De pasados, presentes y futuros
Cuando la luz dejó a su sombra
Era tarde cálida de verano en la ciudad, hoy miles de televidentes, jovencitas y jovencitos; alfas y omegas así como betas prendía su televisión, su celular o su Tablet. Cualquier instrumento que los conecte al programa que hoy se transmitía.
Después de muchos años el dúo que cautivó a todos los estratos sociales y razas se unía de nuevo para cantar la canción que los volvió icono del amor y de la amistad así como del compañerismo.
Hoy volvían a reencontrarse la pareja que protagonizó una serie juvenil romántica deportiva hace 5 años. Los llamados “Luz y sombra de Teiko”. Se hicieron tan populares que desde ese momento las parejas ideales de alfa y omega se hacían llamar de aquella manera. Ya que mostraron con totalidad las características ideales de una pareja alfa-omega. La luz destellante, vigorosa, que cuida y protege incluso con su cuerpo a su pareja; la sombra que es el soporte, apoyo de su luz, de su alfa.
En ese entonces, el programa llegó a unos índices inauditos de rating. Quizás la razón de su brutal audiencia fue que ambos protagonistas eran amigos de la secundaria y que la serie estaba basada en su mítico complemento en aquella escuela durante unos dos años. Luego de hacerse populares como equipo mixto de basquetbol, los integrantes de Teiko se volvieron idols. Y una productora quiso llevarlo a la televisión, inventando un par de cosas aquí y allá, volviéndola una historia de amor que al paso del tiempo se volvió realidad…Sin embargo ¿Cuál es el verdadero límite entre la ficción y la realidad? ¿Cuándo las palabras de amor del alfa eran para el personaje o para el verdadero Tetsuya?
Y así como como la serie acabó con una hermosa ceremonia de unión y con unas escenas un poco subidas de tono que desbordaron erotismo. La pareja terminó su relación. Muy al contrario de lo que mostraron en la serie el alfa nunca mordió a su omega por lo que nunca fue suyo de verdad y a totalidad… ¿o habría sido lo contrario? Muchos mitos tras aquellas leyendas televisivas y del deporte.
Y después de tanto tiempo, ambos estaban con el corazón agitado, los sentidos tratando de que no se alteren y les hagan cometer una locura. Después de todo, en este mundo un alfa debía de guardar su feromonas que buscaban alterar al omega del que gustaba. Pero había cosas que aún no se podían controlar.
La música que tan bien les identificaba como personajes de aquella serie y en sus propias vidas... que bien concordaba con lo que vivieron y vivían…
El sonido de la guitarra encendió los corazones de toda la audiencia tanto los que estaban observando en vivo y en directo, por lo cual había hecho una larga fila en las afueras del estudio, tanto como los televidentes que no pudieron ir en persona por lo lejano del estudio, quizás. Aun así todos los jóvenes suspendieron sus actividades para observar esta presentación que quizás no se repetiría dada las circunstancias actuales de ambos.
Cuando la soledad se vuelva brillante, la sombra estará junto a ella.
La dulce voz del peli celeste resonó. Los alfas presentes sintieron su entrañas removerse. Era tan encantadora que quisieran que a ellos les calmara su soledad; mientras tanto un joven de la misma edad que los que se presentaban observaba desde el back stage, apretando sus dedos fuertemente.
Aquella mano que extendí hacia ti…no podrá ser tomada nunca más.
Y las lágrimas de todos comenzaron a llenarse en sus cuencas; después de toda esta canción fue para un momento de la historia en la que ambos se separaron.
Pero el público no era el único con las lágrimas atoradas en sus ojos. El joven omega peliceleste sintió que algo raspaba su garganta mientras las pronunciaba. Los recuerdos en su piel florecían.
Aomine:
El tiempo no puede ser regresado…solo queda seguir al futuro.
Ya no podemos arrepentirnos, solo queda demostrar lo que podemos hacer
Cuando la voz del alfa resonó fue turno de que omegas y betas sintieran el mudo tambalear. En contraste con su compañero, la presencia del alfa era deslumbrante, vigoroso y su voz grave, sometedora.
Kuroko y Aomine:
Hubo un tiempo en el que tú eras mi única realidad, pero la luz y sombra se separaron.
Enfrentando lo que nos venga…de forma que nos adaptemos, voy a decirte todo mi dolor…
Y cuando estas palabras duras fueron pronunciadas, el alfa tomo la mano del omega; El público estallo, no esperaban contacto alguno. Y entre los fans se plantó la idea de un “tal vez”
Es que simplemente nadie podía obviar la forma en la que el peli azul hizo que su omega girase hacia él y este terminase por cantar al mismo tiempo estas letras tan dolorosas.
Sin embargo ese contacto termino y Tetsuya giró su mirada hacia el público, intentando recordar su apariencia fría. “Porque es verdad, hubo un tiempo en el que tú eras todo para mí, Aomine-kun”...no podía obviar algo que era evidente….
Aomine:
Siempre que te escondas tras la luz, será un obstáculo para ti porque esa luz es tenue…lo sabes… ¿verdad?
Ahí está la razón de tu debilidad
Kuroko sonrió ante aquellas cínicas palabras.
Ellos no habían escrito la canción, pero sí habían colaborado. Kuroko ya no recordaba si fue el propio Aomine quien dio la idea de esas frases. Había olvidado como se sentía esas palabras de la boca de Aomine.
Kuroko
Incluso si es difícil para mí, no hay manera de detenerme. Tomando ventaja de todos para formar mí estilo…
Entonces fue momento para que Kuroko enfrentase con toda la voluntad que tenía al rostro de su ex amante... aunque realmente no supo que tan amantes fueron. Nunca entendió de quien se llegó a enamorar. Con quien…
Y el público no podía contener su contradicción de emociones. Algunos apoyaban a Aomine otros a Kuroko. Muchos de los betas estaban del lado del peli celeste, pero la mayoría de alfas del de Aomine ¿por qué?... Muchas razones y creencias encontradas.
Al contrario de lo que quiso Kuroko, Aomine sonrió en respuesta de esa manera tan arrogante como no podía resistir. Y lo notó, Aomine estaba exudando feromonas... el cuerpo del omega tembló de pies a cabeza, pero no retiró la mirada del otro. Tetsuya recordaba que en estas partes debían de cantar cerca, que era el momento en que ambos tratarían de entenderse en la canción, pero temió acercársele. Por lo que Aomine nuevamente sujetó su brazo y lo acerco junto a su cuerpo.
Aomine y Kuroko
Las abrumadoras opciones no me dan una respuesta… ¿Tal vez esa sea la razón de mi enfado?
“Por qué no lo hacen aun no entiendo por qué” pensó Kuroko
Los fundamentos deben de ser claros desde el comienzo aunque se suponga que no lo necesitamos.
Aomine nunca resolvió que era lo que más le llamaba la atención de Tetsuya pero era simplemente todo él que le llevo a querer hacerle desde las cosas más tiernas hasta las cosas más imperdonables en su actual sociedad. No sabía si su alfa interior era demasiado joven para ese entonces o si simplemente era así de “animal”.
La música continuaba, todos estaban a la expectativa de la parte siguiente. Aquella en la que se veía claramente sus posiciones de alfa y omega. Porque un alfa debe de tener las riendas ¿no? Y un omega... un omega esperará por siempre…
Aomine: No hay manera de que me ganes
Y pensar que esas palabras se las dijo en la realidad, pensó Tetsu.
Kuroko: Solo quiero verte sonreír de nuevo.
Y lo que más odiaba de sí mismo era que estas palabras fueron su verdadero sentir Y...quizás el aun sentir de su omega interior, porque un omega solo quiere lo mejor para su amado alfa. ¡Pero no más!...
Aomine: No me importa la luz que tengas ahora…
Los celos... todos los sintieron, el aura de pantera territorial de Aomine se sintió en todo el estudio, tanto que los otros alfas se pusieron a la defensiva. No podían evitarlo, era Aomine mandándole un mensaje a un alfa especial, quería Tetsuya consigo y ahora mismo.
Kuroko: Aun separados seguiremos adelante...
“Por eso odio esta canción” hubiese querido que ese pensamiento fuera cierto, pues en ello invirtieron tantos pasajes entre tristes y bonitos de lo que tuvieron. Pero debían de seguir adelante ¿verdad?
Aomine: Estas muy lejos...
Kuroko no pudo evitar que su mirada se quedara clavada y su cuerpo también cuando el moreno acerco su mano libre a su mejilla, acariciándola suavemente mientras le decía ello. Porque sí, ahora estaban tan lejos el uno del otro.
Kuroko: No podemos regresar…
Aunque fuera la letra de una canción era la verdad... se lo debía a…
Quiso quitar la mano de Aomine de su mejilla, pero solo pudo cerrar los ojos e inhalar el fuerte aroma de Aomine. Su omega interior parecía despertar de un sueño en el que lo tenía sometido mediante supresores. Su omega interino quería dejarse absorber por la luz destellante de la presencia de su alfa.
Aomine: …No podemos regresar..?
Kuroko había sido especial desde el comienzo Y como alfa su naturaleza no debería preguntar, pero le sacaría la verdad, porque estaba seguro de que podrían regresar. Sí era solo una interpretación pero el dulce aroma que empezaba a emitir Kuroko en respuesta a su ligero tacto le indicaba que esta presentación no tenía nada de ficticia, era un nuevo cortejo. Así que deslizo su manos sobre los sedosos cabellos peli celeste ¡Oh como los extrañaba! Su alfa interior hubiese querido olfatearlo mejor.
Kuroko: ¡No debemos regresar!
Si bien en esta parte en la que el personaje de Aomine intentaría seducir de nuevo a su pareja, en respuesta el omega le rechazaría pero le diría su verdadero sentir. Eso estaba en el plan cuando fue escrita la canción, pero la realidad era tal cual.
Aomine: JA JA ...Lo sabía!
Tras la sonrisa el público no podía más con sus sensaciones alteradas. Estaba totalmente enfebrecido por la carga sexual y llena de feromonas de la presentación, pero no solo eso… No era que miraran con ojos de deseos al omega y al alfa parados en el escenario. Era más bien las miradas de necesidad que se dedicaban, los temblores de su cuerpo, sus naturalezas internas gritándose, llorando por estar juntos de nuevo.
Kuroko y Aomine: hasta llegar al límite no me detendré…
Kuroko y Aomine:
Hubo un tiempo en el que tú eras mi única realidad, pero la luz y sombra se separaron.
Antes de que Tetsuya se alejara nuevamente, Aomine le tomo de la muñeca, esta vez el peli celeste no se escapó. Sino que poso su mano sobre la de Aomine. Esa caricia tierna encendió algo nuevamente en el alfa, algo que pensó no volvería sentir. Ningún otro omega o beta había podido hacerle sentir esa necesidad… Es decir ¡Era Él! Uno de los alfas que pensaba que no se necesitaba de nadie para sentirse completo, pero está ahí, intentando encontrar señales en los bellos ojos de su ex pareja.
Enfrentando lo que nos venga…de forma que nos adaptemos, la distancia crece dentro de mi corazón...
Las voces de ambos resonaron al tiempo preciso, formando una armonía suave, conmovedora, acompañado de la música, de aquel sonar de guitarra tan desgarrador….
Kuroko tomo de las solapas a Aomine y se mantuvo en puntillas, enfrentándole con toda lo que le quedaba de autocontrol, con toda la voluntad de ser un omega libre que alguien le había regalado, pero que hoy estaba punto de tirar a la basura.
Las abrumadoras opciones no me dan una respuesta… ¿Tal vez esa sea la razón de mi enfado?
Los fundamentos deben de ser claros desde el comienzo aunque se suponga que no lo necesitamos.
Con un rápido alejamiento, ambos terminaron de espaldas hacia cada lado del público. Sus voces resonaron juntas en un largo y al final se apagaron, dejando una huella en las almas de todos los presentes.
El público en todos los rincones del país se levantaba para batir sus palmas en un homenaje a los dos antiguos amantes. Estos agradecieron. Kuroko dio un saludo especial y una ligera reverencia, Aomine sonrió y se sintió nostálgico. Una pregunta pasó por su cabeza... se sintió…
Antes de que pudiera hacer algo, Kuroko salió del escenario. Protegido por sus guardaespaldas beta se refugió en los brazos de aquel que le esperó durante toda la tortuosa presentación en el back stage.
Aomine solo pudo observar a su omega en brazos de otro alfa... su instinto le mandó a abrirse camino aunque sea golpes; pero su propia gente le detuvo, entre varios alfas le contuvieron hasta que Momoi le inyecto el supresor.
Alguien debió de hacerlo también con Tetsu pues aquel exquisito aroma dulcete desapareció progresivamente. Desde su lugar gruñó pues quería sentirlo cerca de nuevo. Iba a tener que tomar medidas drásticas de ser necesario.
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No entendía bien que hacía ahí sentado en medio de tantas personas. ¿Qué demonios pasaba con él?
¿No se suponía que todo en el mundo del espectáculo había terminado?
Vaya alfa que resultaba ser. Pero era una verdad que no podía ocultar. Él lograba manipularlo de formas en las que nadie pensaría que un omega podía manipular a un alfa. Pero después de todo aquel no era cualquier omega, le llamaría con toda certeza “El omega” pues estaba muy por encima de su especie completa. No había punto de comparación. Sin embargo, entendía porque era así. Aquel tenía la responsabilidad, cargaba sobre sus hombros el peso de demostrar que por muy omega que sea estaba por encima de muchos alfa.
Era duro, mucho más de las exigencias que él sufría por ser alfa; mucho más de la presión social y de sus fans que recibía.
… Y por otro lado... ¿sus fans?
¿En verdad se involucraría nuevamente en este despreciable mundo?
Si bien aquel era una gran razón para regresar… no sabía exactamente que llevaba a de verdad estar sentado ahí firmando autógrafos, desperdiciando su valioso tiempo en el que debería estar estudiando para su próximo examen final de este semestre.
Una voz conocida interrumpió su cuestionamiento, así que dirigió sus ojos verdes hacia el televisor cercano. Las fans giraron también su mirada: ahí estaba… ese par que les causó tantos problemas. Suspiró, por lo que veía no podía dejar de pensar en ellos en busca de su bienestar. Aun sentía culpa de no haber podido hacer algo por ayudarles. Pero como podría si en aquel entonces también estaba muy confundido, por ello mismo había huido a la universidad...la universidad de Tokyo, nada menos. Era exitoso en los estudios, si seguía ahí era seguro que se graduaría en medicina con honores.
—Shintaro…
Y ahí estaba el omega, aquel ser que estaba por sobre cualquiera de su especie, que le tenía amarrado en un círculo vicioso. Sus ojos no podían dejar de observarle, conocía su dolor. Sabía que había mucho más dentro de él, pero no sabía cómo sacarlo.
Un ritmo que conocía bastante, que todos los presentes conocían demasiado empezó a sonar en detrás de ellos. Las muchachas se emocionaron y volvieron su mirada hacia la pareja del pequeño escenario.
Se había montado en una librería un fan metting y firma de autógrafos solo para un pequeño grupo selecto de fans. Los invitados eran Midorima Shintarou y Akashi Seijurou, dos de los más cotizados jóvenes idols de hace un par de años, del tiempo en que aquella serie deportiva y romántica les llevó de ser conocidos como un equipo fuerte de basket de escuela media a ser idiolos entre los jóvenes alfas, omegas y betas. Este evento y la presentación de Aomine y su ex pareja Kuroko Tetsuya, juntos otros más eran parte de lo que sería una gran noticia para todos los fans.
Mientras Akashi y Midorima permanecían sentados, una alfa mujer de porte recto, y cabellos a los hombros tomo el micrófono y les anunció cual era la sorpresa que habían preparado para estos asiduos fans que habían invertido una fuerte suma por el fanmetting.
Frente a todos, salió de tras bastidores alguien en quien Midorima tenía sus ojos, aunque no entendía del todo bien porqué. Lo olfateó... su olor era tan estremecedor, era como sentir la adrenalina de un volcán cercano a explotar, pero a la vez tenía ese agradable dulce de omega, era algo que desde su nariz a todo su cuerpo llevaba una especie de placer….Era Takao Kazunari, vocalista de la banda Olcoldex, aquella banda que había puesto el tema de cierre de su serie.
Midorima debía controlarse. Era médico, o al menos estaba en busca de ello. Parte de su entrenamiento era resistir al encanto omega por muy fuerte que sea este. Después de todo podría enfrentarse a emergencias que involucrasen jóvenes y vírgenes omegas. Y lamentablemente los vírgenes omegas eran los que más dulces olían. Así como el joven pelinegro de pantalones ajustados que tenía cerca. Sintió un fuerte impulso de pararse, pero una mano le detuvo. Miro a su lado y Akashi le mandaba una orden, pero a la vez un ruego silencioso. Y sus ojos no pudieron abandonar los de este.
La voz de Takao volvió a sacarle de la prisión en la que la mirada de Akashi le enviaba. Pero como si la mirada del pelirrojo hubiera sido un supresor no volvió a sentir ese remoción de entrañas de hace un momento.
Takao cantaba a capela y encantaba a los jóvenes: los omegas que querían ser tan sensuales como él y los alfas que morían por un poco de su atención. Su presentación estaba contratada para unos minutos, pero decidió finalmente regalar otra canción a sus fans. Y no era por ser un gran artista, sino porque quería seguir olfateando las hormonas tan de semental que emanaba el alfa cercano. Había tomado supresores mas no usado odorantes, por lo que no se pondría como “perra en celo” pero definitivamente su omega interior se removía de gozo al sentir tan excitante aroma, tan diferente al salvaje normal de cualquier alfa, este era tan refinado… tan diferente al alfa promedio... pero cuando todo terminó y tuvo que marcharse con la imagen de Midorima Shintaro observando a los ojos a su prometido.
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Aun recordaba claramente cómo es que le había conocido. Le necesitaba….
Estaba perfectamente ahí, viviendo de sus pasteles, viviendo de lo que creaba con sus enormes y aparentemente torpes manos. Aunque “sus compañeros” le dijeran que era muy solitario, tenía suficiente con lo que tenía.
Gracias a su fama ganada en aquella tonta serie, a su parecer, había conseguido sus primeros clientes, sus primeros proveedores. Por supuesto había sido un idol. Uno de aquellos de los que aparecen en cajas de cereal y de los dulces que tanto le gusta. Sin embargo, no le veía nada de grandiosa a la serie. No llegaba a ninguno de los programas que él veía con verdadero afán. Le parecían cliché.
Quizás sería este resentimiento porque finalmente esta serie había terminado por destruir los lazos de sus antiguos amigos, por cambiar el carácter de todos ellos a hacerlos seres despreciables... se incluía él mismo entre ellos. Por eso se mantiene a lo lejos.
Sin embargo ahora, que al fin hacía lo que le gustaba, es decir preparar dulces, pasteles que la gente amaría por su sabor, por su textura, porque eran un regalo preciado para alguien querido…. Al fin tenía ello, Akashi a quien respetaba, temía a partes similares le había dicho que todos debía regresar, que era momento de volver ¿volver a dónde?
El enorme hombre tenía sospechas de a qué volverían. Seguramente filmarían alguna secuela, película... no tenía ganas de ello. Si no fuera porque Akashi se había ganado su respeto y temor, le habría respondido más fácilmente. Sn embargo le había dicho que lo pensaría.
Al fin el púbico se fijaba en su pastelería no por ser un ex idol sino por la calidad de sus dulces. Un alfa haciendo dulces... y no cualquier alfa, un enorme alfa, de apariencia temible. Era físicamente todo lo que un verdadero alfa quisiera. No era para menos provenía de un clan de espíritu oso, todos sus alfas eran enormes. Él era como una oveja negra entre ellos. Ninguno veía como un empleo verdadero para alfa el ser pastelero. A Murasakibara no le importaba sus opiniones...quería aplastarlos con el rodillo.
Lo que si le importa fue la última critica que recibió, la cual decía que eran pasteles ricos, bien hechos pero que les faltaba alma. Quiso aplastar a aquel crítico, aquel viejo que decía que era porque Mursakibara seguía siendo un alfa sin emparejar y que por tanto era un artista sin verdadera intención de vida, que no sabía lo que realmente era regalar algo a la persona amada. Y era que quizá sí tenía razón. A Murasakiabra solo le importaba hacer pasteles y disfrutarlos, hacer que otros disfruten de ellos. No se tomaba a verdad el ser un alfa, no andaba olfateando el aire en busca de omegas libres, de esos olores dulces que le hastiaban.
Y justo cuando pensaba, el programa que estaba viendo terminó y empezó el siguiente. Iba apagar el televisor pues eran musicales y no quería nada que le hiciese recordar aquel estúpido pasado. Sin embargo la voz que empezó sonar, la figura que se movía en el escenario era sin duda de aquel pelinegro, del joven con olor a pasteles… deliciosos pasteles cabe agregar.
Su voz resonó digna, firme. Fuerte con gracia que solo un omega podía poseer. Su cuerpo se movía ágilmente al ritmo de la guitarra, se abstrae en ello, se veía tan sublimemente entregado al placer de cantar y escuchar la música que la banda tocaba para su voz.
Y aquel quiebre en su voz en el cambio de nota... oh vaya fue suficiente para que el enorme cuerpo de peli morado temblase.
Por un momento quiso estar en el programa para al menos escuchar unas palabras dirigidas directamente.
Y sin embargo todo lo que pudo hace es tomar su celular, encenderlo y devolverle la llamada a Akashi solo para decirle “estoy dentro, Aka-chin”,