"Cuando muere una persona, el oído es el último sentido en perderse, el primero suele ser la vista, seguido del gusto, el olfato y el tacto."
-No, no te vayas, no me dejes, te lo ruego...
Puedo aguantar mi aliento,
Puedo morderme la lengua,
Puedo estar despierto durante días si es lo que quieres.
Ser tu número uno.
Tus palabras, a pesar de no verte ni sentirte sabían que estabas ahí, a mi lado, escuche tus sollozos cerca.
Pero mi pregunta es... ¿porque lloras por mí? Yo nunca te he importado, tú solo estuviste a mi lado por mi alma, eso y nada más.
Puedo fingir una sonrisa,
Puedo forzar una risa,
Puedo bailar, y representar un papel si es lo que pides,
Darte todo lo que soy.
"Representar un papel".
Eso es lo que hice, mantuve dura mi alma solo para ti, porque sabía que ya no sería de tu agrado si no me mantenía así de firme, ocultando mis sentimientos hacia ti, Sebastián.
Puedo hacerlo,
Puedo hacerlo,
Puedo hacerlo.
Pero soy solo humano,
Y sangro cuando me caigo.
"Bochan, Bochan" Tus palabras en la oscuridad, resonaban en mi mente las últimas palabras que escucharía de ti.
Ahora solo era silencio, no sentía nada, no veía nada, simplemente ahora estaba solo.
Recuerdo como empezó esto, con un contrato.
Soy Ciel Phantomhive, un humano con alma de mitad demonio gracias a un deseo, y les contare como llegue hasta esta situación.
El día en el que mis servicios con la reina terminaron, en el que abandone a mis sirvientes en mi mansión y me fui lejos con él, con mi mayordomo oscuro.
Lo obligue a seguir siendo mi mayordomo, esa había sido mi última orden como humano.
Ahora que era algo como un demonio no tenia necesidades como comer o dormir como solía hacerlo, y tampoco tenía que firmar papeles o lidiar con los sirvientes inútiles que ahora extraño, simplemente ahora mi vida era una rutina, despertar de un sueño que no necesitaba, tomar un té de mañana que no necesitaba, comer algo que no necesitaba, y de nuevo dormir para seguir con la rutina al día siguiente.
Soy solo humano,
Y me estrello y me rompo.
Tus palabras en mi cabeza, cuchillos en mi corazón.
Era de suponerse que alguien como tú iba a aburrirse, un demonio de la más alta categoría sirviéndole a un humano del cual nunca podría obtener su alma.
También recuerdo el día en que me dijiste que estabas harto de mí, un niño caprichoso e inútil, que me odiabas, el día en el que mi alma hibrida se destrozo. Esas palabras se habían grabado en mi cabeza, en mi corazón.
Me construyes y luego me caigo en pedazos,
Porque soy solo humano.
Fuiste muy injusto, y yo, muy egoísta.
Las ordenes que te di "hazme tuyo" a pesar de cumplirlas, se notaba que nunca las disfrutabas, cada que lo hacías tenias tu misma expresión de siempre, fría y penetrante sobre mí.
Puedo encenderlo,
Ser una buena máquina,
Puedo soportar el peso de mundos si es lo que necesitas.
Y así estuvimos hasta hoy...
Cuando desperté por la mañana yo sabía que no sería un día normal, ya había algo planeado para ti desde ayer por la noche, algo que quizás seria la única orden que te he dado que te haga feliz, y la ultima.
Después de que me vistieras y que tomara un té negro anunciado por ti decidí que era el momento de actuar.
-Sebastián-tu mirada se fijo en mi-Tengo algo que decirte, y es importante. Eres libre, a partir de ahora dejaras de ser mi mayordomo y harás nuevos contratos.
La mirada de Sebastián se notaba sorprendida, estaba perdido en sus pensamientos hasta que Ciel -cabizbajo- le hablo:
-Es una orden, se libre y olvídate de mí, no me vuelvas a ver nunca.
Ser tu todo.
Puedo hacerlo,
Puedo hacerlo,
Pasaré por ello (sobreviviré)
Una luz blanca ilumino todo el lugar mientras un viento hacia un remolino en la habitación alrededor de esos dos. Cuando termino Sebastián ya no estaba, ahora Ciel estaba solo, completamente solo.
Pero soy solo humano,
y sangro cuando me caigo.
Ahora que Sebastián se había ido me encontraba solo, simplemente camine hacia la puerta y salí de la habitación para recorrer la casa, bien seria la hora del desayuno pero gracias a mi lado demoniaco no era necesario comer.
Entonces...si no necesito comer, ni dormir, ni ninguna otra cosa a la que antes no le prestaba atención, ¿qué hago ahora?
Soy solo humano,
y me estrello y me rompo.
Tus palabras en mi cabeza, cuchillos en mi corazón.
Me construyes y luego me caigo en pedazos,
Porque soy solo humano.
Estaba tan distraído que no note cuando comencé a bajar las escaleras, y en un descuidado momento pise mal un escalón lo que provoco que cayera al piso haciéndome una herida, sangrando.
Eso me recordó que aun tengo mi mayor parte humana, lo que quiere decir...si yo dejara de comer o me aventara de algún lugar alto, ¿moriría?
Eso no lo sé, entonces he de tener que averiguarlo.
Soy solo humano,
Soy solo humano,
solo un pequeño humano.
Puedo soportar mucho,
Hasta que haya tenido suficiente.
Porque soy solo humano,
y sangro cuando me caigo.
Estoy en el último piso de la gran mansión de siete pisos que me construyo Sebastian, no recordaba que tan grande era esta hasta que tuve que recorrerla toda para subir aquí.
Ahora iba a comprobar si podía acabar con mi sufrimiento o seguir así por la eternidad, comprobaría si yo viviría o moriría.
Me puse de espaldas al vació de mí alrededor y me deje caer cual pluma, cayendo primero alto para después que todo se volviera lento, mientras recuerdos pasaban por mi cabeza.
Recuerdos...Recuerdos....
Recuerdos de cuando estaba con mi familia, cuando mi casa se quemo y como aquellos profanaron mi cuerpo, y como ese mismo día mi vida se torno a la de una venganza junto a mi demonio.
Sentí como mi cabeza se estrello contra el pavimento, ya no veía o sentía nada, y el olor a contaminación también, solo me quedaba el oído.
Escuche una voz..."-No, no te vayas, no me dejes, te lo ruego..." Esa voz nunca la olvidaría, mi demonio, mi Sebastián.
Estaba muriendo, lo sabía, a pesar de mi parte de demonio yo me encontraba muriendo.
Porque yo...Soy solo un humano.
Soy solo humano,
y me estrello y me rompo.
Tus palabras en mi cabeza, cuchillos en mi corazón.
Me construyes y luego me caigo en pedazos,
Porque soy solo humano.
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