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Resurrección por Cinnamon

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Notas del fanfic:

Inspirado en la serie Resurrection.

[ Inspirado no quiere decir que el trama sera parecido, solo tomé la idea de resucitar a alguien, las razones seran creadas por mi y tendran que leer el fic ;) ]

Los personajes no me pertencen y no lucro de ninguna forma con esto. Es simple diversión. Solo espero que alguien disfrute como yo.

Notas del capitulo:

Introducción a esta idea que me ha estado comiendo viva desde que vi la serie. Esta es la introducción para saber si alguien comparte el gusto como yo de este tipo de trama. Si es así, espero verlos pronto cuando suba el primer capitulo el viernes.

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:: Prólogo ::

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Lo primero que hizo al recuperar la conciencia fue sentarse de golpe y tomar una bocanada de aire, agitado y desesperado por aspirar todo el aire posible para que llegara el oxigeno suficiente a sus pulmones.  Sus manos apoyadas contra el helado y húmedo suelo en el que estaba sentado, las pequeñas rocas incrustándose en sus palmas lo hicieron consciente del lugar en el que estaba. Una cueva. Sin dejar de respirar agitado, movió su cabeza de un lado a otro intentando ver por completo sus alrededores. Sí, era una cueva y podía ver la salida a unos metros, la luz del sol difusa y tenue. Debía estar atardeciendo.

Más calmado cerró los ojos tratando de asimilar su situación y recordar lo que pasó para que llegara a un sitio así y estuviera inconsciente. Escuchó agua caer. De golpe abrió los ojos y con sus manos desesperadamente recorrió su cuerpo, su pecho, su abdomen, sus brazos, piernas… sus manos volvieron a su abdomen para quedar posadas sobre su vientre, que subía y bajaba con su respiración. Cerró los ojos e intentó concentrar su chakra revisando que todo estuviera bien, que él estuviera bien.

Suspiró en alivio al comprobar que todo en su interior estaba bien y en su sitio.

Suspiró nuevamente, cansado, adolorido y sintiéndose perdido y resignado. Con dificultad se levantó, sacudió sus ropas, algo inútil considerando que estaban sucias con algo de lodo, y caminó con cuidado de no resbalarse hasta la entrada de la cueva mientras el sonido del agua cayendo se intensificaba. Podía sentir el frio del viento rosando sus mejillas y la brisa húmeda que usualmente existe por la cercanía de una cascada o un rio.

Al llegar a la entrada pudo ver a varios metros el punto terminal de la cascada donde azotaba contra un pequeño lago que se abría en un río, el cual pasaba con rapidez a unos centímetros de sus pies. Frunció el ceño, si el caudal subiera un poco la cueva podría quedar sumergida. Tenía que salir de ahí rápido.

Viendo a su alrededor por algo que le ayudara escalar las rocas que lo rodeaban, pudo notar un pequeño montículo de piedrecillas blancas con un símbolo en el medio, quiso acercarse para ver qué era, pero en mal agüero el rio batió contra las puntas de sus pies y dejó de distraerse. Debía apurarse.

 

Después de varios intentos en los cuales sus suelas resbalaban contra las húmedas rocas, decidió quitarse las sandalias negras que estaban demasiado húmedas para servirle. El agua solo seguía aumentando y comenzaba a desesperarse. Concéntrate, concéntrate, tú puedes salir de aquí. Se decía mentalmente mientras con manos y pies descalzos comenzó a progresar en su salida. Cuando sintió pasto y tierra húmeda se sintió tan aliviado que pudo, con toda la fuerza que tenía, impulsarse y tirarse contra la superficie que era la orilla del río.

—Al fin…—dijo en un suspiro, aliviado. 

El cielo estaba oscureciendo y Naruto solo se quedó mirando cómo poco a poco las estrellas aparecían en el firmamento y cómo los grillos despertaban la noche. Estaba perdido. Perdido y solo. ¿Cómo había llegado ahí? Cerró sus ojos en concentración. Antes se había distraído al recordar que primero debía revisar su bienestar, pero ahora debía enfocarse en lo que recordaba.

 

Una misión.

Sí, habían salido en una misión y hubo una emboscada. Al parecer quién los contrató no era alguien de confianza y los grupos de ninjas que los interceptaron estaban preparados para atacarlos con todo, querían al kyubi... Naruto puso un rostro de dolor y tristeza, ya no podía sentir a Kurama. No podía escucharlo, sentirlo, cuando cerraba los ojos no podía verlo. No más comentarios sarcásticos, ni bromas crueles, ni burlas sobre su mal gusto en parejas o su relación con Sasuke. Nada. Y dolía demasiado como para pensar en eso en estos instantes, así que dejó el pensamiento para otro momento y volvió a lo que recordaba.

Kakashi, Sakura, Sai y Sasuke junto a él eran el grupo que había ido. La misión era simple así que por los viejos tiempos los cinco habían decidido hacerla juntos. Habían estado riendo y disfrutando de la simpleza de lo que supuestamente era una misión de transporte. Una tonta y horrorosa cuchilla que era usada como reliquia sagrada y que tenía que ser llevada a su respectivo templo. Recordaba claramente el momento de la emboscada; estaban a mitad de camino, recogiendo la tienda que habían armado para pasar la noche, cuando Kakashi y Sasuke se detuvieron de golpe. Sai y Sakura lo jalaron y lo pusieron en medio de los cuatro. Él, que había estado aún adormilado, se despertó por completo al ser puesto insistentemente en protección entre sus amigos y su novio.

 

Naruto apretó los puños con fuerza y se levantó del pasto. Tenía que buscar al resto, Sakura y Sai debían estar desesperados buscándolo, Kakashi debió ya haber avisado a la aldea y Tsunade seguro estaba como loca mandando equipos de búsqueda, Sasuke… Oh, demonios, Sasuke debe estar hecho una furia.

Aún adolorido, su cuerpo algo tieso, avanzó por el bosque, apoyando su mano por los troncos de los árboles que pasaba, estaba demasiado cansado como para subir a ellos. Felizmente podía ver a lo lejos luz anaranjada que le hacía presentir que una aldea estaba cerca. Solo esperaba que la aldea que fuera estuviera en paz con Konoha, Suna o al menos fuera neutra y no enemiga.

Quizá lo mejor era no revelar su identidad, pedir comida, algo de ropa y direcciones, si encontraba a alguien amable seguro esperaría a que él regresara para pagarle como se debe, no solo palabras de agradecimiento.

Al llegar hasta una distancia en la cual podía ver los muros de la aldea, notó dos puertas de madera que se alzaban metros hacia el cielo, eran casi cuatro veces su tamaño. Avanzando notó que en la parte superior había una serie de símbolos, entre ellos el que llamó su atención de inmediato fue aquel símbolo rojo que era curiosamente familiar en el centro de todos. Frunció el ceño,  preguntándose qué rayos hacía el símbolo de su familia en ese lugar.

Sin pensarlo mucho, realmente no tenía ganas ni fuerzas para analizarlo ahora, se acercó a la pequeña puerta que estaba a unos pasos. Si las puertas grandes estaban cerradas seguro ya era bastante tarde como para admitir visitantes, pero no iba a arriesgarse a pasar la noche en el bosque.

Antes de si quiera tocar, escuchó una voz y alzó la cabeza.

—¡Hey! ¡¿Quién anda ahí?!

—Buenas noches—respondió, intentando ser amable y parecer inofensivo—estoy perdido y me gustaría pasar la noche en su aldea.

—¡¿Estás solo?! —la voz preguntó, dudosa y desconfiada.

—Sí.

—¡¿Qué quieres?!

—Tuve un accidente en el río que está cerca. No sé si podría ayudarme, realmente sería muy amable de su parte—dijo lo más respetuoso que pudo, recordando las lecciones de Tsunade e Iruka.

Pese a no escuchar respuesta, se calmó al ver cómo el hombre bajaba de su puesto para abrir la puerta. Si todo salía bien podía pasar la noche ahí y buscar cómo regresar a Konoha el día siguiente. Abrazándose por el frio y quizá por el ligero miedo en la base de su sub consciente al no saber dónde estaba y el estar solo, esperó con calma mientras el hombre abría la puerta. Preparó su sonrisa para recibirlo, pero su expresión se desvaneció en confusión cuando observó la bandana en la cabeza del shinobi.

—Eres de Konoha...—dijo en un susurro que al parecer el ninja no oyó.

—Hey, lamento no haber sido muy amable desde el comienzo, pero no es común que venga gente a estas horas—Naruto solo seguía observando en confusión al muchacho—pero ¡mírate! Estas lleno de lodo y temblando de frio. Ven, entra.

Naruto fue tomado del brazo y jalado hacia las puertas adentro de la aldea, sin habla y sin dejar de ver la frente del muchacho. Este cerró la puerta y volvió la mirada hacia Naruto.

—Soy Abe Hiroshi—se presentó el shinobi y sin dejar de coger a Naruto del brazo lo llevó hasta una cabina que estaba cerca. Ahí tocó la puerta y un ninja de años mayor que Abe los recibió—. Señor, este viajero tuvo un accidente en el río y quiere saber si puede pasar la noche aquí.

Naruto vio con asombro cómo el shinobi en frente tenía una bandana que también le era muy familiar. Suna. Hizo eco en su mente, parpadeando en confusión.

El hombre con la bandana del símbolo de Suna recorrió a Naruto con la mirada. Era un hombre de unos treinta y algo, de rostro amable pero una expresión seria.

—Soy Sarumi—dijo a Naruto, para luego hablarle al muchacho—Hiro, ve a comunicarle al Jefe que tenemos un viajero y que no hay nada que temer. Ya sabes el resto—el chico llamado Hiro, asintió, soltó a Naruto dándole una sonrisa antes de salir corriendo hacia dentro de la aldea— ¡Seiji ve al puesto de vigilia! —Gritó hacia dentro de la cabina, donde el sonido de sillas se escuchó antes de que otro muchacho saliera, diera un asentimiento con la cabeza a Naruto y caminara hasta la puerta donde Abe había estado.

Naruto tragó duro. El que se llamaba Seiji era un muchacho que tenía una bandana de Konoha. ¿Qué está pasando?

—Adelante—dijo haciendo señas para que entrara. Al parecer Naruto se veía no solo inofensivo sino también delicado considerando la expresión que tenía Sarumi en el rostro al verlo, llena de preocupación y reprochamiento, como si el concepto de estar embarrado en lodo hubiera sido idea de Naruto. Seguro Sarumi tenía un hijo travieso.

—Gracias—respondió entrando a la cabina. No se había dado cuenta lo helado que estaba hasta que sintió el calor del lugar rozar su piel. La luz del interior le hizo darse cuenta de los temblores de su cuerpo y lo sucias que estaban sus ropas.

—Ahí hay una ducha—dijo señalando una puerta, seguramente el baño—, adentro encontraras una toalla. Puedes darte un baño, te traeré ropa limpia y de ahí me contaras todo, ¿está bien? —El hombre se veía amable y comprensivo, además Naruto se moría por un baño y ropa limpia, así que solo asintió con intensidad causando una sonrisa en el shinobi.

 

Ya dentro de la ducha, con el agua dulcemente caliente recorriendo su piel, pudo detenerse a pensar. Estaba aún adolorido y la desaparición de Kurama aún le causaba un deterioro a su equilibrio interno. Técnicamente estaba muy débil como para luchar contra alguien descansado, fuerte y sin el hecho de haberse caído por una cascada.

Ok, Naruto, piensa. Recuerda las lecciones de Kakashi sobre estrategias. Primero debía analizar su situación. Que de por si era irreal. Era una aldea ninja. Ninja. Eso quiere decir que tienen la capacidad de incapacitarlo y hasta matarlo si hace algo indebido. La parte más irreal era que según las bandanas esta aldea pertenecía a Konoha y a Suna. ¿Cómo es eso posible?

Que él supiera, ni Konoha ni Suna tenían otra aldea, mucho menos una de miembros combinados. Así que lo más lógico era que estas personas estuvieran fingiendo ser de esas aldeas. Y si era así, eso quería decir que Naruto no podía revelarse como shinobi de Konoha. No, eso sería mala idea. Lo único que le quedaba era mentir.

Golpeó su cabeza contra la pared de la ducha. Nunca había sido bueno mintiendo. Para mentir tienes que decir lo más cercano a la verdad, evitando en lo posible realmente mentir. Esa lección fue de Iruka. No pudo evitar sonreír ante el recuerdo de Iruka haciéndole mentir sobre cosas tontas para que mejorara cuando lo necesitara; por ejemplo, en situaciones como estas. ¡Pero la verdad siempre es lo mejor! Él había reclamado, molesto por tener que acostumbrarse a saber mentir. No le gustaba mentir y aún era algo que evitaba, pero en estos momentos…

—Aquí te dejo el cambio de ropa—escuchó la voz de Sarumi proveniente de la puerta.

—Gracias—respondió. Sarumi parecía una buena persona. Nunca te fíes de nadie que no conozcas. Sasuke se lo repetía muchas veces, llamándole la atención por lo confiado que era. Y la verdad era que como nunca había estado solo, él podía sentirse seguro sabiendo que confiara en quien confiara Sasuke, o Sakura, o Sai, o Kurama o cualquiera de sus amigos estarían ahí para cuidarle la espalda.

Decidiendo lo que haría salió de la ducha, cogió la ropa y se cambió. A un costado había un espejo. Extrañamente, no tenía cicatrices de la caída, ni  nada que luciera como si hubiera luchado con los que lo atacaron y lo arrastraron por un largo trecho. Inconscientemente llevó sus manos a su vientre. Todo estaba bien. Él estaba bien. Podía sentirlo. Contó hasta diez y normalizó su respiración.

 

Ya fresco y con ropa limpia salió del baño y caminó hasta la mesa donde estaba sentado Sarumi y el recién llegado Abe, ambos con bebidas en sus manos. Al frente de la tercera silla había una taza de la cual salía humo.

—Toma algo caliente, te hará maravillas con lo que has pasado—le dijo el shinobi más joven.

—Ya te vez mejor—dijo con una sonrisa Sarumi.

Naruto asintió con una pequeña sonrisa en el rostro y se sentó en el asiento vacío. Tomó la taza entre sus manos agradeciendo internamente el calor que emanaba hacia sus palmas aún frías. Tomó un sorbo sintiendo que el té recorría y calentaba cada rincón de su cuerpo.

—Ahora, ¿puedes decirnos quién eres y qué te pasó? —la seriedad en la voz de Sarumi podía confundirse con desconfianza y algo de preocupación. Naruto asintió sin mirar a ninguno a los ojos.

—Estaba en camino hacia una aldea del norte, cuando de la nada salieron ninjas y nos atacaron-

—¿Nos?

—Estaba con unos amigos—ambos asintieron dándole valor para continuar—no sé qué será de ellos—no era necesario fingir preocupación y miedo por sus amigos. Desde un comienzo había pensado que todos estaban bien y buscándolo, cuando en realidad estaba en nada con respecto a su situación.

—¿Por qué los atacaron? — Interrumpió su tren de pensamientos Abe. Naruto alzó la cabeza hacia sus miradas inquisitivas.

—Para robarnos. Querían algo nuestro…

—¿Y eso es? —Naruto tragó saliva. Volvió a agachar la cabeza, su mirada intensa en el líquido caramelo de su té. Mentir sin realmente mentir.

—Una reliquia, la estábamos llevando a un templo—el mayor asintió animándolo a seguir con una seña de sus manos—. No sé qué será de ella, tampoco.

—Quizá se la llevaron—aportó el menor del par. Naruto no afirmó ni negó lo dicho.

—Nos separamos. Yo corrí para alejar su atención de mi amiga que estaba teniendo problemas, ellos me siguieron. Mientras me perseguían llegamos hasta la cascada, intenté cruzar al otro lado por unas ramas… pero-

—¿Caíste? —Naruto tuvo que alzar su cabeza confundido por el tono de voz del muchacho. Al hacerlo vio cómo el par lo veía con expresiones entre confusión, incredulidad y preocupación.

—Eso es imposible, nadie ha sobrevivido a una caída así—dijo con tanta seguridad Sarumi que Naruto sintió molestia.

—Quizá caíste al río pasando la cascada, estamos a unos kilómetros del lago en donde termina esta—el tono con el que lo decía era como si esa fuera la única explicación posible. Y Naruto sintió que lo mejor era seguirles la corriente, no tenía fuerza para discutir, además, el par tenía unas expresiones serias y de pocos amigos.

—Sí, seguro fue así. Mis recuerdos están borrosos—afirmó sin verlos a los ojos. Era cierto que tenía recuerdos borrosos, pero estos eran de cuando caía por la cascada al no haber cogido con firmeza una de las ramas del árbol del otro lado. El par asintió satisfecho con lo dicho.

—De ahí seguro la corriente te arrastró hasta la orilla cercana y caminaste hasta aquí—continuó Abe, Naruto solo asintió no queriendo decir más del asunto.

—Ya veo—Sarumi volvió a llenar su taza con más agua caliente, mientras hablaba—. El río de por sí no es peligroso, pero esa cascada—él negó con la cabeza—muchos han muerto al caer intentando cruzar al otro lado por las ramas de los dos árboles que se unen en el centro—. Naruto frunció el ceño.

—¿Por qué hacen eso? —Naruto no encontraba otra razón para hacerlo si no era porque estaban escapando como él.

—Por el cuento, la superstición—respondió Abe hablandole como si era algo obvio.

—¿Superstición?

—Sí. No me digas que no la sabes. Es bastante popular y conocida, junto con la historia detrás de ella—Naruto no tenía idea.

—¿Qué dice la superstición? —Sarumi bufó en burla parándose para poner de nuevo la tetera.

—Una idiotez. Es solo una superstición.

—Se dice que la persona que logre cruzar el río a través de aquellas dos ramas del par de grandes y ancestrales árboles que se unen en el centro, tendrá una vida prospera, llena de felicidad y admirable por todos—Abe lo decía con tal ilusión que parecía que hasta él creía el mito.

—Ah, y ¿por qué creen que eso pasará? —Naruto se sentía más cómodo hablando de algo que no fuera el cómo llegó ahí. Si esta aldea tenía un mito como este quizá distraía lo suficiente al par para que no preguntaran más sobre él y lo dejaran dormir pronto y recuperar fuerzas para que al día siguiente se fuera de una buena vez. Necesitaba ver a sus amigos, a Sasuke.

—Por la historia—Abe sonrió, al parecer emocionado por contar la historia que por lo visto hacía famosa a su aldea. Sarumi por su parte, solo sonrió tristemente.

—Fue hace diez años, un año antes de que se levantara este lugar—Naruto parpadeó en asombro. Esta aldea era bastante joven. No podía evitar preguntarse cuán grande era y cómo así la levantaron en tan poco tiempo, parecía que esta llevaba años formada.

—Hace diez años—Abe tosió llamando toda la atención hacia él, Sarumi lo dejó mientras se sentaba de regreso a su sitio después de haber colocado la tetera—, un muchacho de unos veinte años huía de un grupo de ninjas, todo por defender a sus amigos y su aldea—Naruto prestó atención a cada palabra, siempre le gustaron las historias de aventura—. Este muchacho era conocido en su aldea como un héroe y estaba por convertirse en Jefe de esta. Todos lo admiraban y lo querían. Además estaba comprometido y estaba por comenzar una familia. Todo era feliz para él y si lograba salir de las garras de esos ninjas que fueron a capturarlo viviría todo lo que siempre soñó. El problema fue cuando llegó a aquella cascada. Si solo la cruzaba escaparía. Corrió y corrió hasta llegar a uno de los grandes árboles, este se unía a otro del otro lado formando un puente. Así que subió para cruzar—Abe se detuvo, Naruto no sabía qué decir, esa historia se parecía bastante a lo que le pasó.

Era imposible tanta similitud, ¿cierto?

—Pero nunca llegó al otro lado...—Abe continuó—Este muchacho cayó por la cascada, la fuerza brutal del río, junto a los troncos y rocas del fondo marcaron su fin. Sus amigos buscaron el cuerpo día y noche, por todo el recorrido del río. Nunca dejaron de buscar porque sabían que habían otros buscando, ya que el cuerpo de este muchacho tenía algo especial dentro de él—. El corazón de Naruto latía a mil por hora—. Fue así como este grupo de amigos formó un campamento cerca del río, y los amigos de los amigos vinieron a ayudar, y las familias, y los aliados y todos los que conocieron y amaron a este muchacho vinieron a buscar, a apoyar, a ayudar con lo que sea—. Abe se detuvo, saboreando la historia como si fuera lo más preciado que tenía—. Fue así como se formó esta aldea. Nuestro hogar—lo dijo sonriendo, compartiéndo la sonrisa con su mayor, ambos intercambiando una mirada cómplice. Naruto no podía prestar menos atención, su mente con solo una pregunta.

—Los habitantes son de diversas aldeas, pero aún así somos una en esencia—terminó Sarumi.

—Konoha y Suna…—susurró Naruto, intentando con todas sus fuerzas el poder dar sentido a lo que pasaba. El par giró a verlo y le sonrieron asintiendo.

—Sí, la mayoría somos de Konoha o Suna, pero también hay miembros de otras aldeas. Este lugar es pacífico, puedes ser de cualquier aldea perteneciente al Tratado para pedir refugio y ayuda aquí.

Naruto asintió, la pregunta en la punta de sus labios.

—Es por eso que todos quieren cruzar la cascada. Porque se dice que si él lo hubiera hecho hubiera tenido una vida prospera, llena de felicidad y sido admirado por todos; así que todos lo que lo intentan lo que quieren es la vida que él no tuvo.

—¿Cómo-

—¿Hm?

—¿Cómo se llamaba el muchacho? —el par parpadeó sorprendidos.

—Supongo que si no sabías la historia menos al protagonista—dijo sonriendo tristemente el mayor.

—Cuando llegaste, supongo que lograste ver los símbolos en la puerta—preguntó Abe, Naruto asintió. La presión en su pecho cada vez más intensa—. Son los símbolos de todas las aldeas que son recibidas aquí y que tienen miembros viviendo aquí. En el centro, el símbolo más grande—Naruto sintió su mundo dar vueltas—está el símbolo de nuestra misión, el objetivo.

—Del clan Uzumaki, Naruto Uzumaki murió en esa cascada.

El pitido de la tetera sonó.

 

Notas finales:

Los espero el viernes, espero saber su opinión.


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