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Deseos del corazón por Samantha0507

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Notas del fanfic:

Los personajes de KNB no pertenecen, pero los utilizo por diversión y para entregarles un poco de mis locuras, obvio todo sin ánimo de lucro...

 

Buenos les traigo una pequeña, muy loca idea de lo que puede pasar por el deseo de entender.... espero les guste....

 

 

 

Notas del capitulo:

Espero les agrade.....

La noche se le hacía extremadamente larga, para el emperador parecía un sueño, como todo lo que tenía planeado se había arruinado, en cómo la reacción de Atsushi había sido un completo caos, llevaban 3 años de casados, estuvieron juntos desde que finalizó el torneo de invierno, desde que Seijuro había vuelto a la normalidad, pero a pesar de eso habían sido la última pareja en casarse; ya que el padre del emperador no estaban muy de acuerdo con el matrimonio, finalmente luego de muchas peleas y esfuerzos tanto por parte de Seijuro, como de Atsushi, Masaomi terminó por entregar su bendición.

Su relación era calmada, sin muchos problemas, o al menos lo era hasta los últimos 4 meses, Sei quería un hijo y le había pedido a su esposo que lo embarazara, aún recordaba lo mal que había terminado la primera de muchas discusiones por ese tema, dejando salir pesadamente el aire de sus pulmones.

El pelirrojo llevaba un tiempo meditándolo, quería tener un hijo, lo quería como jamás en toda su vida había deseado algo, esa noche cuando Atsushi llegara del trabajo, hablaría con él, esperaba realmente que el gigante compartiera su emoción, solo podía mirar el reloj y esperar a la llegada de su pareja.

El pelilila se veía tremendamente agotado, trabajaba en su propio restaurant el cual había comenzado con ayuda de su pareja y su actual suegro, esa semana habían distintas convenciones en la ciudad; muchos empresarios extranjeros habían terminado en su local, teniendo que preparar una gran cantidad de comida y más aún de postres; lo único que quería era llegar a casa comer algo que de preferencia no fuera preparado por él, ver la sonriente cara de su esposo y dormir, entró a su casa sintió un cálido y dulce aroma proveniente de la cocina, sabía muy bien que implicaba ese aroma, su Aka-chin le prepara frutillas en almíbar de postre.

La figura de su pequeño esposo frente al fuego le hizo sentirse el hombre más feliz del mundo, se acercó rodeando con brazos.

Bienvenido susurró el pelirojo al verse rodeados los brazos del gigante, con el tiempo había perdido la vergüenza que vivía al sentir las muestras de cariño de su pareja.

Ya estoy en casa Aka-chin. Te extrañe mucho hoy. —Apoyó su barbilla en la cabeza del pelirrojo, dejándose llevar por el olor y la calidez que todo le producía. —Huele muy dulce, se te pasaran las frutillas dijo mientras giraba a su esposo y le daba un beso apasionado.

Entre cariños y besos, Seijuro pudo sacar las frutillas del fuego y servir la cena, esperaría a llegar al postre para hablar sabía que su pareja estaba cansado, no quería perturbarlo antes de que comiera algo.

Atsushi yo tengo algo que hablar contigo. —el pelimorado quito la vista de su plato para fijarse en la expresión que traía su pareja, quien al ver que había logrado conseguir toda la posible atención que su infantil esposo podía dar, continuó. — Atsushi…—dudaba, realmente se sentía nervioso y preocupado. — quiero un hijo, quiero ser, no en realidad quiero que seamos padres… —contuvo la respiración esperando una repuesta de su parea, pero jamás llegó —ninguno de nosotros tiene algún problema para procrear…decidió no continuar, ya que la cara de su esposo era realmente tenebrosa, tenía la vista sombría, los labios apretados al igual que sus puños, era como que se contenía para no gritar. — Atsushi…cuando iba a decir algo la voz del pelimorado lo detuvo.

 Aka-chin, no creo que sea el momento, no creo que debamos tener hijos…se levantó de la mesa dejando el plato con el postre a medio comer.

 ¿Cómo qué crees que no debemos tener hijos Atsushi? — el gigante no hizo ningún ademan de detenerse. —Atsushi no me ignores, esto es algo importante para mí, quiero hijos, quiero una familia contigo, Atsushi necesito una explicación.

Simplemente no Aka-chin… gritó dejando atónito al pelirojo. — Dormiré en el otro cuarto.

Después de eso cada intento de seducción por parte del más bajo terminaba en una pelea o con el gigante durmiendo en el cuarto de visitas, donde obviamente no estaba cómodo.

Se sentó en el balcón de la habitación principal, hoy nuevamente dormiría solo, y eso le preocupaba.

—Desearía saber que te ocurre Atsushi…—dijo mientras una estrella fugaz pasaba sobre su cabeza.

El peliverde se daba vueltas por la habitación, no podía entender que le pasaba a Kazunari; todo parecía más que irreal para él, había llegado a casa y lo había encontrado llorando en la mitad de la sala, sentado en la alfombra afirmándose las rodillas.

Midorima se había preocupado y se había acercado rápido a su pareja, pero tan solo bastaron unos segundos para que el moreno notara su presencia, para que este corriera para esconderse en el baño del departamento que compartían y aunque lo oía llorar desde afuera Takao no le había permitido entrar a pesar de las quejas del más alto.

Ellos habían decidido vivir juntos hace ya 4 años, mientras estaban en la universidad, ambos eran buenos estudiantes y su relación era tranquila, para el peliverde la paz era primordial en un hogar, pero el último tiempo Takao había comenzado con el tema de casarse, de realizar una ceremonia, de tener familia y todo lo demás, además de llevar días deprimido y llorando por los rincones.

Midorima era doctor y se estaba especializando en cardiología, gracias a eso no estaba mucho tiempo en la casa, Takao se había decido por enfermería, si mal no recordaba el padre de Takao también era doctor, pero desconocía la especialidad ya que el moreno no solía hablar mucho de su familia, mientras pensaba sintió la puerta del baño abrirse, corrió para encontrarse con una Takao, ojeroso y pálido, con los ojos muy hinchados por el llanto, se acercó y lo tomó por la cintura, el moreno se dejó llevar por su pareja, quien simplemente lo llevó a la habitación que compartían, esperando que este pudiera descansar.

—Debes dejar de llorar de esta forma, te enfermaras…—pero el peliverde no pudo continuar, nuevas lágrimas comenzaron a bajar por las mejillas del moreno.

—Shin-chan—sollozó. —casémonos, por favor…— lo miro suplicante, no era la primera vez que se lo proponía, pero el peliverde no quería ese tipo de compromisos.

—Takao, ya lo habíamos hablado. —el más alto paso su mano por la frente de su pareja. —No nos vamos a casar, estamos bien de esta forma, además no necesitamos nada de eso— lo abrazó mientras el moreno lloraba más fuerte, Kazunari se acomodó en el pecho de su pareja, pero sus lágrimas no dejaron de caer, sus sollozos duraron una larga hora, en la que muchas veces Shintaro pensó en que pareja terminaría desfalleciendo por el cansancio.

Cuando por fin se durmió, Midorima salió de la habitación dejando descansar a su pareja, era la quinta vez esa semana que lo descubría en esas condiciones y que le pedían que se casaran, que lo hiciera su esposo, que lo necesitaba, una parte de él tenía miedo de salir a turno al hospital y que el ojos de halcón hiciera alguna estupidez, para el de lentes ya era obvio que su pareja padecía algún tipo de depresión, lo único que lo calmaba y le producía cierta paz, era que en todo este tiempo no había visto que Kazunari atentara contra su vida, ni que se hiciera algún tipo de daño.

—Bakao, que voy a hacer contigo—suspiró pesadamente, mientras se recostaba en el sillón de la sala, mirando las grandes ventanas del departamento, el cielo estaba claro y las estrellas se veían como nunca en la ciudad — ¿cuál es esa necesidad de casarnos ahora? ojala lo pudiera entender—terminó la frase poniéndose de pie, para cerrar las cortinas, esa noche quería permanecer al lado de Takao.

Ya era la tercera vez en esa semana que Kagami no llegaba a cenar con él, entendía que su esposo de verdad amaba ser bombero, pero eso ya era demasiado, estaba solo demasiado tiempo y eso le estaba doliendo, miles de ideas habían pasado por su cabeza, quizá su marido se había aburrido de este matrimonio, fueron los primeros en casarse, habían decidido que se casarían antes de entrar a la universidad, fue una ceremonia sencilla, con sus amigos más cercanos y la familia, no necesitaron mucho para tener una gran felicidad o al menos era así como lo veía Tetsuya.

Kuroko caminó hasta el sillón, buscó acurrucarse tratando de entender que estaba pasando en su matrimonio, la verdad es que Taiga tampoco quería tener hijos, la mayoría del tiempo no quería ni tener sexo con la pequeña sombra.

—Que paso con nosotros Kagami... —un largo suspiro, que buscaba liberar la gran presión que sentía en su pecho. — Que paso conmigo, ya no te gusto— la verdad es que él había cambiado bastante, ya no podía hacer tanto deporte y había semana que no se veían con Kagami, por los horarios tan distintos en sus trabajos, quizá algo en su relación simplemente se había perdido. — No me tocas, no quieres tener familia conmigo, será que ya no te gusta el sexo conmigo, tendrás a alguien más…— sintió sus ojos aguarse, pero no se resistió, permitió que las lágrimas comenzaran a correr por sus mejillas. —… querías casarte, estar conmigo…—un largo sollozo provocado por el llanto se dejó oír. — tú me lo dijiste…

Se graduarían en pocos días, ya los Sempais no estaban, solo quedaban ellos, Kagami entregaría la capitanía del equipo y le dejarían a las próximas generación un equipo muy fuerte y ganadores, pero lo más importantes, luchadores como ningún otro, pero a pesar de todo se sentía triste, pensó en su futuro, iría a la universidad, pero la idea de pensar en ya no tener a sus compañeros, a Kagami, le dolía de alguna forma, era una sensación muy diferente que cuando había perdido a Aomine, él había ido perdiendo al moreno de forma gradual, éste cambiaba mientras más partidos jugaba, mientras más ganaban, más distante era su luz y cada día él volvía a un punto oscuro, luego de eso los demás también cambiaron, pero ahora con Kagami todo era diferente, quizá debía hablar con Kise, él podría ayudarlo a enfrentar la perdida de la persona amada

Aomine…un suspiro salió de los labios del peliceleste.

-Maldición Kuroko  el gritó del pelirrojo, logrando sacar al más bajo de sus pensamientos. — Siempre Ahomine verdad, siempre él antes que yo. — Kuroko no pudo evitar sorprenderse ante la cara de molestia y los gritos que estaba dando el tigre. — Llevamos tanto tiempo siendo compañeros y aún piensas en ese idiota… Simplemente inclinó su cabeza y continuo por favor Kuroko Tetsuya entiende que ya no lo necesitas me tienes a mi… un sonrojo apareció en la cara del más alto, quien tomo aire y continuo. — te amo, quiero casarme contigo, tener hijos, quiero ser yo quien te quite el aliento, te amo Kuroko se mi espo… pero no pudo terminar, ya que el más pequeño se colgó de su cuello y lo besaba apasionadamente.

Ninguno de los dos le pregunto al otro desde cuando sus sentimientos eran diferentes, solo los dejaron fluir y estuvieron juntos desde ese día.

—Kagami…—susurró mirando a la distancia. —Taiga-kun, dime que te pasa, yo te puedo apoyar, permite tratar de entenderte, necesito entenderte mi amor…— con esas palabra Kuroko decidió irse a dormir de una vez, mientras un linda estrella fugaz surcaba el cielo estrellado.

Kise estaba realmente furioso, esto le parecía ya era el colmo, cuantos tratamientos más escondería Aomine de él. Ya habían pasado 4 meses desde que se habían enterado que el moreno tenía problemas de fertilidad y desde ese día ese matrimonio casi perfecto que llevaban se había ido al caño.

El rubio no pudo evitar suspirar, si bien él sabía que el shock del moreno había sido muy grande, no entendía el motivo para hacer todo a escondidas, el morenos cada vez que lo miraba parecía querer decirle algo, pero nada, honestamente le dolía mucho darse cuenta que él moreno realmente tuviera tanto miedo a contarle sus cosas, incluso habían hablado con los padres de ambos y con sus amigos, buscando apoyo, el rubio se había tomado unas semanas de vacaciones para acompañar al moreno y no dejarlo hundirse con pensamientos negativos.

Tomó la foto del día de su boda, recordando el día que le habían dado la noticia de que quizás nunca podrían ser padres biológicos, pues aunque Kise pudiera procrear de forma normal, no le interesaba ser padre con otra persona que su preciado moreno.

Tanto Daiki como Ryota habían coordinado sus horarios para tener ese fin de semana libre y poder estar juntos, había pasado ya un mes desde que regresaron de sus vacaciones y la felicidad de ambos era extrema, habían salido a caminar, temprano en la mañana y luego a jugar basquetbol a las canchas del parque, las cuales solían frecuentar solos o con sus demás amigos, ya eran cerca de la una de la tarde cuando volvieron al departamento que compartían desde que el moreno había entrado a la academia de policías.

Mientras Ryota se duchaba sonó el teléfono, el rubio al salir del baño sintió el profundo silencio que reinaba en el departamento, esto lo preocupó, ya que si no mal no recordaba su novio quería ver unos partidos de la NBA, esa tarde; en el cuarto el moreno se vestía con la mirada perdida.

—¿Saldrás? —la pregunta del rubio lo sacó de sus pensamientos, sus ojos se cruzaron con la dorada mirada de su pareja.

Llamó el medico del cuartel, por mis análisis…—el rubio sintió que el mundo se venía abajo, ¿acaso su esposo estaría enfermo? Mil y una duda revolotearon en su cabeza en cuestión de segundos

Daikichi…  sus ojos se pusieron acuosos, el modelo sintió que en cualquier minuto rompería en llanto, se había asustado demasiado, repentinamente unos grandes brazos lo rodearon.

Tranquilo, no debe ser nada más que un error y los quieren repetir… —Daiki trató de darle un poco de seguridad al rubio. —Vuelvo en un par de hora, te amo Ryota – agregó, besando al rubio y saliendo apresuradamente, no quería que el rubio notara que él también estaba nervioso y asustado.

Ya eran cerca de las 8 de la noche y el moreno aun no llegaba, Ryota solo podía esperar con las manos juntas, mirando la puerta, sentía que su cuerpo en cualquier momento colapsaría, había llamado a sus compañeros para preguntarles si ellos sabían algo de su esposo, pero nada, se sentó en la sala justo cuando la puerta se abrió, se acercó velozmente antes de notar la mirada ensombrecida que le propinaba su esposo, como si le gritara que se mantuviera alejado de él.

El moreno entró al cuarto quitándose la chaqueta, junto con su arma de servicio y su placa, entrando al baño, el rubio lo miraba sin entender, dio un pesado suspirando y comenzó a ordenar las cosas de su esposo

Lo siento... —Daiki sonaba devastado— Perdóname Kise... — dijo el moreno parado en de la puerta del baño, Ryota no pudo evitar notar que el moreno le sollozaba si quieres dejar...dejarme—no pudo continuar, el aire le faltaba. —Yo sé que es lo normal... Y no te odiar...re. —el rubio se pegó a su esposo

Daikichi idiota yo dije para bien o para mal, en las buenas y en las malas siempre.

Kise... Ryota no podremos ser padres, soy infertil... —bajó la cabeza. — Perdón... —lloraba el moreno abrazado al hombro de su rubio, quien a pesar de saber lo que está noticia era para ellos, de lo el saber algo como lo que el moreno acababa de decir, se prohibió a sí mismo llorar, debía ser fuerte. Acostó al moreno, le llevo comida y un té a la cama, con la fuerte convicción de que este camino lo seguirían juntos, su moreno era infértil, pero no estéril aún tenían alguna posibilidad y si no podrían adoptar un niño.

Dejó la foto sobre la mesa de noche, mientras contemplaba a su esposo dormir con un poco de fiebre, se había desmayado en el cuartel por el exceso de estrés y los medicamentos que estaba usando sin decirle a Ryota, les habían dicho que había algunos tratamientos que el moreno podía realizarse o que como ellos eran una pareja estable y casados podrían fácilmente optar por adoptar un niño, pero ante la opción Daiki había comenzado a actuar extraño, ya no lo miraba a los ojos, y parecía que siempre le quería decir algo y se arrepentía en último segundo.

Daikichi...  habló el rubio sintiendo como el pecho se le apretaba. —Yo no te exijo que me dejes embarazado... — respiró pesadamente. —Que tiene de malo la opción de adoptar... Que me escondes…susurró acercándose a la ventana para correr las cortinas y dejar al moreno descansar permíteme entender que escondes, mi amordijo volteándose para mirar a su esposo, mientras una brillante estrella seguía su rumbo, sin poder dejar de escuchar los deseos de estos 4 jóvenes, la ayuda divina llegaría.

 

Ninguno sabía que sus suplicas serían escuchadas y les daría la oportunidad de conocer lo que aquejaba el corazón de sus parejas.

Notas finales:

Este fic es mi pequeña locura personal 


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