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Perdóname por limon18

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Notas del capitulo:

Shura no sabe aún si hizo bien o mal, si debia escuchar su corazón o a la razón. 

pero ya lo hizo, el daño ya esta hecho, no hay manera de remediarlo, escucho a la razón...

los personajes no me pertenecen!!!!!!

Esa sensación extraña invadía cada entraña en su cuerpo, su mente aun estaba confundida, cada célula de su cuerpo sentía esa extrañes, tenía muy claro lo que estaba pasando y es que recordar cada momento a su lado lo hacía vibrar de emoción hasta que llegaba a este punto, un punto vacio, negro, con el corazón roto pero satisfactorio.

No podía más con esta culpabilidad, tenía ganas de terminar con su vida, pero lo siente junto a él, puede sentirlo y eso nadie se lo iba a quitar, se sentía como un tonto allí recostado en la tina llena de agua caliente, con ese maldito cigarro en la boca y una copa de vino a su lado. Sus recuerdos van y vienen de un lado para otro, pero lo que no podía aun asimilar era que él ya no estaría a su lado jamás, se disfumó entre sus dedos, se ha llevado su vida en su muerte, está aquí como un muerto vivo, que solamente le queda vivir por instinto. Termina su cigarro mientras se hunde por completo en la tina, abriendo los ojos mientras ve una silueta fuera del agua, lo ve tan claro, es él, claro que sí! Se levanta de inmediato, pero no hay nadie, es solo su maldita imaginación, sale de la tina y mientras se viste lo más rápido posible sale de su templo y sin mediar palabra con ninguno de sus compañeros de armas de los demás templos, llega al cementerio y mientras lo busca nota como la neblina lo inunda todo haciendo que su vista sea demasiado borrosa.

Llega a aquella tumba y mientras cae de rodillas sin poder parar de llorar - ¡perdóname! – Dice una y otra vez, pero siente que no es escuchado así que lo grita a todo pulmón - ¡PERDONAME! – nunca quise hacerlo, pero compréndeme tu también, no tenia opción, aun no entiendo del porque lo hacías - ¡perdóname! – susurra como si quisiera que nadie lo escuchara, siente el viento a su alrededor que barre toda aquella invisibilidad que había – sabes que te extraño, se que lo sabes y sé también que no me perdonaras jamás – sus lagrimas sigue cayendo, rodando por sus mejillas hasta caer por su mentón. Toda la noche pasa en ese lugar tan lúgubre y solitario.

FLASH BACK.

Se escabulle de los demás santos dorados hasta llegar al templo de sagitario, entra con mucho sigilo pero es interceptado por el arquero, lo toma por detrás mientras enreda sus brazos en su cintura y besa su nuca, haciendo que su piel se erice por completo – pensaste en sorprenderme Shura – le susurra al oído sagitario… pero el español no puede ni hablar al sentir su aliento sobre su piel.

Shura da media vuelta para besarlo con lujuria mientras caminan casi a ciegas topándose sobre la pared, perdiéndose en el deseo, en la lujuria, colocando una de sus piernas dentro de las de capricornio, haciendo una presión divina, desprendiéndose de su ropa, Aioros lo tomaba con agilidad, con amor, palpando su piel con fuego, apretando cada musculo de su cuerpo, mordiendo cada centímetro de su piel. El calor los invadía, deseaba tenerlo dentro, pero sabía que al arquero le gustaba jugar, sentir más. Una de las manos de sagitario toma su entrepierna y mientras juega besa su cuello blanco como la nieve, desbordando de tanto placer, sus gemidos son más sonoros con el paso de los segundos viniéndose entre sus manos haciendo sonreír al arquero, - ¿Por qué la sonrisa? – el griego sigue tomándolo con su boca para bajar a su pecho y luego volver a subir a su boca, para susúrrale – eres solo mío Shura, de nadie más – besando con mas deseo al español dejando sus labios rojizos, con un rápido movimiento le da media vuelta para dejar su rostro contra la pared, muerde sus hombros mientras rasguña su espalda, esto hace que Shura se sienta cada vez mas excitado, toma la mano del griego mientras lame juguetonamente sus dedos, metiendo y sacándolos de su boca, sintiendo eso, Aioros no puede más que excitarse y soltar leves gemidos de placer al sentir esa versatilidad de Shura. No puede mas así, toma sus glúteos con su otra mano, apretando mientras se abre paso, el español suelta su mano para que siga con el proceso y Aioros sigue adentrándose por medio de sus dedos mientras besa sus hombros y nuca, haciendo que mil sensaciones pasen por su cuerpo, siente el miembro entrar en el sin cuidado alguno, gritando por aquella intromisión y tratando de disfrutarlo más que pueda. Con el paso de los segundos la penetración es más estable, entrando y saliendo, sus manos resbalan en la pared, haciendo que el griego lo toma de la cintura fuertemente para penetrarlo con más fuerza, sus manos vuelven a sostenerlo sobre esa pared, quedando inclinado con los movimientos, tocando esa parte que lo enloquece, que lo enciende, simplemente es perfecto… esto sigue una y otra vez hasta que ambos terminan casi al mismo tiempo. Shura cae al suelo con la respiración entrecortada mientras Aioros se sostiene como puede. Lo toma para cargarlo y llevarlo a la cama, para luego recostarse junto a él, lo arropa para luego tomarlo entre sus brazos, besa su frente, mientras Shura acaricia su rostro perfecto, acurrucándose entre su pecho, quedándose dormido, mientras el arquero vela su sueño.

Siente como él los rayos de sol tocan su piel y es que a pesar de haver sentido un frío descomunal la noche anterior no podía despegarse de aquella tumba, se levanta para caminar nuevamente hacia las doce casas, a pesar de ser muy temprano, los aprendices de caballeros lo saludan y lo felicitan por tal proeza, esa proeza que él podría llamar maldición, asesinar a su mejor amigo, a su amante, al amor de su vida no tiene perdón ni siquiera sabe cómo llamar a esa gran estupidez. No saluda a nadie y sigue caminando como si nadie lo viera, quiere irse lejos, lo más lejos que pueda, pero es simple, no puede, debe de proteger a esa Diosa, por quien mato al griego. Nadie de los demás caballeros dorados hablar con él, nadie de ellos lo conoce, ni siquiera sabían de su relación. Vuelve a su templo, pero al entrar encuentra al patriarca parado sobre la entrada.

-          ¡señor! (dice esto mientras hace una pequeña reverencia)

-          ¿Dónde has estado Shura? Te he buscado por un largo tiempo.

-          Perdone usted, fui a caminar un poco.

-          Debo de felicitarte, por tu Azaña, de matar al traidor y salvar ha Athena… por tal razón, esta noche sube al templo principal te daré lo que mereces.

-          Muchas gracias… allí estare.

Nuevamente estaba allí solo, en completa soledad, pensándolo y siendo recompensado por una maldición que lo seguía y lo seguiría siempre, ¿si fue o no correcto? Aun no lo sabe, lo que si sabe es que lo ama con locura, jamás podrá sacarlo de su mente, pues no quiere hacerlo. No merece nada, camina hacia su habitación desordenada, sin luz, sin magia, solo quiere dormir, para poder olvidar, pero escucha pasos agitados adentrándose a su templo, pero ya no le importa quién pase.

Aioria entra como león furioso, lo toma del cuello mientras lo levanta ahorcándolo al mismo tiempo, pero Shura no hace nada para evitarlo, solo se deja, solo quiere morir, pero el león dorado no puede más, lo suelta mientras lagrimas rodean sus hermosas mejillas…

-          ¿Por qué? ¿Por qué Shura? (mientras sigue tironeándolo, pero el pelinegro no dice nada, solamente lo ve sufrir)

-          ¡BASTA AIORIA! Así debía de ser (mientras de un manotazo lo aleja) no lo entiendes, desobedeció al patriarca, quiso matar a nuestra diosa ¡es un TRAIDOR! ¡ENTIENDELO!

-          ¡JAMAS! Mi hermano sería incapaz de hacer algo así y lo sabes. Pero no te importo (mientras seca sus lagrimas con sus manos)

-          No lo sé Aioria, solo obedecía órdenes.

Pero Shura ya no escucha mas, solo siente un puñetazo sobre su rostro que lo hace retroceder, sus miradas se cruzan como locos – no peleare contra ti Aioria, mejor vete, o acaso también eres un traidor como tu hermano – al escuchar esto el león dorado, no cree lo que escucha, se supone que este hombre amaba a su hermano pero ahora lo desconoce por completo, solo el sabia de ese secreto entre ellos dos, pero ahora pareciera que fuera su enemigo – no soy un traidor, pero mi hermano tampoco lo era, me das asco Shura, eres patético – da media vuelta y se aleja de aquel templo sin nada más que decir, sin nada más que escuchar.

Esa noche Shura sube al templo del patriarca y mientras va subiendo su mente confundida lo hace recordar su hermosa sonrisa, lo bien que lo pasaba a su lado, pero sobre todo su ayuda, pues le ayudo a ser el mismo, pero ahora si él nuevamente era un don nadie, una sombra que atravesaba las doce casas y que moraba en una de ellas. Que patético pensarlo. Sube el ultimo escalón y tiene ganas de salir huyendo, no recibir nada, desea solamente desaparecer por completo, pero entra y allí están todos los santos dorados, puede escuchar del como lo felicitan por tal labor sin llegar a los mil días, pero también del porque Aioros elegiría ese camino. La ceremonia es totalmente aburrida, grotesca, sin fin alguno, no debió el patriarca hacer esto se decía una y otra vez.

Al terminar todo, el patriarca cita a Shura a solas, este solo se dirige al lugar, seguramente lo felicitaría pero ya no le importa.

-          Veo que no te divertiste en la ceremonia Shura, pero debes de saber que era tu deber y lo hiciste bien.

-          Gracias patriarca.

Saga sabia de la relación entre Shura y Aioros, también sabía que el arquero lo había dejado por ese estúpido niño español y que por ende mando a este a asesinarlo, todo estaba saliendo a la perfección, ahora no era él, el que sufría y eso lo alegraba, pero faltaba una parte de su plan perfecto.

-          Te daré tu mejor premiación Shura… acércate, ven acá!! (Shura se acerca, esta tan cerca del patriarca que puede sentir el olor que emana) sabes que no puedes desobedecerme verdad…

El patriarca comienza a tocarlo indebidamente asi que Shura se resiste – no te resistas, pues este es mi regalo por tan grande Azaña – el pelinegro suelta un par de lagrimas mientras trata de ver el techo de aquel salón ¡perdóname! Dice para el mismo, mientras siente como el patriarca toca cada parte de su cuerpo, no puede dejar de pensarlo. 

Notas finales:

espero les haya gustado :)


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