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Gris por mary chan21

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son de Maki Murakami, yo solo los uso para fines creativos y esperando complacer un poquito a los fans de esta pareja :3

Notas del capitulo:

disclaimer: los pj no me pertenecen, son de Maki Murakami.

Bien, esto fue una sorpresa al encontrarlo en el computador. Juraba que se habían perdido todos ;----; me emocione

 

Tatsuha se levantó perezosamente de la cama, observando con hostilidad su despertador, que parecía no funcionar. Eran las 6:33.¿No se suponía que a esa hora ya debía estar bañado? Se le había olvidado por completo poner la alarma de su celular, que por cierto…¿Dónde se encontraba ahora? ¿en el fondo de su mochila? En fin, eso no debía de importarle ya.

 

Por lo menos alcanzaba a darse una ducha rápida, aunque…antes debía seguir con cierto hecho permanente en su monótona rutina.

 

Sabiendo lo que encontraría, se dirigió a su ventana y corrió las cortinas. Efectivamente, allí estaba lo que tanto temía, lo que llevaba viendo por tantos meses ya sin falta y a cada segundo: el frio color gris, el mismo que se le presentaba desde sus sueños hasta el final del día. Nuevamente intento convencerse de que el día iba a ir bien, pero nuevamente también supo que no podría ser asi si aquel gris no desaparecía…

 

Gris.

 

Ese era el color al que más acostumbrado estaba. Aquel al que había aprendido a odiar, sobre todo después de haber conocido el verdadero y único color que hizo resplandecer su vida: azul.

 

Recordó con el mismo dolor de siempre cómo había perdido la capacidad de ver algo más que el gris. Fue cuando lo vi a él. Esa respuesta se coló con rapidez a su mente. ¿Era ridículo acordarse de eso aunque ya habían pasado tantos meses? Quizá no del todo…él ya estaba agotado por intentar ser optimista. No podía vivir simplemente fingiendo una felicidad y valor que no tenía. Ya no. Debía dejarlo; ya casi se cumplían ocho meses. Y también se cumplía algo más, aunque el Uesugi no quisiera aceptarlo.

 

Hoy cumplo diecisiete.

 

Eso terminó por recordarle lo que tanto ansiaba evitar: su deber era madurar. Sólo esperaba que no fuese tan pronto, que alcanzara a recuperarse de la impresión que se llevó ese primero de abril…quizá sólo esperaba golpearse la cabeza y olvidarlo todo.

 

Decidió que no quería salir ese día. De cualquier forma, un daltónico del amor como el casi no puede sentir aquella luz supuestamente maravillosa, no la necesita…sólo necesita color. Recuperar su color. Y hasta que él no viese esos ojos azules de nuevo, no saldría de lo que denominaba “maleficio del alma”

 

Lo único que quería era ver a Ryuichi

 

Las ganas que tenia de verlo, de sentirlo...le estuvieron consumiendo todo lo que antes iluminaba su vida, aunque por eso se refiriera a una extraña escala de grises…si, ya no era “una escala de grises”, sino que un solo gris que ya comenzaba a hartarlo. Lo único que brillaba ahora estaba en su mente, sus vagas ilusiones y sus escasos recuerdos, y sólo eran una cosa: los ojos de su cantante.  Nada más. El resto se había teñido por la tristeza y la nostalgia.

 

Con un suspiro volvió a la cama y se acostó, para luego cubrirse con las sábanas. También extrañaba en ese frio el calor de un cuerpo contra el propio… y un cuerpo en específico; porque aunque él hubiese probado a Ryuichi sólo una vez, no necesitó repetir para saber que su amor podía llegar a ser correspondido…

 

Sólo que todas aquellas esperanzadas ideas se habían alejado a la mañana siguiente, cuando…

 

Cuando su ilusión se esfumó.

 

No, no quería recordarlo tantas veces en una vida. Ya era demasiado, ¿verdad? Lo pensaba todo el día, todos los días. Y la primera vez que se lo confeso a alguien, serio y sombrío  por sus emociones, no encontraron algo mejor que decirle que estaba obsesionado, que era algo muy infantil. Muchos se atrevieron a pronunciar esas palabras, y para qué hablar de su familia; en ese aspecto y en muchos otros, nadie lo comprendía. Por eso al final resolvió no decir nada más: ya estaba demasiado cansado como para aguantar otro “eso no es amor, son tonterías” Tras esa clase de comentarios, a Tatsuha le resultaba muy fácil entender el dicho de que los adultos no entienden al amor. Bueno, casi. Porque lo que sí le costó entender fue que aquellas personas que despreciaban sus sentimientos estaban enamoradas, entonces ¿cómo no podían aceptar lo que sentía?

 

Ellos subestiman al amor

 

A pesar de todo, eso no ocupaba tanto los pensamientos del Uesugi. Si los demás no podían valorar sus sentimientos, él no tenía el deber ni el motivo para hacerles saber que tan sincero era. Lo que le importaba de verdad era cómo debía confesar y demostrarle cada una de sus emociones a Ryuichi, de eso no había que tener dudas.

 

…Ryuichi.

 

Era algo doloroso pensar en él. Quizá esa vez…fue demasiado por un día. Él no se sentía capaz de superarlo, pero confiaba en que todo saldría bien. Su honey lo había prometido, solo tenía que esperar un poco más, ¿verdad?

 

Pero lo necesito demasiado. No podía negar eso, aunque tampoco se esforzaba mucho. El cantante era exageradamente  irresistible, todo lo que podía desear y más. Pero no podía vivir ansiándolo y ya, menos si su Ryu se encontraba tan lejos.

 

Maldición. No era mucho pedir tenerlo a su lado, ¿cierto? Extrañaba esos besos, esas caricias, cada sonrisa…y que le cantara una canción por la mañana. Si ya extrañaba tanto con solo un día a su lado…bueno, específicamente, una noche y casi una mañana. Lo suficiente para no querer alejarse nunca, claro que eso no se pudo evitar.

 

Lo bueno era que faltaba poco; quedaban cuatro meses, la mitad del suplicio que llevaba hasta ahora. El siguiente primero de abril se verían tras esa angustiante espera…Todavía podía recordar ese último beso, y por supuesto también aquel lejano susurro en su oído.

 

“En el próximo cumpleaños nos vamos a poder ver”

 

Y, ¿Por qué no antes? Por muchas razones, y entre ellas estaba Yuki Eiri, quien se negó rotundamente a aprobar lo que denominaba una “aventura pedófila”. También estaba su querido Toh-chan, quien fue el primero en criticar lo que llamaba “una bancarrota asegurada”. Y claro que no faltaba Mika, su padre, sus suegros…oh, también Noriko con su complejo de madre; el único que los había “apoyado” era Shuichi.

 

Sin embargo, la pareja se había puesto de acuerdo en volver a verse. Técnicamente, si no tenían formal no podrían protestar nada, después de todo “el sexo es una necesidad básica”…no dijeron que el amor lo fuera, pero todos entendieron la indirecta. El único problema a esa posibilidad era que no tenían excusas para verse, menos viviendo lejos del otro,  y tratar de encontrarse en secreto supondría un grave problema si los descubrían.

 

Sólo que Tatsuha no imagino lo larga que sería la espera. Antes los meses eran simplemente tediosos, no una tortura. Y tenía demasiadas ganas de verlo como para seguir conteniendo el impulso de comprar un boleto en el tren bala e ir a Tokyo.

 

Últimamente, tenía mucho tiempo para pensar, con su padre de viaje y sin evaluaciones cercanas. Se preguntaba muchas cosas, y pocas veces hallaba alguna respuesta. Se interrogaba acerca de cuánto podría soportar. De qué tan sincero era el amor de su honey. De si le resultaría muy aburrido esperar y se buscaría un romance más simple. De qué pensarían todos aquellos que le llamaban “obsesivo” si se enteraban que el gran semental Tatsuha llevaba todo ese tiempo sin sexo e imaginando cuando volvería a ser uke.

 

Dedicó una resignada mirada al día que comenzaba, y decidió ir a bañarse; aunque no fuese a ir al colegio, quizá si debía salir a pasear y despejarse un poco. Tal vez mas tarde volvería a su cama, pero eso solo sería si estaba demasiado cansado.

 

Sencillamente, estaba comenzando a odiar el acostarse solo.

 

***

 

Salir a despejarse no siempre ayuda en situaciones como la del moreno: eso lo pudo comprobar él mismo nada más comenzar su caminata, con una facilidad casi ridícula. Caminando o no, su realidad no cambiaba; todo seguía gris. En todos lados le  faltaba Ryuichi.

 

Por esos momentos, el pelinegro no hacía sino preguntarse  si de verdad se había convertido en una nueva clase de daltónico. ¿O sería una nueva enfermedad depresiva? Viéndolo del punto de vista médico, verlo todo gris no carecía de sentido, sino que era un simple pero doloroso problema del… hipotálamo…no, solo de la vista!

 

De cualquier forma, tanta soledad termino por hacer que decidiera volver a casa; allí estaba ahora.

 

El ver todo tan gris como siempre le apretó la garganta. Si ese era su hogar, ¿no debería estar lleno de colores cálidos? ¿Por qué no era así? Aunque Tatsuha no quisiera responderse, ya comenzaba a pensar que no pertenecía al lugar en el que estaba, y con toda la razón.

 

Su verdadero lugar se hallaba al lado de la persona que amaba.

 

Añoraba ver de nuevo el color azul. Específicamente en los ojos de su honey; esos ojos eran los únicos que iluminaban lo que fue una escala de grises, los únicos que le inspiraban…

 

Si, le inspiraba: en el último tiempo se había vuelto un triste poeta que creaba versos más depresivos que él mismo. Cada uno era un verso gris, ensombrecido y ansioso, dedicados a un hermoso destello azul, buscando desesperadamente amor y atención, gritando que lo único que necesitaba era que permanecieran juntos, ojala por siempre. Que ya no querían ser grises ni ver ese color.

 

En secreto espero que hubiese alguien en casa, algún adulto confortante que lo consolara y que no quisiera separarse nunca de él…pero cuando entro, nadie estaba allí. Solo encontró una nota de un compañero suyo y los apuntes de la clase, además de que en su celular había un mensaje de su padre, que decía que no volvería por un periodo más largo que lo planeado. Que ironía.

 

¿Por cuánto tiempo más tendría que soportar vivir en soledad?

 

Fue a su pieza como si allí lo esperase la sentencia de muerte. Y lamentablemente la realidad no distaba mucho, porque era un castigo no poder estar con su honey.

 

Se lanzó a su cama luego de cerrar la puerta, y aspiró profundamente el aroma que desprendían las sabanas. Olía bien, pero… ese no era el problema que ocasiono el disgusto en su cara; el inconveniente era que ese olor era suyo, suyo y no de aquel que le robaba el sueño y el color…

 

Y él necesitaba de una manera desesperada compartir la cama con el cantante, volver a sentirse lleno.

 

Quiero su amor cerca de mí.

 

En verdad no entendía por que debía pasar por todo eso, menos si la causante de todo era una razón tan ridícula como la inconformidad ajena ¿Qué había con Romeo y Julieta? Lo de ellos termino mal, pero no del todo: terminaron juntos. ¿Y él, que iba  a hacer para estar con Ryuichi? ¿Nada? Estaba dispuesto a arriesgarse aun si eso complicaba más las cosas, necesitaba volver a sentir esa vida de impulsos y aciertos, aunque hubiesen rechazos y errores de por medio. Pero no se le ocurría nada…

 

Tenía miedo a arruinar lo poco que tenían.

 

Si se equivocaba tan solo una vez, podía perderlo. No tenía miedo a los errores, a menos que se tratasen sobre Ryuichi. Porque ni siquiera estaba seguro de que el mayor fuese suyo en realidad. ¿Qué importaba el hecho de que había soportado tanto tiempo en la soledad de su cama? Ese acto de amor no le garantizaba “equivalencia de intercambio”, no le aseguraba que Ryuichi no lo hubiese olvidado, y tampoco que él no compartiese la cama con alguien más. Y dolía no tener esa seguridad a tal extremo de no poder pensar, era insoportable.

 

“El amor se alimenta con amor”. Y el suyo ya estaba anoréxico de tanto sufrimiento.

 

No supo cuando se quedó dormido, pero agradeció tener ese descanso de angustia. Porque aunque ya no soñaba, le bastaba con saber que todavía podía dormir con tranquilidad, que no lo asaltaba una pesadilla cada noche…

 

Esta vez fue distinta: soñó algo hermoso. Le pareció incluso sentir el aroma de su koi alrededor suyo, y sus brazos apretándole de esa forma tan cariñosa que le había cautivado, que le transmitía tanta felicidad…Creyó delirar cuando sintió sus besos, cubriéndole los labios, la mejilla, su oreja…pensó que era una fantasía erótica de adolescencia cuando luego de un beso en el cuello recibió un mordisco. Esto último le hizo dar un respingo, y se lamentó mientras bostezaba.

 

-Tat…cariño, despierta

 

Esa voz no podía ser un sueño; jamás se podría llegar a hacer una quimera tan buena.

 

Con los ojos aun pesándole, se las arregló para abrirlos. Y efectivamente, no se trataba de un sueño: era una hermosa realidad azul, la que había añorado por tanto tiempo. Su realidad, la única que le pertenecía. Su honey…había vuelto.

 

-¿Ryuichi?

 

Todavía se encontraba demasiado adormilado. Rogó a todos los dioses y los demonios que aquello no fuese una ilusión óptica de las que tanto temía, porque si lo era perdería los pocos restos de cordura que tanto le había costado juntar, y diría adiós a cualquier esperanza a librarse de aquel suplicio. No hubiese podido soportar una nueva ilusión rota.

 

-te ves hermoso, cariño –comento el castaño, sonriéndole con ternura- te extrañé como no tienes idea –el menor quiso contradecirle diciendo que sí podía imaginarlo, pero la felicidad le ganó.

 

-sabes que yo también a ti –le correspondió con igual de dulzura la sonrisa, y el mayor se inclinó hacia él, repartiendo incesantes besos sobre sus labios…riéndose bajito por la felicidad de estar junto al único corazón que lo comprendía, el único que latía a su mismo ritmo…

 

Pero pronto la confusión de Tatsuha fue mayor que la sorpresa de tenerlo, aunque no le gano a la satisfacción.- Honey…

 

-¿qué pasa?

 

-¿Por qué estás aquí? –el cantante volvió a sonreír, esta vez algo travieso.

 

-y, ¿Por qué no? –se limitó a decir.

 

-s-sabes que no podemos vernos todavía –replico, un tanto contrariado a pesar de su tartamudeo.

 

-¿de qué hablas? Yo cumplí lo que dije –se defendió con fingida inocencia.

 

-pero…

 

-espere hasta el próximo cumpleaños –dijo, volviéndolo a besar- hasta tu cumpleaños –añadió dulcemente.

 

El moreno casi no podía creer lo que escuchaba. Por una parte, estaba felizmente complacido. Más que eso: cautivado. Pero por otra… el muy maldito es un tramposo. Para fortuna de Ryuichi, la felicidad seguía ganando.

 

-gracias

 

-no hace falta que lo digas –le acaricio con suavidad la mejilla, pero pronto su mano fue pasando a otros sitios más “interesantes”, y  recibió los esperados temblores mucho antes de lo que espero- te amo, Tat…te necesito demasiado –confesó, conmovido al razonar del por qué de esa reacción.

 

-y yo a ti, honey…te necesito ahora –especifico, tratando de contener un gemido.

 

-tranquilo –sonrió- me quedare todo el día contigo, y después…bueno, habrá que esperar hasta el próximo cumpleaños. Pero esa situación no va a durar por siempre, de eso ya me voy a encargar

 

De cualquier forma, a Tatsuha poco le importó tener que lidiar con el hecho de saber acerca de la futura separación; no pudo evitar relajarse y…solo dedicarse a disfrutar de su compañía, su ternura y su amor…y, ¿Cómo negarlo? También sus caricias; estaba necesitado, aunque le tranquilizo saber que Ryuichi también.

 

Y se relajó aún más con el “te amo” que le susurro su honey.

 

Ya sabía que era irremplazable.

 

Fin.

 

 

 

 

Notas finales:

siendo sinceras me emocione mucho cuando encontre esto, perdido en mi carpeta de fanfic TwT lo hice cuando tenia doce, y juraba que de  mi carpeta de gravitation ya no quedaba nada tras el problema ese uwu

son mi OTP desde pequeña (como los 11) y hallar esto fue lindo :3

espero que les guste, aunque tengo la impresion de que al final salio lo cursi tras algo casi depre n.nU locuras de esa edad, ni recuerdo como fue que lo escribi

gracias por haber llegado hasta aqui <3 besos~


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