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Un demonio compartido por SebbyPhantomhive

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Notas del fanfic:

Gracias por leer este fic espero sea de su agrado

Era  todavía muy temprano en esa mañana que apenas empezaba cuando el atractivo mayordomo de la mansión Phantomhive entraba de prisa a la habitación de su durmiente amo que sintió como lo llamaban entre sueños, con pereza y malhumor abría sus ojos disponiéndose a refunfuñar por levantarlo tan temprano.

-¡Joven amo… Tiene que ver esto…!- Aclaraba el mayordomo con algo de ansiedad esa actitud que sorprendía al conde pues era extraño que Sebastian se alterara fácilmente, con curiosidad por conocer ese hecho  se levantó de prisa y cubriéndose con una bata se disponía a bajar con la intriga de saber que era, solo esperaba que no sea alguna estupidez porque sino se las cobraría a su demonio. Al bajar las escaleras en un sillón del amplio salón se denotaba una figura que estaba cubierta con una sabana, Ciel  tuvo un extraño presentimiento de esto que su apresurado andar de antes fue perdiendo fuerza mientras más avanzaba, su demonio lo miraba atento y adelantándose se prestaba a descubrir a esa persona que se escondía bajo la tela de color oscuro.

-Joven amo… esto me ha sorprendido tanto… usted debe tomarlo con calma- Advertía Sebastian con absoluta seriedad, Ciel no entendía bien lo que quería decir pero sentía una opresión en el pecho que quería liberar de una vez, asintiendo con la cabeza  esperaba que era aquello que le causaba tan abrumadora sensación, sus pupilas se dilataron cuando la tela se alejaba de esa persona y lo hacían ver con claridad  a quien se escondía bajo ella.

-Tranquilo…- Susurraba el mayordomo al ver como su amo perdió color y parecía desplomarse en cualquier momento, su mirada se tornó algo llorosa, quería moverse pero a la vez no, era una mezcla de emociones que no podía controlar.

-Al parecer el está bien…- Decía Sebastian rompiendo un poco el tenso momento y por demás silencioso pues la otra misteriosa persona también estaba bastante sorprendido que tampoco podía pronunciar una palabra en sus labios, solo miraba de pies a cabeza a ese niño que era reconfortado por ese hombre de traje negro, ese niño que era en lo físico tan parecido a él, levantándose de ese sillón con duda pretendía acercarse a Ciel que lo miraba caminando hacia él, fue cuando los dos niños tan exactamente iguales estaban uno frente al otro, se miraron tocando sus  rostros como palpando que aquello no fuera un sueño, unos segundos pasaron en ese trance de los dos y el demonio miraba atento la escena, el tampoco podía creerlo, fue cuando vio a su amo abrazar al otro con fuerza y este a la vez correspondía ese abrazo, pasaron varios segundos así el tan siempre orgulloso Ciel mostraba sus lagrimas y Sebastian disimulando su sorpresa los seguía observando, después de todo su amo tenia un corazón y ese corazón estaba siendo vulnerable ahora.

-Sebastian… - Le llamaba el conde secándose las lagrimas, ahora se daba cuenta de lo vergonzoso que era que su demonio lo viera de ese modo, disimulando su pena tomaba a su hermano de la mano y lo encaminaba a su habitación.

-¿Si?- Decía el demonio siguiendo a los dos jovencitos,

-Llévanos algo para desayunar a la habitación- ordenaba el conde que de algún modo sentía alegría por recuperar a alguien de su pasado feliz, a alguien a quien amaba tanto y creyó perdido, aunque aun no comprendía que había pasado si él lo vio morir frente a sus ojos, ahora estaba ahí, pero la sensación era tan cálida que no la desaprovecharía con cuestionamientos ahora, ya habría tiempo para eso, el mayordomo sonreía sutilmente al ver la felicidad de su amo quien también no entendía el por qué le causaba alegría aquello, y una punzada cálida atravesó su frío corazón lo hizo estremecer y le dolía un poco. Con enojo se alejaba de los niños a la cocina, hace ya varias semanas que tenía esas repentinas punzadas y justamente eran todas relacionadas a su amo, como cuando lo veía dormir, o haciendo algún gesto ridículo, acaso ¿Estaba enamorándose?.

-¿Qué tonterías ando pensando?-Murmuraba el demonio con molestia mientras caminaba a la cocina, ahora era el momento menos indicado para eso, debía descubrir porque el no había notado la presencia de ese niño que ha aparecido tan de repente, mientras tanto el conde emocionado no dejaba de ver a su hermano cuando entraron a la habitación.

-¿Esta era la habitación de nuestros padres? ¿Verdad?- Murmuraba el joven que por ahora era el gemelo de Ciel, el conde asintió con la cabeza y se prestaba a buscar una ropa más cómoda a su hermano pues tenia sus ropas sucias y algo rotas.

-Debería bañarme primero antes de comer…- Dijo tímidamente el otro viendo a su alrededor todo tan impecable y el parecía solo una mancha allí,

-Claro… le diré a Sebastian que prepare el baño, no te preocupes- hablaba Ciel con una sonrisa amable mientras lo llevaba al baño, ambos esperaban al mayordomo y conversaron de algunas cosas de no mucha importancia, cuando percibieron los pasos de quien esperaba.

-Sebastian… prepárale el baño, yo buscaré su ropa- Aclaraba el conde que parecía de buen humor, el mayordomo obedeció, el niño parecido a su amo lo miraba atento y estaba muy sonrojado, esto lo notó el demonio pero siguió con su labor de llenar la tina con agua caliente.

-¿El jovencito tiene un nombre?- Cuestionaba el demonio con una amable sonrisa al jovencito frente a él, quien desvió la mirada y no sabia que responder.

-Yo soy Sebastian Michaelis, soy el mayordomo de la mansión Phantomhive.- Dijo el demonio tratando de mostrar confianza a ese misterioso joven que había irrumpido en su vidas de repente.

-Puede llamarme…  Thomas…- Respondió con timidez el jovencito de mirada azulina.

-Oh ya veo… entiendo…- Murmuraba el demonio pues era obvio que ese no era su nombre real, porque el verdadero Ciel era él, pero su hermano y ahora conde había tomado su nombre y no iba seguir cuestionando por ahora eso.

-Puede quitarse la ropa…- Murmuraba Sebastian mientras terminaba de preparar el agua, escuchaba como su amo a lo lejos parecía hacer caer algo, y debía ir a ver que no destrozara la habitación por buscar ropa, mientras tanto el joven sonrojado y avergonzado no queria desnudarse frente a un extraño y más si este extraño era un hombre sin duda encantador y atractivo.

-¿Qué sucede?- Cuestionó el demonio al ver la indecisión del joven y él que tenia prisa de ver que estaba haciendo su amo, fue cuando se le acercó a ayudarle a quitar la ropa, Thomas se sonrojó más de lo que estaba, sintiendo el cálido aliento de ese hombre que lo desnudaba tan cercano y sus manos enguantadas que rozaban su piel, no pudo evitar emitir un pequeño jadeo que sorprendió al demonio cuando sintió las manos de este rozar su rostro con dulzura, un gesto que nunca le había regalado su amo, ambos se quedaron viendo pero la mirada molesta de Ciel los observaba cuando entraba al baño, aclarando su garganta interrumpió la “molesta” escena.Las preguntas  en la mente del conde eran ¿El por qué le molestaba aquello? ¿Estaba celoso?... 


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