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LEYES & AMOR por Angel90

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Notas del fanfic:

Los personajes de Los Caballeros Del Zodiaco que fueron utilizados para la creación de esta historia le pertenecen al japonés Masami Kurumada.

— ¡Maldita rubia teñida! —murmuró con rabia Ikky al sentir el ruido proveniente de la oficina de su jefe. Entre los ruidos y golpeteos de piel con piel que venían de allá, lo tenían empalmado— No sé cómo un hombre tan inteligente se deja embaucar por esa cualquiera —dejó salir un suspiro apesadumbrado, ya que daría lo que fuera por ser al que su jefe estuviese follandolo.

Ikky llevaba cinco años trabajando con Saga de Géminis, abogado reconocido y muy cotizado, proveniente de una reconocida familia. El hombre tenía solo treinta y cinco años y era rico, sofisticado y endemoniadamente atractivo. Lo que hacía que le llovieran las mujeres, desde que Ikky empezó a trabajar con él abogado, al primer año perdió la cuenta de las mujeres que desfilaron por esta oficina buscando algo más que la asesoría de su jefe.

Desde el momento que Ikky conoció a su jefe quedó irremediablemente enamorado, lo que lo llevó a tener una existencia muy solitaria, ya que prácticamente vivía para poder trabajar para Saga, siempre tratando de hacer más de lo que le correspondía para agradar al hombre. Ikky no se hacía ilusiones ya que su jefe era hetero, pero era demasiado masoquista, no quería alejarse

–¿Cómo le dices a tu corazón que deje de sentir?– suspiró derrotado ya que viendo a lo largo de los años los gustos de su jefe en mujeres, desde el cabello rubio, delgadas, atléticas, ojos claros.

Lástima que no le gusten los chicos —dijo en voz baja. El muchacho se sobresaltó saliendo bruscamente de sus pensamientos al escuchar una fuerte discusión proveniente de la oficina de Saga, de pronto la puerta se abrió y salió la rubia casi desnuda insultando a su jefe. Ikky se sintió horrible, ya que se suponía que no debería estar ahí, sino almorzando. El chico casi salió fuera de su piel cuando sintió quebrar algunas cosas de vidrio de su jefe y gritar a todo pulmón a la mujer:

NO TE QUIERO VER NUNCA MÁS CERCA DE MÍ —El joven se encogió al ver esta nueva faceta de su jefe. Vio a la mujer a medio vestirse mirarlo enojada al verlo presenciando la pelea.

¿Qué haces ahí, cabrón? —la joven insultó a Ikky, que se encontraba tras su escritorio.

Lárgate antes que llame a seguridad —Saga salió desnudo de su oficina, la tomó de un brazo y la sacó a la fuerza dejándola en el pasillo antes de cerrar con fuerza la puerta en sus narices.

¡Esto me lo pagaras Saga! —gritó la mujer a través de la puerta.

Saga apoyó su espalda contra la madera y recién ahí se dio cuenta que Ikky estaba sentado en su escritorio viéndolo ruborizado hasta las orejas y con la boca abierta de la impresión, hizo una mueca al ver la reacción del muchacho.

—¿Llevas mucho tiempo ahí, Ikky? —indagó con los ojos entrecerrados, frunciendo el ceño al ver que el muchacho se ponía aún más rojo y no lograba articular palabra.

Yo… yo… he… —El cerebro de Ikky había hecho corto circuito al ver al hombre de sus sueños como Dios lo trajo al mundo, no se dio cuenta que se había formado una tremenda erección en su bragueta, el pantalón de vestir que llevaba no hacía nada por ocultar su estado.

Yo te había dicho que te fueras a almorzar y no volvieras hasta las tres de la tarde —dijo malhumorado el hombre—. Bueno, ya que estas ahí ve a ordenar mi oficina mientras me doy un baño.

Sí, señor, de inmediato… —el joven se levantó rápidamente y se dirigió a la oficina de su jefe, bajo la atenta mirada de éste, al que no se le pasó por alto la rabiosa erección que el muchacho ostentaba.

Saga frunció el ceño al ver que su cuerpo reaccionó al ver la erección de Ikky, observó al joven ordenar su oficina, se dio cuenta que estaba aún sonrojado y evitaba mirarlo. Él sabía que Ikky era gay, por cosas que había observado atentamente a lo largo de los años, el chico le gustaba, era honesto, fiel, dedicado, ingenuo y muuuy falto de experiencia, estaba seguro de que a pesar de tener veinticinco años, era virgen. Él había probado con chicos en la universidad, pero ninguno le causó mayor impresión. Y ahora estaba ahí, observando cada movimiento de su secretario.

Hizo una mueca y decidió probar algo, pero primero entró al baño y se aseó rápidamente para salir desnudo y acercarse por detrás a Ikky, lo apretó firmemente contra su cuerpo y tomó la erección de éste en su mano derecha, con la otra lo afirmó. El joven pegó un brinco y jadeó asustado.

Me parece que alguien está muy caliente —susurró contra el oído izquierdo del joven, lamió el lóbulo de su oreja al sentir el estremecimiento de Ikky, sentía que el chico lo deseaba, quedó claro cuando no trató de detenerlo, ni objetó que lo tocara tan íntimamente— ¿Qué paso que desobedeciste mis órdenes, bebé? Se supone que es tu horario de almuerzo.

Yo… disculpe señor Geminis… no tenía dinero, así que regresé a la oficina — respondió asustado, sentía su corazón galopando a mil por hora.

¿Tan mal sueldo te pago que no te alcanza para el almuerzo? —susurró su pregunta suavemente sobre el oído del chico.

No, es que le presté a un amigo y me quedé solo con el dinero para irme a casa.

Ay Ikky, siempre tan generoso… ¿serás igual de generoso conmigo? — preguntó sugestivamente rozando su erección contra los glúteos de su secretario— Sabes lo que quiero —Saga no esperó respuesta y empezó a desabotonar el pantalón del muchacho, dejando que cayeran en un montón sobre sus tobillos, introdujo su mano por la pretina de los bóxer y gimió audiblemente al sentir la piel totalmente suave y libre de vello alrededor del pene del joven — eres toda una caja de sorpresas, jovencito.

Me gusta así —respondió sin aliento.

—¿Quién te está follando? —sintió al muchacho ponerse rígido, por lo que lo volteó y lo hizo mirarlo a los ojos, levantándole el rostro, acción que hizo que el muchacho se pusiera más rojo.

No… yo… no he… no lo hago —logró decir entre susurros.

—¿Te ha tenido alguien antes, Ikky? —el muchacho lo miró con sus lindos ojos azules cuajados de lágrimas y negó con la cabeza, esta acción llegó al corazón de Saga, ya que estaba acostumbrado a mujeres voraces, decididas y sexualmente promiscuas, el sentir que Ikky era virgen y tímido, hizo que se sintiera sobreprotector, él conocía perfectamente al joven, aunque éste no lo supiera, siempre había estado al pendiente de él. Ikky le había demostrado su lealtad de muchas formas— Tranquilo bebé, no te haré daño, lo prometo.

Tomó el rostro del joven entre sus manos, lo miró intensamente por unos segundos antes de inclinarse y besar suavemente sus labios sonrosados y apetitosos, fue un beso delicado, con el fin de explorar, conocer.

Ikky suspiró, no podía creer que su sueño se estaba haciendo realidad después de tantos años de amar en silencio a Saga, lo asombraba lo delicado y cuidadoso que estaba actuando con él, del tiempo que lo conocía no recordaba haberlo visto actuar cariñosamente con nadie, excepto con él, pero creía que ese trato se lo había ganado porque era un buen empleado, que se adelantaba a las necesidades de su jefe. Se deleitó al sentir que el hombre mayor introducía la lengua en su boca, le encantó su sabor, la fricción y la invasión. El joven se dejó llevar, levantó sus brazos y rodeó el cuello de su jefe con estos. Gimió encantado cuando sintió que Saga lo abrazaba y levantaba contra su cuerpo desnudo, haciendo que ambas erecciones se friccionarán juntas, se excitaran. Saga lo llevó hasta el sofá y lo ayudó a tenderse antes de subir sobre su cuerpo.

Saga se sentía excitado como nunca, era algo nuevo para él, el querer dar placer a otra persona, siempre había sido un poco egoísta y se preocupaba por su propia satisfacción personal. Pero al sentir gemir tan tímidamente al muchacho su corazón se sintió tranquilo por primera vez en su vida adulta, dejó de besar a Ikky y lo miró a los ojos.

Eres una linda caja de sorpresas, sabes que después de esto nada volverá a ser igual —vio que el muchacho lo mal interpretó, al ver como sus ojos se llenaron de lágrimas—, hey, chiquito…

—¿Quieres que me vaya? —preguntó triste.

No quise decir eso —besó la frente del joven y acarició su cabello antes de sonreír— después de esto quiero poder tomarte cuando quiera, me gustas mucho, Ikky. ¿Qué dices?

Mmmm… me gustaría mucho —respondió el joven sonrojándose hasta las orejas. Saga sonrió al verlo.

Es agradable tener a alguien que se sonroja, me gustaría proteger esa inocencia tuya tan linda —Saga acarició a conciencia el cuerpo del chico antesde soltarlo. Suspiró, esperaba no arrepentirse por la decisión que acababa de tomar en su mente—, arriba bebé.

Pero… ¿ya no me deseas? —preguntó agobiado el muchacho.

Por supuesto que sí, pero he tomado una decisión, quiero más de ti que solo sexo. Así que arriba, no quiero que tu primera vez sea en esta oficina, deseo que sea especial —lo ayudó a levantarse, lo atrajo hacia su cuerpo y lo abrazó — Pronto… muy pronto ambos disfrutaremos el uno del otro.

Me gustaría mucho —susurro Ikky muy emocionado.

Me alegro, porque he hecho planes para nosotros, quiero que te vayas antes a tu casa, te pasaré a buscar a las ocho de la noche, iremos a cenar juntos.

Ohhh… eso me encantará —dijo muy emocionado, su cara irradiaba felicidad.

Bien, ahora cubre ese lindo trasero, me tienes caliente —esto lo dijo palmeando suavemente un glúteo del chico.

El joven se vistió rápidamente, su expresión era alegre, Saga lo vio dirigirse sonriendo a la puerta.

Ikky… —el muchacho lo miró con una interrogante escrita en su expresión— ven acá —esperó a que estuviese junto a él para inclinarse y besar suavemente sus labios—, estoy impaciente porque llegue la noche. Ve a casa ahora, duerme una siesta, no quiero que te duermas en la cena.

Gracias lo haré, de todos modos no tenías ningún cliente programado para hoy —dijo con buen humor, antes de salir de la oficina.

Saga vio alejarse al muchacho, sonrió al ver lo transparente que eran cada una de las emociones del joven, le gustaba eso de él, era un cambio refrescante después de tanta mujer fría y calculadora. Sabía que muchas de esas mujeres solo lo veían como un trofeo, no les importaba el hombre. Con Ikky sentía que era todo lo contrario, lo que hacía sentir un calorcillo especial en su pecho. Hacía mucho que el muchacho venía invadiendo sus pensamientos en momentos realmente engorrosos y otros no tanto, como el otro día en el supermercado cuando vio una caja de bombones de licor, la cual había comprado en un momento de arrebato al recordar cuanto le gustaban a Ikky, aún la tenía en el cajón de su escritorio sin decidirse a dársela. Sonrió al pensar que ésta sería la ocasión ideal para regalársela. Se vistió rápidamente y decidió irse a su casa, no sería malo para él descansar un poco y aprovechar que tenía todas sus citas de trabajo canceladas.

Una vez en su casa fue directamente a baño donde se aseó prolijamente, cuando terminó se dirigió al dormitorio y se tendió desnudo sobre la cama, tal vez sería bueno dormir unos cuantos minutos, no quería estar desgastado para Ikky, al pensar en el muchacho sonrió, planeaba dormirse muy tarde esta noche y terminar más que desgastado si todo salía bien con el muchacho. Recordó muchos enfrentamientos con sus padres, pero ya estaba cansado de darles siempre el gusto, era hora que viviera su propia vida y si eso incluía una pareja del mismo sexo, bienvenido sea, había quedado más que cabreado con todas las féminas que había conocido, sabía que era culpa de él, ya que ellas no lo satisfacían, pero por las apariencias, se vio obligado a tener siempre una de ellas colgada de su brazo, sabía que las había buscado del lado equivocado, todas mujeres frívolas y muy zorras, no quería que ninguna de ellas tocara ni de cerca su corazón, ya que desde hacía cinco años él sabía cuál era la persona indicada, solo no había tenido la suficiente valentía para arriesgarse y enfrentar a su familia.

El saber que Ikky estaba tras su escritorio mientras él se follaba a Marin, lo hizo decidirse, en los ojos del muchacho vio tantas cosas en ese momento, dolor, asco, decepción y por qué no decirlo: anhelo, tal vez de ser el que estuviese en sus brazos. No, no podía seguir con esto, ya no era aceptable seguir teniendo a su pequeño hombre en espera y solo dándole pequeños indicios para que no perdiese el interés, el muchacho ya había madurado, ya no era en niño que entró a trabajar en su oficina con solo 20 años. Se había convertido en un hermoso hombre frente a sus ojos, un hombre que esperaba conservar, que valoraba y quería. Sabía que también Ikky lo quería, se lo decían sus ojos cada vez que lo miraba, sus acciones, siempre había estado pendiente a lo largo de los años hasta del más mínimo detalle para agradarlo. Todas estas cosas lo habían llenado y tenían su corazón tranquilo, pero ya no podía dar más largas al asunto, su hombre también tenía necesidades y él iba a ser quien lo iba satisfacer, no esperaría que otro en un descuido se lo arrebatara por ser un imbécil. Se durmió en unos minutos con estos pensamientos en mente, con su cuerpo y alma alivianados.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, espero que pronto suba el siguiente capitulo....

Se aceptan todo tipo de comentarios...


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