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Deseos ocultos por Salem Michaelis

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Notas del fanfic:

Derechos reservados a Yana Toboso.

Actualizaciones cada semana.

(Siento la tardanza)

*Mpreg en un personaje.

Notas del capitulo:

Hola lectores del yaoi, bueno me presentaré: Soy Salem Michaelis, me gusta el yaoi y es el primer Fic que subo aquí (me acabo de registrar) pasaré de ser una amante de lo que aquí se postea para estar en el otro lado del escenario, espero que le sea de agrado y acepto sugerencias con cortesía y recuerden que habrá Mpreg.


Derechos de personajes reservados a Yana Toboso (Kuroshitsuji).
Los demás que irán apareciendo son míos.
Expresiones mentales de los personajes dentro de *en cursiva*.
Capítulo editado 29/Oct./2014

 

Capitulo 1: " Curiosidad y el comienzo de algo nuevo"

En una noche de tormenta la mansión Phantomhive se encontraba sola y vacía, sin los ya comunes ruidos ensordecedores de los desastres que alguno o todos los sirvientes incompetentes lograban hacer en un intento de cumplir con la más sencilla tarea. La mansión, con un toque muy tétrico por el ambiente oscuro y una tormenta que parecía más diluvio, estaba en plena oscuridad, sólo la alumbraban pequeñas luces tenues que desprendían las velas guiando a su vez el umbral de un corredor que parecía no tener fin.

Todo el interior parecía un vivo escenario para un asesinato, con los truenos y relámpagos que vislumbraban las pequeñas decoraciones que había entre los pasillos, sillas estilo colonial, pequeñas mesas que tenían encima floreros de pinta más antigua.
Después de un caminar un poco largo, aquel que sostenía un candil en su mano llegó a detenerse topándose de frente la enorme puerta que daba fin a ese corredor, acto seguido tocó.

Bocchan, ¿Bocchan está usted allí? - pregunta el mayordomo principal de la familia, un joven de tez clara casi asegurando una impecable piel, cabellos negros y unos ojos rojos, una escultura viva, su nombre Sebastian Michaelis, el mencionado, tuvo como respuesta el silencio.

- ...


Al ver que no hubo respuesta después de un tiempo, se decidió por poner la mano en la perilla dispuesto a abrirla.... pero se escuchó un pequeño ruido sordo que lo dejó aún más inquieto.
- Bocchan, ¿se encuentra bien? - preguntando sin abrir la puerta se impacientó el joven adulto - Bocchan disculpe la intromisión, voy a entrar...

- ¡NO!

Se dejo sonar una voz eufórica por las paredes de la mansión. El mayordomo atónito a la respuesta se dedicó a dejar la manija en paz y no entrar.

- Disculpe mi interrupción, me retiro. -Un poco forzada ésta oración-.

El Mayordomo apenas dio un paso y notó cómo se entre abría la puerta para sacar a relucir una mano blanquizca que pertenecía al Conde de la mansión, un joven amo de 13 años de edad, un "niño" a los ojos de muchos Condes codiciosos, un "niño" para sus sirvientes, pero a los ojos de Sebastian, era un ser bastante curioso, capaz de invocar a un demonio de alto rango, capaz de darle la espalda a el mismo Dios... para Sebastian él era muchas cosas pero estaba seguro que era un "niño" en paraciencia, Ciel Phantomhive.
El joven mayordomo se detuvo y observó al menor en cada movimiento, algo pareció llamar su atención, ese grito le pareció divertido.

- Aún no he dicho que te vayas...-El menor ojiazul habló intentando sonar lo más calmado y normal posible.

- Pero amo, la reacción que tuvo hace un momento me dio a entender que lo interrumpía.

- No es eso, s-solo que no estaba listo para que me vieras.

El mayordomo dedujo que algo le pasaba al joven amo ya que no es común en él actuar de esa forma, tímido y más importante: "¿no estar listo para que lo viera?", esa definitivamente no es la personalidad del Conde Phantomhive -* Es de admitirse que suele ser ruidoso pero siempre tiene una razón para ello... pero esa cara, ¿me está evitando la mirada?*- pensó el mayor de los dos.


- Bueno entonces pasemos al estudio -queriendo desviar un poco el tema ante la clara reacción del menor pero con curiosidad por saber qué fue ese ruido dio un vistazo rápido al despacho- ¿No le parece inapropiado tenerme aquí hablando en medio del pasillo?


-N... No mejor prepárame un baño, te veré en mi habitación.-El menor hizo caso omiso de la evidencia del mayordomo y decidió actuar rápido para que el pelinegro le quitará esa mirada de "sé que oculta algo", si bien su orgullo no le permitía dar explicaciones, servía para quitarse de encima molestos interrogatorios con una simple orden-

-Como ordene... *En serio, ¿qué le sucede al amo?, ha estado actuando de una manera muy extraña en estos últimos días, desde aquel baile con Madame Red él...* - Iba pensando aquel demonio de ojos rojos para su regreso a la habitación principal y sonriendo para sus adentros al pensar posibles teorías de lo que le tenía actuando de esa manera a ese niño con cara angelical pero siniestro por dentro.

Dispuesto a preparar el baño que su amo le había ordenado, Sebastian se quedó esperando al joven conde en la habitación tal y como le fue ordenado.

- Está tardando un poco, aunque él dijo que lo esperara aquí, tendré que ir a verlo para avisarle que ya está listo el baño... seguro estará leyendo una de esas nóvelas dramáticas de terror y posiblemente no querrá despertarse mañana temprano para sus labores.

Lanzando un suspiro al aire Sebastian se dirigía a ver qué era lo que hacía que tardara tanto el joven.
Sin previo aviso vio a Ciel salir un poco nervioso del estudio, mirando a los alrededores como vigilando que nadie lo haya visto salir así, pero Ciel no notó al mayordomo quien apenas llegaba al último escalón para subir el pasillo.
Caminando se toparon de frente y el joven menor dio un pequeño salto del susto que le había dado al haberse topado con su sirviente de esa manera tan abrupta.

-¡Sebastian! maldición no me asustes - Ahogó lo más que pudo la voz para que no se viera tan dramático- ¿Qué haces aquí? - Espetó el menor recobrando su compostura.

-Mis disculpas mi lord, pero se demoraba en tomar su baño así que bajo mi libre albedrío decidí ir por usted. - Intentó justificarse pero más allá de eso veía con más interés al menor de cabellos grisáceos, la curiosidad comenzaba a ser más divertida-.

- Te dije que esperaras en mi habitación ¿no? Y ¿qué te hace decidir por tu propia cuenta? No eres más que un sirviente y como tal me debes obediencia. - Ciel no por más se iba a dejar intimidar con las miradas de duda del mayordomo demoníaco, por supuesto que Sebastian no se quedaría atrás-.

-Le ruego me disculpe, no sucederá otra vez, pero amo, ¿qué lo hizo demorar? Sus labores ya han terminado desde la tarde... - Estando intrigado, comenzaba jugar a "acorrala al gato", lo que el joven amo hacía le parecía divertido, ya que no es tan fácil ver esas acciones de desconcentración en el tenaz y frío "Perro guardián de la Reina", cuando pensaba en el nombre tan distintivo y la diferencia en ese momento, el mayor pudo percibir algo que llamó su atención y que despertó aun más la curiosidad... "eso", lo que veía en las mejillas de su amo era un tenue color rojizo.... ¿El joven amo estaba avergonzándose?. Esto si que impacientó al sirviente que se deleito al ver semejante reacción a su cuestionamiento, pero limitándose para saber qué es lo que había pasado tras esa habitación, Sebastian dejó por el momento al "gatito acorralado".

-Bocchan... su baño... -Quizás demasiado obvio, pero por su propia cuenta abandonó el tema para que Ciel no explotará en una rabieta y le ordenara hacer alguna tarea casi imposible en ese instante-.

- S...si ya escuche, vamos. -Por otro lado, en la cabeza del menor no cabía la menor duda de que Sebastian tenía claro que su reacción fue obvia evidencia de que algo sucedía, Ciel no miró a la cara a Sebastian y se pasó derecho con un paso acelerado que dejaba a relucir el actuar extraño de hace unos instantes.

-Sí.

El mayordomo sólo se limitó a asentir, miró por la ventana y observó el torrente de agua que aún azotaba fuera de la mansión. Una leve sonrisa a la nada es lo último que hizo el mayordomo antes de seguir a su amo.
Dejando el secreto que estaba detrás de la puerta y que el mayordomo quería saber, se dirigieron a la habitación del menor en la cual ya estaba preparado todo para irse a dormir, un pijama estilo camisón ligero color claro, que para los gustos del mayor dejaba a Ciel con una apariencia tierna, pero claro que esos pensamientos eran sólo para sí mismo ya que si le llegaba a decir algo a su joven amo, estaba más que seguro que éste le arrojaría lo primero que encontrará a su alcance o quizá le dispararía con el pequeño revólver que mantenía oculto en su almohada. Sí, puede sonar exagerado pero ese niño es una caja de sorpresas, para el buen gusto de Sebastian.

El mayor estaba pensando todo aquello mientras empezaba la labor de asear a su contratante, una bañera con sales con aroma fresco para dejar el cuerpo descansado por una jornada de trabajo agotador, fuera de todo los caprichos que el adolescente tenía, a Sebastián le gustaba consentir a su amo y además de saberse que con esos aromas el cuerpo de Ciel destilaba un apetitoso olor.
- Bocchan, ¿le cambio la temperatura?... ¿desea algo más?- Preguntó el mayordomo al ver que el pequeño cuerpo estaba completamente relajado dentro del agua y con los ojos cerrados para hacerlo más placentero.

-No, está bien ahora espera fuera del baño hasta que termine. - El menor dio la orden tajantemente-.

Un poco desconcertado al escuchar esto el mayordomo salió. Éste llevando una mano a su mentón comenzó a caminar en dirección a la cama de su amo.

-*Que extraño siempre me he quedado para servir al joven amo hasta que terminara, ¿porqué de repente decidió algo así? definitivamente algo...*

Pensaba mientras esperaba que Ciel saliera de ducharse, mientras acomodaba el camisón con el que lo arroparía para dormir.

-Sebastian ya termine. - Se dejó escuchar después de un rato la voz de Ciel desde dentro del baño-.

-Sí.

Parece ser que el baño tibio le sentó bien, parecía el mismo de siempre pero cuando Sebastian abotonaba los primeros broches del camisón, cercanos al pecho del muchacho, éste se ruborizó un poco y le quitó las manos de su posición, sin siquiera continuarlo él solo.  Sebastian está sorprendido por la reacción del menor y quiso ahondar más el asunto, era de admitirse que verlo así empezaba a divertirlo, así que planeó en un instante una escena que aclararía algo más, quizás.

- Bocchan ¿está usted bien? se ve un poco rojo, ¿tendrá fiebre?- Acerando la mano para ponerla en la frente del pequeño pero éste sin más se quitó y se tiró a la cama haciéndose de las cobijas para que éstas cubrieran todo su cuerpo hasta la cabeza. Bingo.


-Bocchan ¿qué hace? -Sonrío para sus adentros ese demonio- aún no termino de arropar...

-Así está bien, tengo sueño así que retírate.

Se vio interrumpido y por encima de eso un poco molesto pero curioso y divertido, el joven amo definitivamente no estaba bien, primero el despacho, el actuar sigilosamente al salir del mismo, negarse a que lo bañara como siempre se hace y quitarse de manera renuente al abrochar unos cuantos botones y más aún ese leve sonrojo, esas ya eran acciones muy distintas a lo que estaba acostumbrado. Pero a pesar de eso el amo es el amo.

- Como ordene mi lord.

La puerta se cerró y la silueta del mayordomo se desvanecía tras ella...
Caminando por el pasillo de la planta alta Sebastian se topó de frente con las escaleras que guiaban a un corredor y este a su vez a un sin fin de habitaciones pero a una en particular... la del despacho del joven. El mayordomo se detiene frente a esas escaleras y piensa un poco...

*Pff... ¿siento intriga? es solo un despacho, trabajo, trabajo es todo lo que hay ahí... pero es el joven amo de quien hablo, para que él actué de esa manera no es para nada ordinario *

Pensó el demonio, así que sin más subió por las escaleras y atravesó el pasillo, llegando a su destino: la puerta del despacho, tomando la perilla el mayordomo decidió entrar e iluminando con el candelabro y las velas toda la habitación sin ver algo extraño, se acercó al escritorio para mirar la zona de trabajo... de pronto un relámpago de luz enorme, causado por la tormenta, dejó a descubierto una ligera mancha traslucida en el sillón de piel negro, esto no pasó desapercibido ante los ojos expertos del demonio y recordó que "eso" no estaba allí en la mañana cuando hacia el aseo matutino pero entonces ¿qué era esa mancha que estaba en el sillón?

*El joven amo es el único que entra aquí pero qué es "eso ", averigüémoslo*

Movido por la curiosidad Sebastian y teniendo una sonrisa trémula en el rostro, se agachó dejando el candelabro en el escritorio y tomando con sus dientes afilados el guante procedió a quitarlo, tocando con su mano desnuda aquella singular mancha empezó a formular posibles conclusiones.

-Esta textura me es familiar... un líquido que es capaz de dejar esta esencia es solamente uno.. pero acaso ¿el joven amo lo hizo?

Aun más intrigado Sebastian está dispuesto a descubrirlo y entonces se inclina estando su boca a pocos centímetros frente a la mancha, primero oliendo y luego dando una pequeña lamida a la misma... degustando el sabor de la esencia dejada, sus papilas se estremecieron por un rápido toque eléctrico, quedando atónito de la sorpresa que se llevó al descubrir que *eso* era parte de Ciel, si era ¡semen del joven amo!

- Bocchan usted en verdad sí que es estupendo... tan solo imaginar esa escena donde se auto-estimula, es algo maravilloso, pero hacerlo solo lo deja a un más insatisfecho... ¿Porqué no me pide ayuda? con gusto yo acataré esa orden.- Para un demonio de longeva edad el que sus contratistas le pidieran, al grado de suplicar, por un poco de atención sexual no era para nada extraño, lo curioso era que para Ciel tal deseo no existía, claro siendo un niño cuando se conocieron hasta ahora de 13 años, con soberbia por sangre y orgullo por delante, no se rebajaría a pedir esa clase de atenciones a un simple mayordomo, pero Sebastian quería ver esos ojos azules sollozar por sus toques, tenerlo en ese escritorio con las piernas separadas esperándolo sólo a él... Sin pensarlo y dándose cuenta de lo dicho y lo imaginado, Sebastian comenzó a sentir ese deseo carnal que hasta los demonios algunas veces sienten...
Comenzó a frotar su parte baja por encima de la ropa, era de esperarse que no fuera suficiente, así que bajo el cierre del pantalón de vestir negro y su ropa interior dejando fuera su miembro bien dotado pero que apenas empezaba a despertar, así comenzó a masajearse a sí mismo sentándose en el sillón, teniendo pensamientos lujuriosos en los que su Amo era el único que aparecía.

- Mmh... Bocchan ¿usted lo hizo de esta manera? - Subiendo y bajando la mano sin guante para estimularse, apretando en ocasiones más fuerte y haciendo del movimiento un acto constante y cada vez a mayor velocidad, Sebastian se estaba auto complaciendo de una manera muy estilo humano.

- Sabiendo que no están los sirvientes y que yo no me presentaría hasta terminar mis labores decidió hacer esto... ¿En quién pensaba Bocchan?... ¿En mí? o... ¿En alguien más?
Estas dos preguntas lo invadieron un rato, más la última que lo dejó con una sensación extraña dentro de él pero que no supo cómo interpretar así que la ignoró, pero continuó con lo que estaba haciendo... se masturbaría hasta que sintiera un orgasmo ya que no lo había hecho en un buen tiempo... sabía que Ciel dormía y no sería interrumpido, continuó con el masaje hasta que se vio en el clímax, pensando en su amo siendo tomado por él... esa imagen detonó la expulsión de la carga de semen de Sebastian.

- Pff... ¿Por qué hago algo como esto? se suponía que solo miraría, aunque ahora entiendo porque actuaba así, después de todo es un niño... no, es casi un adolescente que empieza a tener curiosidad. - Una sonrisa ladina se asomó en el perfil de Sebastian, pareciera que empezará a maquilar ideas perversas en su mente, pero claro que lo dejaría para después ya que el papel de demonio leal a las órdenes de su amo estaba primero... por el momento-.
Saliendo de su trance momentáneo, el pelinegro ve su "pequeño" desastre regado por el lugar y se limito sólo a suspirar divertido-.

- Por otra parte debo de limpiar mis propias manchas ya que son muchas... vaya hace tiempo que no lo hacía... mañana quedará impecable.

Reincorporándose Sebastian dejó el despacho y decidió irse a su  dormitorio dejando escuchar una última pregunta al vacío.

- ¿Bochan en quién pensaba?

Notas finales:

Bueno chicos y chicas que gusten de leer y llegarón hasta el final, espero que les haya agradado la historia.

Como es costumbre de la página se aceptan comentarios para mejorar, incrementar el ego o simplemente para querer dar un ápice de ánimo.

Les recuerdo las actualizaciones serán cada semana, pero si me lo piden a gritos en sus reviews puedo adelantar, claro eso sólo ustedes lo decidirán.

 Disculpen si corrijo mucho. Gracias.

 


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