Capítulo 1.
-Amo es hora de despertar- dijo un elegante mayordomo de pelo negro cual noche, piel blanca y tersa y con unos curiosos ojos rojos. ¿Su nombre? Sebastian Michaelis
- Cinco minutos más…- dijo un pequeño bulto entre las sabanas.
-Pero Amo, si no se despierta ¿qué pensará la señorita Elizabeth? Después de todo vendrá hoy…- dijo el mayordomo con una sonrisa burlona
-Tsk… como molestas- de entre las sábanas salió un chico que no pasaba de los 14 años, piel blanca como la nieve, pelo azul grisáceo y ojos azules, o mejor dicho un ojo azul, pues el otro tenía una marca peculiar… La marca de un demonio. Este chico es nada más, ni nada menos que el Conde Ciel Phantomhive
- Perdóneme amo, bueno precederé a vestirle- estaba en un silencio que empezaba a molestar al joven
-Sebastian….
-¿Sí amo?
-Cancela todo, no pienso aguantar a nadie.- dijo el Conde saliendo de la habitación
-¿Qué mosca le pico?- Mientras tanto el joven Conde, estuvo en su biblioteca buscando un libro de su agrado, hasta que encontró un libro de pasta blanca con detalles negros
-¿Qué?- tomo el libro y observo que el título estaba en otro idioma “Angelus fracti alis” decía la portada, las letras eran de un color rojo; ganado por su curiosidad abrió el libro y encontró unas palabras que decían “Esta es la historia de cómo me enamoré de un demonio”.
Guiado por la curiosidad siguió leyendo, pero las hojas estaban en blanco.- ¿Qué diablos?- aventó el libro a alguna parte de la biblioteca. Siguió buscando y al final encontró un libro de novelas policiacas y se dispuso a leer. Escuchó como tocaban.- Pasa
-Amo, le traigo el té de la tarde- dijo el mayordomo mientras iba deslizando un carrito.- Vaya veo que hizo un desorden- dijo al ver varios libros en el suelo, pero le llamo la atención el libro de pasta blanca, lo recogió y en ese instante le recordó algo.-Luné…- musitó para sí pero no lo suficientemente bajo para que su amo no lo escuchará.
-“Luné? ¿Quién será?”
-Amo, me retiro.- su amo se percató del rostro de su mayordomo, este denotaba tristeza. Cuando la puerta se cerró Ciel dejo la taza.
-Sebastian… si tan solo supieras que te amo- dijo antes de comenzar a llorar en silencio, después se quedó dormido. Tiempo después Sebastian entró.
-Amo, la cena…- miro como el chico tenía una expresión triste.-Ciel…- el mayordomo no resistió y beso a su amo, fue un simple rose pero de esa forma aclaro sus sentimientos-Amo, qué me ha hecho.- llevó a su amo a su habitación donde lo vistió y dejó dormir, lo contempló de nuevo y le parecía un ser de lo más hermoso.
Dejó a su amo solo y salió de la habitación; en ese instante una chica que no pasaba de los 18 se acercó a la cama y dejo el libro de pasta blanca en las manos del conde.
-Veo que enamoraste de él…- sonrió tiernamente, acariciando su cabello- Cuídalo y no te apartes de él, pues tú eres yo- depositó un beso en su mejilla y desapareció
A la mañana siguiente todo era normal, nada cambio excepto por algo. Ciel había recibido la visita de su prima y prometida, Elizabeth; esta chica rubia de ojos esmeralda, muy extrovertida amaba a su primo, sin embargo esta muchacha sabía que su primo no le correspondería nunca a sus sentimientos pues sabía de antemano que su adorado primo amaba a alguien y sabía que era un amor imposible.
-Ciel! ¡Juguemos a las escondidas!- dijo su prima con una brillante sonrisa
-Lizzy, tengo trabajo
-¡Vamos! Si jugamos te dejo el resto del día.
-Está bien-aceptó de mala gana.
-¡Contaré primero!- dijo la rubia, se volteo y tapó sus ojos, comenzó a contar desde uno mientras Ciel se escondía; le pareció buena idea ir a las habitaciones de sus sirvientes, entró a la primera la cual era de su mayordomo. Inspeccionó el lugar y entró sobre la cómoda un florero con tres rosas, al tocar una, está se volvió de rojo pálido
-¿Qué?
-Amo, ¿qué hace aquí?- Ciel volteo al escuchar la voz del pelinegro, estaba sorprendido y su corazón latía a mil por hora.
-N-nada, s-sólo me escondía d-de Lizzy
-Ya veo…- Ciel estaba enfrente de la cómoda con las rosas atrás, el demonio se dio cuenta de eso.- Puede ocultarse en mi armario, si gusta.
-Gracias- hizo caso y se metió dentro, mientras el demonio fue a dejar unas cosas y vio que una rosa estaba de un rojo pálido.
-“Si alguien llega a tocar alguna rosa y está cambia de color es porque está enamorada de una persona, y si esa rosa es tocada por ese alguien y el color se vuelve intenso es porque le corresponde”- iba a tomar la rosa que estaba de rojo pálido cuando una voz chillona lo saco de su ensoñación.
-Sebastian, ¿has visto a Ciel?
-Señorita, el preguntarme es trampa.
-Pero es que ya lo he estado buscando y no lo encuentro, el último lugar sería tu habitación ¿puedo revisar?
-Con gusto, me iré a terminar mis quehaceres- hizo una reverencia y salió. Lizzy comenzó a buscar y por fin abrió el armario, y entró a Ciel
-Te encontré!- Ciel tenía la mirada perdida que ni se dio cuenta que su prima lo había encontrado-Ciel?
-Eh? Me encontraste- dijo con una sonrisa forzada y triste
-¿Estás bien?
-Sí, perdón Lizzy ¿podrías retirarte? Estoy algo cansado
-Claro, Ciel…- susurró la chica con una sonrisa triste. Ciel salió de la habitación del mayordomo y se dirigió a la suya, cerró la puerta y se aventó a su cama; se pegó la almohada al rostro y gritó, gritó con todas fuerzas. Gritó de frustración, tristeza, enojo pero más de tristeza.
Cuando se escondió entre abrió la puerta del armario para ver a su mayordomo, cuando vio que se dirigía a las rosas le vio una expresión de tristeza y nostalgia, susurró otra vez ese nombre: “Lunè”, quien quisiera que fuera, al parecer hizo algo muy radical en su mayordomo y eso deseaba saber. Pero… ¿y si eso lo enojaba o entristecía? No deseaba separase de su mayordomo, aunque él no le correspondiera prefería mantenerse a su lado del mismo modo como ahora; lo amaba y eso era lo que le importaba. No tenía sentimientos mediocres por él de eso estaba seguro.
Lloró un buen rato en silencio, estaba por dormirse peor encontró aquel libro que encontró el biblioteca, lo abrió y encontró esa misma descripción “Esta es la historia de cómo me enamoré de un demonio”, pensaba que lo que encontraría serían las páginas en blanco como la última vez, pero la realidad es diferente.
Las páginas tenían palabras escritas a mano y por lo que supo era de una mujer. El texto decía así…
“Esta es mi historia de cómo me enamoré de un demonio.
Soy un ángel de alas rotas y él fue mi demonio de mirada roja.
Yo le amaba y apreciaba como a nadie, pero las cosas resultaron diferentes; tuve que irme de su mundo y sé que ahora él ha de estar devastado, pero tengo la certeza de que reencarnaré ¿qué cómo lo sé? Fácil… solo mi alma podrá leer esto cuando encuentre al demonio y acepté sus sentimientos.
Esto no es un libro en sí, sino un diario en donde solo mi alma podrá escribir lo que desee.
Si lees esto, espero que ames a Duisternis como yo lo amé y no te apartes de él por ningún motivo.
Ese es mi deseo y espero que lo cumplas.
Att: L.P. ”
El chico estaba impresionado, no sabía si era una broma o era cierto, pero después de hacer un contrato con el demonio todo es posible. La curiosidad le ganó y fue a la biblioteca para investigar de ese ángel y demonio.
Buscó en cada libro de la biblioteca hasta que encontró un libro titulado “Historia de ángeles, ángeles caídos y demonios”
Abrió el libro y busca la sección de demonios, después encontró a la familia cuervo:
“La familia Cuervo, reinantes del infierno actual. Esta familia ha permanecido en el poder desde que Dios creo a la mujer, el padre fue quien tentó a Eva a que comiera la manzana en el jardín del Edén, de ahí se hizo el rey.
Su esposa Andrómeda tuvo 4 hijos: el mayor Licht, Duisternis y los gemelos Kuro y Shiro.
Se dice que Duisternis se enamoró de un ángel caído, cuyo nombre se desconoce, su amor prevaleció por años sin embargo el destino cruel los separó. Por el dolor y el odio Duisternis se convirtió en el demonio más fuerte y astuto del infierno ganándose la corona del infierno”
Eso dejo impactado a Ciel, se preguntaba quién era aquel misterioso ángel, pero lo más extraño fue el hecho de que sentía que conocía a Duisternis, sentía que lo había visto antes.
-Amo, ¿qué hace aquí?- Ciel tiró el libro por el espanto
-¡Sebastian! ¡No me espantes así!
-Perdóneme, amo pero ¿qué hace usted aquí?
-V-Vine por algo, no es de tu incumbencia.- dejó el libro en el estante y salió a su habitación. Sebastian se quedó solo y fue hasta el estante y agarró el libro, encontró la página que estaba leyendo su amo y se sorprendió, pero a la vez se enojó.
Mientras tanto, Ciel caminaba a su cuarto y sin querer recordó el nombre de Duisternis y se sonrojó.
-“Si yo soy su versión reencarnada, debería buscar a Duisternis. Tal vez y eso me ayude a distraerme de Sebastian. Aparte ese nombre me causa felicidad y nostalgia. Tal vez lo conocí de chico.”- pensó mientras entró a su cuarto.
Mientras afuera un ser de cabello negro y ojos azules , miraba al pequeño azulino.
-Ciel Phantomhive… serás mío.