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Mi pequeño Ciel. por CheekyMint21

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Notas del capitulo:

¡HOLA! ^^ Ehh… vale, mi nombre es Cheeky y soy nueva por estos lares:3 y bueno, éste es mi primer fic de Kuroshitsuji y aunque sé qué ya hay MILLONES de fics realmente buenos de ésta parejita no pude resistirme a los encantos del demonio más sensual y el niño más kawaii y orgulloso del mundo *¬* Así qué bueno, espero de corazón qué a quiénes leáis os guste ésta idea rarosa y loca qué ya venía dándome vueltas por la mente durante bastante. Desde ya ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODAS LAS BELLEZAS QUÉ ME LEÉIS! Y ahora sin entreteneros más, aquí el cap uno…

Capítulo Uno.

POV’s Sebastián:

-Joven Sebastián, hay alguien qué le busca aquí afuera…-me dijo mi mayordomo, entrando con cautela en mi habitación.

-Te dije que no quería ver a nadie, Tanaka. Largo de aquí.-dije cortante, volviéndome de nuevo hacia aquel escrito, lleno de odio y rabia.

-Lo siento, joven…él dijo que no se iría hasta haberle visto.-dijo Tanaka y me volví bruscamente.

-¿Él?-pregunté, y de nuevo un par de ojos azul zafiro vinieron a mi mente.

-Sí, joven. Es un caballero.-me dijo, confuso ante mi reacción.

Sin esperar a que me dijera algo más, me levanté del escritorio y lo pasé de largo, bajando de forma precipitada las escaleras. Mi corazón latía con frenesí: Estaba seguro de que era él, tenía que ser él. Él… Vincent, mí amado Vincent. Llegué a la puerta sin aliento y la abrí de un tirón y justamente delante de mí apareció él, con sus enormes ojos azules enrojecidos y mi emoción fue reemplazada por ira: Yo sabía quién la había causado ésas lágrimas de dolor.

-Sebastián…-susurró y se arrojó a mis brazos, echándose a llorar sin control. Lo apreté lo más que pude, aunque claro su  barriga ya no me dejaba. Sólo tenía siete meses pero parecía a punto de estallar.

-Calma, Vincent. Yo estoy aquí y no voy a dejarte.-le dije, depositando un beso en su hermoso cabello azul marino, que siempre olía a vainilla.

Lo arrastré dentro de la casa, ayudándole a sentarse con cuidado en uno de los sofás. Siguió llorando un rato más y yo me quedé ahí consolándolo: Como siempre. Se separó de mí y me miró fijamente.

-Tienes qué dejarlo, Vincent. Ése imbécil sólo está haciéndote daño.-le dije firme, sintiendo de nuevo la ira calcinarme las venas.

-Lo sé. Yo…creí que podría cambiar, creí que en verdad le importaba yo y el bebé. Pero él no cambiará nunca, Claude siempre va a hacerme daño. Y yo ya no quiero eso.-dijo, acariciándose su hinchado vientre.

Fruncí el ceño. Sabía que la criatura en su vientre no tenía para nada la culpa, pero…aún me molestaba que fuera la semilla de Claude la que Vincent llevaba en su vientre, y no la mía como muchas veces había imaginado. “No seas imbécil, es tarde para eso” pensé sacudiendo la cabeza.

-No te volveré a dejar irte con él, Vincent. Y lo digo muy en serio.-le dije serio, sabiendo cómo siempre después de decir qué iba a dejarlo él volvía tras él.

-No tengo intenciones de hacerlo. No después de qué…-bajó la mirada y supe qué algo andaba mal. Más mal que las veces anteriores.

Lo observé con mucho detenimiento, buscando qué más podría haberle hecho Claude y lo vi: Tenía sus manos marcadas en púrpura alrededor de sus muñecas, sin mencionar que parecían subir a lo largo de sus brazos pero el suéter parecía cubrir el resto. Y no sólo eso, también había ésas mismas marcas en su cuello.

-¡Te ha golpeado!-estallé, y él se sobresaltó. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas-Lo mataré, Vincent.-Te juro por lo que sea que ése hijo de puta…

-Por favor…no. Ya no quiero pensar en eso Sebastián, ya no quiero pensar en Claude ni en todo lo qué ha pasado en los últimos meses. Ya no.-dijo rodeándose el cuerpo con sus brazos y nunca me había parecido tan vulnerable.

-Te ha golpeado, Vincent. No sé si tú se lo vas a dejar pasar, pero yo no. Llamaré a la policía para se pudra en la cárcel como la escoria que es…

-Por favor Sebastián…te lo suplico.-me detuvo de la muñeca y me miró directamente con ésos ojos del color del mar, turbios y profundos que desarmaban incluso mi coraza más dura.

-¿Por qué sigues defendiéndolo, Vincent? ¿Por qué? Cuando…sólo te ha hecho daño.-dije, dejándome caer a su lado derrotado.

-Porque a pesar de todo…yo no soy capaz de hacérselo a él. Sigue siendo el padre de mi hijo, Sebastián.-dijo suavemente, acariciándome la mejilla y haciendo estremecer a todo mí ser.

Apreté la mandíbula. “Sí, créeme que lo sé” pensé, echándole otra ojeada al vientre. No quería odiar a un ser inocente, pero…era tan difícil no odiar cualquier cosa que proviniera del peor de tus en enemigos aún cuando ése algo era una vida que ni siquiera terminaba de llegar al mundo.

-Quiero ayudarte, Vincent. Y sabes qué…lo que te dije aquel día, sigue en pie.-le dije, mirándolo a los ojos y apretando su mano aún más contra mi rostro.

Él  apretó los labios y bajó la mirada, juntando las cejas con tal concentración que seguía provocándome la misma ternura que como la primera vez que lo vi.

-No podría pedirte tal cosa, Sebastián. Yo…bueno, mi familia me echó y realmente no tengo nada. Pero tú aún tienes a tus padres, tienes una vida por delante y jamás te pediría truncar todo eso para estar conmigo y hacerte cargo del bebé de otro. Es lo más egoísta que podría hacer.-dijo él, soltando un par de lágrimas y acariciando más mi mejilla.

-No seas tonto, Vincent. Tú mejor que nadie sabes qué…mis padres no significan nada para mí ni yo para ellos. Además de que la única vida que quiero y siempre querré, será a tu lado…-finalmente lo estaba haciendo: Confesándole los sentimientos que siempre había tenido por él.

Él me miró parpadeando con sorpresa por un segundo, pero luego sus ojos se dulcificaron y volvieron a llenarse de lágrimas. No eran dolorosas, sino que parecían tener otro significado.

-Sebby…-dijo esbozando una pequeña sonrisa y pegando su frente a la mía.

-Te amo, Vincent. Siempre lo he hecho y siempre lo haré. No me importa nada más, mientras pueda estar a tu lado y cuidarte. Sólo…dame una oportunidad Vincent, y te juro que jamás te fallaré.-le dije, embriagándome con su olor tan dulce.

-P-Pero el bebé…

-Eso no importa. Yo…buscaré un trabajo, lo cuidaremos juntos y saldremos adelante. Te lo prometo, yo querré a ése bebé por ser una parte de ti y trataré de ser un padre y…

Sus labios me silenciaron con dulzura. Primero me quedé en shock, con los ojos abiertos como platos…pero luego me perdí en la calidez de ésos labios suaves y con sabor a miel. Todo dentro de mí pareció estallar, el amor que sentía por él se disparó en mis venas finalmente consumado por aquel beso que tantas veces se había perdido y finalmente se había encontrado. Sonreí al sentir como sus lágrimas se mezclaban en los labios de ambos, porque a pesar de lo saladas que eran también representaban la alegría.

-Te amo, Sebastián.-susurró-Ojalá fueras tú el padre de este bebé.

-Lo seré, Vincent. Si en verdad lo deseas…lo seré en tu corazón.-le dije tomando mi rostro entre mis manos.

-Pues no mientras yo viva.-dijo una voz fría tras nosotros.

Me levanté de prisa y Vincent se escondió tras de mí al darnos cuenta de quién se trataba. Delante de nosotros estaba un Claude con el rostro más sombrío que lo hubiese visto jamás, la sonrisa más diabólica y los ojos más dorados y brillantes que nunca. Despedía olor a alcohol…y supe qué estábamos en peligro. Podía sentir como Vincent temblaba como una hoja atrás de mí, clavándome sus finas uñas en el brazo de puro terror. “Yo te protegeré, Vincent…no dejaré que éste cabrón vuelva a ponerte la mano encima” pensé con firmeza, sintiendo la ira quemarme el pecho y deseando causarle tanto daño a Claude como él se lo había hecho a él.

-Apestas a alcohol, Claude. Mejor lárgate antes de qué…

-¿Antes de qué? ¿De qué te folles a mi novio? Eres patético, Sebastián.-se burló, torciendo más aquella asquerosa mueca en su rostro.

-Claude, por favor…-pidió Vincent, pero incluso su voz temblaba de miedo.

-¡Tú cierra la boca puta! Ni porque estás embarazado dejas de andar cogiendo con cualquiera que se te pone enfrente…pues ¿Sabes algo? ¡Eres mi perra y yo no dejo qué…!-lo golpeé antes de que terminara la frase, no pude contenerme.

-¡Cierra la boca, maldito bastardo! ¡La única puta aquí eres tú!-rugí, sintiendo todo mi cuerpo temblar de pura furia.

Él se limpió la sangre de la boca y se rió…el alcohol no lo dejaba pensar, ni siquiera sentir dolor. Vincent soltó un gemido detrás de mí, cubriéndose la boca.

-Vincent, vete de aquí…esto no les hace bien ni a ti ni al bebé.-le dije, sin volverla a ver. En mi estado, no era lo más sensato.

-Pero Sebastián…-empezó ella, volviendo a tomarme del brazo.

-Por favor, Vincent…hazme caso. De éste imbécil me encargo yo.-le dije apartando su agarre.

-¿Un bastardo hijo de papi como tú? ¡Ja! No me hagas reír, Sebastián. Pero está bien, me divertiré un rato contigo…y tú, perra…no te olvidarás de quién es Claude.-le dijo y sus palabras me revolvieron el estómago.

Justo antes de que pudiera reaccionar, Claude se abalanzó sobre mí con fuerza tumbándome al suelo y no tuve tiempo siquiera de parpadear porque su puño estaba impactando mi cara con una fuerza atroz. El dolor se extendió por todo mi cuerpo como una bala. Sentí el olor a sangre que no podía ser otra que mía.

-¡No, Claude! ¡Por favor déjalo que lo vas a matar! ¡Lo vas a matar! ¡Suéltalo! ¡Suéltalo!-chillaba Vincent, y alcancé a ver cómo intentaba apartarlo y él lo empujaba a un lado, haciéndolo golpearse.

-¡Maldijo hijo de puta!-grité encolerizado, invirtiendo las cartas: Ahora era yo el que le daba de puñetazos en toda la cara, sintiéndome realmente complacido de ver su nariz chorreando sangre y mis nudillos mancharse de carmín.

En medio de los golpes, escuché su risa y luego…luego algo filoso se clavó en mi costado. Dejé escapar un gemido.

-¡NO!-chilló Vincent, cubriéndose la boca con la mano y su rostro contraído por el dolor.

-Mi…erda…-dije, cayendo a un lado y sujetándome con fuerza el costado de dónde salía sangre a borbotones. Claude seguía en el suelo riéndose.

-¡¿Sebastián?! ¡Sebastián! ¡Por favor no te vayas! ¡No me dejes! ¡Sebastián! ¡Tengo miedo, por favor no…!-decía Vincent, tomándome con fuerza por los hombros pero mi visión empezaba a hacerse negra en los bordes.

-Vincent…vete…huye…por favor…-le dije, siendo consciente de que ambos estábamos en un gran peligro con Claude aún consciente.

-No te dejaré… ¿Me has oído? ¡No te dejaré nunca! Te amo, Sebby, por favor no me dejes… ¡No me dejes!-suplicaba, pero su voz cada vez se hacía más lejana y mi cuerpo demasiado pesado.

Vi como una mano manchada de sangre lo tomaba del cabello y lo hacía a un lado. Intenté detenerlo, pero el más mínimo movimiento…me costaba demasiado. Vi un par de ojos dorados, brillantes con odio y crueldad acercarse a mí.

-Jamás tendrás a Vincent…jamás.-me susurró al oído y vi su puño avanzar a hacia mi cara. No sentí el impacto, sino hasta que el dolor se extendió por toda mi nariz.

-¡No, Claude! ¡Por favor, déjame! ¡Sebastián! ¡Sebastián, ayúdame!-decía su voz llena de histeria, pero sonaba tan lejos…

-Vincent…-fue lo último que dije, antes de dejarme caer en la inconsciencia.

Notas finales:

V-Vale, al menos lo intenté *w* Sé qué la historia por ahora es algo confusa pero no dudéis en preguntarme si tenéis alguna duda… ¿Review?:$ Si tengo al menos un review continúo, sino lo dejo por la paz y me regreso a hacer spam a la sección de Death Note XD ¡Os quiero! Y no sean malitos, al menos para criticarme escríbanme:33 ¡Un besazo! Y mis más sinceras disculpas a quiénes he dejado perturbados con ése VincentxSebastián y ClaudexVincent XD


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