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Y Coincidir... por Lain Elrick

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Notas del fanfic:

1, Nunca he visto un capítulo de Shingeki no Kyojin, es verdad, pero eso no me pareció un obstáculo, nunca me ha parecido/2, Leí un one-shot que me inspiró para esta historia, trataré de conseguir el link, ok?/3, No acostumbro escribir directo a la computadora, no me gusta, me siento más cómoda con pluma y papel, pero por el momento no tengo cuaderno, y y tengo una tablet, así que aquí estoy, uff/4, Si hubiese un detalle que omití, si me equivoque con un personaje, con una caracteristica, o con un detalle, háganmelo saber, trataré de mejorar cada capítulo,/5, He tratado de investigar todo lo posible para que este no sólo sea un fanfic de SNK, sino un pequeño recorrido por la historia, espero que quede como lo planee/6, El título hace referencia a una muy hermosa canción que amo escuchar en voz de Guadalupe Pineda, si pueden, escuchenla, no lo lamentarán/7, La mayoría de mis fic´s no comienzan como este, pero como no sabía cómo empezarlo, pues tuvo que comenzar asi/8, Disfruten la lectura.

 

Notas del capitulo:

No tengo otra cosa alvo recordarles que lean las notas del fanfic, que casi son las mismas en cada capitulo.

 

Prólogo

Morir siempre fue parte de su trabajo. Eso es algo que se sabe antes de entrar. Morir es un riesgo que se corre por un bien mayor. Él siempre lo supo. Lo que no acepta es que él haya muerto antes. Tus colegas te extrañarán, y muchos dicen que así es mejor, estás de nuevo con las personas que extrañas. Pero no todos piensan igual. Alguien deseaba más que nada que volvieras, que vivieras, que compartieran sus vidas. Pero eso nunca pasará. Nunca. Nunca en esta época.

 

1880, Francia

Caminando por las calles, lejos de perderse en la belleza arquitectónica, y ls maravillas que la lbertad del nuevo régimen dan, Rivaille camina seguro, mirando el piso, sólo por tener algo que mirar. Hace días que, sin querer, una pesadilla le trajo malos recuerdos de un vida muy, muy lejana, una vida que no sabía que existía que llegaba al extremo de llorar a solas a la media noche, siempre y cuando estuviera solo. Pero, ¿qué sucedía en esos recuerdos que le provocaban tanta miseria? Si pudiera descubrír algo con esas imágenes, quizá podría encontrar una solución, pero... Traición, dolor, y una muerte innenarrable, que sentía, pero no veía. Se detuvo de repente, una lágrima corría por su mejilla y tenía que limpiarla antes de que alguien la notara.

-¡Levi!

Detrás de él llegó la voz de su amiga, si así se le puede decir a alguien a quien insultas todo el tiempo pero que jamás se separa de tí.

-Hanji -dijo él al verla acercarse. Vestía un largo y entallado vestido negro que dejaba al descubierto el nacimiento de sus pechos, no muy grandes, aunque eso era algo que le parecía mejor a ella. Erwin decía que ella debió nacer como un hombre.

-Te he estado llamando hace unos minutos, ¿no me escuchate?

-Estaba...pensando...

-Se nota, seguro en tus libros, no?

Con la nueva república, Levi había logrado abrir de nuevo su imprenta, trabajando de nuevo en lo que tanto amaba: sus valiosos libros; Zola, Fichte, Hegel, Cézanne. Sin esa imprenta no podía vivir.

-Sí, sí, es eso.

-Me parece bien, pero, ¿no deberías pensar en cierto rubiecito que te ha estado buscando durante un mes? Supe que ha ido a tu piso a buscarte, y no le abres, incluso el portero a tenido que echarlo porque molesta a los demás inquilinos.

-Lo sé, pero... ¿tomarías un café conmigo?

-¿Primera vez que sales en un mes y quieres beber conmigo?

-Dije café, no cerveza.

-Está bien, te aceptó una copa de vino, pero nada más, no olvído la primera vez que me embriagaste.

-Tú te embriagaste, y no lo recuerdas, yo te lo conté todo lo que hiciste, cuatro ojos estúpida.

-Ja! Me gusta cuando estas de buen humor, vamos.

 

Mientras los intelectuales discutían sobre el marximo y el hegelismo, Levi y Hanji bebían café lentamente.

-Que sueños tan extraños, Rivaille -dijo ella seria por primera vez en el día.

-Hace un mes se presentaron, y no logro alejarlos de mi mente.

-Son sólo sueños, no debes dejar que te gobiernen ilusiones, por que eso son, sólo ilusiones.

-Pero son demasiado reales, el sufrimiento que siento -se pasó la mano por el rostro, como si quisiera desvanecer los malos recuerdos- eso es real, mucho, lo siento aquí -puso su mano sobre su corazón, en un gesto romántico.

-Se nota que te tocó -dijo ella terminando su café-, debe ser realmente malo para que ni siquiera quieras ver a Erwin.

-¿Crees que estoy siendo egoista? Digo, encerrándome, pensando

-Claro que no, pero sí debes ir, por que -rió de repente, lo que alteró a Levi- Mikasa no ha dejado de meterla malas ideas.

-¿Y ella por qué se mete? -preguntó ofendido, y molesto.

-Ya sabes, como es amiga del hermanito menor de Erwin, Armin, pasa mucho tiempo en la mansión, y sabes lo mucho que te odia.

La preocupación de los recuerdos (ilusiones o realidad) se fue cuando escuchó el nombre de Mikasa, esa chiquilla que parecía no tener respeto por los mayores, o al menos eso le pasaba con Rivaille, que aunque pasaba de 20 años, y ella sólo tenía 13 años, no le tenía una pizca de respeto. No iba a dejar que esa niña lo dejara mal parado frente a su amante.

-Vamos a casa de Erwin -se puso de pie-, quiero hablar con él ahora.

-¡Sí! -se levantó de un salto. Salieron rápidamente después de pagar.

 

La familia de Erwin se había salvado de las muchas crisis que pasó Francia. Rivaille lo conoció hacía siete años, y desde entonces se enamoró de él. Podría decirse que nunca se han separado, pero mientras ellos salían del país, Levi se quedaba a enfrentar cualquier apuro, defendiendo su imprenta. Eso amaba de él, Rivaille era una persona de ideas fijas. Pero hacía un mes que Levi había desaparecido de su vida, sin una explicación lógica. Él temía que ya lo hubiese olvidado.

-Claro que se ha olvidado de usted, señor Erwin -dijo Mikasa sin mirarlo.

Erwin, mirando al jardín trasero por la ventana, miró a la chica, que jugaba cartas con Armin, quien la miró, reprendiéndola.

-Mikasa -susurró-, ya te dije que dejaras de decir eso.

-Pero es verdad -respondió ella-, si no viene, y no le abre la puerta de su apartamento, es por que ya encontró a alguien más.

-¡Mikasa!

Un mayordomo entró en ese momento, trayendo a dos invitados.

-¡Levi! -dijo Erwin al verlo entrar. Armin sonrió, y Mikasa no dejó de mirar las cartas.

Erwin abrazó al muchacho, con tanta efusividad que casi lo dejó sin aliento, separándose a tiempo para que el rostro de Levi tuviera color de nuevo.

-Hanji -continuó el rubio-, pasa, ¿deseas beber algo?

-Tú sí me conoces -rió la castaña-, ¿qué juegan, niños? -miró a Erwin para que él y Levi fueran a la habitación principal, que desde hace dos años, después de la muerte de sus padres, le pertenecía. Allí, se sentaron en la cama, y antes de que Levi pudiese dar una explicación para su auto-encierro, Erwin se recostó sobre él, besándole el cuello, mordiéndolo.

-Er...ahh -suspiraba Rivaille- ...espera...Erw...ahh...

-Te extrañe tanto -susurraba el rubio, tratando de quitarle la ropa.

-Sí, sí, yo...ahh...yo también...pero...ohh...pero...

-Quítatelo todo, Levi.

-No, espera...

Erwin se separó de él, quitándose el saco, abriéndose la camisa, mostrando su cuerpo bien trabajado, sin marcas fuera de su musculatura, y con un buen bronceado de las playas de Verona. Una vez prometió a Levi llevarlo a Italia. Se inclinó sobre un indefenso e inmóvil Rivaille y al querer sacarle la ropa, el muchacho le dio un golpe con el dorso de la mano, deteniendo el frenesí sexual que irradiaba su rubio amante.

-¡Qué te pasa! -le gritó Erwin.

-Tú -dijo sentándose, mirandolo enfurecido-, ¿crees que tengo ánimo para esto?

-Pero...

-¿Acaso no quieres saber qué fue lo que me mantuvo encerrado?

-Levi, eso ya no importa, estás aquí, difrutemos el momento... -se abalanzó sobre él, pero Levi levantó su pie, logrando detener a su amado, poniéndole el talón en la boca del estómago.

-No te acerques si vas a estar así.

-No te reconozco, estás enloqueciendo, Rivaille, ¿qué te sucede?

-Ahora sí te importa, verdad?

-Me dejas como un tonto tantos días, me ridiculizas frente a todos, y ahora ni siquiera quieres que te toque, ¡Eres un egoista!

Levi lo miró alejarse de él lentamente.

-Espera -dijo levantándose-, Erwin, no pienses eso de mí, yo no... -quiso tomarle la mano, pero Erwin lo rechazó, mirándolo. Aun llevaba la camisa abierta, metió sus manos en los bolsillos, y bajó la mirada hasta su bajito novio, cuya mirada estaba llena de dolor; su camisa se abrió dos botones de abajo hacia arriba, y uno de arriba hacia abajo. Sin decir algo, Erwin alcanzó del brazo a su novio y lo lanzó a la cama, poniéndose sobre él. Lo besó de forma ruda, mordiéndole el labio inferior, hasta que lo hizo sangrar. Lo acarició de forma brusca, arrancándole la camisa, dejando al descubierto el esbelto cuerpo de Levi, aun más esbelto por los días sin comer que pasó ese mes. Beso a beso, y mientras el moreno jadeaba sin control, el rubio llegó hasta el vientre del moreno, bajándole el pantalón y la ropa interior, lamiendo el miembro del chico hasta que se puso duro. Se lo metió en la boca mientras crecía y se ensanchaba más, y hecho esto, se bajó el pantalón, y se montó en él.

-Estás tan duro, Levi -dijo-, me encanta tenerte dentro, ¿a tí no?

-Sí... -jadeba- Sí...Erwin...¡Sí!

Cuando logró venirse, el rubio giró a Levi, y doblandole las rodillas lo hizo levantar su suculento trasero, penetrándolo sin vacilar, moviendo sus caderas a un ritmo frenético, casi dejandolo sin aliento. Levi gritó, gimió, se aferraba a la sábana sin poder aligerar el dolor que sentía que lo partiría en dos.  

 

"-No... ¿por qué? ¡Por qué me haces esto a mí!"

 

-¡Basta! -gritó Levi- ¡Basta, Erwin, detente! Por favor, basta.

-Aun no, aun no, Levi, dejame terminar, dejame...

-¡No, no! No puedo soportarlo más, no.

Erwin lo haló del cabello hacia atrás, haciendo que sus miradas se cruzaran. En los ojos de Levi había sufrimiento, congoja, dolor; pero la lujuria que el rubio sentía no lo dejaba ver lo que su amante estaba sufriendo.

-No vas a dejarme así, Rivaille -siseó Erwin-, vamos a terminar esto, por las buenas, o por las malas, escuchaste?

Sin poder responder, Levi tuvo que soportar tres orgasmos malsanos provocados por el ultraje de la persona que amaba. ¿Lo amaba de verdad? ¿Por qué lo seguía amando si esto pasaba siempre? Sí, las violaciones eran parte de su relación; aunque él siempre se mostraba fuerte ante todos, con Erwin había desarrollado una extraña dependencia que lo obligaba a aguantar este tipo de maltratos. ¿Por qué?, lloraba, ¿por qué aguantaba algo que tanto mal le hacía? Esto no era amor, se repetía; entonces, ¿qué te obliga a seguir con él? Cuando terminó, Erwin se inclinó hasta su oído, y besándolo, susurró:

-Te amo, Levi.

 

-Ya no lo amo.

Hanji lo miró sin poder decir algo, sosteniendo aun su taza de café. Estaban en el triste piso de Levi, vacío de muebles, lleno de libros en la mesita, una silla, un librero, el rincón detrás de la puerta principal, al pie de la cama, dentro y sobre de un baúl viejo, en una repisa, y algunos en la cama y distribuidos por el suelo.

-¿Qué? -tartamudeó.

-Digo, creo que ya no lo amo tanto.

-No sabes lo que dices, ayer estaban tan feliz en la cena, hasta Mikasa estaba molesta.

-Sí...

-Además, ustedes hacen una gran pareja, son un complemento, uno del otro.

-¿Eso te parece?

-¡A todos!

Rivaille bajó la mirada a su café. Los sueños no se iban, de hecho, aunque no los recordaba, cada vez eran más amargos, el sentimiento en su pecho le tatuaba una mueca de dolor que quizá nunca se iría.

-A Erwin no parece importarle lo que me sucede.

-Él siempre se preocupa por tí -trató de defender a su amigo, aunque la verdad era que se sentía mal; ella los había presentado.

-Cuando trato de decirle lo que pasa, él me ignora por completo, y comienza a hablar de alguna otra cosa... -suspiró pesadamente- Creo que soy yo quien no le importa a él. -Rivaille, tu no...

-No digas nada, Hanji, nada de lo que digas me hará cambiar de opinión, unos de estos días voy a terminar con él.

-¿Puedes? -preguntó tranquilamente, procupada.

Levi la miró, se desvió a la ventana, pero finalmente, miró al suelo, donde había un libro. La Novela Experimental, de Emile Zola.

-No lo sé.

 

Pasaron varias semanas, entre libro solitarios, cafés con Hanji, y violentos encuentros sexuales con Erwin. Un mañana, Levi se encontró en la cama, acostado más de tres horas mirando la pared, donde había una mancha de sangre de hacía una semana. Allí lo había golpeado Erwin en un momento apasionado. ¿Cuánto más iba a durar esa vida? ¿Tendría que casarse con él y convertirse en una propiedad a la que pudiera manda y golpear siempre que quisiera? ¿Ese era su destino?  

 

"-Mi destino es estar a tu lado..."

 

Sin saber por qué, comenzó a llorar sin poder controlarse, casi a gritos, con tanto dolor...

 

Decidido entonces, Rivaille salió de su edificio, pero no a la imprenta, sino directo a casa de Erwin. Ese día, a pesar de lo que dijera Hanji, a pesar de lo feliz que estaría Mikasa, y a pesar de lo triste que estaría Armin, hoy terminaría con Erwin. Ya no podía soportar a un hombre que no lo valorara, que ignorara su dolor, y que sólo lo utilizaba como objeto sexual de uso rudo. No aguantaría otra sesión. Mientras caminaba, escuchó la plática de unos hombres, aunque no les puso atención hasta que uno de ellos dijo; murió tan joven. Levi los miró y dio unos pasos lejos de ellos, pero girandose un poco para verlos. Hombres sencillos que a sus ojos, repentinamente, se convirtieron en altos mandos militares, ¿qué le sucedía? ¡Las ilusiones se estaban volviendo realidad! Eso era lo que soñaba, personas llorando por alguien que había muerto, y un fulgor verde que se apagaba. ¿Qué era? ¿Quién era?

-¡Levi!

-¡Cuidado!

Esa era la voz. Hanji gritó pero fue tarde. Un caballo se le había escapado a un muchacho castaño, y, alterado, el animal se abalanzó a Levi, quien no tuvo tiempo para correr cuando el animal levantó las patas delanteras y lo golpeó en la cabeza, para luego pasarle encima. -No, no, señor -se acercó el muchacho y Hanji.

-Levi, tranquilo, todo estará bien.

-Señor, señor...

Esa era la voz, la juvenil voz que lo llamaba en sus sueños. Quiso ver a esa persona, pero no pudo, ya no le quedaba fuerza para moverse...

 -Levi...Levi...no...  

 

Erwin pagó un bello funeral para el hombre que amaba. Antes de enterrarlo le puso un anillo de compromiso, convencido del amor que Levi le tenía. Hanji nunca se atrevió a decirle que Rivaille era infeliz con él, ya no importaba. Caía la tarde cuando todos se retiraron, dejando una tumba llena de fragantes flores blancas, y un libro entre ellas. La literatura era la vida de Levi, su único amor.  

 

Notas finales:

Para l@s que conocen mis fic´s esto les parecera normal, y para l@s que no, les advierto: mis fics nunca son largos, y de este, solo tengo planeados aproximadamente 5 capitulos, ok? Gracias.

Nos leeremos pronto!!


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