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En la orilla por Zeltinzin

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Notas del fanfic:

Esta es mi primera publicación, les agradecería mucho si dejan sus comentarios y/o ideas. Ante todo espero lo disfrutes. 

-¡Eres un pendejo!

-¿Cómo iba a saber que la tarea era para hoy?

-¡La maestra escribe todos los días en el pizarrón para cuando es! ¿Cómo no ibas a saberlo?

-Vamos, no te enojes, tómalo por el lado bueno

-¡¿Cuál lado bueno?!

-Pues…no hay, pero podríamos hallar uno ¿no?

-¡Chingada madre!

-Jóvenes, ¿me dejan continuar con la clase? – dijo la maestra

Los dos callamos. Estaba que estallaba de furia, maldito Rodrigo irresponsable, siempre que toca entregar tarea llega tarde o no la hace. Incluso una vez fotocopio una página de un libro y eso me dio como su parte, esperaba que dijera “es broma esto es lo que hice”, pero se limitó a decir “voy a comprar, ¿quieres un cigarro?” Algo en mi cabeza me decía que ya no hiciera equipo con él, pero no escuche y ahora estoy aquí, en clase, sin tarea y con una ulcera en el estómago del coraje.

No sé por qué era así de flojo, pero estaba seguro de algo, su flojera no me va a perjudicar más, esta es la última que le aguanto. La clase termino y salí como bólido dando empellones a todo el que se me cruzara. Tenía una cita muy importante con Diana y no la iba a perder. Diana y su hermosa sonrisa borrarían toda amargura de mi alma.

-¿Nos vamos? – dije abrazándola por la espalda.

-Leonardo mi amor ¿Qué tal tu clase?

- Ni me lo recuerdes, el idiota de Rodrigo no hizo la tarea.

- Esta es la n-esima vez que pasa, algo me dice que va a pasar una n-esima mas un vez – rio

- Ya estoy decidido a que no, lástima que no compartimos clases, seriamos el equipo perfecto de gane ya somos la pareja perfecta - la bese. Me tenía loco, solo con pensar en ella mi día se arreglaba. Su cuerpo perfecto y sus ojos claros junto con su cabello castaño y su piel tan parecida a la mía, todo eso era mío, mío y de nadie más.

A mis 20 años había tenido muchas novias unas mas guapas que otras unas mas locas y celosas que el estándar pero con Diana era la primera vez que sentía algo tan intenso, tan claro y a la vez tan turbulento.

En camino a la salida vi a Rodrigo jugando cartas en una de las mesas que están repartidas por toda la facultad y fumando, típico en él y en los viernes sociales. Me pregunto cómo nos hicimos amigos, si somos tan diferentes. Físicamente es el opuesto a mí, con cabello rubio y tez blanca y ojos verdes. Somos la muestra perfecta de que el color de piel no es impedimento para nada. Nos hacen burla de lo chistoso que nos vemos, yo un mestizo como cualquier otro y él un europeo a medias y mal hecho.

Sus ocurrencias y mi timidez nos mantenían en una relación de mejores amigos, llevamos conociéndonos desde primer semestre y desde primer semestre me ha traído problemas. Pero eso está a punto de cambiar

______

El sol se desparramaba por un amplio descampado, era la canícula de verano, el calor sofocaba hasta los pensamientos. El calor ascendía de los pequeños pedazos de pasto que, furiosos, se asían a la vida. Dos preadolescentes de unos 13 años jugaban futbol en el descampado, la pelota volaba de un lado otro sin ningún orden. Se estrellaba contra suelo invocando fantasmas de polvo y flores.

 -¡Leonardo! – gritó el más bajo de los dos. Era muy moreno de piel como el color del cuero y unos ojos negros muy brillantes, su cabello estaba empapado en sudor y sus músculos se tensaban cada que el fantasma lo miraba.

-David, hiciste trampa, eso no era gol- respondió Leonardo en medio de una carrera a la otra portería. Leonardo más alto que el otro y con piel más clara, de ojos miel y cabello.

-Si era gol – dijo parándose frente al otro

- ¡Tramposo!

- Era gol y te aguantas, yo gane

- Ni siquiera hemos terminado de jugar, todavía queda tiempo

-Yo gano porque yo digo y el juego ya termino

Una tormenta se aproximaba, tanto en el descampado como entre los casi niños que como siempre se terminarían peleando. Leonardo lo iba a empujar, pero su cuerpo se estremeció ante el sonido de un relámpago en el cielo, sus manos se quedaron en el camino. El camino a la casa del abuelo de Leonardo fue muy accidentado, la tierra se convirtió en una marea inmensa y los zapatos de los niños se sumían en ella.

Antes de entrar David tomo de la mano a Leonardo, el más alto se sonrojó.

-No era gol – dijo David

Leonardo lo abrazó.

______

No he visto a Rodrigo en todo el día de seguro no ha venido o se ha saltado todas las clases como siempre, algo que todo estudiante debe hacer al menos una vez en su vida, pero él abusa. Diana está ocupada con un proyecto de quien sabe qué cosa, nunca he entendido que tipo de tareas tiene, estudia Biología, siempre me la imagino regando plantitas, abrazando árboles o saltando por el bosque mientras canta “Der Hölle Rache kocht In meinem Herzen”. Sin ella aquí ya no tengo nada que hacer.

De camino al carro veo muchos pétalos de rosas tirados regados por las escaleras ¿Quién será el enamorado o enamorada? Que bello que es el amor. Sonrió como un tonto, un tonto muy feliz

Al llegar a mi carro me encuentro que está totalmente cubierto con los mismos pétalos de las escaleras, a Diana debió tomarle mucho tiempo hacer esto. Con que ese era su “proyecto”. Cada día me enamoro más de ella.

-¿Me perdonas? -  dijo una voz extrañamente no-familiar ¿Era Diana?

-¿Qué te voy a perdonar? Si esto es lo más roma… - me gire y no di crédito a la cara que vi ¡era Rodrigo! No pude ni seguir respirando de la impresión, estoy acostumbrado a sus bromas estúpidas, pero esto es muy diferente.

-Mira te traje un ramo de Nomeolvides, me costó convencer a mi madre que me las regalara son muy caras, ten – estiro su brazo con un ramo de flores azules. Yo no salía del asombro.

-¿Qué pasa?- dije por fin.

-Te pido perdón. Igual que muchas otras veces debí traer la tarea, perdóname ¿sí? No te enojes conmigo – se arrodilló frente a mí y me tomó de la mano

-¡¿Qué mierda haces?! – me sonroje, todos nos miraban y cotilleaban.

Se levantó para soltar una sonora carcajada. Casi me muero de un infarto en ese mismo instante.

-Debiste ver tu cara – dijo conteniendo la risa – Ya enserio, no me saques de tu equipo, no te desanimes por una tarea no entregada, en la siguiente nos recuperamos.

De camino a mi casa el carro desprendía rosas por todos lados, los peatones y automovilistas por igual me miraban entre divertidos y confundidos y es que un carro cubierto de pétalos no se ve todos los días. Por fin lo perdone, no pude decirle que no. Lo que más me inquietaba de todo esto era que algo se despertó dentro de mí, algo que llevaba mucho tiempo escondido.

Notas finales:

¡Gracias por leer!


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