Capítulo 1: Una más antes de las vacaciones
La Feria de intercambio cultural de la Universidad de Atenas finalizó cercano a las cuatro de la tarde, tanto Milo como Camus estaban felices de haber acabado con el proyecto que los unió, además de eso llegaban las vacaciones de primavera que le daría unas dos semanas de descanso, hasta ahora nada podría ser mejor para ambos.
Al menos así era hasta que Mu llegó buscándolo para preguntar acerca del último examen que ambos tenían ese día.
La respuesta de Milo fue inmediata.
—¡¿Cómo que todavía queda el examen práctico?! ¡¿No que habíamos terminado con Microbiología?!
—Milo no me grites, pensé que lo sabías. El examen comienza a las seis de la tarde.
—Claro que no Mu, ¿Pero cuando…?
Mu rodó los ojos, el griego podía parecer un poco más responsable desde que comenzase una relación con Camus, pero seguiría siendo un despistado total.
—Las vacaciones son hasta mañana, además estás dos semanas solo son un receso, los profesores pueden colocar las notas en el sistema durante ese período. Todo esto estaba en el programa del curso desde inicio de año.
—No recuerdo eso —se quejó Milo.
—Deberías prestar más atención a lo que dice el profesor —reprendió Mu.
Camus miraba al heleno divertido, la expresión de congoja de Milo era muy notable. Quizás debería ayudarlo un poco.
—¿De qué es el examen? —consultó el galo con cierto interés.
—Nada demasiado complicado —dijo Mu, a la vez que recordaba con la mayor exactitud posible los contenidos del examen—. Microscopia de organismos procariontes.
—¿Fijación, tinciones y reconocimientos de bacterias no patógenas?
—Sí, y también manejos del enfoque en microscopia.
—Me siento ignorado —Milo trató de llamar la atención de Mu y Camus. Haciendo un leve puchero. Mu negó con la cabeza, Milo siempre sería infantil, en cuanto a Camus la expresión del griego le pareció sumamente tierna.
—No te estamos ignorando Milo —acotó Camus dirigiéndose amablemente a su novio— Quería saber para ver si puedo ayudarlos un poco, aunque le queden solo dos horas para el examen algo se puede hacer.
—Tampoco es como si no supiera que es lo que hay que hacer —contestó el heleno algo ofendido por el comentario de su pareja—. También estudié ¿sabes?
Camus hizo una mueca, no quería enfadar a Milo, pero este lo había mal interpretado, él solo quería ayudarlo.
—Milo…
—No le ruegues Camus, lo que busca es solo atención, él sabe claramente que tú única intención era ayudarlo —Mu vio severamente al heleno, el cual se estremeció ante la mirada de su mejor amigo—. ¿No es así Milo?
—Eh si… —el tono nervioso de Milo no pasó desapercibido para el francés, tal parecía que el tibetano tenía un gran poder de persuasión con Milo, el galo guardó ese dato en un recodo de su mente por si lo necesitase en un futuro.
—Además Milo si mal no recuerdo era exactamente esa materia la cual estabas estudiando ayer en la biblioteca.
—¿Tinción de Gram1 y pared celular2 de las bacterias?
—Exactamente lo mismo —confirmó Mu.
—Odio teñir bacterias. Mis manos siempre terminan manchadas de violeta.
—Eres poco cuidadoso Milo.
—Sabes que no es cierto Mu, solo algo torpe.
—¿Qué no es lo mismo?
—¡Mu!
Camus rio de la actitud de los dos, en especial de Milo, con él al parecer nunca se aburriría.
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—Milo ten cuidado —susurró Mu solo para que el heleno lo escuchara.
—¿Por qué? —comentó Milo antes de soltar un grito por haberse quemado con el mechero al sostener la muestra muy cerca de la llama—. ¡Demonios! ¡Hijo de...!
—¡Milo! —el docente encargado del examen miró de mala manera al heleno, quien solo cayó su insulto para después comenzar a soplar sobre su quemadura para enfriar la herida.
—Por eso —Mu suspiró resignado, solo esperaba que nada más sucediera en el transcurso del examen.
—Con un demonio, eso me dolió.
—Coloca tu herida en agua y después termina el examen.
—Pero…
Mu apuntó hacia el reloj de la esquina izquierda del laboratorio. —Queda solo media hora, si no continúas ahora vas a reprobar.
Sin alegar nada Milo se abocó a su trabajo en silencio. Si reprobaba se metería en grandes problemas, y su madre enojada era algo que no estaba dispuesto a manejar, mucho menos si quería tener unas vacaciones tranquilas con Camus.
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—En serio Milo solo a ti te pasa —Mu reía abiertamente, y es que las catástrofes solían asolar de manera cercana al griego, pero en esta ocasión fue más de lo que hubiera esperado.
—Ya Mu, no fue gracioso, ese tonto profesor me habría echado si hubiera podido.
—Solo fue un accidente.
—De todas maneras.
—Con un baño y algo de alcohol se le quitara. Y a ti también.
—Los dioses en verdad deben odiarme para hacerme todo esto.
Mu solo rio mucho más, ver a Milo en ese estado, con el cabello todo desarreglado, todo mojado y cubierto de tinta violeta y rosa desde la cara hasta los pies, era por demás gracioso.
—¿Pero que les pasó? —Camus alarmado se acercó a Milo y lo examinó de pies a cabeza.
—Nada grave Camus —acotó Mu—, solo un percance con el profesor y algunos tintes.
—Nada dices —Milo enfurruñado miró a Mu—. ¿Y mi herida es nada?
—¿Dónde te heriste Milo? ¿Tu…?
Mu rodó los ojos, Camus era tan alarmista con Milo.
—Solo se quemó preparando una muestra que iba a observar en el microscopio. Solo fue una chamuscada.
—Eres malo Mu —Milo hizo un leve puchero—. Me dolió mucho.
—Kanon tiene razón eres un como un niño exagerado.
—¡Mu!
—Al menos aprobaste que es lo importante, a pesar de todo el desastre pudiste obtener una excelente calificación.
—Eso es lo que menos me importa ahora, deseo quitarme toda esta tinta de encima.
—Con un poco de alcohol saldrá todo Milo —pronunció amablemente Camus a su novio. Milo como acto reflejo besó la mejilla del galo, pero en su actuar dejó con rastros de tinta el rostro de Camus
Mu rio más todavía al ver a Camus manchado por la tinta que había estado sobre Milo.
—Ahora los dos necesitan un baño.
—¿A qué te refieres? —Milo prestó un poco de atención y también termino riendo.
—¿De qué ríen ustedes dos? —Camus estaba descolocado sin saber por qué era el blanco de sus risas.
—Cam también quedaste manchado. Creo que sería buena idea que vinieras a mi casa conmigo para sacarte toda esa tinta, así además aprovechas de conocer a mi mamá.
—Eh…pero…
—Vámonos —Milo jaló de la muñeca a Camus, quien todavía desorientado siguió a su novio. Mu siguió a los dos con una sonrisa, el pobre de Camus no sabía que se encontraría con los gemelos en casa de Milo, y tampoco que Saga no tenía conocimiento de lo que los dos tenían. Ni lo sobreprotectores que podían llegar a ser estos con el griego menor. Mu guardó su móvil en su bolsillo, después de haber leído el mensaje que Kanon le había enviado. Ya quería llegar para ver la que se armaría, y quizás de paso disfrutar un poco de tiempo al lado de su novio.