Ya estaba llegando el verano, y Sasuke no podía evitar sentirse un poco nostálgico, hacía ya un par de años que él se había ido, se había ido sin decir nada, Sasuke no sabía si se verían de nuevo, pero a le temblaban las manos de solo pensar volver a encontrárselo, volver a verle a esos ojos azules, y su cabello dorado, Naruto era como el verano, tan cálido, tan lleno de vida, él era como el verano que pronto llegaría a Konoha, pero los veranos pasaban y pasaban y nunca traían a Naruto. Sasuke suspiro, otra vez se estaba pensando cursilerías.
- ¿Por qué demonios estas suspirando tanto hoy Sasuke? – pregunto Karin, su compañera de clase y amiga de la infancia… y más importante aún, hermana menor de Naruto.
- Metete en tus asuntos. – dijo sin mirarla.
- A veces francamente me pregunto si no sufres estreñimiento crónico. – dijo entre risitas.
- Y yo a veces me pregunto si tu sentido del humor te lo regalan en esa cajita feliz que tanto te gusta y que te va a dejar como una vaca de gorda. – respondió Sasuke sin cambiar su expresión seria.
Karin solo se sonrojo, ese imbécil siempre fue así, y eso que eran amigos de la infancia, Karin ya sabía leerlo y descifrar los mil y un tipos de ceño fruncido que producía su arisco amigo, tantos años de observación le dieron la luz del entendimiento, Sasuke siempre se ponía melancólico en verano, creía saber que tenía algo que ver con su hermano Naruto, quien era 5 años mayor que ellos, y hacia 4 años se había marchado de Konoha.
Naruto había sido un bálsamo para Sasuke y Karin, siempre los ayudaba hasta en sus más locas travesuras, les mimaba como no hacían sus padres – en especial los de Sasuke – y el junto con Itachi el hermano mayor de Sasuke quien iba a la misma clase del rubio, les servían de tutores para la escuela conduciéndolos a ser los primeros en sus clases; su repentina partida era un herida para todos, incluyendo a Itachi quien prefirió quedarse a estudiar medicina en Konoha. Naruto no había vuelto a Konoha en esos 4 años, ambos Sasuke y Karin vivían con el temor de no volver a verle, ya que al parecer la repentina huida de Naruto tuvo algo que ver con una pelea con sus padres meses antes de su graduación del instituto, graduación a la cual Itachi tuvo que ir solo, Sasuke y Karin intentaron preguntar a sus respectivos padres, pero Itachi les detuvo ya que no era lo mejor en ese momento.
- Hey Sasuke
- ¿mm?
- Debemos reunirnos después de clase para hacer el informe de Kakashi.
- No iré a tu casa.
- Eso ya lo sé idiota, así que más te vale y compres un pastel de fresa, en tu casa no hay ni un maldito gramo de azúcar y no aguantaré 3 horas haciendo un proyecto de química sin dulces ¡olvídalo!
- Eres tan malditamente ruidosa. – dijo molesto, pero Karin sabía que ya había obtenido su pastel.
La campana sonó anunciando la tan ansiada libertad para los estudiantes del instituto Konoha, Sasuke y Karin se encaminaron sin decir nada a la casa del azabache. Una vez comprado el dichoso pastel de fresa entraron en la casa de los Uchiha, una casa tradicional japonesa bastante grande.
- ¿Dónde está Itachi?
- Tiene vacaciones de la Universidad, si está aquí debe estar durmiendo como una vil marmota. –dijo Sasuke.
- ¿A quién le llamas marmota hermanito tonto? – dijo Itachi apareciendo por uno de los pasillos de la casa.
- Oh vaya, mira nada más, el oso decidió dejar de hibernar. ¿Qué puede ser tan importante para tenerte despierto a – se mira el reloj con gesto teatral – las 3:00 p.m.? Santo dios.
- Me matas de risa hermanito, pero ahora que preguntas… si es algo bastante importante, creo que podría interesarte, oh y a ti también Karin-chan. – dijo percatándose de la presencia de la pelirroja.
- ¿A mí también? ¿Qué es?
- ¿A qué demonios te refieres aniki? ¡escúpelo!
- Primero quiero un poco de pastel~~~~
Tres rebanadas de pastel después Itachi finalmente accedió a contarles la noticia que milagrosamente le paro de la cama a una hora tan indecente.
- Recibí una llamada telefónica
- ¿De quién? – preguntó Sasuke exasperado ¿qué tenía eso que ver con el o con Karin?
- De Naruto. – Sasuke y Karin quedaron helados, después de tanto tiempo por fin se había comunicado con ellos.
- Y… y ¿Qué dijo? ¿cómo está? – pregunto Sasuke tratando de no tartamudear.
- Está bien, ha estado viviendo en Tokyo, le falta poco para terminar de estudiar gastronomía, un par de detalles mínimos y obtendrá su título. – Sasuke sonrió nostálgico.
Naruto se encontraba en la cocina de la casa Uchiha feliz de la vida mientras buscaba un par de ingredientes tarareando una canción pegajosa.
- ¿Qué haces, Naruto?
- Waaaa ¿Sasuke? Oh por Dios, casi me matas del susto.
- Es que Naruto es una gallina.
- Y tu un pequeño demonio ¿lo sabías? ¡Qué digo, no solamente tú, tu hermano también es un demonio!
- Cállate dobe, eres muy ruidoso.
- Aaaawww, que lástima los pequeños demonios no van a comer tomates rellenos esta noche ~ - a Sasuke le brillaron los ojitos de pura hambre al escuchar su comida favorita.
- Yo… no soy un pequeño demonio.
- No… no lo eres, ve a lavarte las manos y me ayudas con esto ¿ne? – Sasuke casi corre.
- A ese dobe siempre le gusto cocinar.
- Sí, siempre se lo veía con una sonrisa en la cocina – comento Karin risueña y los hermanos asintieron en acuerdo.
- ¿no te dijo algo más aniki?
- Sí… viene a Konoha a finales del verano, al parecer quiere conseguir trabajo aquí, me comento algo de primero conseguir algo de experiencia, y después montar su propio restaurante.
- Entonces el… ¿volverá… definitivamente? – preguntó Karin con los ojos acuosos.
- Ajá, volverá definitivamente a Konoha, aunque me dijo que no volvería a casa de tus padres Karin, alquilara un departamento pequeño.
Sasuke todavía no procesaba del todo la información, su mente se llenó inmediatamente de recuerdos, recuerdos que había querido borrar de sus memoria por lo mucho que lo lastimaban, Naruto sonriendo, Naruto preparando comida, Naruto defendiéndolo de su padre, Naruto recogiéndolo de la escuela, Naruto jugando con Karin y el en el parque, Naruto durmiendo, Naruto riñendo a Itachi por descuidado, Naruto siendo Naruto, Naruto yéndose para siempre. Y pronto su corazón volvió a latir con un sentimiento que había creído superado.
- Naruto… - llamo un Sasuke de 13 años a un Naruto de 17.
- Dime Sasuke - respondió Naruto levantando la vista del libro que estaba leyendo en la sala de la casa Uchiha, Itachi había ido a una tienda cercana a comprar algunos snacks.
- Estoy enamorado de ti. – a secas, sin tartamudeo inicial ni sonrojos.
- ¿eh? – preguntó Naruto confundido.
- ¡No puedes ser tan idiota dobe! Te dije que te amo.
- Sasu yo…
- Ya ya, sé que también me amas, pero como a un hermanito, no es a eso a lo que me refiero, ¡quiero que seas mi esposa!
- ¡Sasu para tu carro! Estas yendo muy aprisa, no voy a insultar tu inteligencia Sasu, sé que entiendes muy bien a que te refieres cuando dices eso, pero aún no es momento para eso Sasu, ni para ti ni para mí.
- Me confesaré de nuevo cuando crezca, en ese momento tendrás que tomarme enserio dobe, no seré un niño por siempre.
- Jajajaja eres un niño muy maduro Sasu, veamos cómo se desenvuelven las cosas ¿vale?
- Prepárate dobe. – Naruto solo sonrió.
Eso había pasado hace tanto tiempo, que Sasuke había olvidado un poco la cara de Naruto en ese tiempo, no recuerda sus expresiones, y en ese momento no notó que Naruto nunca le explico lo que cualquier otro hubiera hecho, que se supone debía confesarse a una linda chica.
Todo estaba pasando demasiado rápido, horas antes estaba suspirando como un idiota comparando a su amor de infancia con el verano, y ahora ese amor de infancia volvería a él, le parecía tan irreal, habían pasado cuatro años ¿Qué tanto habrá cambiado Naruto? ¿Ha estado viviendo solo todo ese tiempo? ¿Se habrá perdido en la inmensa ciudad de Tokyo de la misma manera que se perdía en el centro de Konoha? ¿Habrá tenido parejas? ¿Tiene una pareja? Tenía tanto que preguntarle, tanto que reclamarle, cuatro años enteros de sentirse incompleto, de pensar siempre en él, de añorarlo con cada fibra de su ser.
- A que es una buena noticia ¿cierto hermanito?
- Vaya que es una buena noticia aniki.