño, luego de la primera impresión ante el repentino movimiento de su amigo, sonrió y volvió a palmearle la espalda. –No debes agradecerme, para eso somos amigos, ¿no? Puedes quedarte el tiempo que sea necesario. –Y con los segundos, no sintió que Kisumi tuviera la intención de soltarlo, hasta que pudo notar que el cuerpo de éste tembló y un pequeño gemido escapo de su boca. ¿Acaso estaba…llorando? –Kisumi… ¿estas bien? –Quiso apartarlo para verle el rostro, pero solo consiguió que éste se aferrara aun más a su cuerpo.


–La verdad es…que… –Al escuchar la voz cortada y angustiada, supo que efectivamente el de ojos violetas estaba haciendo lo posible para contener el llanto. Preocupado, Makoto no insistió en separarlo ni dijo nada, simplemente lo abrazó con ternura y esperó a que el joven pudiera seguir hablando. –…no tengo a donde ir… ni a donde volver. –Aquello último sorprendió al más alto. Aun así no pronunció palabra alguna. –Mi padre… cuando le dije… la razón por la cual quería venir… –No podía seguir, no podía decir aquello. Se aferró a las ropas de su amigo que se encontraban mojadas y al sentir el cálido abrazo del castaño y unas pequeñas palmadas en su cabeza no pudo contenerlo más y rompió a llorar.


–Está bien… no te esfuerces. –Con ternura dejó de palmear para continuar con suaves caricias. El cabello de su amigo era muy suave. Podía sentir claramente como una humedad cálida mojaba su hombro y como el cuerpo de su amigo temblaba. Con cuidado lo guió hasta el sofá y lo hizo sentarse, sin que éste bajo ningún punto de vista se apartara de su hombro, evitando así que le viera el rostro. Luego de unos segundos, Kisumi consiguió calmarse un poco.


–Mi padre me echó de casa… –Susurró hipando por haber llorado.


– ¡¿Te echó?! –Aquello sorprendió enormemente a Makoto y no pudo evitar preguntar. – ¿Por qué?


–Le dije algo que él no pudo aceptar. –Fue la simple respuesta, y el castaño comprendió que Kisumi no diría nada más al respecto. –Por suerte Hayato no escuchó los gritos. Y cuando me fui, le dije que vendría contigo, el te admira mucho y eso lo alegro. –Makoto se conmovió ante aquello. Y aunque aun no comprendía lo que pasaba y sabía que su amigo escondía algo mas, no volvió a hacer preguntas. Con el paso de los segundos Kisumi se tranquilizó y fue en ese momento que el de ojos verdes lo apartó un poco para poder verlo, a lo que el otro se dejó.


–No importa lo que haya pasado, sabes que puedes confiar en mí y que te puedes quedar el tiempo que sea necesario aquí conmigo. No te preocupes, las cosas saldrán bien, ya veras. –Y sonrió con tanta ternura y carió, que los ojos violetas algo enrojecidos e hinchados se comenzaron a inundar por lágrimas nuevamente. De nuevo Kisumi se aferró a su pecho y derramó mas lagrimas. Makoto lo supo, había algo mas que no le estaba contando y por eso se encontraba tan angustiado, pero no era quien para forzarlo a contárselo. Le acarició los cabellos y luego volvió a apartarlo para mirarlo a los ojos brillosos. –Creo que un baño caliente te vendría muy bien, a mi eso siempre me ayuda. –Dijo sonriente. Y con su pulgar secó aquellas lágrimas que aun persistían en las pestañas largas de su amigo. Éste asintió y no pudo evitar sentir un fuerte calor en su rostro ante el cariño que Makoto le demostraba, y mucho menos ante la escena que representaba aquella situación en la que estaban.


Después de todo…Makoto era…  


El castaño se levanto con cuidado y se dirigió al pequeño baño. Prendió la ducha y acomodó una toalla. Luego volvió y le indicó al de cabellos rosáceos que ya estaba listo. Kisumi se levantó y fue guiado hasta el baño. Allí, a solas y bajo la ducha caliente sonrió con lágrimas en los ojos. Si Makoto supiera la verdad, ¿Qué le diría?...Había ido a visitarlo porque quería verlo, porque eran amigos y porque… necesitaba verlo… Eso era lo que su padre no podía aceptar. Pero aun no podía decírselo al castaño, ya bastantes problemas le estaba causando al llegar con su bolso a su puerta. Y era inevitable sentir una calidez inigualable en su corazón ante la gran persona que era aquel muchacho de ancha espalda y perfecto cuerpo. 


Al salir, Makoto le indicó donde estaba la habitación y mientras se vestía, el de ojos verdes aprovechaba para bañarse y poder quitarse de una vez las ropas mojadas antes de enfermarse. Luego cenaron y Makoto hizo todo lo posible para que Kisumi sonriera y no pensara en lo que tanto lo había angustiado, consiguiéndolo.


–Lo siento, pero solo tengo una cama y un solo colchón. –Dijo algo apenado. –Tú ponte cómodo, yo dormiré en el sofá. Si necesitas algo no dudes en decírmelo. –Cuando Makoto se estaba por ir de la habitación dejando al otro solo, éste último lo agarro del brazó para detenerlo.


– ¡No! No puedo dejar que duermas incomodo. Yo soy el que debería dormir en el sofá. –Reclamó haciendo una especie de puchero que al castaño le pareció adorable y lo hizo reír.


–Que descanses bien, Kisumi. Mañana te despertare temprano. –Dijo a modo de buenas noches ignorando lo que anteriormente había dicho el muchacho. El de ojos violetas suspiró rindiéndose. 


Y Kisumi jamás durmió tan plácidamente como esa noche, entre las sabanas de Makoto y con su aroma en ellas. Para él eso era un sueño echo realidad y lo único que lamentaba era no haber tenido el valor suficiente para decirle que podían dormir juntos. Aunque… una de esas noches se lo diría.


Y entonces podrían dormir juntos, en la misma cama y bajo las mismas sabanas. 

Notas finales:

¡¡Gracias por leer!!


^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).