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UNA DESPEDIDA por ANGEL_USUEGUI_SHINDOU

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Notas: Bueno, pues estoy de regreso con está historia, cabe aclarar que aquí Yuki, es un soldado…jejejejeje, no pregunten x que. Una vez hecha la aclaración los invito a leer. Este fic está elaborado con fines de entretenimiento.
 
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Habían crecido siendo vecinos, siempre se llevaron de maravilla y disfrutaron de jugar a orillas de la ciudad, junto al riachuelo, el cuál se encontraba cerca de campos, bosque y huertos, no lejos de un hermoso campanario, perteneciente a un colegio para ciegos.
 
Grandes amigos eran, a pesar del áspero carácter de uno y la alegre mirada del otro…siempre juntos, uno cerca del otro, sin separarse.
 
Uno de ellos con cabellera dorada, como las espigas que crecían en los campaos, al igual que su mirada dorada, callado y siempre reservado…el otro, de cabellera rosada y encantadora mirada violeta…libre como el viento, alegre…siempre feliz.
 
Tenían ya 22 y 18 años respectivamente, pero por compromisos del de mirada dorada no se habían visto por casi 3 años…si, aquellos niños que eran inseparables, tuvieron que alejarse para cumplir los sueños de cada uno…bueno más bien, el rubio había tenido que partir al lado de sus padres; sin embargo, los padres de aquel chico de mirada encantadora habían regresado…pero él…él no había vuelto.
 
El encantador rubio de mirada fría y dorada se llamaba Eiri, pero sus amigos lo llamaban “YUKI”, él otro de mirada soñadora se llamaba Shuichi…un hermoso nombre adecuado para aquel chico de alegre carácter.         
 
Un día, aun no muy entrada la tarde alguien llamo a la puerta del joven de cabellera rosada. El chico se levanto de su asiento dispuesto a abrirla…realmente era encantador el chico, su mirada más pura que el agua…su sonrisa, una sonrisa tierna y tranquilizadora…él más bien era de complexión frágil…en la mano llevaba una revista dedicada en su totalidad a como vivir en el extranjero.
 
-¡¡¡EIRI!!!!- exclamo sorprendido de ver al rubio, a su amigo de años.
 
-¿Puedes salir a dar un paseo?- pregunto el rubio mirándolo a la cara. Era una persona tímida, incluso con aquel chico que era su amigo de años. Siempre ocultaba sus verdaderos intereses…siempre daba la impresión de parecer un agente secreto que se hubiera detenido en ese lugar brevemente, mientras cumplía una misión de suma importancia. Siempre apacible…sin mostrarse ante los demás, aun cuando los asuntos le importarán en extremo…
 
-¿Un paseo?- pregunto confundido el joven de cabellera rosada y es que dado el hecho de que no lo había visto un par de años, le sorprendió que lo único que su amigo le había dicho fuera eso.
 
-Un pie delante del otro- contesto el rubio- entre las hojas y el césped…así como por encima de los puentes…
 
--Vaya Eiri que sorpresa, no tenía ni la menor idea de que estuvieras en la ciudad, pues he visto a tu madre está mañana y nada me ha comentado con respecto tuyo- menciono el joven de mirada violeta.
 
-Acabo de llegar- contesto súbitamente el rubio.
 
-Que sorpresa, creme que te vez muy bien con ese uniforme puesto, tu madre ya me había comentado que habías ingresado en él, pero jamás creí que aguantarías tanto, con eso de que cuando éramos niños eras un tanto perezoso y nunca aguantabas los régimen de ejercicio que nos ponían los profesores en el colegio- sonrió un momento, dejando anonadado al rubio por su  encantadora sonrisa- vaya…que ironía de la vida.
 
-Si,  eso mismo creo yo- contesto el rubio, quien era capitán del primer cuerpo de la armada aérea…realmente se veía sumamente apuesto, cosa que no paso desapercibida por el joven pelirrosa, pues no podía apartar su mirada de aquel rubio encantador….su uniforme azul y lleno con medallas que lo condecoraban al valor, honor…su porte, digno de una persona de alto mando, lleno de un aire imponente y despampanante. Estiró la mano, pidiendo la revista que llevaba su amigo.
 
-Me puedes enseñar ese libro’?- pregunto un poco dudoso.
 
-Me voy lejos de esté lugar- contesto el pelirrosa mientras le entregaba la revista.
 
-Ya lo sé…pero ¿Por qué?- pregunto el rubio interesado por saber aquella respuesta que sabía de antemano.
 
-Quiero hacer una nueva vida, me voy con alguien que me ama y estoy seguro me hará muy feliz- dijo el pelirrosa seguro de sus palabras y creando en el rubio un aire de inseguridad.
 
_Demos un paseo- solo atino a decir el de mirada dorada.
 
-No puedo, ahora mismo me encuentro muy ocupado haciendo los preparativos para mi viaje-
 
-Vamos, si damos un paseo, te pondrás sonrosado y eso si que se te verá muy, pero muy bien, además él se pondrá contento-
 
El chico se sonrojo, al darse cuenta con que tono de voz le había dicho aquello…su tono había sido más suave y tierno que cualquiera de las otras veces con las que había hablado con él.
 
-¿Entonces sabes de quien se trata?
 
-Mika me escribió, me dijo que se trata de Sakuma, el chico con el que solíamos jugar cuando éramos niños- menciono un tanto melancólico al evocar aquellos recuerdos y es que la verdad jamás pens´+o que aquel hombre le quitaría a su más preciado amigo.
 
-Sí, seguro que te gustará, es un gran cantante, muy famoso y me ama muchísimo- sonrió al evocar la imagen de su novio.
 
-Tal vez- contesto cortante el rubio.
 
-Vendrás a despedirme mañana al aeropuerto?- pregunto el pelirrosa un tanto entusiasmado por saber la respuesta.
 
-Eso lo dudo mucho.
 
-¿Acaso es corta la licencia que has pedido?- pregunto insistente el pelirrosa.
 
-¿licencia?- dijo, mientras estudiaba un anuncio de dos páginas dedicado a un suéter tejido con hilos de oro- No estoy de licencia.
 
-¿Cómo?- pregunto el chico aun más confundido.
 
-Soy lo que suele llamarse un desertor- dijo sin dejar de mirar el anuncio.
 
-Oh, ¿pero como puede ser eso?- menciono  preocupado.
 
-Seguro que sí, no deberías sorprenderte, tu mismo acabas de decir que soy de las personas que no puede soportar llevar un régimen- comento aun apretando la revista y mirando fijamente el anuncio.
 
-Pero ¿porque Eiri?
 
-Necesito saber que diseño te gusta más…y de que diseñador- y se puso a leer los nombres de los diseñadores de aquellos suéteres-¿Albemarle?¿Heather?¿Legend?- alzó la vista y por primera vez en mucho tiempo sonrió sinceramente- Pienso regalarte este suéter, ya que pronto será tu cumpleaños.
 
-Vamos Eiri…dime la verdad- a pesar de los años, él joven habría aprendido a diferenciar cuando su amigo le decía una mentira.
 
-Deseo dar un paseo- insistió nuevamente el rubio.
 
Realmente que a veces el rubio podía ser desesperante, el joven de cabellos rosados se estrujo las manos, lleno de una angustia fraternal.
 
-Me estás engañando, en realidad no desertaste, si bien he dicho que no te gustan las cosas con régimen, también se que desde pequeño soñabas con ser un soldado del ejercito en el que trabajo tu padre- menciono seriamente el pelirrosa.
 
Eiri imitó en voz baja el sonar de una sirena policíaca y luego levanto la mirada para ver al chico frente suyo.
 
-¿De…de dónde?- pregunto preocupado el pelirrosa.
 
-Fort Bragg- dijo el rubio.
 
-¿Shibuya?-
 
-Exacto, cerca de Fayetteville.
 
-¿Cómo fue que llegaste?
 
El chico levanto el pulgar haciendo gesto de pedir aventón – Me tomo una semana entera lograr llegar hasta aquí- dijo sonriendo
 
--¿Lo sabe tu padre?
 
-No vine a ver a mi padre
 
-¿Pues a quien veniste a ver?- pregunto desconcertado el joven pelirrosa
 
-A ti
 
-¿A mí?¿Porque a mi?
 
Tomo aire y  decidió decirlo todo de una vez- Porque te AMO. Y ahora, ¿pordemos comenzar nuestro paseo?
 
Aseaban ya, por un bosque cuyo suelo estaba cubierto por hojas, pues era otoño. Shuichi enojado, dijo rechinando los dientes y cercano a las lágrimas:
 
-Eiri, esto es una verdadero locura
-¿Por qué habría de serlo?
 
-Pues porque creo que es un momento muy inoportuno para decirme que me amas. Nunca antes me hablaste así.
 
-Sigamos adelante- dijo él, sin tomar importancia al comentario que el joven le había hecho.
 
-No, hasta aquí y ni un  paso más- dijo molesto del todo el chico de mirada violeta-no debí salir contigo.
-Pero lo hiciste
 
-Por alejarte de la casa. Si alguien hubiera pasado y te hubiera escuchado hablar como lo hacías…no puedo ni imaginar lo que hubiera pasado…
 
-¿Qué habría pasado?- pregunto el rubio mirando a los ojos de su pelirrosa.
 
-Que quizás le hubiera dicho a Ryuichi.
 
-¿Por qué te pones así?- pregunto nuevamente el rubio al notar la desesperación y aun más, el enojo de su amigo.
 
Respirando profundamente Shuichi lanzó un largo discurso:
 
-Déjame decirte que me honra mucho la locura que has cometido. No creo que hayas desertado. Aunque tal vez lo hiciste. No puedo creer que me ames…eso es algo que considero una locura, tu jamás me demostraste nada, pero…
 
-Te amo- interrumpió el rubio, mirando al pelirrosa a la cara. 
 
-Bien, pues me siento muy honrado por ello y te aprecio muchísimo como amigo, deberás que si…Pero es demasiado tarde- y se aparto un paso del rubio- Nunca intentaste ni siquiera mirarme o besarme- agregó protegiéndose con las manos- No quiero decir que lo hagas ahora, sino que resulta que todo esto es demasiado inesperado: No tengo ni la más remota idea de cómo responderte.
 
-Pues camina un poco más. Goza el momento.
 
Comenzaron a caminar de nuevo.
 
-¿Cómo saber que esperar? Nunca he hecho algo parecido- comento repentinamente el rubio.
 
-Quizás esperabas que e lanzara a tus brazos y te dijera lo mismo que tu me dijiste.
 
-Quizás, no estoy muy seguro de ello.
 
-Pues siento haberte decepcionado- menciono el pelirrosa mientras miraba el semblante lleno de tranquilidad de su amigo.
 
-No estoy decepcionado. De hecho, creo que esto, yo mismo me lo he buscado. Pero esto, el caminar a tu lado como cuando éramos niños, es muy agradable.
 
Shuichi se detuvo una vez más:
 
-¿Sabes que es lo que va a ocurrir en este momento?
 
-No
 
-Pues que nos estrecharemos la mano. Nos estrecharemos la mano y nos separaremos como lo que siempre hemos sido, amigos. Eso es lo que va a ocurrir en este momento-
 
Eiri asintió con la cabeza:
 
-Muy bien. Recuérdame de vez en cuando. Recuerda cuanto te amo.
 
Sin poder remediar, Shuichi rompió a llorar sin poder mirar a Eiri se volteo y contemplo el espeso bosque.
 
-¿Qué quiere decir esto?- pregunto desconcertado el rubio.
 
-¡Que estoy muy enojado!- contesto Shuichi. Y apretando los puños, agregó-No tienes ningún derecho…
 
-Necesitaba saberlo…
 
-Si te amará te lo habría hecho saber antes.
 
-¿Lo habrías hecho?
 
-Si- y volviéndose hacía él, lo miró, el rostro completamente enrojecido- Lo habrías sabido.
 
-¿Cómo?
 
-Lo habrías visto. Yo no soy muy ducho para ocultar esas cosas…si simplemente mi mirada me delata.
 
Eiri se puso a pensar en ese momento a observar de cerca el rostro de aquel joven al que amaba tanto. Para consternación del pelirrosa, lo había dicho era muy cierto: Su mirada no sabía ocultar su amor. Y lo que Eiri miraba en ese momento era un muy puro amor. Y entonces el rubio hizo lo que hacía mucho tiempo quería hacer…lo estrecho fuertemente entre sus brazos y lo beso dulce y tiernamente, transmitiéndole todo el amor que sentía y que por tanto tiempo se había guardado.
 
-¡Que difícil es entenderse contigo!- exclamo Shuichi, una vez que Eiri lo soltó.
 
-¿Conmigo?
 
-No debiste hacerlo- dijo tocándose los labios.
 
-¿No te gusto?
 
-¿Qué esperabas?¿Un abandono pasional y salvaje?- dijo el pelirrosa un tanto molesto
-Ya te lo dije, nunca se lo que va a pasar a continuación.
 
-Yo sí. Que nos vamos a decir adiós.
 
-Muy bien- menciono el rubio frunciendo el ceño ligeramente.
 
-No lamento que nos hayamos besado. Fue grato. Debimos hacerlo antes, ya que fuimos tan amigos. Siempre te recordare Eiri…buena suerte.
 
-También para ti
 
-Mil gracias Eiri.
 
-Treinta días- menciono súbitamente el rubio.
 
-¿Treinta días?- pregunto confundido el pelirrosa.
 
-Treinta días de encierro. Eso es lo que va a costarme un beso, pero vaya que me alegro.
 
-Yo…lo siento. Pero no te pedí que vinieras- menciono el pelirrosa.
 
-Ya lo sé, me ha dado gusto deberás.
 
-desde luego no te mereces ninguna medalla de héroe por haber hecho algo tan tonto como lo que hiciste.
 
-Ha de ser agradable sentirse héroe- Por inquietud ambos comenzaron a pasear una vez más, recorriendo aquellos lugares que solían visitar cuando eran niños.
 
-¿Lo amas de verdad?- pregunto el rubio intrigado.
 
-¡Claro que lo amo!- contesto violentamente el pelirrosa-¡No me iría con él si no lo amará!
 
-¿Y que tiene de bueno el chico?
 
-¡Pues vaya, ya te lo he dicho!- exclamo el pelirrosa- ¿Te das cuenta de cuan ofensivo es lo que preguntas?¡Ryu tiene muchas, muchas cosas buenas!. Pero nada de esto te concierne amo a Ryu y no tengo porque discutir contigo sus méritos.
 
-Perdón
Y súbitamente Eiri lo besó otra vez. Y lo besó por que él lo deseaba.
 
Ambos se sentarón debajo de un manzano. Las abejas zumbaban entre los árboles y Shuichi estuvo a punto de quedarse dormido…pero se dio cuenta de que el rubio si se había dormido profundamente y mientras él dormia, lo estuvo adorando con todo el corazón.
 
Así aso una hora…en la cual el joven pelirrosa no dejo de mirar a su amado rubio.
 
-Eiri- lo llamó
 
-¿hummmm?- dijo él abriendo los ojos
 
-Es tarde debo irme ya.
 
-Te amo- le replico una vez más el rubio.
 
-Lo sé.
 
-Demasiado tarde- dijo el rubio.
 
-Demasiado tarde- confirmo el pelirrosa.
 
Poniéndose de pie, el rubio se estiro.
 
-Fue un agradable paseo y una muy buena despedida- dijo el rubio.
 
-Así lo creo yo también.
 
-¿Es aquí donde nos separamos?
 
-Así es- menciono el pelirrosa- ¿A dónde piensas ir?
 
-Pediré un aventón y me entregaré.
 
-Te deseo mucha suerte.
 
-También para ti. Ven conmigo, no te vayas con él, por favor Shu.
 
-No.
 
Sonriendo. Lo miró fijamente por un momento. Y después se alejó, caminando con rapidez. Shuichi observaba como la sombra de su gran amor se iba desapareciendo cada vez más.
 
Eiri se detuvo y volteo para mirarlo una vez más.
 
-Ven conmigo y seamos felices…¡TE AMO!!!- grito para poder ser escuchado.
 
No pudiendo contenerse más corrió a los brazos de su amado rubio, permitiendo que él lo estrechara entre sus brazos con un abrazo protector y lleno de amor.
 
-Yo también te amo Eiri…Te amo desde siempre y lo seguiré haciendo durante el resto de mi vida.
FIN
 
NOTAS: Bueno, pues espero le haya gustado, cambie un poco mi estilo, pero bueno es que quería que quedará como cuento, espero que no me haya quedado muy feo…jejejeje…me inspire gracias al fragmento que leí de Kart  Vonnegut y su cuento: Un largo paseo…él ha sido quien ha hecho que mi inspiración volviera.
 
Bueno me despido y mil gracias por leer.
 

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