Cuando el día empezó no tenía ni idea de que ese iba a ser el día que cambiara completamente el rumbo de mi vida. Mi nombre es Lee Donghae. Hace unos cuantos años que vivo en Seoul. Pero hasta ese día, 23 de Septiembre, todo había ido normal.
Habiendo empezado el instituto hacía 2 semanas y aun acostumbrándose al horario de las clases, llegó algo completamente inesperado. Un nuevo alumno. En uno de los peores institutos de Seoul, siendo el 80% de los estudiantes unos gamberros y/o completos idiotas. Sin hablar de el mismo porcentaje de las chicas, que solo les importaba su físico.
Pues este tal alumno nuevo era un tanto diferente a todos los alumnos que se llevaban viendo las mismas caras desde hacía un montón de tiempo.
Empezaré por el principio. Primeras dos clases del día, completamente normales, es decir aburridas. Sin contar que de lo único que se hablaba en el instituto era del nuevo alumno que era completamente “sexy” y “violable” según todas las chicas.
En la tercera hora, Arte, apareció ese alumno nuevo del que todos estaban hablando y yo no había tenido el placer de ver. Todo lo que decían de él, absolutamente, no le hacían justicia, no sé si porque le elogiaban demasiado o porque él de verdad era un placer a la vista.
Tenía el pelo azabache desordenado, su piel era verdaderamente blanca, labios carnosos y ojos rasgados con una mandíbula muy marcada. Llevaba el mismo uniforme de instituto que todos, pero él lo llevaba de una forma (todo hay que decirlo) sexy.
Todos estábamos sentados frente a nuestros caballetes para pintar, los que nos asignaron a principio de curso.
La profesora le indicó que tenía que presentarse. Con algo de desgana él contestó:
-Me llamo Eunhyuk y soy de Goyang.
Eso fue todo lo que dijo, aunque me hubiese gustado escuchar algo más.
-Bien, siéntate frente aquel caballete de allá.- dijo la profesora mientras señalaba el único caballete libre. En la última fila de la clase mirando a la ventana justo al lado de…mí.
Se acercó con paso seguro, ganándose todas las miradas de la clase y juraría que algún suspiro por parte de las chicas, se sentó tranquilo. Si no me equivoco me miró por un momento y casi siento que me perforó con esa mirada, pero no porque fue una mirada asesina, sino porque fue intensa. Creo.
La profesora tardó unos minutos en explicar en que consistía la clase de hoy. Básicamente era dibujar un cuenco de frutas en blanco y negro. Y los que quisieran y tuvieran un poco más de experiencia en dibujar podían elegir cualquier cosa. En la siguiente hora, la clase estuvo relativamente en silencio, algunos se giraban para hablar con el de al lado, pero todos estaban concentrados en el dibujo. Cosa que no me sorprendió de una clase avanzada. Sería un maldito gallinero sino fuera avanzada y no dibujaría ni dios.
Yo me limité a dibujar el cuenco de frutas. No soy muy malo dibujando pero tampoco era muy bueno, y no tenía ni la más mínima gana de ponerme a pensar que quería dibujar.
Me giré un momento para ver qué es lo que estaba dibujando Eunhyuk o al menos ver como dibujaba.
Me quedé sin aliento. Estaba dibujando el paisaje que se veía desde la ventana. Solo utilizaba un carboncillo pero hacía unos detalles impresionantes. Dibujaba mucho mejor que cualquiera de esa clase. Incluida la profesora.
Él notó que yo estaba mirando su dibujo así que volteó a verme.
-Si quieres podría dibujarte a ti.- dijo guiñándome un ojo y haciendo una media sonrisa, realmente seductora.
Yo me limité girar la cabeza y mirar de vuelta a mi dibujo rápidamente. Estaba sonrojado, pero esperando que no se hubiese dado cuenta.
Unos 15 minutos antes de que acabara la clase Eunhyuk se levantó de su asiento, con su dibujo ya terminado. Se lo entregó a la profesora, esta no paró de elogiarlo y decirle que era muy bueno. Escuché como le decía que en lo que quedaba de clase podía hacer lo que quisiese. Él sin decir nada se fue a su asiento, con todas las miradas en él. Pero en el momento en el que se sentó dejaron de mirarle, yo hice lo mismo.
Al cabo de 15 minutos la campana de fin de clases sonó. Estaba recogiendo mis cosas cuando Eunhyuk se fue, dejando en mi caballete un pequeño papel doblado. Lo miré extrañado y luego vi como Eunhyuk salía de clase. Sin pensarlo lo abrí esperando encontrar una nota o algo parecido. Pero no, el papel era más grande de lo que parecía y en él había un dibujo. Un dibujo completamente detallado, casi como una fotografía. ¿De qué?
De mí.