Amor total
Razonar irracionalmente
Eres innecesariamente astuto. No, no me vengas con argumentos estúpidos. ¿Qué si trato de escapar? Sí, es verdad. He tratado desesperadamente de escapar de ello, no es como si tuvieras que señalarlo. Nunca me he dejado llevar por ello, que tú lo hagas no es mi problema.
Te repito, el amor, en esencia, es ridículo. Amar es sinónimo de encadenamiento voluntario. Además de ser una completa mentira. Dicen que el amor lo es todo, que lo puede todo, puedes construir y destruir todo bajo la excusa del amor. Pero, no se puede amar totalmente. Siempre hay algo, algo que odias de lo amado. ¿No te parece una paradoja de mierda?
Y es así, como llego a mi punto. Amo a mi hermana, lo sé. Es, probablemente, el único amor que no negaré. Pero como todas las cosas, hay algo que odio de ella. Y eso, eres tú. ¿Lo ves? es imposible amar por completo.
Ahora bien, no sé quién es más patético. Si tú, con tu patética visita, o el patético que abrió la puerta, o sea, yo. El caso es que, para mi desgracia, parece que la balanza se inclina hacia mí, porque sé a lo que has venido, antes de que me lo digas. Lo sé porque te estoy prestando más atención de la que mereces. He intuido perfectamente lo que pretendes. Y la respuesta es no.
No, porque amo a mi hermana más que a mí mismo. Nunca haré algo que la lastime. Mucho menos traicionarla con el hombre que ama. Y no, tampoco que es no me agrades. Para mi mala suerte comparto demasiado con mi hermana, incluyendo los gustos.
No sonrías. No es por ti, es porque así como eres la parte que odio de ella, ella es la parte que amo de ti. No pienses que se trata de otra cosa. Me gustas por eso, por ser parte de ella…ok, también me gusta tu cara, tienes una linda cara, lindos ojos y linda sonrisa. Pero no pienses que eso puede ser amor. Te odio, realmente siento que te odio. Pero como el amor, no puedes odiar del todo. Es una basura, ¿lo ves?
Bien, para dejarlo más claro: que me gustes no significa que voy a dormir contigo. Porque es eso a lo que has venido. Y la respuesta es no. Ahora, te agradecería que te vayas.
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Cuando su monologo terminó, Kaname, por fin, levantó la vista hacia su interlocutor. Le miró sin querer mirarlo realmente. Algo dentro de él se movía en dirección contraria y de alguna manera temía que aquello se reflejara en sus ojos.
Delante de él, el novio-prometido de su hermana le sonrió suavemente. Su cabello lacio y plateado cayó sobre su frente, cuando ladeo el rostro con condescendencia. Un brillo lánguido y momentáneo, le recordó la presencia de los percings en una de sus orejas.
Percings, pensó, éstos fueron la causa de su mala primera impresión. Sólo verlos le había repelido.
Kaname era elegancia pura, pulcritud, buen gusto…y ese frente a él era todo lo contrario. Cabello que no conocía los peines, jeans rotos, tenis sucios, camisas semi abiertas, y si usaba corbata, jamás la anudaba correctamente y, por supuesto, estaban los percings, ¡caray! ¡Tenía un tatuaje en el cuello! ¿Cómo podía su hermana salir con algo así?
Y sin embargo, cuando esos ojos se posaban en él, anodinos, indiferentes y escépticos, no podía evitar sentir recogimiento. Dentro de su pecho algo punzaba. Porque con todo, esos ojos penetraban más allá de lo que era capaz de reconocer. Y esa era otra razón para no verlo directamente a los ojos.
Zero rió para sí mismo sin emitir sonido. Se mojó los labios con lentitud y entonces, su monologo empezó.
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Dices que el amor no es completo, que no es total. Pero te equivocas. Yo amo a Yuuki completamente. Sé que vas a decirme, que si fuera así no estaría aquí. Bien, sí, acertaste. Quiero dormir contigo. Pero eso no significa una traición hacia ella.
¿No lo entiendes? La amo. Y al igual que tú no tengo intención alguna de lastimarla. Si te das cuenta, no somos tan diferentes. Si quisiera herirla podría elegir a cualquiera, ¿no? Cualquiera que pudiera decirle, que pudiera mostrarle lo que he hecho. Pero eso, es algo que no harás tú.
La amas, tanto como yo. Y si me permito engañarla con alguien, debe de ser contigo. Porque incluso de esto la protegerás, porque no permitirás que se desilusione. Tú que la valoras, callaras. Tú que la amas, lo entenderás.
Ahora, sé lo que me dirás, que: qué necesidad tengo de engañarla. ¿Si la amo, no me basta con ella? Mi respuesta es simple: La amo por completo y eso, te incluye. Así que, si lo piensas, no la estoy engañando. No hay traición alguna. Es amor total.
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Para cuando las últimas palabras fueron dichas, Zero estaba tan cerca de Kaname, que éste no pudo rehuir a su mirada. Por primera vez, sintió que sus argumentos habían sido derrotados con otros más simples y tal vez, torpes. No, se dijo, eran argumentos poco convencionales y válidos, para su desgracia.
¿Qué hizo?
Se aferró a la camisa a medio cerrar de aquel rebelde, y le atrajo hacia él. Y para su sorpresa, descubrió que los labios odiados tenían su sabor favorito…