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La luz en mi oscuridad. {Wigetta} por PinketDiana

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Notas del fanfic:

Advertencia: Este fic trata temas sensibles como: Autodañarse, desordenes alimenticios, maltratos, depresión... Etc. Si no gustas de esto, agradecería que no lo leyeses, por el contrario, si te gusta, eres libre de leer. :D

Guillermo.

 

 

 

Hay un niño llorando en la esquina de su habitación. Se está abrazando a si mismo mientras suplica que todo eso que está viviendo día a día se detenga. Él desea salir de su habitación, como muchas veces ha intentado por la ventana, pero no puede, porque sabe que si lo hace los golpes empezarán de nuevo y con mucha más fuerza, y cree que ya está demasiado marcado por hoy. Su madre escapó de esto, al igual que su hermana menor, pero él continua en esa agonía.

 

 

Atentamente, Guillermo, escucha como su padre, con pasos seguros y fuertes, se dirige a la puerta de su habitación, y él se refugia más en su abrazo protector si es que eso es posible.

 

 

-Guille- Lo llama su padre y él duda si debe contestar. Sabe que si lo hace, la tortura empezará antes, pero que si no contesta al llamado de su progenitor, la condena será más dolorosa.

 

 

-¿Si, papá?- No sabe si ha hecho lo correcto, pero el solo quiere que esto se acabe ya. ¿Por qué un niño de doce años debe vivir esa agonía?.

 

 

-Ven, cariño...- Y sabe que es mejor no hacerlo, porque es muy posible que su padre tenga algún objeto, puede que un bate como la última vez, y no conseguirá escapar, pero aún así, dudoso abre la puerta, y al verlo allí, con aquella correa en la mano se dice a si mismo que sí, que no debería haber hecho aquello.

 

 

Mi tortura día trás día

 

 

Todos los días desde que él tenía 5 años los maltratos han continuado, y por mucho que ha intentado luchar contra ellos, no ha podido ganar la batalla. Se siente solo, abandonado, triste, se odia a si mismo por no tener la suficiente fuerza para hacer frente a esto, a su padre, a su dolor, a quien le ha condenado.

 

 

(...)

 

 

 

Él lucha para encontrar su camino

 

 

-¡No sirves para nada, gilipollas!- Siente un nuevo golpe, justo en la parte superior de su brazo. Duele, duele muchísimo, pero ya está tan acostumbrado que ni tan siquiera grita.

 

 

Si gritas o lloras será peor”- Se recuerda.

 

 

 

(...)

 

 

 

 

Él se corta

 

 

“Un corte más por no luchar contra él”

 

 

“Un corte más por no servir para nada”

 

 

“Un corte más por mentirle a Alex y a Fran y hacer que ambos se alejaran de mi”

 

 

“Un corte más por mi madre y mi hermana, a quienes no pude defender y se fueron”

 

 

“Un corte más por ser tan gordo”

 

 

“Un corte más por odiarme”

 

 

“Un corte más por comer”

 

 

“Un corte más... solo un corte más”

 

 

 

Y cuando sale del baño, aún con su brazo bañado en un fluído pastoso color rojo cobre, agradece que su padre no esté en casa.

 

 

(...)

 

 

 

Él se rompe cada día más

 

 

Se frota los ojos intentando que la luz no queme demasiado a sus hinchados y coloradas pupilas, pero no lo consigue. No quiere levantarse, ¿quién querría si viviese una cosa así?. Tira de las mantas hasta hacer que estas lo escondan totalmente, tapándoxse incluso la cabeza. Quiere volver a dormir, y si es posible, no despertar nunca.

 

 

-Guillermo- Y el nombrado se siente morir de nuevo. Sus únicos minutos de paz en todo el día están siendo arrebatados por esa criatura infame a la que llama padre, pero como no puede hacer nada, solo se levanta y se pone una sudadera vieja de Jack & Jones color grisáseo con unos pantalones oscuros, simplemente para taparse cada morantón que tiene en su cuerpo, y baja.

 

 

-¿Si, papá?- La respuesta sale mecánicamente de sus labios, porque se siente muerto y cree que ya no tiene ni la capacidad para pensar claramente.

 

 

-El desayuno.- Contesta simplemente. Esa voz retiembla en sus oídos como si lanzasen bombas dentro de su cabeza. De fondo puede escuchar como su padre agita el cinturón, y tiene la certeza de que si no obedece, lo de anoche se repetirá pero con mucha más violencia y salvajismo. Tiembla solo de pensarlo.

 

 

Ayuda”- Grita aunque ya está seguro de que es muy probable que jamás encuentre la luz al final del túnel.

 

 

-Si, padre.- Se siente un maldito sirviente y de nuevo se pregunta porqué él está aquí si no tiene lugar en la vida.

 

 

Y cuando por fin consigue hacer que su padre se sienta agusto, tras casi dos horas de estar en la cocina escuchando sus alaridos, junto con los insultos y los golpes a la mesa y al sillón, empieza a subir las escaleras y momentáneamente piensa que subirlas cuesta demasiado más, quizás porque día a día se está rompiendo más. Mucho más.

 

 

“¿Cuánto tiempo más tendré que estar viviendo esto?”

 

 

(...)

 

 

 

Él se esconde entre las cuatro paredes de su habitación

 

 

Debe pensar rápido, Guillermo lo sabe. O piensa rápido o no podrá levantarse en semanas. Su padre ha salido a beber hoy, y cuando viene ebrio su violencia aumenta a niveles que nadie podía sospechar. Debe esconderse, aunque no sabe donde.

 

 

“¿En el salón?”- Se dice a si mismo, aunque su padre siempre lo acaba encontrando cuando se esconde allí. Irónicamente esto parece un juego del escondite de niños pequeños... claramente solo lo parece. La diferencia es que como Pedro, el padre de Guillermo, encuentre a Guillermo, puede que no vuelva a esconderse jamás.

 

 

“¿En la cocina?”- Se vuelve a preguntar, pero después agitadamente se dice que no hay lugar donde ocultarse.

 

 

Corre a su habitación, presa del pánico, y no sabe lo que hacer. Mira por todo el lugar, y tiene una idea, la cual espera que salga bien, cuando ve la ventana.

 

 

Si tengo cuidado, no debo caerme.”- Se siente seguro ya que se ha sentado en aquel rellano lleno de rejas que hay justo debajo de su ventana.

 

 

Aunque... esta vez todo sale mal. Cuando pone un píe en la primera reja, su pierna derecha duele intensamente y Guillermo está seguro de que su herida se ha abierto de nuevo, por lo que la reja cae junto con él. No sabe qué hacer, por lo que grita. Justamente su padre entra por el porche de la entrada y lo escucha, y Guillermo sabe que de esta saldrá muy mal parado. Su padre le grita, aunque no se le entiende demasiado bien, por lo que el menor debe hacer un gran esfuerzo por intentar comprenderlo, por todo el alcohol que ha ingerido, que se deje caer, y el pelinegro no sabe qué hacer. Si no se cae ahora, de todas maneras se resbalará y terminará sobre él, pero si lo hace...

 

Tiene miedo, y de nuevo se pregunta de forma retórica, porqué le ha tocado vivir esa tortura que parece que nunca terminará a él.

 

 

Lo hace, se suelta voluntariamente del borde del tejado y siente como los brazos de su padre lo aprietan fuertemente remarcándole el dolor de cada marca que tiene en su cuerpo.

 

 

-Me has puesto en ridículo.- Aunque el aliento de Pedro huele horrible, lo único que el menor es capaz de pensar es que puede que no salga de esta.

 

 

“Ya ni en mi habitación puedo sentirme seguro... No tengo lugar para esconderme y resguardarme de la oscuridad...”

 

 

(...)

 

 

Él se pregunta porqué nadie le escucha cuando siente que está gritando hasta que su garganta se desgarra

 

 

 

“Puede que algún día alguien venga a tenderme una mano para sacarme de este... lugar negro, sin nada de luz, en el que me encuentro desde el día en el que nací.”- Se dice a si mismo mientras siente como sus mejillas se sienten húmedas de nuevo; está tirado en el suelo y de alguna forma da gracias porque han llamado a la puerta ya que solo ha recibido un fuerte golpe en su mejilla derecha, aunque siente que se ha partido un inmenso dolor en su labio inferior, por lo que piensa que se lo ha partido.

 

 

O quizás no”- Cierra los ojos, intentando escapar de esa realidad cuando escucha como su padre se acerca a su cuarto. Su 'castigo' no ha acabado todavía.

 

 

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció el primer capítulo?. ¿Fue bastan introductorio? >.<


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