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Venganza por edisu_cristi

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Notas del fanfic:

Kuroshitsuji pertenece a su respectivo autor!!

Notas del capitulo:

One shot :3 Amo kuroshitsuji

 

Se sentía estúpido. No podía creer que cayera en tan simple y burda trampa, pero lo hizo. De seguro se estaría burlando en estos momentos, y no lo culpaba, el único idiota que terminó enamorado ahí fue él. ¿Por qué fue tan tonto? ¿Por qué simplemente se dejó llevar? Ya lo sabía, por supuesto que sabía que no terminaría bien, y aun así lo intentó. Se arriesgó y perdió, y valla que perdió. Estúpido, imbécil, idiota… no se cansaría de repetirlo, así hasta llegar allá.

 

Su ropa estaba empapada, antes le hubiera importado, antes su elegancia, porte y dignidad lo eran todo, pero ya no tenía fuerzas ni para eso. Oh, si le viera el anciano, ya podía escuchar lo que le diría: “Ya ves, no lo era después de todo”. Pero para él lo era, para él lo era.

 

-Estúpido, imbécil, idiota –

 

Graznó esta vez a voz abierta. ¿Cuánto faltaba para llegar? No recordaba que el camino fuera tan largo, tan tedioso. Deshizo su corbata, su fina corbata negra que estrujó con recelo y simplemente tiró de un lado, como si de un residuo de servilla usada se tratara. Sus zapatos de charol estaban inmundos, la pulcritud de sus pantalones y camisa mancillada, la fiereza de sus ojos opacado. ¿Cuánto no le habrán vanagloriado sus fieros ojos carmines? Esas fuentes de picardía y abismos de ardor. Incluso él lo hizo, y tal vez por ello cayó en la trampa… tal vez por eso fue…

 

-Estúpido, imbécil, idiota –

 

Nunca fue un tipo al que engañaran fácilmente, siempre se distinguió por eso… pero no pudo contra esas intensas miradas, descarados roces, bravíos besos. Fue tan tonto al tragarse ese cuento. Presentía que era farsa, pura estratagema para poder hacer con él lo que quisiera, y él fue con los ojos cerrados a dejarse caer, y lo predecible sucedió.

 

Cayó voluntariamente en un abismo que el mismo buscó. Ciertamente en un principio para él también era juego, pero poco a poco tejió su propia red, su propia trampa, de la cual ahora no hallaba una salida… más que esa. Se revolvió sus negros cabellos, destruyendo su coqueto acomodo que aún bajo la lluvia se mantuvo impune.

 

Estaba hastiado, hasta las narices. Sólo quería tapar sus oídos y no escuchar esa burla, esa constante repetición que rebotaba en su cabeza sin descanso: “Ya lo sabías, y aun así…”. Desabrochó de un tirón su camisa blanca, haciendo volar por los aires los botones del mismo, sólo detenido por la doble capa que tenía con el chaleco negro, que no permitió un rompimiento mayor. Sentía un ardor creciente en su pecho, un profundo, contundente y predominante malestar.

 

Aflojó paso, su trote ansioso se volvió un simple caminar, frenado por la lluvia que le dejaba helado por completo. ¿Qué horas serían? Pero qué decía, a quién le importaba. No planeaba llegar a casa hoy, no es como si le estuvieran esperando o algo. Detuvo por fin su marcha y se apoyó en el barandal a su lado, sentándose sobre él. Cerró los ojos, pensativo, restándole importancia a su localización. Suspiró, se giró en su lugar, situándose del otro lado del barandal y extendiendo ambos brazos, esperando que la tormenta le empujara. Después de unos segundos bufó exasperado, nunca fue alguien paciente, y eso no excluía a la madre naturaleza. Se giró de nueva cuenta, del mismo lado del barandal pero esta vez dando la espalda hacia donde miraba antes. Cerró los ojos y contó.

 

-One… two… three

 

Inevitablemente le recordó, a él y a esa admirable habilidad de moverse. La misma cuenta antes de desfogonarse en esos rápidos movimientos que le figuraban al flamenco, pero que aún no podía precisar del todo. Sonrió, irónico y burlesco, ya no sabía si para consigo o para todo lo demás. Ya no había marcha atrás, sentía el choque del viento en su nuca y espalda, sus miembros sumidos en un congelamiento nuevo, más allá del simple frío de una lluvia otoñal.

 

Presentía que malinterpretarían sus acciones, y ensanchó su sonrisa, de seguro él se sorprendería al escuchar la nueva noticia, la pérdida del ingenioso y hábil hombre de negocios que alguna vez tomó por imbécil. Igual eso era lo que buscaba, su gesto de sorpresa, que ese maldito rostro impasible desvariara aunque fuese un poco su gesto al enterarse de que su ‘amante’ había muerto. Cómo ansiaba eso, más que otra cosa, cualquier otra. No lo hacía por la vergüenza, el qué dirán, por la humillación que sufrió, no… sólo por dejar a ese endemoniado hombre boquiabierto.

 

Cómo lo odiaba, cómo lo amaba, cómo deseaba verlo retorcerse, cómo ansiaba besarle aun después de todo. Díganle loco si quieren, al cabo él solo se entendía. Quería venganza, pero sin tocarle ni un pelo, quería turbarle, dejarle con un pensamiento para la eternidad.

 

 

… Nos veremos en el infierno, Faustus…

 

 

Fue su último pensamiento, antes de dejar de sentir, de respirar… de vivir.

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer :3

 

SAYOONARAAA!!! :D :D :D :D


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