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Tentadora oscuridad por Namithia

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. Solo los tomo prestados XD.

Notas del capitulo:

Espero que les guste el capitulo, aunque creo que me he pasado escribiendo XD

 

Editado: Me dí cuenta de que me dejé texto sin borrar en una línea, y algunas palabras que era mejor expresarlas de otra manera. No ha habido gran variación del texto anterior, solo correcciones ;)

Amanecía un nuevo día en Konoha, y los primeros rayos de sol empezaban a colarse por la ventana, bañando lenta y progresivamente la cama, hasta llegar a su rostro. El muchacho, al notarlo, comenzó a despertar de su placido sueño. Se frotó perezosamente los ojos y se incorporó sobre la cama, quedando sentado, observando con ojos aún somnolientos aquella imagen a través de la ventana. Era hermoso, no había otra palabra para describir aquella escena que la naturaleza le brindaba.

Con una sonrisa en la cara, dirigió su mirada a la pared donde colgaba un calendario. Había llegado el gran día. Hoy conocería a su nuevo sensei, y formaría parte de un equipo, aunque en ese equipo estuviera el creído de Sasuke. Era el único ‘pero’ que tenía aquello, ya que también estaría Sakura que no hacía otra cosa que alabar y defender a capa y espada al Uchiha hiciera lo que hiciera, sacarse un moco por ejemplo.

- ¡Pfff!… ¡JAJAJA! – Rió el rubio al imaginarse aquella escena.

Olvidando un poco aquella graciosa escena que pasó por su mente, miró el reloj de la mesita de noche, aún tenía tiempo de darse una buena ducha matinal. Así que se levantó de un salto, se desnudó en el mismo dormitorio dejando la ropa en el suelo, y si dirigió al baño tarareando alegremente.

Tras la ducha, volvió al dormitorio y se vistió con su característico chándal naranja, solo faltaba su nueva banda. La tomó, y frente al espejo, se la colocó en la cabeza, le quedaba bastante mejor que sus antiguas gafas de aviador, las cuales ahora colgaban en la pared como un adorno más. Para él simbolizaban una etapa de su vida que ya acababa, dando paso a una nueva, una más madura. Aunque aquel cambio no podía ser demasiado drástico, ya que levantaría demasiadas sospechas, dejaría atrás las pintadas a los kages y las gamberradas, pero procuraría mantener su actitud rebelde, chulesca e infantil un tiempo más.

- Así se supone que debe ser, ¿no? – Comentó al aire Naruto con tono serio.

Estuvo unos minutos observándose en el espejo, serio, pensando en cómo debía actuar de ahora en adelante. Hasta que su estómago empezó a quejarse, sacándole de sus pensamientos.

- Hambre….esto puede ser un problema ahora. – Dijo llevándose una mano al estómago. – Un poco de ramen instantáneo servirá, no es lo mismo, pero calmara mi apetito durante la mañana de hoy.

 

Se dirigió a la cocina y preparó su ‘desayuno’ con algo de prisa, ya que se le estaba haciendo tarde. Cuando estuvo listo, engulló todo el contenido del vaso, quemándose un poco, dejó el recipiente vacío en el fregadero y salió corriendo de su casa para dirigirse hasta la academia ninja, donde estarían su nuevo equipo y su nuevo sensei.

Llegó a tiempo, aún estaban en el aula otros equipos esperando a sus nuevos maestros, y pudo ver claramente donde estaban sus compañeros, solo tenía que seguir el griterío de niñas para dar con el idiota y la babosa. Menudo espectáculo, sentía casi repulsión por todas aquellas chicas que babeaban por el Uchiha.

- ¡Bu-buenos días, Naruto-kun! – saludó una tímida, leve pero clara voz femenina tras de él.

- ¡Buenos días, Hinata-chan! – respondió con una sonrisa.

Hinata era una buena chica, y era de los pocos compañeros de clase que le saludaban, le tenía aprecio, pero no podía evitar sentirse algo incómodo con los ojos de la joven. Era como si pudiera ver a través de él, como si viera sus pensamientos. Siempre se había preguntado si ella podía saber algo, ya que las reacciones de la chica a sus comentarios eran algo raras,  y no tenía muy claro si se debía a la timidez o al miedo, puede que incluso de ambos.

Pudo sentir que alguien más les observaba, no había duda de que el chucho estaba pendiente de la chica, así que se le ocurrió hacer algo gracioso, aunque acabara recibiendo un par de golpes.

- Oye Hinata-chan, ¿puedo preguntarte algo? – dijo el rubio con actitud inocente y curiosa.

- ¿Ah?...¿Q-que quie-eres s-aber, Naruto-k-kun? – tartamudo la aludida.

- Verás, llevo tiempo preguntándomelo, ¿por qué llevas el pelo corto?

- Oh, pu-pues es porque di-dicen que a Sasuke-san le-le gustan las chicas co-on el pelo largo… - respondió bajito y algo colorada.

- ¡Jaja! – se jactó el rubio colocando las manos tras la cabeza, mostrando una sonrisa zorruna y gritó bien alto para asegurarse ser escuchado. – ¡Me alegra saber que hay una chica en esta clase que no pierde las bragas por un niñato con aires de grandeza!

3, 2, 1…Al menos una veintena de chicas dejaron de prestar atención a Sasuke para abalanzarse a matar al rubio a base de golpes.

- Este tío no escarmienta, ¿eh? – comentó un chico tras Hinata, que veía la escena con algo de preocupación.

- Kiba-kun no digas eso, no lo hace con mala intención. – defendió la chica.

- Ya, eso es lo peor. Sólo a él se le ocurriría soltar semejante comentario teniendo a todas las fans de Uchiha detrás, y encima, el muy idiota lo ha gritado al mundo. – dijo Kiba, viendo divertido como Naruto intentaba esquivar los golpes que le llovían de todas partes.

Por suerte la tortura no duró mucho, pues empezaron a llegar los nuevos senseis, llevándose consigo a sus equipos de alumnos, quedando seis personas en la sala: Naruto, Sasuke, Sakura, Hinata, Kiba y Shino.

Naruto suspiró aliviado, para tener la cabeza llena de serrín aquellas fanáticas tenían mucha fuerza.

- ¿E-estás bien, Naruto-kun? – Preguntó Hinata algo preocupada.

- ¿Eh? Sí, claro. – Respondió con una gran sonrisa en la cara.

Aunque solía mantener distancias con la chica debido a la sensación que le daban sus ojos, debía reconocer que se sentía bien con ella, ya que le trataba como un amigo y se preocupaba por él. Eso ya era muchísimo más de lo que podría esperar de alguno de sus nuevos compañeros de equipo.

- Por cierto, ¿por qué sentías curiosidad por el corte de pelo de Hina? – Preguntó Kiba, que no se había apartado del lado de la joven en ningún momento.

Ahí estaba el perro guardián, aún no entendía por qué aquel chico seguía mostrándose así de celoso, no tenía ‘esas’ intenciones con la chica, como mucho podría considerarla una amiga, pero solo eso.

Sin embargo, ver a Kiba tan a nervioso le resultaba divertido, y ya que tenían que seguir esperando a sus senseis, ¿por qué no continuar con la broma?

-Pues, porque con esa piel tan blanquita, esos labios tan rojos y con ese pelo tan lindo y oscuro…- hablaba el rubio pausadamente y con un tono inocente - …si lo tuviera algo más largo, sería como Blancanieves.

Naruto sonreía cálidamente a la joven ojiblanca, pudo ver perfectamente como el tono rojizo de su cara aumentaba a la par que a Kiba le salía espuma por la boca de la rabia. Estaba disfrutando de lo lindo, aunque tenía que hacer un verdadero esfuerzo por disimularlo. Le encantaba hacer rabiar a los idiotas de sus compañeros de clase, ya que tenía que soportar todos sus desprecios y egocentrismos, por lo menos se llevaba esa satisfacción, aunque fuera a costa de la pobre Hinata. Sin embargo, al Uchiha no había manera de tocarle la moral, y eso era frustrante para él.

Kiba iba a lanzarse sobre el rubio, pero en ese momento entró su sensei, Kurenai-san, por lo que tuvo que resignarse y marcharse con su equipo.

-Ya hablaremos en otra ocasión Naruto. – Dijo el castaño antes de salir por la puerta tras su equipo.

Ahora ya estaban solos, él y los dos zopencos de sus compañeros. “Menuda estampa.” Dijo para sí el rubio, al ver como Sakura se sentaba sobre la mesa del pupitre donde Sasuke estaba sentado, dejando su trasero casi en la cara del moreno. “¡Échate más atrás si puedes, quizás así consigas ponerle el culo en la cara, zorra!” Aquella actitud de la pelirosa le repugnaba, se comportaba como una fresca y, para colmo, parecía estar orgullosa de ello. El rubio solo podía observar la escena en silencio, ya que no había nadie más con el que distraerse, así que se dedicó a insultar mentalmente a la chica.

“Bruja, arpía, mala pécora, bicho, put-“ paró su ‘dialogo’ mental, pues vió que la chica le dirigía la miraba durante un segundo, quizás notó las malas vibraciones de sus insultos mentales. Decidió girarse sobre sus pies hasta quedar de cara a la pizarra, y fijó su atención en uno de los borradores. ‘Clink’, la bombilla del aburrimiento se encendió en su cabeza, ya llevaban mucho rato esperando y tenía que hacer algo para que sus compañeros de equipo siguieran pensando que era tonto del culo.

Tomó uno de los borradores y jugueteando con él al ritmo de un alegre tarareo, se dirigió a la puerta del aula, despertando la atención de los otros dos jóvenes. Tranquilamente, colocó el borrador entre la puerta y el marco, ajustándola para que el borrador se sostuviera allí.

-¿Qué haces, idiota? – Oyó tras de sí la voz chillona de Sakura.

- ¿Tu qué crees? – Respondió el rubio – Mira la hora que es y aún estamos aquí esperando. Este es el castigo del nuevo sensei por llegar tarde.

- El sensei se enfadará y te castigará, como siempre han hecho todos los demás. Eres un busca problemas, luego no vengas a llorarme. – decía altanera la pelirosa.

“Contrólate.” Se decía Naruto, aguantando las ganas de patearle la boca aquella niñata creída.

Justo en ese instante entró un hombre en el aula, cayéndole en la cabeza el borrador que había colocado. “¿Y ese tipo es un Jounin? Debería haber sospechado al ver la puerta entreabierta. Parece que mi nuevo sensei no es muy espabilado, aunque tiene un bonito pelo plateado y….” Miró de abajo a arriba al hombre, “Tiene buen cuerpo, fuerte. ¿Una máscara? ¿Un ojo tapado?”

Se quedó observando el ojo descubierto del mayor, quién examinaba el borrador con el que había sido ‘agredido’. Era de color oscuro sin llegar a ser completamente negro, una mirada penetrante, podría pasarse horas observándolo.

El mayor pasó su atención del borrador a él, notó que alguien lo examinaba con la mirada, y se topó con los azulados ojos del rubio. Fue apenas un segundo, pero suficiente para el rubio, había algo en ese hombre que no le cuadraba.

Sin prestar más atención al rubio, observó a los demás integrantes del que sería su equipo. Con la mano en la barbilla medito sus palabras y dijo – Mi primera impresión de este equipo es….que son una panda de idiotas.

Naruto casi se dobla de la risa, pero pudo contenerse y mantener la compostura para actuar como si se hubiera sentido ofendido, tal y como hicieron sus compañeros. Esa había sido buena, parece que se iba a divertir con su nuevo sensei después de todo. Una sonrisa jocosa se dibujó en su rostro, aquel hombre había despertado su curiosidad y ardía en deseos de descubrir cómo era realmente.

Aquella sonrisa no pasó desapercibida para el mayor, sin duda ese niño le iba a traer problemas.

Notas finales:

Se que tendreis muchas preguntas sobre la actitud y los pensamientos de Naru-chan, pero tranquilos, todo llegará ;)

 

¡Gracias por leer!


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