Al acabar las guerras, las dos familias más poderosas tomaron el poder, estas eran los Uchihas y los Senjus; los que antiguamente fueron enemigos en la actualidad gobernaban juntos la villa.
Se encontraban reunidos los jefes de ambas familias y junto a ellos sus hermanos, el gran apoyo de cada líder. Junto al moreno de mayor edad, Hashirma, se encontraba su hermano menor, un peliplateado de mirada intimidante , que miraba con aparente odio a los hermanos Uchiha. Estos que se encontraban al otro lado de la mesa miraban con fingida indiferencia a los contrarios. El mayor de los dos, Madara, escuchaba atentamente lo que su compañero, Hashirama, decía, queriendo acabar rápidamente con todo aquello. Su hermano menor, Izuna, miraba todo aquello totalmente concentrado, admiraba ver como su hermano mayor controlaba toda aquella situación de esa forma tan “fuerte”. Pero también su atención se centraba en otra persona, de vez en cuando su mirada caía sobre aquel peliplateado que se encontraba frente a él, pero rápidamente la apartaba. Madara al darse cuenta de esto frunció ligeramente el ceño, dándole un pequeño golpe en la pierna al menor, dirigiéndole una seria mirada para que dejara de hacer eso. Al acabar la reunión ambas familias se despidieron y luego se dirigieron cada uno hacia su respectivas zonas, ya que al ser ambas familias los lideres vivían en una especie de “vivienda” en la cual se dividía en dos zonas, una para cada familia.
Luego de asegurarse de que ya estaba solos y que nadie los pudiera escuchar, Madara cogió a su hermano del brazo, tirando con algo de fuerza de él para que detuviera el paso y se colocara frente a él.
-¿Qué coño se supone que hacías ? - Gruño el mayor malhumorado, mirando a su hermano con el ceño fruncido.
-No...no sé de que hablas...-Respondió el menor nervioso, apartando la vista rápidamente.
-No me jodas, le estabas haciendo ojitos al gilipollas de Tobirama, ¿qué te pasa? - Murmuró sin dejar de mirar fijamente al contrario, apretando con fuerza la mandíbula.- Sabes muy bien que ese tío odia a nuestra familia, por muy aliados que sean nuestros.
El menor al escuchar todo esto, bajo la mirada, fijándola en sus pies, apretando con fuerza sus puños.
-¡Pero bien que tú si te puedes tirar a Hashirama!Ahí no veo que te importe que sea un puto Senju. -Luego de gritar todo esto a su hermano mayor, Izuna sin dejarle contestar, salió corriendo, alejándose todo lo posible de su hermano, en aquel momento necesitaba alejarse de él, no podía ni verlo.
En el otro lado del castillo, los hermanos se encontraban sentados en el salón. El mayor miraba con una pequeña sonrisa a su hermano. Mientras se quitaba un mechón de su cabello de la cara comenzó a hablar.
-Tienes a Izuna loquito por ti..-Miró fijamente al contrario, sin quitar la sonrisa de su rostro.
-Tsk...callate.- Sin quitar la típica expresión de indiferencia del rostro se puso de pie y se dirigió hacia la puerta, pero antes de salir se paro y miró a su hermano.- Es un Uchiha, no soy como tú, no me pienso relacionar con ellos.
Al acabar de decir esto Tobirama salió de la habitación, cerrando con fuerza la puerta al salir, caminando hacia la salida de la casa.
Mientras caminaba por uno de los pasillos, un cuerpo chocó contra el suyo, logrando que ambos cayeran al suelo.
-Joder...- El de cabellos color plata se frotaba la zona donde se había golpeado mientras se ponía de pie, mirando al culpable de su caída con el ceño totalmente fruncido.
-Lo siento...-Murmuró Izuna mientras se ponía de pie, alzando la mirada; al hacer esto, se dio cuanta de con quién había chocado. Al ver su rostro, sus mejillas se comenzaron a colorear de un rojo muy intenso, bajando la mirada nuevamente.- Tobirama..yo no te vi...lo siento...
-Hm...-El mayor miró con gran indiferencia al contrario, recordando en ese momento la conversación que había tenido con su hermano había tan sólo unos minutos.- Mejor alejate y ya.
Esa respuesta tan cortante logró que Izuna apretara con fuerza los puños, se daba cuenta de cuanto odia tenía el Senju hacia él y eso no dejaba de molestale.
-¿Por qué me odias tanto?..-El moreno no pudo evitar que esas palabras salieran de sus labios, sorprendiéndose a si mismo de haber dicho eso.
-¿De verdad eres tan idiota? -Tobirama se giró para así poder encarar al menor, mirándole con una ceja alzada, esperando una respuesta, pero al ver que no la obtendría, decidió continuar hablando.- Os odio a los Uchiha en general, no os soporto...vosotros fuisteis los asesinos de mis hermanos, nunca os perdonaré todo eso. Que mi hermano no tenga respeto por sus recuerdos y se acueste con tu hermano no es mi problema...-Mientras hablaba se fue acercando al cuerpo de Izuna, dejándole acorralado entre la pared y su cuerpo. Cuando estuvo totalmente pegado a su cuerpo, pudo notar como la respiración ajena era cada vez más rápida, logrando que una pequeña sonrisa de satisfacción se situara en sus labios. Se acercó al oído del contrario, para de esta forma poder susurrar sobre este.-Ten en cuenta algo, yo no soy como mi hermano y si me acerco a ti, sólo te haré sufrir...-Se separó del cuerpo ajeno al terminar de hablar, ampliando su sonrisa al ver el estado en el que había dejado al contrario. Le dedicó una última mirada antes de continuar caminando, manteniendo una pequeña sonrisa maliciosa en su rostro.
Por su parte, Izuna no había podido soportar todo aquello y terminó sentando en el suelo, con la espalda apoyada contra la pared. Mientras recordaba las palabras que le había dicho el peliplateado, juntó las rodillas a su pecho y apoyó la barbilla sobre ellas. Unas pequeñas lágrimas bajaron por sus mejillas, humedeciendo su rostro. Luego de estar unos minutos así, logró dejar de llorar, por lo que se limpió el rostro y se puso de pie, comenzando a caminar sin rumbo fijo, necesitaba aclarar sus sentimientos.