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El Gemelo de Misaki 2: Nueva Generación por Ariadna HoshiSora

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Notas del fanfic:

¡Aquí estamos en la segunda parte de El Gemelo de Misaki!

Como ya dije en el primero...

El Universo de Sekaiichi Hatsukoi y Junjou Romantica y sus personajes no me pertenecen, Pertenecen a Shungiku Nakamura.

Los hijos de los protagonistas de SH y JR, al igual que Takahashi Asaki, Usami Ryouko, Nao, Taiki, y otros personajes originales que puedan salir en esta historia, me pertenecen.

¡Espero que disfruten de la lectura!

Notas del capitulo:

Como ya saben, esta historia comenzó a principios de año. Por culpa de algunas cosas, estuvo parada. Hasta ahora. He vuelto. He vuelto!! HE VUELTO!

Y con más fuerza que nunca. (?)

Anteriormente, aquí estaban los perfiles, pero decidí cambiar eso ya que sino no cuadrarían los capítulos y es molesto(?) por lo que los perfiles los pueden ver en mi página de Facebook:

https://www.facebook.com/media/set/?set=a.416960821825613.1073741832.295503750637988&type=3

Ahí pueden encontrar mucha información sobre los personajes y también de mis otras historias <3

 

Dicho esto, que comience, ¡¡la segunda parte de El Gemelo de Misaki!!

 

-Segunda Edición-

Capítulo 1- Nuevo curso escolar, nuevo comienzo...

 

El Príncipe y el Rey” 1

Sonó la campana. Por fin habían terminado. Ahora sólo les quedaba el tiempo de descanso, y finalmente dos clases más y podrían volver a casa. Había sido un primer día de curso entretenido. 

Era un campus enorme. Hacía unos años, en ese lugar sólo estaba la universidad Mitsuhashi. Pero, recientemente, habían comprado los terrenos cercanos y ampliado el lugar, construyendo así nuevas instalaciones y haciendo edificios de educación Secundaria y Preparatoria. El lugar estaba decorado con árboles, tenía una zona de hierba, unos campos de tenis e incluso una piscina.

Montones de alumnos paseaban por el lugar, hablando con sus compañeros del anterior curso, quejándose de las nuevas clases, soltando rumores de los nuevos. Y lo que ocurría era que ese año tenían nuevos alumnos en casi todas las clases, un ejemplo de ello eran los Usami. Tres alumnos, una chica y dos chicos, de diferente edad, todos atractivos y además llamaban la atención por sus ojos. La chica tenía el cabello plateado y los ojos lilas, no era muy alta pero ya todos se habían enamorado de ella. El chico mayor, de unos 16 años, tenía los ojos lilas también, el cabello castaño y era alto: sin dudar toda chica chillaba o susurraba cuando él pasaba cerca, pese a que él sólo las ignoraba. El menor de los Usami tenía 14 años, ojos lilas y cabello plateado; era adorable y bajito, y las chicas de su clase hacían cola para hablar con él.

 

En la clase del mayor de los Usami, también había otro chico que destacaba. No era porque fuera nuevo, sino por su look rebelde. Ojos azul grisáceo, cabello castaño, parecía el chico malo de la clase. Pese a eso, muchas chicas se le habían declarado, mientras que él seguía en su propio mundo. Parecía pasar de todo, pero en cuanto le decían algo en relación a su nombre… más les valía huir a los que dijeran algo. Ese chico estaba constantemente peleándose. Y esa hora del descanso no era la excepción.

 

El castaño Usami se encontraba solo, andando en busca de algo interesante, cuando vio a gente correr hacia una dirección. Gritaban cosas como “¡El Príncipe se está peleando de nuevo!” y parecían emocionados. El chico sonrió con curiosidad y se dirigió al lugar de la pelea.

 

-¡Vamos, vamos! ¡Flojos! ¡Débiles! –gritaba el chico al que llamaban “Príncipe”, el mismo que iba a su clase. Ni siquiera había prestado atención cuando pasaban lista, por lo que no sabía su nombre.

-Hoy te vamos a quitar el trono, ¡principito! -gritaron los demás, tirándose sobre él.

 

Se pelearon durante unos minutos más, eran siete contra uno. El joven Usami se fue acercando, admirando la destreza del chico, que debía de tener su edad. En un descuido del chico, dos lo agarraron inmovilizándolo, y Usami se decidió. Dio un paso adelante y pegó un puñetazo al mayor de los oponentes.

 

-¡Esta es mi pelea, no te metas! –exclamó el chico, molesto, mientras se deshacía de los que lo habían agarrado.

-No me importa tu opinión. -soltó el otro, mientras fulminaba con la mirada a los demás- Largaos.

 

Lo miraron unos segundos y finalmente huyeron.

 

-Tsk, ahora dirán que necesité ayuda para ganarles.

-Eso no es tan malo. -ríe Usami, yendo hacia él- Soy…

-¡Kirishima! ¡Usami! ¡Al despacho del jefe de estudios ahora!

 

Los chicos se miraron. Ambos conocían el apellido del otro, pero no dijeron nada y soportaron la regañina del jefe de estudios sobre las peleas. El joven Kirishima suspiraba casi ignorándolo, mientras que el joven Usami mantenía una perfecta cara de póker.

 

Cuando salieron, en el patio no quedaba nadie. Los chicos se miraron de reojo.

 

-Lo de antes… -comenzó el chico al que llaman “el Príncipe”- Gracias.

-De nada. -respondió el otro- Mi nombre es Zar, ¿Por qué te llaman “Príncipe”?

-Porque ese es mi nombre… -dice en un suspiro- Prince.

 

Zar lo miró unos instantes y luego se rió, pasando su brazo por encima de los hombros de Prince.

 

-¡Ya veo, ya veo! Es perfecto, sé mi súbdito.

-¡N-no te pegues tanto! ¿¡Y por qué tendría que ser tu súbdito!? –exclama algo molesto.

-Un “Zar” es un rey. –le susurra a su oído- Nos divertiremos mucho a partir de ahora… pequeño príncipe.

-¡Idiota! ¡Te he dicho que no te pegues tanto! –exclama sonrojándose, intentando alejarse.

-¿Por qué? –pregunta con fingida curiosidad.

-P-porque podrían malpensar…

-¿Qué podrían malpensar? –le pregunta ahora divertido, moviendo los brazos para apegarse a él y acercar sus caras poco a poco- ¿Esto?

 

Acto seguido, la distancia entre los dos desapareció y sus labios se unieron. Prince se quedó paralizado, notando la lengua de Zar tantear dentro de su boca, acariciando su lengua, y antes de darse cuenta estaba reaccionando y correspondiéndole el beso. Al separarse por falta de aire, se miraron unos segundos. Prince lo miró con ojos como platos, balbuceando algo sin sentido, y finalmente huyó.

 

-Qué inocente. –susurró Zar, mientras veía a Prince alejarse. Iban a ser unos días muy divertidos…

 

-Es imposible… ¡Es imposible que me guste alguien como él! –exclamó Prince en un susurro, mientras se encerraba en el baño. Esto iba a ser un infierno.

 

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 “Demonio y Diva” 1

 

Mientras todo eso ocurría entre Prince y Zar, en los pasadizos de la escuela había otro escándalo. Las dos nuevas bellezas de la escuela, Usami Yukihime y Kusama Shiori, se miraban fijamente. Se encontraban de nuevo.

-Vaaaaya, no esperaba encontrarte, Shiori. -comentó Yukihime, mientras entrecerraba sus ojos- ¿Qué me tirarás esta vez? ¿Un libro? Lo esquivaré de todas formas.

-¡Estúpida Yukihime! -exclamó Shiori, fulminándola con la mirada, avanzando hacia ella- ¡Princesita! ¡Voy a tirarte a TI por las escaleras como vuelvas a abrir esa boca!

 

Yukihime se echó a reír mientras Shiori avanzaba hacia ella. Llevaban años teniendo los mismos encuentros. Todo comenzó hacía tiempo, cuando ambas hacían primaria y estaban en la misma clase. Al principio fueron amigas, pero el orgullo de ambas fue creciendo al igual que sus edades. Pasaron de ser amigas inseparables a rivales. Rivalizaban por todo: las notas, los chicos, la ropa, ¡incluso por quién tenía mejores padres! El hecho de que se conocieran desde hacía años no era nada… aún menos para ellas dos. Todos sabían lo mucho que se odian.

No tardaron en comenzar a insultarse, y tras un breve intercambio de palabras, se separaron sin decirse nada. Sus compañeros vieron eso con gran sorpresa, mientras que los que ya las conocían sabían que era algo muy habitual y continuaron con lo suyo.

 

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 “Modelo y Pintor” 1 -parte 1-

 

Un chico de unos 19 años, no muy alto, cabello castaño y ojos marrón rojizo miraba con una leve sonrisa el lienzo blanco que tenía delante de él. Acababa de unirse al club de arte, y por fin iba a poder pintar sin que su hermano o sus padres lo interrumpieran. La sala del club de arte era grande, espaciosa, de paredes blancas cubiertas por montones de cuadros. En las esquinas tenían sofás y telas, mesas para colocar cosas y pintar bodegones, y, lo que más emocionaba al chico: un armario lleno de pinturas, pinceles, y todo lo que podría imaginar para pintar.

 

-¡Eh, Yanase, baja de las nubes!

 

El chico sonrió y miró amablemente al presidente del club. Este le había mostrado todo el lugar, por lo que tenía que mostrarse agradecido.

 

-Por favor presidente, no me llame por mi apellido, ya sabe que tengo un hermano gemelo y siempre es muy confuso.

-Oh, cierto, perdón, ¿te llamabas…? -el presidente lo miró con una sonrisa de disculpa. Era un poco más alto que él y un par de años mayor, tenía los ojos azules y el cabello negro, se rumoreaba que se lo había teñido y que en realidad era rubio. Sus ojos no eran del todo orientales por lo que Yanase podía adivinar fácilmente que era extranjero, o al menos sus padres lo eran. Le devolvió la sonrisa y respondió, sin mostrarse ofendido:

-Yanase Ren.

-¡Oh, cierto, cierto! -el presidente soltó una carcajada despreocupadamente- Bien, Ren, quiero ver tu nivel. Dibuja cualquier cosa. Aquí puedes pintar lo que quieras.

-¿Puedo dibujar personas? -le pregunta con una sonrisa algo misteriosa.

-Hum, claro, aunque al ser el primer día nuestros modelos habituales ya habrán…

 

Se abrió la puerta del salón.

 

-Disculpen… ¿este es el salón de arte? Oí que buscaban modelos.

 

Ren miró con gran sorpresa al chico que acababa de entrar. Alto, cabello negro brillante, tenía los ojos color marrón caramelo. Todo él parecía brillar. Era… brillante. Su corazón comenzó a acelerarse. Casi le dio algo cuando el chico lo miró y le hizo una gran sonrisa. Pudo notar como sus mejillas amenazaban con rivalizar con el color rojo de una de las pinturas que tenía delante de él.

 

-Sí, llegas en el mejor momento. -dijo el presidente, el cual no se había dado cuenta del intercambio de miradas ni de la reacción de Ren. Avanzó hasta el chico- Sólo tienes que rellenar un formulario conforme das permiso para que tu imagen esté en cualquier lugar ya que es posible que si alguno de los nuestros tiene gran talento los cuadros se pongan en exposiciones, y podrás empezar cuando quieras. Justamente le decía a Ren que no teníamos modelos hoy, si te apetece puedes posar hoy mismo. -suelta una carcajada y mira a Ren- No te quedes ahí parado, ¡sonríe!

-S-si, perdón, eh… S-soy Yanase Ren, voy al segundo curso.

-Yo voy a primero. -el chico brillante le sonríe de nuevo, parecía haberse interesado en él- Mi nombre es Yukina Kaoru.

 

Así que Yukina Kaoru… pensó Ren, mientras Kaoru rellenaba lo que le decía el presidente, finalmente terminaron el aburrido papeleo y el chico se sentó en el sofá que había en medio de la sala.

 

-Bueno… ¿Cómo quieres que pose? -preguntó, a la vez que lanzaba una mirada acaramelada a Ren. El pobre sólo podía intentar pensar, atontado, en cómo quería dibujar a ese Adonis.

 

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 “Secret Passion” 1 -parte 1-

 

-¿Estás seguro de que no quieres esperar a tu hermano? Siempre vais juntos. -le dijo de nuevo, mientras se dirigían a la salida.

-¡Completamente seguro! Dijo que iría a ver el club de arte, seguro que se ha quedado a pintar. -el chico hizo un puchero, mientras miraba a su amigo con una leve sonrisa- Él siempre hace lo mismo, ¡Ren es un tonto!

 

Su amigo soltó un suspiro, estaba acostumbrado a oír esas quejas. Intercambiaron miradas, mientras ignoraban a los de su alrededor. El chico que se quejaba no era muy alto, tenía el cabello castaño y los ojos marrón rojizo; en efecto, era el hermano gemelo del joven pintor. El otro, era más alto, tenía los ojos azul grisáceo, cabello castaño oscuro y era notablemente más serio. Ambos eran amigos desde siempre, pese a que sus padres no lo sabían.

 

-Hatori, ¿Me estás escuchando? -le llamó la atención el gemelo- No quiero volver a casa todavía, fingir que no nos conocemos y no poder hablar contigo es desagradable…

-Te estoy escuchando, Natsuki. -el chico suspiró- Pero te he dicho que no me llames por el apellido.

-Pero es que es más corto de decir… además… -baja un poco la cabeza- Me dijeron que llamar a los demás por su nombre si no son familia es muy infantil. Y también porque-

-A mí no me importa que seas infantil. -lo interrumpe el otro, serio- Llámame por mi nombre.

-Vale, Yoshiaki, te llamaré por el nombre… -Natsuki suspira, deteniéndose, para luego apoyar la cabeza en su hombro- Aaaah, tengo sueño…

-No te duermas aquí en medio. -le riñó el más alto, mientras Natsuki reía un poco. Ese tipo de situaciones eran habituales.

-Es imposible que me duerma así, en todo caso me caería sobre ti.

-Supongo.

 

Siguieron andando en silencio, hasta llegar a la salida del campus. Se pararon ahí y Natsuki se puso a hablar animadamente sobre ir a algún lugar, un karaoke o algo así. Yoshiaki sólo respondía con un tal vez, pero parecía más centrado en sus pensamientos.

 

-¿Natsuki? ¿Qué haces con él?

 

El chico se sobresaltó y miró con cara de culpabilidad a su padre. ¿Por qué había tenido que venir a buscarle en coche justamente hoy? Yanase Yuu no parecía de buen humor.

 

-Es mi amigo. -respondió con un puchero el menor, mientras el adulto suspiraba.

-Te dije que no te juntaras con él.

-¡Que su padre no te caiga bien no tiene nada que ver con su hijo!

-Disculpe, yo… -comenzó Yoshiaki, pero otra persona saliendo de uno de los coches lo dejó con la boca abierta. Hatori Yoshiyuki, su padre, estaba allí.

-¿Qué significa esto? -preguntó, mirando fijamente la mano de Natsuki, el cual había agarrado el brazo de Yoshiaki instintivamente.

-No significa absolutamente nada, padre. -respondió Yoshiaki. Natsuki pudo apreciar cómo se parecían padre e hijo, ambos serios, ambos decididos. Pero los ojos de su amigo no eran del mismo color que los de Hatori.

-Vamos a tener una charla, Natsuki. -dijo Yuu, acercándose a su hijo, también se había fijado en cómo agarraba a Yoshiaki.

-¡No! ¡Vámonos, Yoshiaki! -gritó, a la vez que comenzaba a correr, arrastrando a Yoshiaki con él. Su amigo era más alto y parecía mayor que él, pero aún así no protestó, se dejó llevar. Tampoco tenía ganas de discutir con su padre. Su otro padre sería más comprensivo, por lo que si esperaba hasta la noche o volvía a casa cuando Hatori no estuviera, podría hablarlo con él. Por su parte, Natsuki sólo pensaba que no quería separarse de Yoshiaki… no todavía.

 

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 “Modelo y Pintor” 1 -parte 2-

 

-¡Es increíble, Ren! -el presidente aplaudió varias veces, mirando el papel que tenía en sus manos. Ren estaba delante de él, sintiéndose atontado, pero feliz. El chico que acababa de conocer, Kaoru, miraba también el dibujo y parecía satisfecho.

-Es increíble, eres un genio, Ren-san. Tienes un talento increíble. -lo elogió con otra sonrisa brillante de las suyas, mientras Ren enrojecía. Mientras lo dibujaba, le había parecido que Kaoru le mandaba miradas insinuantes, pero tal vez lo habría imaginado… sólo intentaba no quedarse mirando embobado el torso desnudo del chico, era tan perfecto… sólo llevaba una tela en la cintura, lo suficiente como para tapar su entrepierna, y así lo había dibujado, posando de lado, semi-estirado en el sofá, casi se desmaya al verlo mirarlo con esa mirada tan…

 

-Ren-san, ¿me oyes?

 

Ren bajó de las nubes.

 

-¿Eh? S-sí, te estoy escuchando Kaoru-san. -lo miró a los ojos, intentando no perderse en estos de nuevo.

-Me cambiaré de ropa, ¿quieres ir a tomar algo conmigo? Conozco un buen lugar y no es muy caro.

-Claro, estaría bie- -comenzó a decir, pero se quedó con la boca abierta cuando Kaoru, sin ningún tipo de vergüenza, se quitó la tela quedando totalmente desnudo y luego comenzó a vestirse como si no hubiera pasado nada. El presidente se había ido en algún momento, por lo que esta vez Kaoru no tuvo ninguna distracción y vio fácilmente el sonrojo de Ren.

-Oh, perdón, supongo que no estás acostumbrado a ver a alguien desnudo. -le sonrió de nuevo- Como he posado para ti pensé que no habría ningún problema.

-N-no, no es nada, so-sólo no lo esperaba. -tartamudeó Ren, para luego respirar hondo y tratar de calmarse. Debía calmarse o tendría problemas con algo que comenzaba a reaccionar…

 

Al salir del campus, primero fueron a un karaoke. Estuvieron cantando, divirtiéndose, todo el rato intercambiando miradas de deseo, pero ninguno daba un primer paso. Cuando ya cantaron la última canción Ren vio que había recibido un mensaje.

 

-Oh, mi hermano me mandó un mensaje… -dijo, a la vez que lo abría. Cuando lo leyó, soltó un suspiro- Parece que mi padre está de mal humor y es mejor no ir a casa ahora. -miró a Kaoru, insinuándose levemente- ¿Estarás solo en casa?

-Claro.

 

 

Cuando por fin entraron por la puerta, Kaoru la cerró y sin esperar ni un segundo más abrazó a Ren y lo besó. El contacto de sus lenguas fue como una corriente eléctrica para el chico, sintió la lengua de Kaoru jugar con la suya, ahora rozaban las puntas, ahora el paladar… el sabor era dulzón, era como si la lengua de su compañero estuviera hecha de dulzura. Kaoru fue llevando poco a poco a Ren hacia el dormitorio, sin parar de abrazarlo y besarlo, mientras que el castaño correspondía con timidez, eran sus primeros besos, su primer contacto de ese tipo.

 

-Voy a hacerte gemir de placer, Ren… -susurró Kaoru, mientras desvestía lentamente al chico, abrió lentamente los botones de su uniforme, besando su piel con lentitud, dejando alguna que otra marca en el pecho. El pelinegro siguió avanzando, desvistiéndolo, hasta dejarlo sólo en ropa interior. Ren le dejaba hacer, hasta que notó cómo comenzaba a quitarle los bóxers.

-E-espera… -buscó avergonzado los ojos de Kaoru. Este le sonrió con sus ojos color caramelo y lo besó, para tranquilizarle.

-No voy a hacer nada que tú no quieras… -susurró en su oído, rozando levemente su oreja con los labios, provocando un cosquilleo a Ren- Además… tu cuerpo está pidiendo atención a gritos… -añadió, a la vez que rozaba levemente el miembro del castaño por sobre la ropa.

-Aah… Kaoru… san… por favor… -le pidió, estremeciéndose, sentía que no podía soportarlo más.

-Claro, Ren-san. -sin vacilar, le quitó lentamente la ropa interior, liberando la erección de Ren, bajando los bóxers hasta los tobillos del chico y a continuación volvió a subir para besarlo de nuevo, sus lenguas chocaban mientras ambos se sentían acalorados y deseosos.

-Kaoru… -gimió Ren, sin dejar de mirarlo a los ojos. Sabía que el pelinegro se estaba reprimiendo mucho, por él. Había visto la erección de Kaoru, y no quería que este sufriera. Con manos temblorosas, abrió el pantalón de su amigo, e introdujo la mano en su ropa interior. Kaoru sonrió y dirigió su mano a la entrepierna de Ren, comenzando primero con caricias y roces leves, para luego moverla un poco más deprisa, haciendo que el chico lo imitara. Ren cerró los ojos, gimiendo, no era la primera vez que sentía esa sensación de placer, pero sí era la primera vez que se la provocaba otro hombre… y eso era… muy diferente.

 

-¿Sabes, Ren…? Pensé que tal vez esas miradas de deseo que me mandabas en el salón de arte eran imaginación mía. -susurró Kaoru, antes de besarle el cuello a su deseoso compañero.

-Ah… lo mismo… digo… eras muy evidente… Kaoru… -respondió entrecortado Ren, intentando no gemir muy alto, al límite. Segundos después, se corrió fuertemente en la mano de Kaoru, el cual apenas unos instantes después también se corrió. Ambos se miraron, satisfechos, y unieron sus labios una vez más.

 

-Kaoru… -lo llamó Ren, en un susurro- Se supone que esto son preliminares, ¿verdad? -preguntó, mientras oía al otro reírse un poco.

-Ren-san, no tienes por qué tener sexo conmigo si tienes miedo o si no quieres. -explicó la razón de su risa, mientras le acariciaba el cabello.

-Nadie ha dicho que no quiera. Además, ¿cómo voy a saber si me gusta algo o no si no lo he probado? -dijo, mirándolo directo a los ojos. Sabía que funcionaría esa mirada.

-Si sigues provocándome así mis ligues de discoteca llorarán desconsolados. -susurró, mientras bajaba la mano que tenía en sus cabellos, por el cuello, pasando lentamente por el pezón derecho de Ren, tocando las costillas con suavidad, hasta la entrepierna del chico- Abre las piernas para mí, Ren…

 

El castaño asintió con la cabeza a la vez que le hacía caso. Estaba muy nervioso. Kaoru acarició lentamente su entrada, lubricándolo con sus propios fluidos, y mientras le besaba los muslos. Sabía que Ren tenía miedo. Por eso, iba a ser mucho más cuidadoso y lento de lo que lo era habitualmente.

 

-Meteré un poco el dedo, ¿estás listo?

 

Ren cerró los ojos, respiró hondo y asintió con la cabeza. Kaoru vio con una leve sonrisa las reacciones del chico, mientras metía con lentitud el dedo. Comenzó a sacarlo y meterlo muy lentamente, para lubricar bien, mientras veía como la entrepierna de Ren comenzaba a reaccionar. Iban por buen camino. Cuando el dedo ya entraba y salía sin dificultad, Kaoru comenzó a pensar. Tal vez iban demasiado rápido. Comenzó a meter un segundo dedo a la vez que masajeaba la entrepierna del chico, y al ver su expresión sonrió. Ren estaba completamente rojo de vergüenza, abrumado por el placer. Tenía los ojos cerrados y se agarraba a las sábanas fuertemente.

 

-Ren, no tienes por qué reprimir tu voz. -le susurró Kaoru, sonriendo, viendo como el chico dejaba de morderse el labio para mirarle.

-Pero da vergüenza… -respondió- Y tengo miedo…

-Entonces habrá que hacer que te olvides de la vergüenza y el miedo. -dijo Kaoru, decidido, mientras se ponía entre las piernas del chico y lamía su entrepierna lentamente, desde la base hasta la punta.

-Aahhh... ¿Kaoru…? -Ren se estremeció completamente y miró sonrojado a su pareja, descubriendo que este lo estaba lamiendo. Se sonrojó aún más y dejó caer la cabeza hacia atrás gimiendo de placer.

-No te inquietes. -dijo el pelinegro, bajando la lengua hasta la entrada de Ren, donde todavía tenía los dos dedos- Sólo confía en mí... -sacó los dedos lentamente, disfrutando de los gemidos que soltaba Ren, para luego mirar la palpitante entrada del chico con decisión. Acercó su boca y metió la lengua, rozando las paredes de su interior con esta, lubricando más con su saliva a la vez que agarraba las piernas de Ren y las ponía sobre sus hombros para poder lamer más profundamente. Comenzó a sacar y meter la lengua rápidamente, oyendo los gemidos de Ren. Iba a hacer que se corriera de nuevo, y así fue, apenas unos segundos después el pintor volvió a correrse, y el pelinegro lo miró satisfecho.

 

-Eres adorable. -susurró Kaoru, sonriendo, mientras disfrutaba de la cara sonrojada de Ren- Creo que es hora de comenzar a-

 

Ambos se quedaron paralizados al oír el sonido de la puerta.

 

-¿Hola? ¿Kaoru? ¿Noriko? ¿Alguien en casa?

 

Kaoru soltó un suspiro y con un gesto le dijo a Ren que no hiciera ruido. Luego, caminó hasta la puerta y la abrió un poco.

 

-Hola papá. Estaba apunto de ducharme. -saluda Kaoru, mirando a su padre. Kisa Shouta, más o menos cuarenta años, aparenta menos de treinta. Tenía el cabello negro al igual que él, pero era más bajo.

-Oh, Kaoru. -Kisa le sonrió a su hijo, yendo hacia él. Le parecía extraño que tuviera la luz de su habitación apagada. Al acercarse notó un leve olor que sólo él podría notar, y decidió no decir nada más- Está bien, dúchate, luego hablamos.

-Si, papá.

 

Kaoru cerró la puerta de su habitación y fue hacia Ren.

 

-Parece que tener sexo será otro día. -le susurra, riendo un poco por la expresión de “dios mío nos van a descubrir” del chico- No te preocupes, nos ducharemos juntos y luego yo distraeré a mi padre para que puedas salir sin que se dé cuenta.

-Pero tú... -Ren dirigió la mirada hacia la entrepierna de Kaoru, el cual no se había corrido antes.

-No te preocupes, en la ducha lo solucionamos... -susurró con una sonrisa divertida, mientras lo agarraba en brazos- No podemos tardarnos mucho o mi padre sospechará que pasa algo.

-No hace falta que me lleves... -se quejó Ren, mientras Kaoru entraba al cuarto de baño de su habitación y abría el agua con una mano, sin soltarle.

-Pero quiero llevarte. -dijo Kaoru, para luego besarlo sólo en los labios- También puedo encargarme de lavarte si quieres...

-Yo puedo, yo puedo. -se apresuró a asegurar Ren, ya había tenido muchos momentos embarazosos ese día.

 

Kaoru lo bajó riendo un poco, le besó la frente y entró en la ducha. Sería divertido ser la pareja de este chico, al menos hasta que se cansara de él.

 

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 “Secret Passion” 1 -parte 2-

 

Natsuki se sentó de mala manera en el sofá, mientras dejaba la lata de cerveza sobre la mesa, dando un golpe.

 

-¡No es justo! ¡Nuestros padres son unos idiotas, Yoshiaki! ¿¡Qué se han creído!? ¡Ni que hiciéramos algo tan malo!

-Tranquilízate, y no bebas tanto. -dijo Yoshiaki, apartando la lata del alcance de su amigo, dejando la suya propia también apartada. Si bebía más no podría reaccionar ante las estupideces de Natsuki.

-Oye, oye, oye, Yoshiakiiiii... -dijo Natsuki, estaba algo borracho- ¿Y si hacemos algo realmente increíble sólo para joderles?

-¿Algo? -esta vez lo miró con leve curiosidad- ¿Cómo qué?

-Tú sabes... “algo”.

 

Natsuki se acercó más a él y lo abrazó, pegando sus labios a los de Yoshiaki, tal vez por accidente. El otro no pudo evitar estremecerse, idiota Natsuki... su aguante ya era poco como para que ahora se lanzara y lo besara.

 

-Natsuki, apártate. -dijo seriamente, mientras lo intentaba separar. Pese a que Natsuki tenía casi un año más que él, Yoshiaki parecía el mayor en este tipo de situaciones.

-No quiero, ¡quiero que hagamos algo realmente pervertido...!

-Estamos en un karaoke, ¿recuerdas? -susurró Yoshiaki, suspirando- Las salas están insonorizadas, pero tenemos tiempo límite y-

-Calla. -Natsuki besó de nuevo a Yoshiaki, el cual comenzaba a perder la paciencia- Quiero que seamos amigos con derecho... está muy de moda. -volvió a besarlo- ¿Lo harás por mí?

 

Ese fue el fin del aguante de Yoshiaki. Sin dudarlo ni un instante, metió las manos bajo su camiseta y le apretó los pezones, oyendo un leve gemido por parte del chico.

 

-¿Estás seguro de lo que me pides? -susurró Yoshiaki, mirando fijamente a los ojos a Natsuki, serio- ¿Sabes lo que significa?

-Claro que sé lo que significa. -Natsuki hizo un puchero mientras lo miraba sonrojado- A-mi-gos-con-de-re-cho.

 

Soltó una risita tras susurrar esas palabras, abrazándolo y apoyando la cabeza en su hombro. Yoshiaki suspiró. No podía contra Natsuki.

 

-Entonces no te arrepientas de esto.

 

Acto seguido, Yoshiaki movió a Natsuki de forma algo brusca, poniéndose sobre él en el sofá, comenzando a desvestirle sin dejar que el otro tuviera tiempo de reaccionar.

 

-E-espera, ¿qué vas a...? -intentó preguntar Natsuki, pero tuvo que taparse la boca cuando Yoshiaki comenzó a lamer su miembro sin tener reparo alguno, disfrutando de los gemidos ahogados que soltaba su pareja.

 

Yoshiaki lamía sin detenerse, desde la base hasta la punta, haciendo que Natsuki se estremeciera. El chico no tardó en pedirle más, por lo que Yoshiaki, sin dudar, comenzó a meter un dedo en Natsuki.

 

-¡Aah...! Yoshi... aki... espe... -los gemidos ahogados de Natsuki y sus palabras no hicieron efecto alguno en Yoshiaki, el cual siguió metiendo su dedo hasta el fondo, y luego lo sacó, para volverlo a meter. Iba con lentitud, ya que no tenían lubricante.

 

Yoshiaki reaccionó cuando notó las manos de Natsuki sobre su cabeza, tirando de su cabello.

 

-¿Qué? -preguntó en un gruñido, mirando el rostro sonrojado de su compañero y sus ojos llorosos.

-No vayamos más allá... por favor... -le pidió Natsuki, se notaba que tenía miedo.

-Está bien. -Yoshiaki suspiró y lo besó dulcemente- No tienes por qué llorar... -le besó uno de los ojos, del cual había escapado una lágrima.

-¡No estoy llorando! -protestó Natsuki, mientras Yoshiaki reía un poco.

-Claro. -le acarició la cabeza, y luego volvió a besarle- Pero tenemos un pequeño gran problema, Natsuki... -añadió en un susurro- ¿Qué piensas hacer sobre “esto”? -Yoshiaki señaló su propia entrepierna, la cual obviamente había reaccionado, y luego también la de Natsuki.

-Pues... ¿n-no hay otro remedio, no...? Solucionarlo... -susurró el chico, sonrojado, mientras abría el pantalón de su amigo. Yoshiaki suspiró y apartó las manos de Natsuki, se quitó el pantalón, la ropa interior y la camisa y luego lo sentó sobre él, de manera que sus miembros se tocaban.

-Lo solucionaremos así. -susurró Yoshiaki, mientras agarraba la mano de Natsuki y la ponía sobre su miembro, y él ponía su mano sobre el de Natsuki- Imítame.

 

Comenzó a mover la mano lentamente, a la vez que volvía a besar a Natsuki. El chico lo seguía, de forma bastante dócil, seguramente por los efectos del alcohol. Los besos de Yoshiaki fueron más profundos, a medida que la intensidad de sus movimientos aumentaba. Sin pensarlo, bajó hasta el cuello de Natsuki y lo besó, dejando una pequeña marca rojiza. Ahora Natsuki era suyo... por mucho que el chico sólo pensara en él como un “amigo con derecho”.

 

 

CONTINUARÁ

Notas finales:

Espero que les guste esta segunda edición, no olviden dejar review para decir sus opiniones y pásense por mi página de Facebook! n.n

 

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