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Momentos fugaces (Albafica de Piscis) por NeferetteRoju

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Shiori Teshirogi y Masami Kurumada. 

 

Notas del capitulo:

Albafica x Shion 

¿Ahora si se le hará a nuestro querido santo de Aries?

El Santuario, 6:00 de la mañana, Templo de Piscis: yacía dormido el hermoso guerrero cuya belleza aumentaba cuando caía en los brazos de Morfeo; toda la noche había transcurrido bien hasta que en el comienzo del alba, el guardián de piscis sintió unas extrañas sensaciones que hacían retorcer su cuerpo, ¿acaso soñaría algo interesante? Dentro de un rato más la sensación despertaría a Albafica de Piscis, se sintió extraño y al parecer reflexionaba mucho sobre lo que soñaba.


–Qué tipo de sueños son estos, jamás había tenido uno así, murmuraba modorro cuando quitó las sabanas que lo cubrían, pero, una forma desconocida llamó su atención lo suficientemente para despertarlo bien y más cuando intentó ponerse de pie –Auch, pero qué… qué significa esto, ah, demonios…  qué se supone que debo hacer, ah , espero que pase pronto. Al parecer nuestro pececito era primerizo en esto y no tenía ni idea de lo que significaba estar en ese estado y para su infortunio ese día había sido citado en la sala del patriarca.


Albafica se dirigía a la sala, iba un poco lento ya que se sentía muy incómodo, por suerte la armadura tapaba su vergonzosa situación, pensaba. Por fin llegó a lugar e hizo el correspondiente saludo


–Que bueno que estás aquí Albafica, debo pedirle un favor.


–Si su excelencia.


–En las villas cercanas se han presentado algunas tormentas que han devastado las construcciones, sin embargo sería bueno asegurarse de si estos acontecimientos en realidad fueron de forma natural o si hay otro tipo de energía en ese lugar, sé que no es algo que exija el trabajo de un santo de oro pero contigo y con Shion podrían solucionar el asunto en un abrir y cerrar de ojos en caso de que fuera otro tipo de mal. También no debemos olvidar que parte de nuestro deber es proteger a los aldeanos por lo que ya le he pedido a Shion que con su telequinesis ayude a reacomodar las construcciones, es más que nada un favor servicial ¿de acuerdo?


–Si su excelencia.


De esa manera Albafica se retiraba para ir a las afueras de Rodorio, llevaba su capa encima de su abrigo y cargaba su armadura en la espalda, al parecer aquella incómoda sensación ya había bajado pero aún no estaba del todo bien, estaba algo preocupado pues no querría que su compañero viera lo que le había pasado, no imaginaba la vergüenza que pasaría si este lo llegara a descubrir.


El pisciano ya llegaba al Templo de Aries, se pausó un poco en la entrada y respiro profundo, “Ya, no pienses en algo tan trivial” se decía.


–Buen día Albafica, veo que estás preparado para la encomienda, dijo Shion.


Albafica se sobresaltó un poco porque no se dio cuenta de cuándo apareció Shion.


–Buen día Shion, estoy listo para partir, dijo asintiendo con la cabeza.


Pronto se encontraron cruzando el pueblo de Rodorio, había muchas personas trabajando, mujeres comprando mandado, niños jugando, a los dos caballeros les alegra ver la tranquilidad en el pueblo, luego Shion vio un restaurante y dijo


–¿Te gustaría ir a desayunar?, jeje verás, yo aún no he comido nada, dijo sonriendo.


Albafica se sintió algo nervioso –ss…sí está bien, contestó.


Entraron al lugar y se acomodaron en una de las mesas que estaban más alejadas del resto por petición de Albafica, Shion miraba atentamente la carta y no tardó mucho en decidirse a ordenar. Ya habían ordenado, y mientras esperaban Shion comentó


–Nunca imaginé poder compartir un almuerzo contigo, debo decirte que me alegra acompañarte.


– ¡hm! Albafica se sonrojó un poco al escuchar eso –a, si, gracias, no sabía que decir.


Sus platillos llegaron y se pusieron a comer sin más.


Luego del almuerzo se apresuraron a su destino, de todas maneras ya no estaban lejos.


–Estuvo delicioso ¿no lo crees Albafica?


–Sí por supuesto.


–Deberíamos repetirlo algún día.


–mmm, no lo creo Shion. Respondió el pisciano.


–Oh ya veo… dijo Shion desanimado.


–Creo que hemos llegado, comentó Albafica.


–Si es cierto, apresurémonos.


Ambos caballeros se acercaron a los habitantes para hacerles preguntas sobre lo sucedido, Albafica no percibía ningún cosmos maligno por lo tanto concluyeron que no había nada fuera de lo normal así que Shion solo se dispuso a levantar las construcciones dañadas. Pasaron dos horas y Albafica que aunque quisiera no podía ayudar mucho a los habitantes se mantuvo sentado en una roca alejado de donde estaba Shion, sólo lo esperaba, de pronto el calor subía pues aún portaba la capa pero no quería quitársela porque aún tenía un bulto en medio de las piernas que podía llamar mucho la atención.


–demonios, ojala  termine pronto.


Albafica se puso de pie pero al hacerlo sintió mucho dolor “qué me pasa, cómo puede ser esto tan doloroso, rayos ¿debería ver a un médico?, cómo se quita esto” se reprochaba cuando no le quedó más que volverse a sentar.


–Albafica, gritaba el carnero –Ya he terminado, las personas muy amablemente nos ofrecieron una comida, ¿quieres quedarte?


“No puede ser” pensó Albafica. –Lo agradezco pero sabes que no debo estar tan cerca de las personas, ve tú para que no declines su invitación mientras yo me adelantaré, explicó.


Shion asintió y regresó con los aldeanos. Albafica deseaba llegar lo más rápido al santuario pero por más que quisiera el incluso caminar le molestaba.


-¡Espera Albafica! Gritó Shion cuando estaba a punto de alcanzarlo.


–Pensé que te quedarías a comer.


–Les dije que teníamos que volver de inmediato y que por eso no podíamos.


Lo que Albafica quería era irse sólo pero bueno, ya que podía hacer. Siguieron caminando hasta que se encontraban cerca de un riachuelo.


–Estás sudando mucho por qué no te quitas la capa, preguntó el ariano.


Albafica se apenó –No me gusta que me dé el sol.


–Entonces por qué no te quitas el abrigo.


El pisciano no podía creer su situación –No te preocupes así estoy bien, contestó.


–Pues yo iré a beber agua de ahí ¿no quieres beber tú? Creo que te haría bien.


–hm suspiró Albafica.


Se acercaron al riachuelo por donde corría agua cristalina y apetecible. Shion se quitó el abrigo, tomó  el agua en sus manos para sorberla y luego lavaría su rostro.


–Qué pasa, ¿no vas a beber? 


Albafica deseaba no estar ahí, si quería beber agua pero la distancia que había de su rostro a la orilla sería muy dolorosa, aun así decidió actuar como si nada, se inclinó lentamente, cuando ya estaba arrodillado quitó su capa y se dispuso a beber, Shion lo veía de reojo “Algo no anda bien con él”. Shion se incorporó y tan solo esperaba a que el pisciano también lo hiciera pero no lo hacía, estaba totalmente quieto así que Shion se acercó y pudo ver la cara de sufrimiento de su compañero.


– ¿Pero qué te pasa? Albafica ¿te sientes mal?


–No… no puedo… no puedo ponerme de pie, dijo sumamente avergonzado.


Shion le dio las manos y lo jaló para que pudiera levantarse pero en ese momento


–Auch


–Qué tienes.


–No lo sé, sólo sé que es horrible, pero me da mucha vergüenza.


–pero por qué, preguntó cuando al ayudarlo a sostenerse vio un gran bulto entre sus piernas, comprendiendo todo.


–Entonces es por eso, dijo.


Albafica asintió.


–jeh, rio –No debes avergonzarte solo debiste pedirme que me quedará allá, no te preocupes, si quieres iré primero para que termines.


– ¿Qué? Expresó Albafica, ¿terminar?


Shion se quedó sorprendido       


–Por su puesto si no lo haces será aún más doloroso, anda no te fijes en mí.


–Es que no te entiendo, dijo Albafica con una mirada desconcertada y con las mejillas sonrojadas.


– ¿eh?, ahaha rio sutilmente –acaso nunca te había pasado esto, bueno aún eres muy joven, también tienes 18.


Albafica seguía sin comprender, Shion comenzó a acercársele, levantó el abrigo y desbrochó el pantalón del pisciano.


–Qué estás haciendo.


–Tendrás que disculparme, sé que no te gusta que te toquen pero ahora es necesario, dijo sonriéndole. Bajó el cierre lentamente, abrió el pantalón y liberó la erección del pisciano, Albafica se puso mucho más rojo de lo que ya, Shion lo tomó con su mano y comenzó a masajearlo.


–ah, gimió –Shion no sigas, esto es muy raro.


–No lo es, al contrario, esto es tan natural, no tienes de qué sentirte culpable, además solo así sabrás que hacer en otras ocasiones.


 Le explicó cuando el carnero se puso en cuclillas, hizo a un lado el abrigo y acercó su boca. Sus labios tocaron el miembro palpitante de piscis y luego su lengua comenzó el contacto también, Albafica sentía mejoría pero aún no estaba convencido que esta fuera la forma correcta de solucionarlo.


–Shion, no debemos… ¡ah!, gimió Albafica cuando el caballero de Aries deslizó toda su lengua a lo largo de su miembro mirándolo provocativamente, Fica tan solo comenzaba a agitarse, también su temperatura aumentó por lo que decidió quitarse el abrigo; de esta manera al estar más cómodo tomó entre sus dedos el cabello del ariano el cual era muy sedoso, se sentía muy bien acariciarle. Mientras tanto Shion seguía comiéndose al pez, pues ya lo tenía dentro de su boca, degustaba y degustaba, gemía y gemía, poco después Albafica alzó su cabeza en dirección del cielo, su rostro reflejaba un intenso placer, sus ojitos cerrados y su tentadora boca semi abierta, era un deleite semejante escena.


–hm, hm, ah comenzaba a gritar.     


–Shion creo que ya…


Shion seguía succionando cuando de repente Albafica le propició una patada en el pecho lanzándolo hacia atrás alejándolo bruscamente, Shion no entendía por qué hasta que observó que en ese momento Albafica se volteó un poco para dejar caer su semen sobre la tierra. Shion aún se encontraba en el suelo observando a su compañero que estaba un poco ido pues estaba inclinado recargando sus manos en sus piernas respirando profundo como arrepintiéndose. El carnero se levantó, se sacudió y dijo.


– ¿Te sientes mejor?  


Albafica le dio la espalda y contestó exaltado


–Sabes lo arriesgado que fue hacer esto, no me imagino lo que te hubiera pasado si hubieras llegado a probar eso, decía mientras se volvía hacia su compañero pero cuando lo hizo Shion estaba tendido inconsciente – ¡Shion! Gritó apresurándose a cárgalo en su espalda para rápidamente ir al pueblo por ayuda.


Ya casi al anochecer en el primer templo se encontraba el patriarca que había decidido bajar a Aries en compañía de Kardia, Dohko, Manigoldo y Dégel  alistados por si fuera necesario ir a buscar a Shion y Albafica.


–Ya es demasiado tiempo, no puedo creer que hayan dejado que les sucediera algo, deberíamos ir a rescatarlos, dijo Kardia.


–Ellos no son tan débiles, comentó Dohko.


–Pero si también estás preocupado después de todo son tus amigos favoritos, dijo Manigoldo.


Dohko se sonrojó levísimamente.


–Creo que han llegado dijo Dégel levantándose de la silla en la que estaba.


–Es cierto dijo el patriarca.


Ciertamente estaba llegando Albafica que traía en la espalda a su compañero Shion, rápidamente se acercó Dohko y Kardia para sostener las armaduras y el otro sostener a Shion introduciéndolos al templo.


–Pero qué ha pasado, preguntó el Patriarca.


Albafica sintió nerviosismo –Fffu… fue un pequeño accidente, sufrió un envenenamiento por mi culpa, lo que pasa es que cuando comimos él tomó mi vaso por equivocación.


–Y cuánto lleva así, preguntó Dégel


–Pues casi cuatro horas pero lo he llevado con un médico en Rodorio, le dio un tónico, lavó su boca y dijo que estaría mucho mejor en la mañana por lo que debe reposar el resto del día. “¿Toda la boca?” pensó Manigoldo alzando una ceja.


–Yo en verdad lo lamento, dijo muy arrepentido.


–No te preocupes, yo lo cuidaré, dijo Dohko.              


 –Muchas gracias, contestó el pisciano.


–Bueno supongo que por lo demás todo está bajo  control, dijo el patriarca.


–Sí, todo está en orden, contestó Albafica.


–Entonces regresemos a nuestros templos, Dohko cuidará a Shion por esta noche.


–SÍ, contestaron todos.


Kardia, Dégel, el Patriarca y Manigoldo fueron primero que Albafica que se había quedado a explicar las indicaciones del médico a Dohko.


–Muy bien Albafica estará bien conmigo.


–No sabes cuánto te lo agradezco Dohko, muchas gracias, hasta mañana, dijo antes de retirarse.


Cuando Albafica pasaba por el cuarto templo, Cáncer, una voz le intervino.


–Veo que has crecido mucho, comentó Manigoldo recargado en un pilar de su templo.


–Qué, dijo Fica


–Me preguntaba que era ese olor que cruzaba mi templo, un olor embriagante, vaya ni tu soledad pudo resistirse al encanto de la lujuria, o ¿me equivoco?


Albafica lo veía con seriedad.


–Como sea, no te preocupes, estás en todo tu derecho, más que nadie.


–Tengo que irme, si me disculpas, dijo Albafica continuando su paso.


–Muy bien, que descanses, le dijo Cáncer –Wow cómo envidio a Shion, le decía en voz alta –Sabes, espero que un día yo también pueda caer enfermo por envenenamiento, lo espero con ansias.


Albafica sólo pensó que era un tonto y apresuró su paso desapareciendo de la escena.


–Ah este chico en serio; chulada… quien no quisiera morir en el intento la verdad. Decía Manigoldo mientras entraba a sus aposentos.             

Notas finales:

Gracias por leer, espero que lo hayan disfrutado.


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