-Chanyeol, ¿te has enamorado alguna vez?- preguntó el chico de ojos curiosos, subiendo la sabana blanca hasta sus hombros, ansioso por la respuesta. Chanyeol se giró y le miró, tragando saliva al ver la sonrisa del pequeño, alejándose de la ventana se sentó en una silla, acercándola hacia la cama.
-Sí, y aún sigo enamorado- una pequeña sonrisa nostálgica asomó en sus labios. El chico se movió inquieto en su sitio, esperando que le contara.
-¿M-me la cuentas?- dijo tímido, apartando la mirada hacia sus manos.
-Claro- le sonrió tranquilo, acariciando su cabeza-. Nosotros éramos como uña y carne, inseparables, los mejores amigos del mundo. Ninguno podía pensar en estar lejos del otro, y yo, me aferré a esa idea, me aferré tanto, que luego acabé mal. Aún así, no me arrepiento de nada de lo que hice.
-¿Qué sucedió?
-Verás, cada uno tenía sus sueños, sus aspiraciones, sus gustos. Así que llegó el día en el que nos hicimos mayores, y cada uno tuvo que tomar su camino.
-¿Y no le detuviste?
-¿Y destruir todos sus sueños? Ni de broma.
-Pero... podrías habérselo dicho.
-Sí, podría, si lo hubiera sabido en ese momento.
-¿No lo sabías? ¿Entonces?
-Se dice que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, y yo tuve que perderle para darme cuenta. Pero para eso pasaron años, años grises, perdidos en recuerdos. Soñaba con él día y noche, cada cosa que veía me lo recordaba, cada noche lloraba por nuestra amistad, al final acabé llorando por un amor perdido.
Pero el destino decidió darme otra oportunidad.
-¡¿Te lo encontraste?!- el chico dio un pequeño bote, con los ojos brillando ilusionados.
-Sí, me lo encontré- Chanyeol se echó hacia delante en su silla, acariciando con sus dedos la mejilla del pequeño-. Pero no todo sale como uno espera. Mi caso no fue distinto. Casi diez años después, me encontraba delante de su puerta, con su dirección en mi mano y un ramo de rosas en la otra, recuerdo que me había peinado el flequillo hacia arriba, como tanto le gustaba a él, había elegido mis mejores ropas y la más cara de mis colonias. Y allí estaba yo, mirándome en el cristal de su ventana, arreglándome aún más.
Decidido en conquistarle, pulsé el timbre... Yo, esperaba verle a él, igual que la ultima vez, como si sólo hubieran sido días y no años. Pero quien me abrió la puerta era una replica en miniatura de él, con sus ojitos de cachorrito mirándome asombrados, su linda boquita formar una "O", y su pelo negro brillar con el sol. También recuerdo como empezó a gritar poco después, "¡Mamá! ¡Mamá! ¡Un gigante está en la puerta!"- Chanyeol no pudo evitar la risa que golpeaba en su garganta-. También cómo vino él, "¿Cómo va a haber un gi...? Oh... Hola Chanyeol". Después de casi diez años torturándome con aquello, ahí estaba, enfrente mío, con la misma sonrisa de siempre y con un hijo.
"Cuánto... tiempo ¿no?" En ese momento me di cuenta, de que yo era el único tonto que se quedó atascado en el pasado. Él había hecho su vida aparte, ahora tenía una familia, un amable marido, y un pequeño hijo de cuatro años. Y yo... yo...- Chanyeol cogió aire, intentado hacer desaparecer el nudo que se formaba en su garganta, y las ganas de llorar. Con la cabeza gacha y los ojos cerrados pudo notar las suaves manos del chico en sus mejillas, limpiando las lágrimas que lograban escapar. Le alzó el rostro, obligándole a mirarlo y le sonrió, Chanyeol correspondió el gesto, suspirando, continuó-. Y yo decidí olvidarle, borrarle de todo mi ser, e intentar hacer lo mismo que él, pero no pude, por más que me emborraché, por más que me acosté con todo el mundo, no pude. Y ahí fue cuando comprendí lo estúpidamente enamorado que estaba de él. Pasó un mes para volver a estar delante de su puerta, esta vez vestido de cualquier manera.
"Hola"
"Hola, pasa" lo intenté con todas mis fuerzas, realmente lo intenté, pero no conseguí nada, ni recuperar la amistad de antes, ni sentirme aliviado, necesitaba abrazarle como antes, sin que me apartara ni me esquivara. Entendí que era una molestia para él y su nueva vida, y, una tercera vez más, deje de frecuentar su casa.
Aún así, no pude detener mis sentimientos hacia él.
-¿Así acabó todo? ¿Con vosotros separados?
-Cuando el destino decide dar algo, antes quita. Me llamaron mientras trabajaba, respondí normal, y me saludaron igual, luego salí corriendo hacia el hospital. "Han muerto", dijeron, "Está en coma", confesaron, "Usted era el primer número en la lista", mencionaron. Nunca dejó de quererme como amigo, de pensar en mí, de mantenerme como el principal. Cuando llegué al hospital le vi, en una camilla, con las sabanas blancas manchadas de sangre. Me derrumbé, en mitad del pasillo, mientras le veía alejarse.
Habían tenido un accidente de trafico, su marido y su hijo habían fallecido en el acto, él quedó en coma durante dos años, Cuando despertó no recordaba a nadie, ni nada, era como si acabara de nacer. Yo había estado durante esos dos años allí, cuidándole, esperando que algún día despertara. Porque yo todavía lo amaba...- tocaron la puerta, interrumpiéndole.
-Señor Byun, le toca la medicina- una enfermera entró, desviando la atención.
-Chanyeol, ¿cómo se llamaba?- preguntó mientras la enfermera revisaba todo. Chanyeol caminó hacia la ventana, observando el sol ocultarse tras los edificios. Con una sonrisa, contestó.
-Baekhyun, Byun Baekhyun.